El despertador retumbaba en la oscuridad de mi habitación. Eran las 6 a.m. Después de dos semanas de receso me deslice con pereza entre las sabanas para sentarme en el borde de la cama y apagar el despertador con un golpe. Hoy era el día que me reincorporaba a la oficina, una nueva pila de casos deben estar esperándome en mi escritorio junto a mi secretario… supongo que mi regreso será el fin de la tranquilidad entre las oficinas de los tribunales.
A pesar de que todavía hacia frio a estas horas de la madrugada decidí darme un baño. Entraba a la ducha mientras recapitulaba si tenía algún pendiente antes de tomara mi licencia. Pero no era el caso, si mal lo recordaba había dejado todo listo para así disfrutar mis días de descanso con Rin y Len sin que nadie me estuviera llamando para… ¡Cierto! Ahora lo recordaba. No había iniciado ni mi primer día de receso cuando me llamo mi… se-cre-ta-rio. Le había dicho estrictamente que no quería recibir ni una llamada en esas dos semanas, ¿Y qué hace? ¡DOS LLAMADAS! Seguramente debe estar temiendo mi aparición ahora…
Tras secar mi cabello me puse la bata para ir a la cocina y preparar el desayuno. Pase junto a las puertas de mis sobrinos notando que todavía no se habían levantado. Eran las 6:40, debería ir despertándolos para que se preparen pero Len ayer tenía inicios de fiebre asi que decidí que sería mejor dejarlos descansar un poco más. Entre a la cocina y puse a calentar la leche mientras encendía la cafetera. Siendo justa, solo debí molestarme por la primera llamada de mi secretario. Si bien podría haber salido de mi licencia por cualquier asunto de suma importancia, no se me especifico cual era el motivo para pedir una entrevista conmigo. Si no son capaces de explicar sus motivos no me quedaba más que dejarlos que esperasen a que acabar mi receso. ¿Pero qué es lo que necesitaría la policía de mí?
– ¡Ay! – Casi se me rebalsaba la leche.
Apagaba la hornalla mientras servía la leche en las tazas favoritas de mis sobrinos. En fin, supongo que en algún momento del día harán su aparición. Subi por las escaleras para despertar a mis sobrinos.
– Rin. – dije golpeando su puerta. – El desayuno es servido, baja por favor.
Me acerque a la puerta de Len.
– Len. – golpee la puerta mientras lo llamaba – ¿Puedo pasar?
– Si… – Una leve respuesta. Mala señal.
Entre en la penumbra de la habitación hasta encender la luz. Mientras Len se acomodaba en el respaldo de la cama podía oír el sonido de la ducha. Era extraño, sentía mucho frio en el ambiente.
– ¿Cómo te encuentras Len? – pregunte mientras me acercaba.
– Me duele la garganta... – pronuncio arrastrando las palabras, mostrando una expresión de pena mientras se tocaba el cuello.
– Ahí Len… – suspire mientras tocaba su frente, de repente una brisa fría se deslizaba entre nosotros. Voltee la cabeza hasta encontrar su origen – Pero claro que te va a doler la garganta si duermes con la ventana abierta. – dije antes de acercarme a la ventana y cerrarla. Cerca del baño se escuchaba con perfección que Rin se estaba duchando.
– Tenía calor… – pronunciaba con dificultad en su defensa. Por querer aliviar un poco su temperatura ahora se había enfermado.
– Rin, ¿Te estás bañando? El desayuno ya está servido. – dije golpeando la puerta del baño.
No había respuesta. Golpee nuevamente la puerta.
– ¿Rin?
– ¡Ya casi termino! – respondió al fin, gritando desde la ducha.
– No tardes o tu desayuno se enfriara.
– ¡Okey! – otra vez se había tardado en responder.
– Y tú. – dije señalando a mi enfermo sobrino – Tal parece que cumpliste tu intención. Te traeré el desayuno aquí, asi que no te levantes.
Len solo negó con la cabeza. Salí del cuarto para dirigirme a la cocina. La fragancia del café se deslizaba por las escaleras mientras yo descendía por ella. Al entrar, coloque que en la mesa lo necesario para desayunar. Colocaba la taza con forma de perrito dálmata en una bandeja junto a la medicación necesario para llevarle su desayuno a Len, si no permitía que se levantara de la cama mucho menos dejaría que fuese hoy a la escuela. Me disponía a subir las escaleras cuando…
– ¡Len, te dije que no te levantaras! – exclame viendo a mi sobrino entrando a la cocina con su bata color celeste y estampado de bananas, teniendo una bufanda amarilla atada al cuello.
