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Don't you see me? por CamCamisa

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Notas del capitulo:

Lo siento, no tengo excusas, escribí esta historia hace años y repito, no tengo excusas para haber tardado tanto.

Subiré otro cap en un rato ;-;

No recibí ni una sola llamada suya. Su hermana de vez en cuando me hablaba para contarme cómo iba, pero nada  más. Su casa estaba justo al lado, y aún así pareciese que nos separaran  kilómetros.  
Sabía que necesitaba pensar, por lo que decidí abstenerme de ir a buscarlo. Él tampoco asistió a la escuela.



Pasaron tres días en los que no lo vi y no escuché su voz. Tres días en los que me sentí completamente vacío.




Estaba recostado en mi cama sin querer siquiera pensar, junto a los cachorros dormidos, cuando mi teléfono comenzó a sonar, estiré la mano hacia la mesita de noche y contesté sin mirar quién era.

-¿Diga?-

-Hola Minho- Era él. Su voz me hizo reaccionar y me senté en la cama de un salto. 

No me había percatado de cuánto extrañaba su suave voz. La verdad era que sí... pero no había querido asumir que era demasiado.

-Taemin..., ¿Sucede algo malo?- 

-No, es solo que me siento un poco solo..., ¿Podrías venir con los cachorros?-

-¡Claro que sí!, ¡Enseguida voy!- No podía disimular la emoción que transmitía mi voz.

-Está bien, estaré esperando-

De otro salto me levanté, me puse las zapatillas y me enfundé una chaqueta. Cubrí la caja con los pequeños dormidos, le grité a mi madre un escueto “saldré por un rato” y salí corriendo por la puerta principal.

Respiré hondo antes de tocar. 

-¡Está abierto! ¡Entra!- 


Sujeté la manilla y empujé la puerta.

Estaba nervioso y mi labio inferior sufría las consecuencias. 

Lo busqué en la sala con la mirada, pero no lo encontré. Dejé los cachorros sobre el sofá, y mi chaqueta a un lado. La televisión estaba encendida en el canal de música.

-Estoy aquí- Su voz me hizo desviar la mirada -En la cocina- 

¡Cuánto lo había extrañado! 

Me acerqué lentamente, sin despegar mis ojos de su persona. Llevaba el pelo amarrado en una pequeña coleta, sus mejillas levemente sonrojadas y sus ojos entrecerrados por la concentración en lo que estaba haciendo. 

De pronto vi volar algo de la sartén en sus manos. 

Estaba cocinando panqueques y los volteaba con gran maestría. Afirmé mis codos en la mesada y me quedé viéndolo. 

Llevaba una camiseta ancha de color azul, y unos ajustados jeans negros. Se veía tan lindo, no pude evitar sonreír como idiota otra vez. 

-Y...- Antes de terminar la frase tuvo que voltear la masa, puso su lengua entre los dientes- dime, ¿Cómo has estado?- 

-Bien- “Extrañándote como poseso y tremendamente preocupado por lo que llegase a pasar” -¿Y tú?-

-Mejor, creo...- Hizo una mueca frunciendo un poco la boca -Es difícil decirlo, aún me siento pésimo, pero... no sé, con el tiempo quizás pase.- Volvió a lanzar otro panqueque al aire - Ya están listos, ayúdame a llevar esas cosas- Exclamó señalando la mesa, donde se encontraban un recipiente con manjar y otro con nutella, dos cuchillos y dos tenedores sobre un par de platos y servilletas. 

-Claro-  

Recogí lo que pude y lo seguí. Dejó el plato lleno de panqueques sobre la mesa de centro, y se sentó en el sofá. Retiró la tela que cubría a los cachorros y sonrió al verlos. Me dirigí a buscar el resto de las cosas y al volver lo encontré sosteniendo a un perrito.

