Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Don't you see me? por CamCamisa

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Resubiendo otro de mis fics C:

Esta es una de mis historias más queridas. Gracias a ella conocí a muchas personas hermosas e hice amistades que adoro. Asi que decidí volver a subirla en esta cuenta. No la he vuelto a leer en un tiempo y tampoco quise hacerlo ahora antes de subirla por que sé que me habría puesto a cambiar cosas como loca y quiero que siga siendo igual. Más que nada para mantener los recuerdos C:

Son diez capitulos y actualizaré aproximadamente una vez por semana, quizás más. Depende del amor (?) 

Si no la han leido antes espero que les guste! <3

Notas del capitulo:

Escribí esta historia hace más de un año, ya no lo recuerdo bien. En esa epoca recién comenzaba a escribir, asi que me disculpo por adelantado por cualquier error horroroso o la mala calidad de la redacción, en su momento hice mi mejor esfuerzo :C (Tampoco digo que ahora sea una experta, pero he mejorado levemente ^^)

Así que ojalá les guste :3

Lo usual era encontrarme con él en la parada del autobús cada mañana, y como siempre sin hablarnos. Éramos como unos completos desconocidos, a pesar de ser vecinos de toda la vida.

 

Nunca fui muy extrovertido, desde pequeño prefería quedarme en casa y ver televisión, en vez de salir a jugar. Generalmente me sentaba junto a la ventana y observaba como los demás niños pasaban el tiempo correteando, para mí era más divertido verlos entretenerse que participar de sus juegos, me invitaron miles de veces a ir con ellos, pero yo me negaba, y les decía que quizás a la próxima.

 

Con el paso del tiempo se cansaron de preguntarme, y comenzaron a ignorarme, la verdad no me molestó.

 

Al empezar la escuela se volvió recurrente encontrarme con mi vecino de al lado, asistíamos a la misma institución, aunque él era un año mayor por lo que nunca fuimos compañeros.

 

Día tras día la rutina se repetía, todas las mañanas salíamos casi al mismo tiempo de nuestra casa, nos observábamos y hacíamos una leve reverencia como saludo. Nada más. Caminábamos en silencio, uno junto al otro, distanciados por varios metros, yo caminaba más lento a propósito, de esa manera podía mirarlo tranquilamente. No sé en qué momento comencé a sentirme así, pero para cuando me di cuenta que el encontrarme con él cada mañana se volvió una necesidad..., ya me encontraba perdida y completamente enamorado.

 

Pero ese día fue diferente, me encontré con él al regresar a casa, y como nunca antes tomamos el mismo autobús, iba un poco lleno, por lo que tuvimos que estar de pie. Si mal no recuerdo esa era la primera vez que teníamos contacto físico, yo estaba en las nubes, agradecía en el alma cada vez que el bus frenaba, cada empujón, cada roce accidental, cada movimiento que lograba acercarnos más.

 

Al llegar a nuestra parada el bus se encontraba repleto, avancé con dificultad. Él bajó primero y me tendió su mano para ayudarme a bajar, yo tenía miedo de que el bus partiera súbitamente conmigo arriba, por lo que no me negué y sujeté su mano, le miré tímido y emití un susurrado “gracias” y él sonrió. Por fin presencié su sonrisa sólo para mí, su hermosa y sincera sonrisa, atesoraría ese recuerdo por siempre.

 

El autobús partió en tanto yo bajé, dejándonos solos otra vez. Comenzábamos a caminar cuando ambos sentimos algo parecido a un chillido muy cerca de nosotros, nos miramos extrañados… estábamos solos ahí. Volteé mi mirada y vi una pequeña caja. Me acerqué y la abrí, encontrándome con 7 cachorritos de no más de una semana, quizás días, aún no habrían los ojos y apenas se movían. Minho se puso de cuclillas junto a mí. Toqué uno de los bebés y estaba helado, enseguida me saqué mi polerón y los abrigué con él.

