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Don't you see me? por CamCamisa

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Notas del capitulo:

Hello! Nuevo capitulo :3

Esta vez lo releí y corregí un poco la puntuación. Creo que tengo una obsesión con las comas jvbjhbvdnjvfdv

Este cápitulo es más que nada el punto de vista de Minho C: Es uno de los capitulos que más me ha gustado escribir, I don't know why º3º

Espero les guste! 

Era el turno de Minho, por primera vez los cuidaría durante la noche. Le dije que si necesitaba algo o si tenía problemas que no dudara en llamarme. Nunca se pasó por mi cabeza que eso sería caótico.

 

Fui a la cama temprano, estaba agotado…, me dormí observando el número de Minho grabado en mi celular. Todo parecía un sueño, nunca me imaginé estar viviendo algo como esto, pero el observar esa serie de números en la pequeña pantalla hacía que me diera cuenta de que era real. Mis sueños eran más dulces desde que comencé a hablarle, soñaba con su voz y su sonrisa, sus ojos alegres y con cada movimiento que lo veía hacer cuando se dirigía a mí.

 

Las fantasías de mi mente fueron interrumpidas por el sonido de mi celular. Me desperté agitado al sentir la melodía tan cerca de mi oído, contesté sin mirar quien llamaba.

 

-¿Si?...-

 

-¡Los bebés no quieren hacer popó! ¿¡Qué hago!?-

 

-¿Qué la popó de quién…?-  ¿Popó? ¿Quien usa ese término para referirse al excremento? ¿Y  quién diablos me llama en la madrugada interrumpiendo mis hermosos sueños con Minho  para hablarme de caca?

 

-¡De los bebés perro! ¡Tae ayúdame!-  Bebés…, perro…, popó…¡Minho! Abrí los ojos rápidamente mientras arreglaba mi cabello con una mano.

 

-¿Qué pasó con los bebés?-

 

-No quieren hacer popó, llevo rato intentando que lo hagan, ¡pero no quieren!- Noté la preocupación en su voz.

 

-Primero que nada tranquilízate. No es necesario que hagan popó cada vez que coman. Cuando ellos quieran lo harán, así que no te preocupes, ¿Está bien?-

 

-¿En serio? Pensé que estaba haciendo algo mal…, gracias Tae- Su tono de voz cambió a uno de felicidad. Tonto exagerado… ¿Cómo puede ser tan dulce sin siquiera darse cuenta?

 

Me dormí otra vez concentrado en el celular, pero esta vez mi atención estaba enfocada a la primera llamada que Minho me había hecho. Deseé que fuera la primera de muchas y no sé si para mi bien o no, esto se hizo realidad muy pronto.

 

Cada media hora recibí una llamada de Minho, con diferentes preguntas, “Hicieron mucho pipí, ¿es eso normal?”, “¿Puedo recalentar la leche en el microondas?”, “¿Cuántas cucharadas de leche eran?”, “Le puse la clara de un huevo a la mezcla como dijiste, pero cuando puse el agua caliente varios pedazos se cocieron!”, “Lloran mucho mientras esperan su turno para comer, y comienzan a chupar las cositas de los otros y se toman el pipí, ¿Es eso muy malo…?”

 

Era suficiente. En definitiva no me dejaría dormir. A las 2:30 de la madrugada decidí levantarme e ir a ayudarlo. Le dije que pusiera una escalera al otro lado de la pandereta que dividía nuestras casas y salí por la puerta trasera, mi madre cierra cada noche la puerta principal con miles de candados y cerrojos por miedo a los ladrones, por lo que esa salida no era una opción.

Me encaramé en unos troncos grandes que a veces utilizábamos como sillas y me senté sobre la pandereta, Minho ya estaba allí y me ayudó a bajar.Entré a su casa y subimos a su habitación.

Su habitación.

Dios… mi enfado desapareció en tanto abrió la puerta y me invitó a entrar. Todo era exactamente como me lo imaginaba, ordenado y limpio. La decoración era en su mayoría de colores azules y negro; muy al contrario de mi habitación que era un verdadero desastre, hace semanas que no veía el suelo.