-Han crecido muchísimo, están muy bonitos- Dejó un pequeño beso sobre la cabeza del suertudo cachorro. Tiró dos cojines al suelo y se sentó en uno, palmeó el que se encontraba a su lado, invitándome a tomar asiento. -¿Te gustan los panqueques?-

-Sí- 

-Uff... Qué bueno- Sonrió otra vez- Ya había comenzado a prepararlos cuando pensé que quizás no te gustaban. ¡Me encanta esta canción!- Comentó moviendo un poco los hombros al ritmo de la música que había cambiado recién, mientras se estiraba para alcanzar un cuchillo - ¿Qué esperas? ¡Come!, no están tan malos como parece- Me dijo con una leve sonrisa. 

Esta cercanía haciendo estragos en mí. Va a matarme.

Me sentía extraño, pero de buena manera. Él se veía tan relajado que de paso hacía que yo también me sintiera así.

-Oh, claro- Sujeté el cuchillo y lo unté en el manjar. Taemin mantenía su mirada fija en su plato, pero repentinamente me observó.

-Minho... ¿de verdad te gusto?-  Diablos, eso me tomó por sorpresa.

Sus ojos demandaban una respuesta y yo quería ser capaz de darle una que él mereciera.

Era hora de enfrentar mis palabras. Y mis sentimientos.

-No...- Lo vi hacer una “O” con la boca, mientras volvía a desviar su vista -Es algo mucho más fuerte que gustar, creo que..., no, estoy seguro- Apreté con fuerza los cubiertos que sostenía en ambas manos- Taemin- Lo llamé intentando captar su completa atención, y cuando logré mi cometido lo dije- Te amo- Sonreí, desde el fondo de mi corazón. Que él lo supiera me hacía feliz.- Te amo más de lo que jamás imaginé, y... -

-Cállate- Su cara estaba completamente roja, sus manos estaban extendidas hacia adelante, con las palmas abiertas, señalando que mantuviera silencio.- Un minuto...- Lo observé atentamente, su respiración estaba acelerada - ¡Oh dios! ¡No puedo creer que esto esté pasando!- Su voz subió varios tonos.

-Lamento si te molesta. - Comencé a sentirme incómodo. Le había dicho lo que sentía y su reacción era esta...  - pero no puedo hacer nada para evitarlo, te amo desde hace mucho tiempo y si mis sentimientos no han cambiado desde entonces... dudo que lo hagan pronto-

-¡Yah, para! - Cerró los ojos fuertemente. 

¿Qué es lo que uno debe pensar en este tipo de situaciones? 

El hecho de que lo amara parecía no agradarle, y... ¿y si me pedía que me alejara? No, no podía ni quería pensarlo.

-Taemin...- Me sentía dolido y triste. Es decir, no esperaba que se lanzara a mis brazos y me correspondiera mágicamente, pero esta reacción... -Entiendo, tranquilo... Te dejaré solo- Giré e hice el ademán de levantarme, pero sentí que me sujetaba fuerte del brazo. Volteé mi mirada y lo encontré con la cabeza gacha, el cabello que escapaba de su coleta cubría su rostro.

-No te vayas..., yo también tengo algo que decirte- Volví a acomodarme sobre el cojín, pero no me sentía preparado para escuchar lo que fuera que tuviera que decir- No te imaginas cuán complicado es para mí expresar lo que pienso y siento con palabras. Así que iré directo al grano.- Tomó aire, levantó la cabeza y se irguió, su rostro quedó justo frente a el mío, sus ojos brillaban- Incluso desde antes de que habláramos yo ya te quería- Me petrifiqué en el lugar cuando me sonrió - Yo también te amo Minho.- Se acercó, eliminando la distancia que nos separaba, chocando nuestras bocas en medio de la emoción, para terminar con un suave beso.

No me dio tiempo de pensar y procesar lo que acababa de oír.

¿Había dicho que también me amaba?  

Algo muy bueno debía de haber hecho yo como para merecer algo así. 

Un sentimiento de felicidad plena me embargaba, mi alegría era tal que me sentía en las nubes. Olas de calor y energía recorrían mi cuerpo haciéndome temblar. Él levantó sus brazos y me abrazó por el cuello. Sin darme cuenta ya lo tenía sujeto por la cintura, se abalanzó con fuerza y me desestabilizó, cayó sobre mí, sin despegar nuestras bocas. Una vez ya en el suelo Taemin se alejó unos centímetros. Su cabello me hacía cosquillas.

