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Las Joyas de Sweet Ann por AlexisKID4869

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Notas del capitulo:

Subo la continuacion en mi ultimo dia libre. Espero que les guste

   Cuando regrese al estudio Miriam estaba navegando por la red en su escritorio, junto a ella estaba la copa de la tarde totalmente vacía.

– ¿Por qué caminas así? – me dijo con una cara confundida al verme entrar.

– Prefiero no decirlo – todavía tenía algo de orgullo. Me senté en el sofá con dificultad – Tuve unos problemas durante la misión pero traje el paquete. Sin embargo tengo que contarte algunas cosas. – me quite el antifaz.

– ¿Cómo ser? – se levanto y se acerco para escucharme.

   Le conté todo lo que sucedió en el banco: los guardias, el chico, la pelea, los policías y el escape. Lo único que omití fue el golpe bajo que me dio el niño.

– ¿Y cómo se zafó de ti?

– Me tomo desprevenido.

– Te pateo en medio de las piernas ¿Verdad? – dijo levantando un ceja.

– Si… –  me molestó reconocerlo – Te traje su cinturón para ver si puedes sacar algo de información de él. – deje el anillo junto con el cinturón sobre la mesa. Ella lo tomo y lo examino con la mirada. –  Puedes estar tranquila porque no tiene un transmisor o algo que parecido para rastrear.

– Esta bien. Llamare al cliente para que  venga a retirar su paquete. ¿Cómo dijiste que se llamaba el chico? – dejo el cinturón en la mesa. Saque del interior de la chaqueta la tarjeta que él dejo en la caja de seguridad y se la extendí. – CV02…

– ¿Te suena de algo?

– De alguien, pero no estoy segura. – me miro un momento, luego sonrió de lado – Por ahora recuéstate en el sofá, te traeré una bolsa con hielo – se levantó a buscar lo mencionado.

– No hace falta, iré a casa para descansar.  – Con dificultad me levante.

– Este bien, usa ropa interior con soporte para reacomodarlos. – me da pena que lo diga con tanta naturalidad.

– Lo tendré en cuenta.

– Pásate mañana para compartirte lo que averigüe. Por cierto, buen trabajo.

– Como siempre.

 

   Regrese la noche siguiente recuperado, Miriam me esperaba en su escritorio para darme su informe. Me pare frente al mueble.

– ¿Por dónde quieres que empiece? – dijo serena, ya se le había pasado el alcohol de la noche anterior así que estaba como es normalmente: neutral e indiferente.

– Hazme una introducción.

– Bien – busco en su ordenador los archivos que descargo – -hace aproximadamente dos meses se han registrado una serie de robos con un procedimiento en común: entrar en las locaciones sin ser vistos ni usar la fuerza, robando el objeto y dejando una tarjeta de presentación con el nombre de:…

– CV02 – me anticipe a decir.

– Si. Las pocas personas que han logrado verlo de lejos resaltan quedar impresionados por su habilidad para dar saltos y piruetas de acuerdo al entorno si lo requiere. – se detuvo para mirarme – Cuando examine su cinturón no halle nada que pueda ayudarme a saber de su identidad. Pero te aseguro que este chico no es ni un principiante o un aficionado, lleva las herramientas comunes de un profesional: ganzúas, polvo para láser, un audífono súper sensible y hasta un portátil con programas para desactivar los sistemas de seguridad. – hizo una pausa para recuperar aire sin cambiar su serenidad – Pero ningún arma, ni siquiera una navaja de mano; este chico es un temerario.

   Apoye mis manos sobre el escritorio inclinándome para delante.

– ¿Pero que es él exactamente? ¿Algo parecido a nosotros?

– No. Dado que solamente ha robado en museos y propiedades privadas los inspectores deducen que él es un ladrón por encargo, ya que los artículos hurtados solamente pueden interesarles a los coleccionistas excéntricos – volvió a buscar en su computadora – Lo que me lleva a pensar él porque quería robar el anillo – giro el monitor para que ambos podamos ver la pantalla y volvió a su pose anterior. – ¿Reconoces algo aquí?