 

Los cachorritos estaban en su caja sobre el escritorio.

 

Nos acercamos y moví las telas que los cubrían, varios de ellos se movían de allá para acá, seguramente buscando alimento, y otros ya estaban plácidamente dormidos. Uno de los cachorritos que estaba despierto intentaba alcanzar la entrepierna de su hermano, la cual confundía con una de las tetillas de su madre.

 

Sujeté a ese impidiendo que lograra su cometido.

 

-¿Tienes leche tibia?-

 

-¡Si!- Me tendió un biberón, mientras el tomaba otro y alimentaba a alguno de los hambrientos cachorros.

 

Terminamos rápidamente con todos. Yo bostezaba cada 5 segundos y mis parpados se cerraban. Me acomodé en la silla de escritorio en la que me encontraba, era bastante cómoda y acolchada, casi como una cama… y antes de darme cuenta ya estaba dormido.

 

Me desperté un rato después a causa del llanto de los bebés. Tenía una frazada cubriéndome, “¡Choi Minho me cubrió con una frazada porque me quedé dormido en su habitación!” No podía evitar el estar emocionado.

 

Él ya se encontraba alimentando a los bebés y me sonrió en tanto se percató de que había despertado.

 

“Despertar con el rostro sonriente de Minho frente a mí” No podía evitar exagerar cada detalle en mi imaginación.

 

Otra vez el mismo proceso, cuando terminamos ya eran casi las 5 de la mañana, debíamos levantarnos a las 7 para ir a la escuela. Decidí dormir un rato y coloqué la alarma de mi celular a las 6:45, para tener tiempo de ayudar a Minho con los bebés y además lograr volver a mi habitación sin preocupar a mi familia.

 

Comencé a acomodarme nuevamente en la silla…

 

-Tae…-

 

-¿Mmm?-

 

-¿Por qué no vas a dormir a la cama?- ¿Cama?, ¿SU cama?- Es mucho más cómodo que dormir en esa silla.-

 

-Estoy bien aquí…- ¿Acaso él cree que lograré conciliar el sueño estando en su cama?

 

-Anda, no discutas conmigo, ve a la cama. No quiero ser el culpable de que mañana te despiertes con una horrible tortícolis.- No, no insistas... ¡Por favor!

 

-De verdad, no pasará nada, estaré bien.-  Me miró fijamente, con una mirada que derretiría el corazón de cualquiera.

 

-Tae, por favor… Es lo menos que puedo ofrecerte después de toda tu ayuda-

 

Me rindo, me es absolutamente imposible llevarle la contra.

 

-Está bien~- Me levanté y me dirigí a la cama.

 

Estaba impregnada con su olor, su delicioso olor, respiré profundamente e intenté relajarme. Creo que estaba más cansado de lo que pensé, ya que rápidamente mi vista se volvió negra y comenzaron los sueños otra vez.

 

Ahora me encontraba recostado en el pasto, en medio de un gran bosque. Minho se acercaba a mí y me besaba en la mejilla, luego sus brazos me rodeaban y  apretaban mi cintura cada vez más… Podía sentir su tibia respiración en mi cuello. Todo se sentía tan real.

 

La alarma sonó, la apagué rezongando. Aún tenía mucho sueño, estaba tan cómodo y calentito, quería seguir acurrucado entre esos fuertes brazos…

 

Espera… ¿Brazos?  

 

Me levanté bruscamente  y me volteé. Mi cara se sonrojó completamente al encontrarme con Minho durmiendo a mi lado. Se removió y  apretó con más fuerza mi cintura que continuaba sujetando entre sus brazos. Luego de unos segundos abrió los ojos lentamente y cuando se percató de que yo ya me encontraba despierto me soltó y se sentó bruscamente a mi lado en la cama.

 

-Ya estás despierto… Siento lo de recién, es que te veías tan cómodo y tenía frio, así que… ¿No estás molesto cierto?- Las palabras se enredaban en su boca.

 

¿Cómo podía estar molesto cuando sentía que mi corazón estallaría de la felicidad?