Subí mis manos hacia su rostro y acaricié sus mejillas sonrojadas.

Estuve asustado tanto tiempo. Reprimí mis impulsos un sinfín de veces. Lo amé en secreto por tantos años.

Pero... Toda esta espera valió la pena.

-Taemin- Lo llamé- ¿No estoy soñando, verdad? Dime que no despertaré mañana por la mañana y nada de esto habrá sucedido.-

-Claro que no estás soñando, tonto. Ni yo.- Sin bajarse de encima de mí volvió a acercar su rostro. Esta vez me dejó llevar el ritmo, abrí un poco mi boca y él me imitó.

Nunca en mi vida había probado algo tan dulce. Sus labios eran adictivos, y el roce suave de su lengua junto a la mía era indescriptible. 

¿Cómo fue que logré sobrevivir todos esto años sin tenerlo a mi lado? 

Quizás exagero, pero en esos momentos lo que llenaba mi cabeza era Taemin.

Me embargan tantas sensaciones que siento mi cuerpo adormecer. 

-Estoy mareado- Exclamó de pronto, dejándose caer a mi lado -Siento que el oxígeno no llega a mi cabeza- 

-Siento algo parecido- Busqué su mano y la levanté, entrelazando nuestros dedos.

-Esto es tan irreal...- Exclamó observando nuestras manos - ¿Es en serio? ¿De verdad quieres a alguien como yo? -

-No digas tonterías- Volteé mi cabeza para mirar su perfil- Jamás te menosprecies, eres perfecto así, tal cual-

-Ya detente- 

-¿Puedo abrazarte?-

-¿Y todavía preguntas?-

Sujeté su cuerpo delgado entre mis brazos. Lo estreché con fuerza, aún sintiéndolo irreal.

Así que a esto ha sabido siempre el amor... A Taemin.

Mi corazón me incitaba a decirle mil veces que lo amaba, que siempre lo había hecho y que estaba más que seguro de que lo haría para siempre.

Sus manos apretaban con fuerza mi camiseta y me atraía aún más hacia él.

Pasamos así unos minutos, sólo escuchando nuestras respiraciones y la melodía que creaban nuestros corazones acelerados, con una que otra canción de fondo, proveniente del televisor.

-Creo que deberíamos comer antes de que los cachorros despierten-

A regañadientes lo solté, él lo notó y soltó una risilla, antes de acomodarse lo más cerca que pudo de mí.

Preparamos todos los panqueques y una vez que enrollamos el último, lo dejamos junto a los demás en uno de los platos y lo invité a sentarse conmigo en el sillón. 
Me acomodé en la esquina, afirmado en el brazo del sillón, y él se recostó sobre mi pecho, lo sujeté con uno de mis brazos. Comimos tranquilamente, aunque yo apenas podía mascar con la boca cerrada. Mi sonrisa no quería desaparecer y me dificultaba el comer decentemente, por suerte él no veía aquel desastre. 

Aún me parecía un sueño. Es decir, lo tenía entre mis brazos, sentía su dulce aroma, y su cabello me hacía cosquillas en el cuello, pero aún así, había ansiado tanto este momento que sentía que no lo disfrutaba como era debido, que dejaba pasar detalles importantes.

Pero tomé la decisión de acallar mis pensamientos y besar su cabello suavemente. Lo sentí encogerse por la sorpresa, pero luego se acercó buscando más contacto. Ladeé mi cabeza, para besar la piel de su sien, cerró los ojos y formó una linda sonrisa. 

Esto me superaba.

Era lo que siempre quise y deseé. 

Sonrió por mi causa.

Yo, y nadie más que yo lo hizo sonreír. 

No logré evitarlo y lo abrasé fuerte, escondiendo mi rostro en la curva de su cuello.

-Ya..., pareces un niño pequeño abrazando su oso de peluche-

-No puedo evitarlo, te quiero tanto- Levantó sus brazos y sujetó con fuerza mis manos que ahora estaban en su pecho, abrazándome a su manera.

Mi celular comenzó a vibrar en mi bolsillo, decidí no prestarle atención, al rato dejó de sonar.