– Odio estar en cama… – decía mientras tomaba asiento.
– Ah… – suspire resignada. Si había algo que destacaba a Len era ser activo, detestaba estar quieto por lo que buscaba cualquier motivo para evitar mantenerse pasivo – Esta bien. – dije colocando su taza frente a él. – Pero aun así no te salvaras de estar en reposo. – él solo asintió.
Me senté en la mesa tras servirme mi taza de café. Con Len sin ganas de hablar por su garganta y Rin todavía alistándose el desayuno era silencioso.
– Recuerdas lo que hablamos ayer, ¿Verdad? – comente mientras tomaba mi café – Si vas a quedarte en casa reposando Rin te cuidara y me avisara cualquier cosa que suceda, aunque no lo quieras. – dije en tono amenazador, con lo hiperactivo que es Len de seguro buscaría alguna escusa para levantarse de cama y entrenar.
– Okey… – pronunció por lo bajo cerrando los ojos resignados.
– Hablando de tu hermana, ¿Por qué no ha bajado todavía? – Len solo subió los hombros para responderme – Se le enfriara su taza, subiré para…
De repente mi celular sonó en el bolsillo de mi bata. En la pantalla figuraba el nombre de… de alguien que morirá…
Atendí la llamada.
– Di-Gá… – dije tratando de contener mi rabia. No había ni acabado de desayunar que mi secretario ya estaba llamando.
– Bue-buenos… días, jueza Magane.
– Serian buenos, si pudiera terminar mi desayuno tranquila… – se podía escuchar del otro lado de la bocina como mi secretario traga su saliva – Ve al punto y dime que sucede.
– Ve-vera… ¿recuerda él motivo por el cual… la llame la última vez? – dijo, inseguro al finalizar la oración.
– ¿No me dirás que estas llamando…? – mire el reloj de mi muñeca – ¿… a las 7:10 solo para decirme que aquellos oficiales están esperándome?
– No… – respondió, para sorpresa mía. Me extrañaba que no fuese ese el motivo, ¿A no ser que…?
– ¿Es por el caso Kamui? – dije con más seriedad por el tema.
– Así es… acabo de recibir un comunicado del Supremo Juez negándole el caso, él mismo lo presidirá.
– Salgo para allá. – dije colgando y dando un último sorbo a mi café – Lo siento Len pero tengo que marcharme en seguida. Por favor, trata de mantenerte en reposo por tu bien, ¿Si? – deje acariciando su mejilla.
Luego de que Len me respondiera asintiendo subí rápidamente a cambiarme. Sabía que el Supremo Juez no me daría el caso por mi relación con la mafia Kamui; era perfecto, todo marchaba como lo había planeado. Ahora me toca sacar mi jugada.
Tras ponerme mi traje y peinado mi cabello, salí de mi cuarto para dirigirme al de Rin.
– Rin… – toque la puerta esperando que ya haya salido del baño y este vistiéndose – Tengo que irme temprano, te quedaras a cuidar a tu hermano como acordamos. Recuerda llamarme si necesitan algo.
– Esta bien.
– Y por favor abrígate que está fresco. Nos vemos a la noche.
– Esta bien. – volvió a responder.
Baje por las escaleras topándome con Len en la entrada.
– Ya me marcho. Cualquier cosa que necesiten no duden en llamarme. – dije dejando un beso en la frente de Len.
– Okey… – respondió con suavidad.
Luego de despedirme me marche para los tribunales.
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Tras la partida de Lily cerré con llave la puerta. A pesar de que todavía estamos a mediados de invierno el dia de hoy no estaba lo suficientemente fresco como para usar esta bufanda. Subia por las escaleras mientras me despojaba dicha prenda antes de entrar a mi habitación. Sentándome frente a mi espejo, tome el peine de mi mesita y me dispuse a arreglar mi alborotado cabello. A medida que mi peinado retomaba su forma, observaba mi reflejo hasta finalmente reconocerme.
– Agradece que somos gemelos Len. – solte al aire poniéndome la traba para sostener mi flequillo. – Sino Lily no me hubara creído que eras tú.