 

-No estoy molesto, no te preocupes- Me levanté rápidamente para evitar que viera mi sonrojo y me dirigí a ver a los perritos.

 

Afuera aún estaba oscuro.

 

Ayudé a Minho con los perritos, y cuando el sol comenzó a verse en el horizonte le dije que debía irme y que pasara a dejar la cajita con los cachorros a mi casa para que mi hermana los cuidara.

 

Salí y repetí el mismo proceso de saltar la pandereta, llegué a mi habitación justo a tiempo y fui a tomar una ducha. 

 

Era viernes, lo que significaba que estaría con Minho todo el fin de semana.

 

 

 

 

 

Minho’s  Pov

 

Nunca me imaginé que finalmente lograría hablar con él. Creo que lo he amado desde siempre, desde que lo conocí, desde que éramos niños.

Siempre traté de acercarme a él, de niño lo invitaba a jugar, se negaba amablemente, nunca accedía. Con el tiempo comencé a crear teorías del por qué no aceptaba “Debe estar enfermo”, “Quizás sus padres no le permiten salir”, todas me alejaban de la opción que creo era la verdadera “Simplemente no quiere.” Siempre le insistía con la esperanza de que algún día dijera que sí, jamás lo hizo. Terminé rindiéndome.

Era un amor inocente, creo que en esa época ni siquiera sabía que lo que sentía por mi vecino era más que curiosidad, más que las simples ganas de saber que pensaba ese chico misterioso.

 

Parecía que la distancia que nos separaba aumentaba con el paso del tiempo, crecía con nosotros. Ya no lo veía cuando jugaba en la calle con mis amigos, pronto ingresé a la escuela y como él era menor no asistíamos juntos. Pasaron meses en que no lo vi, llegué a pensar que su familia se había mudado. Hasta que un día cuando regresaba de la escuela con mi madre lo vi mirando por un rincón de la ventana, observándome.

 

El año siguiente fue su turno, se veía adorable con el uniforme, su hermana lo llevaba a la escuela cada mañana y lo recogía en las tardes. Comencé a verlo diariamente.

 

A partir de su primer año se volvió costumbre verlo cada mañana, todos los días, y continuaba siendo así.

 

Asistíamos a la misma institución, por lo que solía verlo en los recesos. Siempre estaba solo, no por que las personas no se acercaran a él, al contrario, desde pequeño era tan lindo que todos sentían la necesidad de acercarse a él, de ser amigables. Incluso mis compañeras insistían en acercársele, sin éxito, él alejaba a todos. A medida que crecíamos se volvía más misterioso.

 

En tanto aprendió a leer se internó en ese mundo. Comenzó a frecuentar la biblioteca, pasaba horas entre los libros, se quedaba después de clases, iba en los recreos, y en las horas de estudio. Siempre se sentaba en la mesa que estaba junto a la ventana, yo lo observaba desde el patio. Pertenecía al club de deportes por lo que pasaba gran parte de mi día en las canchas que estaban detrás del colegio, enfrente de la biblioteca. Cada descanso entre juego y juego me lo pasaba sentado en el pasto, atento a la ventana del segundo piso, donde se encontraba él. Su pelo se movía con la brisa, pasaba las hojas suavemente, trataba cada libro como un tesoro. Se abstraía tanto en sus lecturas que muchas veces lo observé reír, e incluso llorar. La biblioteca no era muy frecuentada por los demás alumnos, así que no se preocupaba por contenerse, confiado en que nadie lo observaba se dejaba llevar por las letras, por las emociones que la lectura le brindaba.

 

En casa era igual, se sentaba en el patio y leía, yo pasaba horas observándolo a escondidas desde mi habitación. Comencé a prestar atención a los títulos de los libros y para lograr conocerlo un poco más lo imité, comencé a leer.

 

No distinguía ningún género, leía desde libros fantásticos, a libros históricos, obras de teatro y novelas.  Con cada libro que leía sentía que me acercaba más a él, que lo conocía un poco más, que lograba conocer a ese misterioso ser que era tan receloso con su intimidad, que mantenía un escudo a su alrededor, que a sus 11 años se escondía en una caja fuerte bajo 7 llaves.