No había pasado ni un minuto y comenzó otra vez.

-Deberías contestar. Anda, debe ser importante- 

- Esta bien...- Refunfuñé, sin querer soltarlo.

Cogí el celular y observé quien llamaba. Jonghyun.

Diablos, debí contestar antes.

-¿Si?-

-Rana querida~ ¿estás ocupado?-

-Estoy cuidando los cachorros con Taemin-

-¡Excelente! encárgaselos a él. Te quiero aquí en 20 minutos-

-No puedo ahora Jjong...-

-20 minutos o atente a las consecuencias.-

Cortó... ya me había extrañado que no me llamara antes. Estaba planeando cómo hacerme sufrir. 

Pero ¿Tenía que ser justo ahora? 

-Tae, tengo que irme... ¿puedes cuidar a los cachorros un rato?-

Su semblante se oscureció un poco.

-Sí..., claro-

-Volveré lo más rápido posible- Me levanté y cogí mi chaqueta. Él se mantuvo sentado, con las piernas cruzadas, observando mis movimientos, me agaché y acaricié su mejilla, se sonrojó al instante. Estoy seguro de que jamás lograré acostumbrarme a eso. Acabé con la distancia que nos separaba y le di un suave beso de despedida.- Te amo-

-Yo igual- Me sonrió, y con el dolor de mi corazón salí de allí.

Me arrepentí de haberme ido en tanto puse un pie fuera, si antes parecía irreal, ahora tenía miedo de que en realidad no hubiera sucedido. 

Pero ni mis sueños eran tan perfectos, así que descarté la idea de haber sido engañado por mi imaginación.

Caminé hasta el paradero, y rogué porque el bus se apresurara, son 15 minutos hasta lo de Jjong y necesito tiempo para subir, el muy bastardo no consideró aquello. 

Una vez sobre el vehículo busqué un asiento cerca de la puerta, y luego en tanto divisé la parada toqué el timbre frenéticamente, 3 minutos.

Corrí como nunca antes lo había hecho, todos estos años de conocer a Jjong me han hecho entender -a la mala- que no debo hacerlo enojar.

Las puertas del ascensor se abrieron, el muy maldito estaba afirmado en el marco de la puerta de su departamento con un cronómetro en la mano. Contaba los segundos en voz alta.

6...

5...

4...

3...

2...

-¡YA LLEGUÉ, ESTOY AQUÍ!- Presionó el botón del cronómetro justo cuando este llegó a cero.

-Muy bien hecho, te salvaste de lavar los vidrios por fuera.- 

-¡¿Por fuera?! Es un quinto piso, Jjong-

-¿Y eso qué?- Su mirada de que poco le interesaba me caló hasta los huesos en un escalofrío que me recorrió de la punta de los pies hasta la raíz del cabello. 

Sabía que estaba en problemas, pero nunca creí que fuera para tanto.

-¿Qué estás esperando? Tienes mucho que hacer.-

Entré temeroso y me encontré con un panorama caótico.

Los cojines de los sillones estaban quizás dónde, había restos de comida y envases de licor y golosinas por todos lados. La alfombra estaba imposible y la mesa llena de cosas que no sé cómo llegaron allí.

Jonghyun se adentró en la cocina, lo seguí, y me arrepentí al instante.

Si el comedor y la sala eran un desastre... esto era repugnante.

El fregadero estaba repleto de trastos sucios y algunos tenían un color verde muy sospechoso, los muebles tenían manchas de comida en descomposición y el suelo de cerámica estaba lleno de barro, sin contar la basura que estaba regada por el lugar.

-Como puedes ver tuve una fiesta un poco salvaje hace dos días, a la que por supuesto no fuiste invitado, considéralo parte de tu castigo, sumado al desorden y los platos sucios de los cuatro días anteriores a la fiesta y debes cambiar un neumático de mi auto que reventó hoy...-

-¿Y esperas que limpie todo esto solo? Se te zafó un tornillo- Reí sarcásticamente.