El simio karateka no había regresado desde anoche. Como Lily no se levantaba hasta las 6 a.m., programe mi despertador para que me despertara unos minutos antes y pudiera cerciorarme de que mi necio hermano haya regresado. Fue un milagro que esta mañana Lily no entrara a las habitaciones para despertarnos. Al escuchar los pasos de ella bajando por las escaleras me apresure en tomar el lugar de Len y plantearme una cuartada. Comencé poniéndome los piyamas azules de mi hermano y frote mi cabello contra su almohada para que se parecieran a sus matutinos mechones sueltos. Como es habitual en sus salidas, Len había dejado su celular apagado debajo de su almohada. Grabe dos respuestas que pudieran ser neutrales a cualquier pregunta que hiciera mi tía en mi celular y los dejé como tonos de mensaje y llamada sobre el inodoro tras dejar la ducha abierta y entre a la habitación. Teniendo su celular en mi mano, me acosté en su cama y rogué a que Lily creyera mi teatro.
Una vez ella toco la puerta, trate de ocultar mi tierna voz angelical para imitar su chillón aullido de simio junto a una voz ronca. Había funcionado, cuando ella entro creyó que era Len. Prosiguiendo con mi actuación, cuando Lily llamo por mí tocando la puerta del baño marque a mi numero para que se reprodujera el tono de “Ya casi termino” y le envié un mensaje de texto para afirmar un “Okey”.
Conociendo a mi familia, Lily no dejaría que Len se levantara de cama y traería el desayuno a su cuarto. Debía hallar una forma en que la hiperactiva personalidad de Len encajara en la escena asi que me levante, cerré la llave de la ducha, reconfiguré mi celular con nuevas respuestas colocándolo sobre mí cama, trabe la puerta de mi habitación desde dentro y me puse la ñoña bata de bananas de Len junto a una bufanda amarilla para proseguir con mi farsa.
“Odio estar en cama”, dije ante el regaño de Lily. Tome asiento en la mesa y desayune con la taza de Len a pesar de que quería mi taza con forma de oso peluche y liston azul. El desayuno trasncurrio tranquilo al limitar mis respuestas a simples expresiones mudas para evitar revelarme por descuido. Lo que sucedió a continuación fue un conveniente milagro. Justo cuando pensé que corría el riesgo de ser descubierta, el secretario de mi tía hizo una llamada… sin duda será recompensado en el paraíso luego de ser asesinado por ella.Tras oír la conversación de Lily, su pronta partida y prometerle que yo, “Len”, sería un “niño” bueno, seguí a mi tía hasta los pies de la escalera para escuchar su conversación con “Rin”. El corazón casi se me detuvo al darme cuenta que realice dos llamadas pero para mi suerte Lily lo paso por desapercibida y se marcho convencida de mi pequeña obra.
Ya vestida, me puse a debatir que hacer mientras secaba el baño. Tenía la autorización de mi tutora para faltar a clases y cuidar a mi hermano, pero él no estaba. Esta era la primera vez que Len no regresaba antes de que Lily se despertara. Sin su celular, ni la remota idea de adonde se marcho yo no podía hacer nada mas que esperar… Aunque… ¿Estaría bien que me quedase? Anoche Len me reprocho por mi escasa, nula, vida social… ¿Qué deberia hacer? ¿Desobedecería a Lily y me iría por allí a tener una vida como Len? ¿Qué haría mi hermano en sus fugas? ¿Exprimirá hasta la última gota de diversión?
– Ah… – suspire confundida.
No importara que decidiera hacer hoy me encontraba sola, todo el mundo se hallaba en la escuela: las chicas con quienes me divierto platicando, el simpático nuevo amigo de Len, mi compañero Oliver. Solo quedamos yo y mi arte, el ya… ¡Un momento, ya sé que puedo hacer hoy para entretenerme! Dirigi mi vista a mi estante, hallando la solución a mi tedio.
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Avanzaba, a como podía, por el salón de oficinas para dirigirme a mi escritorio. Más al fondo de la habitación, podía divisar una cabellera rosada en frente de la pizarra, analizando el esquema que habíamos armado sobre CV01. Antes de acercarme junto a Luka me detuvo un momento en mi cajón para sacar mi paquete de cigarrillos. Mi escritorio era un desastre, notas adhesivas por doquier, informes sin terminar de escribir, vasos descartables de cafés. A diferencia de mi campo de guerra el escritorio de Luka se encontraba impecable. Solo un poco desordenado por los informes que debemos escribir en cuanto a los operativos realizados para atrapar a CV01, cada uno de ellos sin resultados, sin mencionar los reportes por escribir sobre sus asesinatos. Sin duda, Luka y yo nos encontrábamos atados de manos por culpa de CV01.