 

 

Luego de unos meses noté que comenzó a portar una libreta, que llevaba a todos lados y que nunca soltaba. Muchas veces lo vi concentrado paseando el lápiz por las hojas ¡Cuánto deseaba saber que era lo que llenaba cada una de las paginas!, ¿Escribiría acaso sus pensamientos? O quizás ¿Sus sentimientos? Tal vez era una historia que surgió de sus numerosas lecturas o de su imaginación en desarrollo. Si fuera yo el que escribe completaría cada página con mi amor por él, ese amor que aún sin nunca haberle hablado llena mi corazón y crece cada vez que lo veo o pienso en él. Escribiría cada cosa que me gusta de él. Cada sentimiento que se apodera de mí al conocer algo nuevo sobre su persona, la alegría que me recorre al recordar una de las pocas cosas que conozco de él, su nombre, su hermoso nombre que afortunadamente sé.

 

Lee Taemin. 

 

Con el pasar de los años se volvió más hermoso y talentoso. Participó de varios concursos de escritura y dibujo. La primera vez que me enteré que participaría en uno de escritura me sentí extasiado. Si Taemin ganaba por fin sería posible para mí leer lo que escribía. Todos los relatos ganadores serían publicados en un libro, yo esperé con ansias la fecha en que se sabían los resultados. Por supuesto Taemin obtuvo el primer lugar y su relato fue la historia principal del tomo. Al entregar la historia había adjuntado un dibujo, que representaba su relato, los jueces quedaron asombrados con su talento y decidieron que dicha imagen sería la portada del libro.

 

Compré el volumen en tanto salió a la venta. Me sentí fascinado por la historia. Por fin conocía una parte de los pensamientos que surcaban su cabeza. La historia en palabras breves consistía en un amor no correspondido. El amor unilateral de una pareja en donde sólo él amaba de una forma casi incondicional y donde ella sólo estaba interesada en las ventajas que esa unión le pudiera traer. Al contrario de lo que todos imaginaban, el protagonista era feliz, porque para él la dicha estaba en que quien amaba fuera feliz. Disfrutaba y aprovechaba cada segundo que podía pasar con ella y eso le era suficiente, a pesar de que ella intentara hacerlo infeliz con su actuar frío y altanero.  Ella no lo quería y no tenía por qué fingir interés cuando él muy bien sabía que ella estaba en esa relación por dinero, posición social y prestigio, nada más. Para ella esa era la felicidad, no creía en el amor. Con el paso de tiempo el protagonista empezó a verse más afectado por no haber llegado nunca  a ser correspondido. Ya había llegado a un límite de autocompasión inimaginable cuando decidió tomar la decisión más difícil de su vida. Había intentado cambiar la forma de pensar de ella, que lo viera a él como él la veía a ella. Al final se dio cuenta de que ya había sufrido bastante, había pasado por penurias y situaciones que se volvieron experiencias que cambiaron su forma de pensar, pero ya estaba roto por dentro. Lo peor de todo, era que a pesar de ello, la seguía amando y por eso fue duro decidir alejarse de ella. Le dio todo, le dejó todo, a él no le interesaba nada si con ello la hacía feliz. Luego se fue para no regresar jamás.

 

La historia en sí era triste, su redacción, su manera de escribir hacía que te sintieras parte del relato. Plasmaba tan bien los sentimientos y los altibajos emocionales del protagonista que no podías evitar sentirte parte de la historia, sufrir con él, sentir su felicidad y su horrible dolor.

 

Asumí a través de esta lectura que Taemin sufría aunque no lo aparentaba en el exterior.

 

 Me alegré al conocer un poco más sobre él, pero me entristeció profundamente darme cuenta de que él era infeliz, y que yo no podía hacer nada al respecto. Temía acercarme a él y ser rechazado inmediatamente. Entre nosotros no existía aún la gran pared que había impuesto a todos los que alguna vez se le habían acercado, pero me aterrorizaba pensar que él no me aceptara  y que perdería mi quizás única oportunidad de ser cercanos. Continué observándolo de lejos, pero ahora con más atención.