   En la pantalla podía ver una imagen de una fotografía tan antigua que estaba en tonos amorronados, en él se mostraban muchas joyas en un exhibidor: un collar, una gargantilla, una tiara, unos aretes,  un par de brazaletes y…

– Este. – Apoye mi dedo en la pantalla –  Es el anillo del encargo.

– Encontré esta información mientras investigaba el encargo pero no le vi la relevancia como para decírtelo.

– ¿Y que tienen de especiales?

– Fueron fabricadas en el siglo XX por la hija de un conde en Inglaterra.

– ¿Por la hija?

– Exacto. Así como vos te impresionaste, la alta sociedad inglesa veía esas joyas como una extravagancia; un ejemplo de cómo una mujer puede hacer el trabajo de un hombre, por lo que eran muy codiciadas. La joven sabía que su familia se indignaría al enterarse de su pasatiempo por lo que hacía su trabajo en el anonimato con el seudónimo de Sweet Ann. Aunque todos sabían que el trabajo era realizado por una mujer nadie sospecho de Ann, incluso cuando era ella la única que lucía sus creaciones y no las vendía ni al más alto precio. Hasta que un día su padre la descubrió y en represaría la corrió de su casa, desheredándola y dejándola en la calle pero sin antes llevarse consigo las joyas; se cree que cuando la influencian del Imperialismo Británico se extendió hasta Asia ella viajo a China para iniciar una nueva vida en el oriente ya que se encontró en una casa de empeño la tiara de su colección vendida a una gran suma. Después de eso no se supo más de ella. – dejo de relatar por un momento y yo meditaba esa información hasta que ella me hizo volver a la realidad– ¿Quieres que te cuenta algo más sobre el paquete de anoche?

– ¿Qué?

– Cinco horas después de que el cliente recogió y nos pago el trabajo reapareció hecho un torbellino de nervios: le habían robado el anillo en su hotel dejando la tarjeta de CV02. – esa noticia me dejo perplejo, se atrevió a recuperarlo a plena luz del día, ¿Cómo logro localizar el anillo? –Además de eso el cliente quiso culparnos por el robo y le explique con tranquilidad que sería más conveniente para él si su familia creyera la explicación de que un ladrón de tal fama robo el anillo a que se enteraran por una carta anónima lo que ocurrió en un principio con él. Su cara se puso más pálida que mi cabello y se marcho.

   Me quede pensando por un momento.

– Quiero saber más de CV02, ¿Por qué dijiste que él no se parecía a nosotros?

– ¿Recuerdas que te enseño constantemente sus guantes blancos? – Yo asentí con la cabeza – Según lo que me contaste y lo que he leído en los informes, él seguramente será un “Ladrón de Guante Blanco” – levante mis cejas mostrando mi ignorancia al tema – Simplificando, es un término que se les da a aquellas personas que roban sin la necesidad de la fuerza sino que usan su ingenio. Yo fui una en mi juventud. – concluyo a su explicación.

   El ingenio… ¿A eso se refería cuando me llamo bárbaro? ¡¿Qué era un bruto que no pensaba antes de actuar?!

– ¿Tienes la ubicación de alguna de esas joyas?

– Llevan perdidas desde hace tiempo pero encontré una que concuerda con la descripción.

– Cárgame los datos que necesite en una memoria. – dije  mientras me dirigía al librero.

That boy kicked very hard your pride. – se burlaba mientras tecleaba.

– Te entendí con claridad.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

   Me encontraba parado sobre un tanque de agua en un edificio de apartamentos. Veía con mis binoculares la casa a la que debía entrar: de tres pisos, guardias en el exterior, con una pequeña terraza… tendré que entrar por allí. Guarde mis binoculares y salte al techo.