 

-Son perritos- Me dijo con cara sorprendida- Perritos bebé, ¿¡Q…quien pudo ser capaz de hacer algo así!?-

 

-No lo sé- No lo puedo negar, a pesar de la situación estaba muy feliz de por fin tener una motivo para hablar con él- Pero no podemos dejarlos aquí, morirían.-

 

-Sí, tienes razón- Lo observé, medito unos segundos y levanto su índice señalando que tenía una idea.- Primero que nada llevémoslos al veterinario.-

 

-Sí- Me levanté sujetando la caja, él me ayudó con mi mochila, y fuimos juntos al veterinario que se encontraba a unas cuadras de ahí.

 

Una vez allí entramos rápidamente, nos atendió un joven veterinario llamado Lee Jinki, tenía una gran y acogedora sonrisa, que entibiaba tu corazón tan sólo al verla.

 

Revisó cuidadosamente a cada uno de los perritos, mientras lo hacía nos explicó que eran demasiado pequeños, que no tenían más de dos días de vida y que era peligroso separarlos de su madre, le explicamos lo sucedido, el cómo los encontramos.

 

 Jinki sujetó su mentón unos instantes, nos miró preocupado, había uno que estaba bastante mal, apenas se movía y estaba helado, nos dijo que sus posibilidades de sobrevivir eran casi nulas y que al ser tan pequeño era poco lo que él podía hacer. Me dolió mucho saber eso, era tan minúsculo y frágil, saber que su vida acabaría tan pronto me lastimó.

Los demás no estaban tan mal como ese, nos explicó que los perritos necesitaban muchos cuidados y vigilancia, que estaban en la etapa más difícil y que era posible que no más de la mitad sobreviviera, nos preguntó si seriamos capaces de cuidarlos, ya que eso arrastraba mucha responsabilidad y compromiso.

 

Miré a Minho, y él me devolvió la mirada.

 

-¿Quieres que los cuidemos juntos? Es demasiado trabajo para solo uno de nosotros.-

 

¿Había oído bien? ¿Juntos? ¿Esto en verdad estaba sucediendo? ¡Taemin cálmate! Tus sentimientos son lo menos importante ahora, la vida de esos cachorros pende de un hilo, ¿seré capaz de soportar el que quizás mueran? Me rompería el alma ver que a pesar de mis esfuerzos eso sucediera, pero me sentiría peor si los dejo así nada más.

 

-Si- afirmé finalmente, decidido. Haría todo lo posible por cuidar de ellos.

 

-Entonces está decidido- Me dio otra gran sonrisa, sentí que mi corazón explotaría- ¿Podría decirnos que debemos hacer para cuidarlos?

 

-¡Claro que sí!-

 

Comenzó explicándonos con qué y cómo debíamos alimentarlos, siguió con la temperatura ideal a la que debíamos mantenerlos, nos enseño como estimular su digestión y muchas otras cosas más. No nos cobró por la consulta, por lo que le agradecimos en demasía y nos fuimos a un supermercado, a comprar todo lo necesario.

 

Íbamos de regreso cuando volvió a hablarme.

 

-¿Qué te parece si nos turnamos durante la semana para cuidarlos?- Adiós a todos los planes que ya tenía armados en mi cabeza, pensé que esto sería la excusa perfecta para pasar el máximo de tiempo posible con él. Mi semblante se oscureció un poco- Los fines de semana…- continuó- podemos cuidarlos juntos. – ¡Esto era demasiado bello para ser verdad! ¿Los fines de semana con Minho? Estos meses serán como el paraíso.

 

-¡Si! Claro…- Sonreí con ganas, quizás dije eso con demasiado entusiasmo.

 

Llegamos, nos detuvimos frente a mi casa que estaba antes que la suya.

 

Él fue el primero en hablar.

 

-¿Te parece si hoy los cuidamos juntos? Así ambos aprendemos como hacerlo bien-

 

-C…claro, pasa.-Lo invité a entrar a mi casa, diablos… ¡Choi Minho estaba en mi casa!

 

Comenzamos cambiando a los cachorros de caja, a una nueva, no sin antes limpiarlos.

 

Colocamos una lámpara para que les diera el calor necesario y partí a preparar la leche.