Tome una de las fotografías que había junto a mi monitor. Hacía años atrás, estas situaciones de compromiso con el deber armaban escenas de conflicto con mi esposa, mejor dicho mi EX-esposa. Varias noches seguidas sin volver a casa acabaron con un matrimonio de 5 años, ahora que ya no vivo con mi ex-mujer a las única persona a la cual debo rendirle cuentas, además de mis superiores, es a mi hijo.
Aunque mantener las horas de trabaja y participar en el crecimiento de mi hijo me era difícil no iba a rendirme, ya había fallado como esposo y no iba a repetir este camino con mi deber de padre. Quizás esa es la razón por la cual Luka puede estabilizarse. Deje el cuadro devuelta en su lugar. Si bien la diferencia en cuanto al orden entre nuestros escritorios era notoria, había algo en el mío que no poseía el de Luka. Fotos. Si mal lo recordaba, los únicos miembros de la familia Megurine que quedaban eran Luka y su hermano Luki, quien tiene su vida hecha en América. Aunque todavía es joven como para hablar de familia, no ha comentado nada acerca de un novio o alguien en su vida desde el punto de vista sentimental. Creía que el convivir con ese niño Oliver la haría reconsiderar sobre su sendero de soledad pero desafortunadamente desde que nos asignaron a nosotros dos el caso CV01 hemos estado más tiempo en la estación o en las calles que en nuestras casas, especialmente Luka que se ha obsesionado con atrapar a la chica. Que mujer… si sigue dedicándose enteramente al trabajo el único hombre que desposara será al próximo criminal que meta en una celda.
– Buenos días. – dije acercándome.
– Igualmente. – dijo sin despegar la vista del pizarrón.
– ¿Hallaste algún dato o algo?
– Quizás, pero tengo mis dudas…
Le di una ojeada al esquema a pesar de conocerlo de memoria. Una foto de una silueta anónima con la leyenda de CV01, junto a los datos “mujer” y “cabello aguamarina”, encabezaban la pizarra. Debajo de ella se desprendían siete flechas que señalaban fotografías de seis sujetos: Su primera víctima fue un presidente de una agencia de seguros estafadoras, días después asesinó a un ex-senador tachado de corrupto. A la semana posterior nos notificaron sobre la muerte de un presidente de una selección de futbol; a él le siguieron la misma semana un aclamado novelista anónimo, asfixiado con una soga en su casa, y a un medico director de una clínica privada, al cual habían sedado y luego desangrada hasta morir en su despacho. A la semana siguiente fueron una restaurantera, degollada y calcinada en su propio restaurante mientras se incendiaba, y un arzobispo, empujado desde el campanario de su catedral al vacio.
Luego de que CV01 había asesinado a la vicepresidente de una compañía, armamos un operativo en el museo anoche guiándonos por la pista de las Joyas de Sweet Ann, pero no nos habíamos esperado que atacara de nuevo mientras estuviésemos allí.
– Por cierto Luka, ¿No has visto a Haku?
– Aquí estoy Dell. – decía mientras se aparecía junto a mi y me palmeaba en abdomen.
– ¡Aughhh!
– Oops… perdón, me olvide. – decía mientras se reía levemente junto a Luka – ¿Le importa si lo agrego?
– Adelante. – dijo Luka.
Aunque no me entusiasmaba mucho la idea debía admitir que tener a mi hermana acompañándonos en el caso nos quitaba un poco el peso en nuestros hombros. Después de que nos informaron sobre el nuevo asesinato de CV01, mi hermana se ofreció a investigarlo junto con supervisar el peinado del museo al ver que nosotros “ya habíamos recibido bastante por una noche”. Haku agregaba tres imágenes a la pizarra a la altura de la cabecera. Con una línea de puntos, relacionaba la imagen de CV01 con la de CV02 mientras escribía debajo de las tres nuevas imágenes el dato “Joyas S.A.”