– Hasta que apareces. – ¿Qué?

   Me voltee para ver quién era pero rápidamente ese sujeto me jalo contra la pared arrinconándome. Al abrir mis ojos estaba cara a cara con él, sujetándome ambas muñecas me alzaba evitando que toque el piso.

– ¿Ves que eres un pervertido? – dije mirándolo a los ojos, cubiertos por el antifaz

– Hago esto para que hablemos.

Ah… me lastimas. – sus cejas que escapaban por arriba del antifaz delataban su sorpresa.

   Aproveche y volví a patearlo abajo… ¿Eh? Otra vez, ¡Otra vez!

– Vine preparado – dijo sonriendo. Se habrá puesto un protector seguramente.

– Me extrañaba que lo tuvieras tan abultado – él se ruborizo un poco.

– Y luego me llamas a mi pervertido – se puso serio –  Mira quiero saber cómo hiciste para robar el anillo en el hotel.

– Ese es mi secreto.

– ¿Y si hacemos un trato? –  me dejo bajar – o mejor dicho una apuesta – me soltó.

– De que clase. – dije frotándome las muñecas.

– Se que dentro de la casa que observas están unos brazaletes que pertenecen a las Joyas de Sweet Ann. Según mi contacto, mañana, o mejor dicho hoy, es el cumpleaños de la esposa del propietario de la mansión y planea dársela como obsequio. La tiene escondida dentro de la caja fuerte en su oficina.

– ¿Quieres que compitamos por robarla?

– Exacto, si yo gano me dirás como entraste en el banco, como localizaste el anillo luego y me devolverás mi lanza-garfios.

– ¿Y si yo gano?

– ¿Qué quieres?

   ¿Qué quiero?... Mmm

– Te quitaras la máscara y me dirás tu nombre. – dije mientras sonreía, ¿haber que dices?

– Okey. – ¿Qué? ¡¿No se negó?! – El punto de encuentro será aquí. – comenzó a marcharse – Suerte.

– ¡Oye! – se detuvo a mi grito – Viendo como trabajas lo necesitaras más que yo. – le lance su arma.

   Sin dar una respuesta, se marcho lanzándose al vacío.

 

   La casa estaba rodeada por un amplio espacio verde por lo que los guardias abajo me detectarían fácilmente. La única forma por la que podría entrar era por el suministro de electricidad. Tome una soga y me deslice por el cableado eléctrico hasta aterrizar en el techo. Colándome por el tragaluz, baje por la cadena del candelabro e inspeccione la zona parado en el adorno. Suspendido a tres piso de altura veía que la 1ra y 2da planta tenían las luces encendidas como así podía oír las voces del los guardias en dichas plantas, la única que esta desolada y a oscuras era este piso. Balancee un poco el candelabro y salte al pasillo aterrizado con un giro para minimizar el ruido.

– ¿Te ayudo? – levante la mirada y vi al peli azul extendiéndome una mano con una sonrisa. ¿Cómo hizo para entrar?

– No gracias – me levante del piso.

– El estudio está en el 2do piso. En esta planta están los dormitorios por lo que no hay vigilancia aquí, pero abajo abundan los guardias y las cámaras. – dijo antes de entrar a un dormitorio al final del pasillo. ¿A dónde irá?