 

La cocina queda en frente de la sala, por lo que desde allí era capaz de observar a Minho. Se veía realmente apuesto, acariciaba a los perritos suavemente, mientras sonreía. Decidí dejar de observarlo, no quería terminar con una quemadura por despistado.

 

Enfríe la mezcla y me acerque a él. Compramos dos biberones para así poder alimentar a los cachorros más fácilmente, le pasé uno.

 

-A ver~~, ¿Cuál se ve más hambriento?-dijo de manera cantarina, escogiendo a un perrito blanco con manchas cafés.

 

Yo por mi parte escogí al que se veía más débil, un cachorro negro, con una mancha blanca alrededor de uno de sus ojos. Era tan suave y diminuto, apenas se movía, parecía dormido y tomaba leche con muy poca fuerza.

 

Luego me fijé en Minho verlo así era un festín para mis ojos, el pequeño perro caía perfectamente en una de sus grandes manos, recibiendo el calor que esta le brindaba mientras la otra sujetaba el biberón, se veía tan tierno, que no pude evitar quedarme viéndolo como un imbécil.

 

-Taemin…- Que hermoso era mi nombre en sus labios- Debes intentar que el perro beba la leche, no le sirve de nada tener el biberón en el ojo-

 

Me sonrojé…, idiota,  presta atención a lo que haces.

 

---*---

 

Algunos cachorros bebieron más que otros, cuando terminamos de alimentarlos vino la tarea más rara y desagradable. Estimularlos como lo haría su madre para que orinaran y defecaran.

 

Minho vio mi cara, y sin decirme nada decidió empezar él. Utilizando un algodón humedecido en agua tibia comenzó su tarea.

 

Al rato ya no me parecía tan desagradable y decidí ayudar. Debido a que aún eran muy bebés la mayoría solo hizo pipí.

 

Se acurrucaron lo mejor que pudieron y se durmieron. Minho y yo nos sonreímos, habíamos superado la primera parte.

 

Ese día fue mi turno de cuidarlos por la noche, al día siguiente Minho se haría cargo y así sucesivamente.

 

Un rato después se despidió argumentando que al día siguiente tenía un examen y debía estudiar.

 

Me quedé solo con los cachorros, los observe un largo rato con una sonrisa estampada en mi cara. Ahora Choi Minho y yo no éramos solo vecinos que no se hablaban…, ya no éramos desconocidos…, de ahora en adelante y por unos meses compartiría a diario con Minho. Aprovecharía cada instante.

 

---*---*---

 

Los perritos se despertaban aproximadamente cada tres horas y entre alimentarlos y ayudarlos a ir al baño se me iban 40 minutos, dormí a saltos, pero no me molestó.

 

Al día siguiente no me sentía cansado, al contrario, a pesar de dormir poco tenía muchísimas energías.

 

Mi hermana trabajaba por las tardes así que se ofreció a cuidarlos en las mañanas por algunos días hasta que encontráramos a alguien más, así podía ir tranquilo a la escuela.

 

Tomé una ducha, me vestí y comí algo, al salir me encontré con Minho esperándome junto al portón de mi casa.

 

-Hola! –Me saludó con una mano- ¿Cómo están los bebés?

 

-Hola…, bien, hay dos que no comieron casi nada, pero los demás se ven perfectos- Le sonreí.

 

-Genial, ¿Vamos?- Hizo una seña con su mano para indicarme que avanzara, yo asentí con un gesto-

 

Fue el segundo día más feliz de mi vida, por vez primera nos sentamos juntos en el autobús y charlamos como nunca lo habíamos hecho. Hablamos de cosas simples, nuestros gustos, familia, escuela, etc. Pero para mí eso era más que suficiente para llenarme fuerzas y alegría.

 

Al terminar el día lo encontré esperándome afuera de mi salón de clases, nos fuimos juntos otra vez, el día no podía ser mejor.

 

Y estaba en lo cierto, no podía mejorar…, si no que solo empeorar.