– Muy bien. – dijo Haku – Luego de tomar los testimonios de los oficiales, se afirma el haber visto escapar a CV02 junto a Yoru durante su persecución en la primera planta del museo hasta luego desaparecer tras una pared. Según el curador del museo, ambos ladrones pudieron tomar el túnel secreto que conectaba con la Sala de Vigilancia en el sótano, lo que confirmaría el testimonio de los oficiales que se encontraban allí sobre ver fugazmente a dos individuos, uno rubio y otro peliazul, abrir una sección de la pared y lanzar unos objetos momentos antes de que se desmayaran por la inhalación del gas somnífero. Presumo que después de esto ambos debieron escapar aprovechando la confusión creada por la activación de las alarmas; pero es aquí donde hayo algo que me desconcierta.
– ¿Qué cosa? – pregunto Luka.
– Próxima a la Sala de Vigilancia se encuentra el pasillo que lleva a la bóveda del museo y aunque envié a unos oficiales para comprobar la situación allí abajo les tomo un tiempo al grupo llegar a la Sala, dándoles a ambos el suficiente como para intentar robar la tiara. Pero no se ha detectado ni una huella o intento de forzado sobre la puerta de la bóveda.
– Tal vez desistieron de robar dado que les pisábamos los talones. – acote a la explicación.
– Seria la primera vez, hasta ahora ninguno de los dos había fallado en robar su objetivo a pesar de la circunstancias. Si bien nunca nos enteramos de CV02 hasta después de que ha hecho su robo, Yoru se las ingenia para realizar su objetivo aun con un edificio llena de oficiales. Pero si su objetivo era robar la tiara no dudo que volverán intentarlo, y conociendo a Yoru estoy segura de que lo hará durante la apertura de la exposición.
– Para nuestra desgracia. – dije desanimado por la posibilidad.
Según las advertencias del curador, a partir de hoy, dentro de dos días se abriría la exposición en el museo con una gran cena donde asistirá la clase social más alta junto con las personas más influyentes de la ciudad. Era un evento social done la presencia de la policía arruinaría la velada por lo que solo tenemos autorización para montar guardia en el museo entre hoy y mañana para atrapar a ambos sujetos.
– A diferencia de CV02, Yoru es muy presumido y no se resistiría a robar una joya a la vista directa de un público. Hay que hallar la forma de convencer a Mizki para que nos permita asistir al evento.
– Hablaremos luego con ella. – aseguró Luka – Que me dices sobre el tercer sujeto, al que me enfrente.
– Después de recuperar la patrulla que utilizo para escapar. una minuciosa búsqueda sobre huellas, fibras y ADN en el vehículo determino que no hallo nada.
– ¿Nada? – dijimos decepcionados Luka y yo al unisonó.
– Nada. Tampoco ha habido algún reporte sobre un ladrón con las características de este sujeto. Es un personaje nuevo en esta historia.
– ¿Qué hay sobre la ultima victima?
– ¿Creen en las coincidencias?… – decía mientras agregaba otra imagen junto a las siete víctimas de CV01 – Nuestra octava víctima salía de un club a las 3 am cuando al encender el motor de su auto, el vehículo exploto. Ella, incluyendo a dos acompañantes, murieron al instante.
Explosión de auto…
– ¿Y cuál es la coincidencia? – pregunto Luka.
– Resulta ser que ella no solo era la famosísima arquitecta que diseño el museo donde estuvimos anoche, sino que, junto a las demás victimas, tiene un antecedente sospecho vinculado a sus beneficios. Hace unos años cuando se lanzo el proyecto de construcción del museo, se llamo a una convocatoria para la presentación de un modelo en donde participo nuestras victima con sus planos. Dado que la arquitecta ya tenía cierto renombre para la época, la comisión organizada para la selección del modelo escogió directamente su trabajo alegando que era una innovación a su estilo habitual. A medida que avanzaba la construcción, otro arquitecto declaro que el diseño no era totalmente de ella sino que era un trabajo en el cual él colaboro como compañero de la arquitecta en sus años universitarios; aunque era la palabra de uno contra él otro lamentablemente nunca se llego a saber si eran ciertas o no las acusaciones debido a que el sujeto falleció a los días en un accidente de tráfico.