   Camine al otro extremo del pasillo y abrí la ventana. Debajo de mi había un balcón iluminado por las luces que atravesaban los cristales de las puertas. Salte al balcón y me cubrí en el borde de la puerta. Asome mi cabeza por el vidrio y vi cuatro guardias custodiando una puerta cada uno, a excepción de una que estaba en medio del pasillo. En esa debían monitorear las cámaras. A los lados del balcón decoraban unas cornisas muy estrechas como para caminar sobre ellas así que me colgué sujetándolas para avanzar por las paredes. Cuando doble en la esquina de la casa vi una ventana abierta, continúe saltando entre ventana y ventana y llegue hasta la de en medio. Efectivamente en su interior estaba un guardia vigilando las habitaciones desde las cámaras. El guardia con la computadora se encontraban en el extremo opuesto de la habitación, mientras que de mi lado había una mesa redonda con cartas esparcidas sobre ella, junto a un pequeño mini bar y una cafetera. Como el monitor justo tapaba la vista del guardia hacia la ventana no me vio entrar por ella y esconderme bajo la gran mesa, pero debía hallar una distracción para conectar mi portátil o sino en la pantalla aparecería un aviso del dispositivo conectado. Me acerque a la cafetera y la programe para que se activara en unos minutos, luego saque un rollo de hilo de mi cinturón y lo ate a la perilla de la ventana asegurando el otro extremo en la pata de la mesa. Agachado, me acerque al CPU y espere a que se activara la cafetera. En un momento el olor del café se esparció por la habitación llamando la atención del guardia y cuando este se levanto para revisar aproveche para conectar mi portátil.

– Chicos, ¿Alguno de ustedes preparo café? – preguntaba por su radio mientras reprogramaba las cámaras para que reproduzcan un video.

   Cuando el guardia volvió a su asiento deje el portátil aun conectado en el piso y me acerque a la mesa para tirar de los hilos y cerrar la ventana.

– ¿Eh?

   Una vez que el guardia se levanto para abrir la ventana, me acerque CPU, desconecte el portátil y volví a la mesa sin que el vigilante se diera cuenta. Luego de que el guardia retomara asiento yo salí por la ventana. Según las cámaras el estudio se encontraba a una habitación de donde yo colgaba así que avance por la pared hasta llegar a la ventana del estudio. Abrí la ventana pero antes de entrar saque de mi cinturón un polvo detector de laser, me baje el pañuelo y esparcí el polvo con un soplido.

– Nada al parecer – me ajuste de nuevo el pañuelo.

   Entre a la oficina y me acerque a la caja fuerte junto al escritorio; era antigua, de las que se introduce la contraseña girando la perilla. Me coloque mis audífonos y comenzó a rotar la perilla. Izquierda, track, derecha, track, izquierda, track y la abrí. Dentro de la caja destacaba el paquete con envoltorio para regalo, como no era muy grande lo guarde todo en un compartimento del cinturón dejando mi tarjeta en su lugar antes de cerrar la caja. Ya lo único que me quedaba era trepar las ventanas, deslizarme de nuevo por el cableado y restregarle en la cara mi victoria al peli azul.

 

   Cuando llegue al punto acordado, él me esperaba apoyado en una pared.

– ¿Listo  para decirme tu nombre? Deje sonriendo pero extrañamente él también sonreía.

– Quiero verlo.

– Saque el paquete de mi cinturón y abrí el regalo pero en lugar de los brazaletes había un papel en blanco, cuando lo voltee llevaba escrito:

– Kaito… ¿Es una bro…

   Cuando subí la mirada no solo me sorprendí al ver que tenía en sus manos los brazaletes, sino que también se había quitado el antifaz mostrando un rostro gentil haciendo que el mío propio se ruborizara.

– Ese es mi nombre verdadero, Kaito Shion.

   Me quede mirándolo un rato hasta que volví en sí.

– ¿Cómo hiciste para tomarlas? – dije tratando de recuperar la serenidad.

– En el dormitorio donde era del dueño de la mansión, ese cuarto tiene un pesadillo secreto que conecta junto al estudio – luego se agacho a mi altura– Como yo gané ¿Me dirás como entraste al banco?

– Okey, le pague a alguien para que guarde un cofre dentro de una caja de seguridad en el banco; lo que no sabía era el contenido de la caja: yo – me miro sorprendido – luego abrí el cerro de la caja desde dentro y entre a la bóveda.

– ¿Y como ibas a hacer para salir luego?