 

Con el paso del tiempo guardé cada escrito y dibujo que conseguía de Taemin, la mayoría eran fotos de aquellos dibujos, que obtuve al visitar las exposiciones. Cada vez me sorprendía más, cada historia que creaba era aún más sorprendente que la anterior y cada dibujo era más bello y perfecto.

 

A pesar de la reciente popularidad que había obtenido con su talento, Taemin seguía tan cerrado y solitario como siempre.

 

A los 14 años ingresó al club de baile de la escuela, pero no por su propia iniciativa,  el grado en el que él se encontraba exigía  ingresar a un club de deporte electivo.

 

Volvió a sorprenderme, ¿Cuan talentoso podía ser? El día de la presentación del club de baile,  Taemin,  a diferencia de sus compañeros no se veía nervioso. En tanto la música comenzó él se transformó, transmitía mil emociones, su baile era fuerte y sus movimientos fluían. Parecía que había nacido para eso, parecía un profesional. Pero más que nada lucía hermoso, su rostro transmitía sentimientos que nunca había visto en él. Su semblante siempre estaba serio, nunca demostraba en sus facciones el rastro de emoción alguna, a excepción de cuando leía a solas, pero ahora parecía desahogarse con cada movimiento. Todos los presentes quedaron asombrados, su maestra era la más orgullosa.

 

Creo que ese día volví a enamorarme de él.

 

La profesora lo convenció de no salir del club de baile, gracias a él las inscripciones aumentaron. Todos lo admiraban e intentaban acercarse a él con nulos resultados, Taemin continuaba igual de renuente a hacer cualquier tipo de lazo afectivo.

 

No sé si él alguna vez notó mi presencia, pero para mí el verlo cada mañana era una necesidad. Mi día no estaba completo sin cruzarme con él, ese simple saludo que realizábamos cada mañana para mí era el cielo. De cierta manera yo era algo especial, si no ¿Por qué solo me saludaba a mí? Jamás lo vi corresponder un saludo a otra persona que no fuera de su familia. Quizás era porque éramos vecinos y no quería ser maleducado con una persona que vivía tan cerca; quizás sí notaba mi presencia, más de lo que yo creía. Mi cabeza maquinaba mil y una teorías de por qué me saludaba, en cada una de ellas me hacía creer que yo era diferente, especial para él, y el creer eso en mi cabeza aumentaba mi felicidad, una felicidad infundada.

 

 No tenía muchas oportunidades de verlo en la escuela, él y yo teníamos cada vez más actividades y nuestros horarios de salida nunca coincidían.

 

Hasta hoy.

 

Nos encontramos a la hora de salida. Tomamos el mismo autobús, este se encontraba repleto por lo que por primera vez estuvimos obligados a estar muy cerca. Nuestros hombros chocaban, y con cada frenada yo me acercaba más a él. Está demás decir que me dejaba llevar demasiado por el vaivén del bus, mis esfuerzos por sujetarme y mantenerme en mi lugar eran casi nulos, por lo que el roce entre nosotros era constante. Taemin nunca levantó su rostro, yo lo observé embobado todo el viaje, jamás había estado tan cerca y observar sus facciones  a esa distancia era lo mejor del mundo. Era el ser más hermoso que había conocido, su pelo medianamente largo seguía el movimiento que el bus realizaba, se veía suave y te incitaba a tocarlo. Disfruté al máximo el tiempo que el bus demoró en llegar a su destino.

 

Al llegar a nuestra parada, se me dificultó descender y noté que a Taemin le era aún más difícil avanzar. No sé de donde saqué valor, pero sin pensarlo en tanto bajé le tendí una mano para ayudarlo a bajar, no pensé que aceptaría, pero lo hizo, observo mi mano un segundo y la sujetó; mi corazón comenzó a latir rápidamente, era la primera vez que sujetaba sus suaves manos. Me dio un quedo gracias y yo le sonreí, como nunca lo había hecho.