– Es igual que las demás victimas. – dije acercándome a la pizarra – El agente de seguros y el médico tenían demandas en su contra por estafa y negligencia, correspondientemente. El senador corrupto y el sacerdote pedófilo eran investigados por periodistas. El futbolista y la vicepresidenta progresaron y se mantuvieron arriba en sus carreras. La restaurantera entraba constantemente en fuertes discusiones con su chef principal. Y ahora nuestra arquitecta junto al novelista eran acusados de plagio por sus respectivos creadores. Cada uno de ellos eliminó obstáculos y molestias en sus caminos con asesinatos y desapariciones.
– Todo gracias a los servicios de un asesino.
– Y no creo que sea coincidencia que todos ellos hallan contratados sicarios para ahora ser asechados por un asesino en común. – comento Luka – Es demasiado obvio que CV01 trabajo en todos esos casos pero no tenemos nada solido que lo demuestre ya que los “servicios” que pagaron nuestras victimas hasta ahora son considerados muertes accidentales o bien sus enemigos hasta la fecha siguen desaparecidos.
– Considerando esto sería inútil ver los archivos de CV01. – explique – Si mal lo recuerdo todos los casos que figuran allí son aquellos en donde hemos encontrado una vinculación directa con ella ya han sido asesinatos a sueldo donde hemos logrado descubrir a varios de sus contratistas que revelaron pedir los servicios de ella o bien sus tarjetas de presentación en las escenas.
– Sin embargo no lo entiendo, – exclamo Haku – ¿Por qué hay asesinatos en los cuales ella se responsabiliza de realizarlos y en otros en los que no?
– Debe haber algo que ignoramos. – dijo Luka – Haku, ¿Por casualidad los amigos de la ultima victima notaron algo diferente en ella? ¿Quiénes eran las personas que fallecieron junto a ella?
– De hecho, si. Cuando interrogue a sus amistades en la fiesta acerca de la victima afirmaron que hacia unas semanas la notaron nerviosa y un tanto aislada. Además, cuando pregunte por las dos personas que fallecieron con ella sus amigos negaron conocerlas y que no se separaban nunca de la arquitecta.
– Entiendo… Dell, Haku. ¿Quieren acompañarme a comprar café?
¿A comprar café?
– Pero tenemos una máquina expendedora aquí, además hay una cafetera en la cocina.
– Pero yo quiero comprar cafés. – dijo insistente Luka – Acompáñenme, yo invito si quieren.
– Bueno, esta bien. ¿Tú tienes problemas con esto Haku? – ella negó con la cabeza.
Salimos de la jefatura hacia la calle. Las ráfagas de la ciudad erizaban los vellos de la piel por lo que tuve que subir los pliegues de mi chaqueta para cubrirme del frio, Haku frotaba sus manos para calentarse debido a la diferencia de temperatura entre dentro y fuera de la estación. Los viento fuertes y el andar de los vehículos hacían imposible no escuchar otra cosa que no sea los bocinazos de los autos. Mientras esperábamos al cambio de semáforo, Luka se acerco para que pudiéramos escucharla.
– Creo que hay un soplón en la estación.
¡¿Es una broma?! Mire a Haku notando su sorpresa. Solo a Luka se le ocurriría una idea tan paranoica. Entramos a la cafetería para sentarnos en una mesa apartadas en el fondo del local. Luego de que Luka pidiera los cafés esperamos a que diera su explicación.
– Supongo que entenderán la razón de venir aquí.
– Pero no la razón de tu sospecha.
– Bien. Mientras investigaba las actividades de las victimas para alguna conexión entre ellas surgió el enlace que buscaba. Luego de que CV01 asesinara al agente de seguros, las personas de su lista de eliminación siguieron con sus vidas cotidianas de manera normal. Sin embargo, luego de la muerte del ex-senador todas ellas cambiaron de manera drástica en sus rutinas. Tanto el escritor como la restaurantera, el arzobispo y el presiente de la selección se aislaron del público a su modo: el escritor, a pesar de no ser reconocido públicamente, se volvió un ermitaño que solo se relacionaba con su editor; la restaurantera se tomo unas repentinas vacaciones en un lugar apartado y le dejo provisoria mente el manejo de su negocio a su chef principal; asi también, el ex-futbolista comunicaba sus decisiones a su selección de manera telefónica por medio de su secretaria; por último, el arzobispo se aisló dentro de la iglesia dejando que los sacerdotes presidan las ceremonias.
– ¿Y qué pasa con los demás? – preguntó Haku – ¿Qué encontraste sobre ellos?