– Estaba planeando eso hasta que apareciste – Kaito parecía no creerme – no hago un plan de robo, me muevo en base a la incertidumbre. Luego de que entraste y caminaste para poner el explosivo en la caja te saque tu PDA y lo leí en el ascensor, de allí saque el nombre tu cliente. Cuando ibas a darme la primera patada en el vestíbulo aproveche para ponértela de nuevo. Y si quieres saber, cuando me estabas masajeando el pecho te quite tu lanza-garfios. – a Kaito casi se le caían los ojos.

– Estoy sorprendido, mas por la paciencia que abrías tenido para esperar y robar el banco.; yo ya me ponía ansioso por solo esperarte.

– Pero debí haberme tardado poco más de una hora creo.

– No, llevo tres noches merodeando la zona esperando a que aparecieras. – ¿Me ha esperado tanto tiempo? – Tanto así que la primera noche me impaciente y los robe.

– ¿Si ya los tenias porque entraste otra vez?

– Quería verte trabajar. – aunque su cometario era casto, la sonrisa con la que lo dijo hizo volver a encender mi rostro – ¿Aunque tuve unos problemas?

– ¿Cuáles?

– Cuando entre a la habitación el matrimonio seguía despierto y tuve que dispararles tranquilizantes.

   ¡¿Qué hizo que cosa?! ¡Es todo un bárbaro! Me voltee con rabia.

– ¡Espera! ¿A dónde vas?

– ¡A retirar mi tarjeta! ¡No quiero que me responsabilicen el trabajo de un bárbaro!

– Tranquilo, la saque cuando saliste del estudio

   Al voltearme vi que tenia la tarjeta ¿Por qué este sujeto logra desesperarme tanto? Me acerque para quitársela pero él la levanto sacándola de mi altura.

– Tranquilízate.

– ¡Suéltala!

   Me apoye sobre el peli azul y este perdió el equilibrio cayendo para atrás sin antes sujetarme y arrastrarme con él. De alguna forma, Kaito termino en el piso conmigo sentado en su vientre. Ambos nos mirábamos a los ojos. Yo aproveche.

– Oye, Kaito… – acaricie su rostro a lo que él se sorprendió.

– ¿Eh? – con mi otra mano acariciaba su vientre.

– ¿Por qué me revisabas tanto en el banco? – Kaito se sonrojo. Agache mi cabeza lentamente por hacia su rostro mientras con mi mano bajaba por su cintura.

– O-oye es-pera…– parecía nervioso. Cerré mis ojos mientras bajaba.

– Solo un poco más… – Lo agarre. Al abrir mis ojos estábamos tan cercas que nuestras narices se tocaban y él me miraba con su rostro rojo como tomate – Mejor me voy… – me levante – Lo continuamos en otra noche, Kaito… – salte del edificio mientras él seguía tendido en el piso.

   ¿Cuánto tardara en darse cuenta que le robe los brazaletes?

 

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   El Sol anunciaba su entrada cuando llegue a la suite. Mi jefe estaba bebiendo café en su escritorio mientras veía la misma foto de siempre.

– Ya volví.

– ¿Cómo te fue, Len? – pregunto el señor rubio. – ¿Quieres un poco de café?

– Por favor. Me volví a encontrar con él, pero me dio su nombre. ¿Puedes investigarlo por mí? – Cuando me acerque al escritorio él bajo la foto, ¿Por qué nunca me dejara verla?

– ¿Tu me dirás por que te interesan tanto las joyas de Sweet Ann? – Me extendió una taza de café.

– Te lo diré a su tiempo. – Tome la taza y deje los brazaletes en el escritorio – Guárdalos con el anillo por favor.

– Esta bien, pero no me gusta que me guardes secretos Len – se levanto llevándose los brazaletes – Déjame el nombre del chico y veré que encuentro.

– Te lo agradezco Leon.

Notas finales:

Si tengo algun error por favor comuníquenmelo.

Saludos n.n


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