 

Al llegar a mi casa Minho me acompañó. Mi hermana estaba sentada en la sala con una caja pequeña y cerrada en las piernas, esa caja no era la que contenía los perritos, era demasiado pequeña para serlo, a no ser que…

 

-No me digas que…- No nos había oído entrar, se sobresaltó al oír mi voz y levantó su cabeza que mantenía agachada con la vista perdida en el suelo.

 

-Tae… en verdad lo siento…- Se veía realmente triste.- Una vez que te fuiste estaban todos bien, los alimente y los ayudé a hacer sus necesidades, luego los dejé para que durmieran…- Tomó aire- Volví dos horas más tarde para alimentarlos otra vez… y… y él ya estaba frio.

 

-¿C…cuál fue?- Mi voz temblaba un poco

 

-El negro con la mancha blanca en el ojo- Me observó detenidamente- ¿Tae?, ¿estás bien?

 

No supe que contestarle, no sabía cómo estaba, nunca pensé que esto me afectaría tanto, ese fue el primero al que cuidé, al que alimenté, el primero del que me encariñé.

De cierta manera estaba enojado con ella por dejarlo morir, sabía que no era su culpa, que el perrito estaba débil, el veterinario nos había advertido lo que podría pasar, aún así estaba enfadado, quizás hice algo mal, algún error que desencadenó esto. Era tan pequeño y frágil, no tuvo nunca la oportunidad de comer cosas deliciosas, de olfatear, de jugar…, su existencia fue tan… rápida. Comencé a sentir odio, no por mi hermana, ni por lo que pude haber hecho mal, si no que sentí desprecio por la persona que los abandonó. Me encantaría saber quien fue para darle un buen golpe por inconsciente e imbécil.

 

No noté cuando comencé a apretar fuertemente mis puños si no hasta que Minho tomo mis manos y las hizo relajarse con un suave y corto masaje, mis uñas estaban marcadas en mis palmas.

 

-Tranquilo Tae, no había nada que pudieras hacer, era inevitable que esto sucediera-

 

-Lo sé, pero siento tanto coraje por quien los abandonó-Mi voz reflejaba más enfado que tristeza.- Era tan pequeño y…- Mi voz se quebró, sentí que una lagrima se deslizó por mi mejilla.- Odio tanto a los imbéciles que son capaces de hacer algo así.-

 

-A mí me encantaría saber quiénes fueron y partirles el trasero a patadas, pero no lo sabemos, así que no podemos hacer nada más que preocuparnos por los que quedan y hacer lo posible para que sobrevivan.- Su mano soltó una de las mías y la dirigió a mi mentón, levantando mi cara para mirarme a los ojos.-Ahora hagamos todo lo posible por ayudar a los demás, ¿Sí?- Me sonrió.

 

-Sí- Respondí con una sonrisa retribuyendo la que él me había brindado.

 

Me acerqué a mi hermana y toqué sus manos que aún sujetaban los costados de la pequeña caja.

 

-Está bien…, tú no tienes la culpa de que esto pasara, no te preocupes-Le sonreí, se veía preocupada y triste.

 

-Sí…, pero no puedo evitar apenarme…-

 

Tomé la caja con una mano y sujeté la mano de mi hermana con la otra, me dirigí a Minho.

 

-¿Te parece si lo enterramos en el patio de tu casa?-  No quería sepultarlo en el mío, me causaba gran incomodidad tan solo pensarlo.

 

-Claro, no hay problema.- Seguí a Minho a su casa, aún sujetando la mano de mi hermana.

 

Era la primera vez que entraba a su casa, no pude emocionarme como lo hubiera hecho en otra ocasión.

 

Nos dirigimos directamente al patio, Minho tomó una pala de la leñera que se encontraba a un costado.  Elegimos sepultarlo bajo la sombra del olmo.  

 

Lo sepultamos rápidamente, y volvimos a cuidar de los demás.

 

Espero no tener que pasar por eso otra vez, fue peor de lo que demostré en el exterior...  

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

En caso de preguntas les dejo mi Ask.fm que creé hace muy poco C: 

¡Pero valoraría mucho más un review! Cualquier comentario por cortito que sea tiene mucho valor <3 Así que si les gustó sería muy lindo que me lo hicieran saber :3

¡Nos leemos pronto!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).