– Fueron más confiados. Continuaron con sus actividades teniendo como incentivo el aumentar su seguridad: El médico y la vicepresidenta pidieron aumentar el número de vigilantes en su clínica y empresa a una agencia de seguridad así como contratar un servicio privado para sus domicilios. Sin embargo estamos hablando de un asesino profesional, CV01 pudo fácilmente burlar a los guardias de seguridad y lograr colarse en las oficinas para asesinarlos.
– Teniendo en cuenta esto las personas que murieron con la arquitecta podrían ser posiblemente guardaespaldas contratados. No es una coincidencia que todas las victimas se hayan desviado de sus rutinas al mismo tiempo, sabían que CV01 los buscarían y los asesinarían por lo que trataron de ocultarse o protegerse de ella.
– Y ninguno tuvo éxito. El arzobispo era fácil de localizar así como el ex-futbolista y el escritor, rastreados a través de su secretaria y el editor. La restaurantera desgraciadamente tenía que volver debido a que su restaurante fue destrozado, posiblemente por CV01 para atraerla.
– Ahora entiendo porque sospecho que puede haber un soplón. – comente para incorporarme al debate – Aunque solo nosotros tres investigamos los ataques de CV01, nuestras seccional es la única de la ciudad que sabe sobre su regreso y nuestros compañeras están obligados por Mizki y los de arriba a mantenerlo en secreto por el momento.
– Exacto, pero eso no es lo único que me desconcierta. No solo tenemos que tener en cuenta que alguien esta infiltrando información sino que también lo hace a personas exclusivas.
¡Entonces…!
– ¡Espera un momento Luka! ¿Lo que estas tratando de decir es que no solo hay un traidor entre nuestros compañeros sino que también es alguien que sabe sobre los tratos entre las víctimas y CV01? – Luka asintió.
– Esa persona debió alertarlas sobre las intenciones de CV01 tras el segundo asesinato.
– Entonces… – pronuncio Haku insegura – Esa persona no solo puede saber quiénes son las victimas… ¿sino que también puede saber quién es CV01?
Luka no respondió, para ella de seguro esa ya era una pregunta retorica. Todos nos quedamos callados para intentar procesar la información, si antes teníamos las manos atadas ahora nos habían puesto zapatos de cemento y nos arrojaron al mar. No hemos podido atraparla o detener alguno de sus asesinatos, ni siquiera teníamos una pista solida que nos guiase a hacerlo. Y tal como van las cosas, parece ser que no hay alguien que pueda salvarse de ella y su sentencia… ¿sentencia de muerte…? ¡Es cierto!
– ¡Luka! – ella me miro sorprendida – Dime ¡¿Qué día es hoy?!
– ¿Jueves?
– ¡No, no, no! ¡El numerito, el numerito! ¡Ah, olvídalo mejor la llamo!
Me levante de la mesa dejando a ambas para buscar un mozo que me indicara los baños. Dentro de los servicios y lejos del bullisio saque mi celular para hacer la llamada.
– Hola, habla el detective Yowane Haku. Quisiera saber si la jueza Magane regreso de su licencia.
– Oh, detective. Si, la jueza se reincorporo esta misma mañana. Pero ahora mismo se encuentra trabajando en un caso y no podra desocuparse hasta la tarde.
– Entiendo. Necesitamos hablar con ella sobre un caso por lo que iremos esta tarde cuando este libre.
– Bueno, vera… usted sabrá… es la jueza magane.
– Comprendo lo que significa pero ella entenderá que es de suma importancia. Dígale que es sobre CV01.
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Me encontraba en el 2do periodo, próximo al recreo, oyendo la innecesaria clase ingles. Todos mis compañeros hombres escuchaban atentamente la clase de nuestra teacher, supongo que el famoso dicho que me dijo mi padre en Londres era cierta: “Donde reina las hormonas, no hay lugar para las neuronas”. Nuestra profesora tiene su encanto para este salón lleno de adolescentes enloquecidos por la pubertad (y ese encanto era debido a su escote blanco y falda jean ajustada hasta las rodillas) A diferencia de mis compañeros sobre excitados, las chicas veían diariamente con envidia a la profesora. En especial una que le importaba demasiado su talla de busto.