 

El bus partió, todo volvía a ser como siempre, comenzamos a caminar en silencio, cuando sentí un chillido. Mi mirada extrañada se cruzó con la de Taemin. Él comenzó a buscar y encontró una pequeña caja, se agachó para abrirla y yo me acerqué  a mirar por sobre su hombro.

 

Cachorros.

 

En ese momento todo cambió.

 

Realmente me sentí enfadado al ver la crueldad con que habían abandonado a los pequeños cachorros. Sentí repulsión por la persona que fue capaz de hacer algo así, no existían justificaciones que lo liberaran de un céntimo de culpabilidad.

 

 Luego de llevarlos al veterinario, el saber que quizás ni siquiera la mitad sobreviviría me destrozó. Eran unas criaturas tan inofensivas que no merecían tal destino. Taemin accedió a que los cuidáramos juntos.

 

No debería sentirme afortunado por encontrar a esos pequeños, pero no podía evitarlo, él había aceptado cuidarlos conmigo, compartir su tiempo, su vida, romper su rutina por estar conmigo. Sentí que mi corazón estallaría.

 

Pero quizás él estaría incomodo al pasar tanto tiempo conmigo, no estaba acostumbrado a tener gente a su alrededor y no quiero terminar sofocándolo. Pero esta oportunidad no se repetiría jamás, no podía desperdiciarla. Decidí que quizás podríamos turnarnos, él no parecía muy emocionado; me sorprendió con una gran sonrisa  cuando le dije que los fines de semana los cuidáramos juntos. Era la primera vez que sonreía para mí, su rostro se ilumino como nunca antes lo había hecho. No quería emocionarme, pero esa sonrisa daba para varias interpretaciones, quizás…, solo quizás, sí tenía una oportunidad con él.

 

El primer día los cuidamos juntos, era más difícil de lo que esperaba, pero al mismo tiempo era una sensación muy gratificante. Sus vidas dependían de nosotros y debíamos hacerlo lo mejor posible. No podía ocultar mi felicidad al estar en la casa de Taemin, creo que sonreí como un estúpido todo el tiempo, pero no podía evitarlo.

 

Taemin se veía desconcentrado, miraba constantemente hacía donde yo me encontraba y observaba con atención al cachorro que sujetaba en mis manos. Estaba tan despistado que no se percató cuando el perrito al que alimentaba movió su cabeza y soltó el biberón, ahora este apuntaba directamente a su ojo. Cuando le dije lo que pasaba, se sonrojo en demasía y no me miró en un buen rato.

 

   Más tarde fue la hora de ayudarlos a hacer pipí, usualmente eso es algo que su madre realiza, pero a falta de esta debíamos usar algodones humedecidos con agua tibia. Era probable que hubiesen pasado mucho tiempo sin tomar leche y se encontraran deshidratados, porque orinaron muy poco, incluso para su diminuto tamaño eso no era normal.

 

Al día siguiente tenía un importante examen de matemáticas, por lo que a  regañadientes me despedí y me dirigí a casa para repasar los contenidos. Taemin se encargó de cuidarlos esa noche.

 

Apenas logré concentrarme. No podía esperar por que llegara el día siguiente, para poder hablar con Tae, para poder verlo, estar junto a él.

 

Me levanté más temprano de lo normal y esperé a Tae  en la entrada de su casa. Los bebés habían estado bien, y Taemin no se veía cansado.

 

Tenía miedo de que nuestro viaje en el bus a la escuela fuera incómodo. Nos sentamos juntos por primera vez, y al contrario de lo que esperaba nuestra conversación fue muy fluida. Hablamos de cosas simples, y la mayor parte del tiempo era yo haciéndole preguntas, no podía evitar mis ansias de saber más de él.

 

Nuevamente mi ansiedad me superó. En tanto el timbre sonó,  volé de mi salón al de Taemin con la esperanza de encontrarlo. Su cara sorprendida era impagable. Muchos de sus compañeros nos miraron extrañados, ver a Taemin acompañado no era algo de todos los días. Sé de fuentes fiables que muchos de ellos deben estar muriendo de celos, el aire misterioso que rodea a Tae y sus infinitos talentos son un imán para chicas y chicos.