-Más respeto niñito- Me observó seriamente con los ojos entrecerrados.- Tienes que limpiar todo esto hoy, y mañana debes venir a lavar la ropa, ordenar mi habitación, limpiar el baño -

-En serio Jjong, deja las bromas.-

-Entonces no me molestará filtrar varios momentos vergonzosos que...-

-Ya, ya, ya entendí, tranquilo- El muy maldito juntó mugre adrede todo este tiempo

-Ve a cambiar el neumático, porque voy a salir y necesito el auto, luego subes a ordenar el resto.-

Se encerró en su habitación y me dejó solo en aquel pestilente lugar.

Y pensar que tenía la esperanza de pasar la tarde con Tae y nuestro mutuo amor recién descubierto. 

Ya lo extrañaba.

Mientras bajaba decidí enviarle un mensaje de texto.

“Tardaré más de lo esperado, Jjong me necesita para algo, puedes cuidar a los cachorros? PD: Te amo <3”

Luego de presionar el botón y enviarlo consideré que quizás lo terminaría sofocando con tantos te amo en tan poco tiempo... Pero no sé de qué otra forma recordárselo y hacer que me tenga presente en sus pensamientos.

Mi celular vibró.

“No hay problema. Le pasó algo malo a Jjong? Mándale saludos de mi parte. También te amo <3”


El ascensor tenía espejos, así que por primera vez pude ver la cara de estúpido que se apoderaba de mí cada vez que algo tiene que ver con él. Iba a teclear una respuesta para decirle que no se preocupara cuando entró otro mensaje.

“Aun me es raro decir *te amo* y es lo mismo al escribirlo...así que no te sientas mal si no lo repito mucho, está bien?”


Dios, ¿podía ser más lindo? Respondí rápidamente

“Lo de Jjong no es grave. Y no te preocupes, yo lo repetiré mil veces por ti, seré como un disco rayado. Empezando ahora. Te amo, te amo!”

Mi cara de imbécil pareció empeorar. 

Ya me encontraba junto al auto de Jjong cuando el tono me avisó de otro mensaje.

“Tonto, también es raro leer y escuchar que me digas *Te amo*... aún así me gusta”

Necesitaba de manera urgente de alguien que me lanzara un balde de agua helada ¡por favor!

“Te amo Taeminnie. En tanto me desocupe iré a buscar a los cachorros <3”

Y recibí el último mensaje de la tarde.

“Estaré esperando. Te quiero.... No crees que eso es más fácil de decir? No respondas, ve con Jjong”

-¡Deja ese teléfono y ponte a trabajar!- Estaba a unos veinte metros ¿y aún así lo notó? Eso sólo lograba que mi miedo aumentara...

-Ya estoy cambiando la llanta, calma-

-Apúrate, no te conviene hacer que llegue tarde otra vez, ¿eh?-

-¿Alguna cita con la misma persona del otro día? -

-No, eso terminó horrible, gracias a ti. Hoy tengo una entrevista de trabajo- Exclamó orgulloso.

-Ya estaba bueno que dejaras de ser un vago-

-¡Hey! Gracias a que he estado de vago es que he podido cuidar a los cachorros-

-Es verdad, gracias Jjonggie-  Le sonreí inocente desde donde me encontraba, arrodillado sacando las tuercas de la rueda. Sólo atinó a darme un leve puntapié.

-Yah, apúrate-

-Sí, tranquilo- Se acercó a la acera y luego de sacudir un sector con la mano, se sentó a esperar, sin embargo tuvo que levantarse varias veces a ayudarme.

Cuando lo vi alejarse en su amado auto, subí y comencé mi enfrentamiento con aquel campo de batalla...

 

 

 

 

Notas finales:

Como les dije, escribí esta historia hace años. Mi forma de escribir ahora ha cambiado y no estoy exactamente orgullosa de como quedó este fic en especial, pero no edité absolutamente nada por que tiene un gigantesco valor emocional para mi.

Tampoco estoy diciendo que ahora soy una excelente escritora, para nada, pero mejoré bastante desde la época en que escribi esta historia ;3; 

Lo aclaro por que me pican los dedos por reescribir la historia decentemente. Pero no. No lo haré.

Nos leemos en el siguiente capitulo :D (en un rato más ^^)


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