Extrañamente, hoy Rin había faltado a clases y cuando fui al salón de Len para preguntarle me di con el hecho de que también él no había asistido. Sin mas amigos mi única opción, una muy confortable opción, fue platicar durante el primer recreo con mi amor platónico… mi querido Piko…
Él se encontraba como siempre sentado en su banco viendo el cielo. Al entrar al salón, su tierna sonrisa, su dulce voz aguda y sus bellos ojos bicolores se exaltaron al verme. “Oliver, ¿Quieres acompañarme hoy?” me pregunto entusiasmado, “Oliver, ¿Quieres comer de mis galletas?” me invito con una sonrisa, “Oliver, muchas gracias por tu compañía me habría sentido muy solo sin ti” exclamo al acabar el recreo.
– Ah… my sweet Piko…
– Well. – una vez femenina interrumpió mi paraíso– For that face, you are in love.
Junto a mi pupitre se encontraba mi maestra de lenguas extranjeras.
– Miss. Gertrudis, I’m sorry. – voltee a mi alrededor notando algo raro– But, and my classmates?
– We are in the recess. They are gone.
– Really?! – soñando con mi Piko no me había dado cuenta del timbre del recreo. Mejor aprovechaba en irme y así verlo una vez mas – Well, It would be better if I...
Estaba por levantarme cuando…
– Who is the girl? – pregunto mi maestra mientras tomaba siento en la silla de enfrente.
– ahm… I… – Oh+ rayos. No podía ser descortés e irme, ¿Cómo puedo marcharme ahora?
– She is a classmate? Because it seems that many girls in your classroom can't take his eyes off you.
– Well, it's a shame, because, I'm not interested in them. In none girl, really. – mi teacher entrecerró los ojos, tal parecía que capto mi mensaje cortante.
– What are you… gay?
– What?! No! – había mandado el mensaje equivocado, aunque… - But ... if I'm ... interested ... in a guy. – dije un tanto inseguro.
Tal vez había cometido un error en comentárselo, ya que Miss. Gertrudis me miraba sorprendida con una extraña mueca en su rostro. Necesitaba decirlo, a pesar de que no era la mejor opción hablarlo con mi profesora me urgía expresarlo verbalmente. De repente ella sacudió su cabeza.
– Well, fine for you Oliver.– dijo calmándose un poco – Want to hear a song?
¿Eh? ¿Y ese cambio de tema? Miss. Gertrudis se había levantado para dirigirse al armario del salón.
– Really, I …
– In addition to teach English, I am also music's teacher. – decía interrumpiéndome mientras buscaba en el armario del salón. Regresando con una guitarra en mano, mi teacher coloco un aparato extraño en mi pupitre mientras se reposaba en el asiento en frente mío.
– What is this? – pregunte viendo el raro artilugio.
– Es un reproductor de música. – ¿Hablo en español? Acto seguido, Miss. Gertrudis presiono un botón del aparato y una luz roja se encendió mientras se reproducía una pista acompañada con el sonar de la guitarra.
Sin remedio me quede a escuchar su canción. Era una canción española, a pesar de no saber bien el idioma podía reconocer algunas palabras de la letra: “Manantiales”, “Jazmines”, “Llorado”, “Olivos” y “Amor”. Tenía que admitir que era una bella canción, a pesar de que era en otro idioma podía sentir sus sentimientos de tristeza y pesar.
– “¡Yo no comprendo que tú me lastimes! ¡Con todo, todo el amor que tú me diste…!” – finalizo de cantar. A pesar que no estaba interesado en la canción era imposible no elogiar la voz de Miss. Gertrudis. Estaba a punto de decirle lo bien que cantaba cuando un estruendo de aplausos y silbidos proveniente de la puerta nos interrumpieron. Desde los pasillos, varios alumnos de distintos años alababan a mi teacher por su canción. – Gracias, gracias. – decía Miss. Gertrudis contenta.
– You sing amazing, teacher. – dije como cumplido.
– Thanks, Oliver. – decía sonriendo mientras sacudía mis cabellos.
– ¡Auch! – mis cabellos se habían enganchado en los anillos de Miss. Gertrudis.
– But, I will not entertain you more. Your boyfriend should be waiting for you. – decía libremente con una sonrisa provocando que mi rostro se encendiera.
– Ye-yes. – el recreo acabaría pronto, si no me apuraba no volvería a ver a Piko hasta la salida – I'd better go. Bye bye, teacher. – me despedí pasando por la multitud de chicos en la puerta.
– ¡Bye! – gritaba Miss. Gertrudis mientras me iba.