 

Parecía que tenía estampada la cara con una gran sonrisa, que no quería desaparecer.

 

Al llegar lo acompañe a su casa, su hermana mayor dijo que nos ayudaría mientras encontrábamos otra solución para cuidar a los cachorros por las mañanas.

 

Pero en tanto abrimos la puerta tuve un mal presentimiento, demasiado silencio.

 

Uno de los cachorros había muerto. Taemin no reaccionó bien, lo vi contraer sus manos y comenzar a temblar. Me acerqué y sujeté sus apretados puños intentando relajarlo. Al contrario de lo que pensé, más que triste sonaba enfadado. Una cristalina lagrima recorrió su mejilla mientras miraba hacia abajo. Sujeté su mentón, obligándolo a mirarme, intenté darle ánimos y le sonreí, logré que el también lo hiciera, una sonrisa acongojada.

 

Lo sepultamos en mi casa, Tae me lo pidió, creo que para él sería más fácil olvidar este triste episodio si el cachorro no se encontraba en su patio.

 

---*---*---*---

 

Era mi turno. Todo empezó bien, pero pronto se complicó. Los cachorros lloraban demasiado y yo no era lo suficientemente rápido como para alimentarlos a todos, eran muchos. No entendía como esto había sido tan sencillo para Tae, yo no llevaba ni 2 horas solo con ellos y ya estaba enloqueciendo.

 

Luego de lo que pasó con el perrito negro, me volví un poco más paranoico. Cada detalle me parecía extraño, no quería ver sufrir a Tae otra vez por lo que hice mi mejor esfuerzo para cuidarlos, pero tenía demasiadas dudas. Anteriormente le había pedido su número a Tae, me picaban los dedos por marcarle, no me resistí y lo hice. Sentí el sonido de llamada, y me puse nervioso, ¿Qué le diría? Contestó con voz somnolienta. Dije lo primero que se me vino a la cabeza, la voz de recién despertado de Tae era adorable, modulaba apenas y era solo un susurro. Respondió a mi pregunta y cortó.

 

Tenía otras dudas y quería escuchar más de su voz. No me resistí, lo llame por cada pequeño detalle. Finalmente me dijo que vendría, me pidió que pusiera una escalera en la pandereta del patio. Se veía enfadado, quizás me había excedido con las llamadas, pero cuando llegamos a mi habitación pareció relajarse.

 

Me ayudo con los perritos y rápidamente se quedó dormido en la silla. Busqué una manta y lo cubrí con ella cuidadosamente. Era un festín para mis ojos. Su rostro al dormir era simplemente angelical. Yo estaba en las nubes, su respiración era acompasada y se veía tan relajado. Me quedé un rato observándolo.

 

Rato después  lo cachorros comenzaron a quejarse, no quise despertarlo y comencé a alimentarlos. Al igual que al principio no fui lo suficientemente rápido y el llanto de los perritos terminó por despertarlo. Su rostro al despertar era impagable, le sonreí.

 

Nuevamente los cachorros se durmieron y Tae se estaba acomodando en la silla, pero no podía dejar que durmiera incomodo en ese lugar. Le ofrecí mi cama. Al principio lo rechazo, pero insistí tanto que termino por aceptar. Se durmió instantáneamente.

 

Se veía cansado, muy cansado. Luego de unos minutos me acerqué, y verifiqué que estuviera durmiendo. No me resistí y acaricié su rostro dormido. Esperé a ver si es que lo había despertado, pero seguía plácidamente dormido. Le di un beso en la mejilla, sentí escalofríos cuando mis labios tocaron su tibia piel. Sentía su respiración en mi cuello, percibí su dulce olor; ni en mis sueños más locos me imaginé que tendría esta oportunidad de estar tan cerca de Tae. Le saqué una foto, no quería que esta noche acabara nunca. Una imagen no haría mal a nadie, me serviría para recordar que no había sido un sueño.

Poco rato después mis ojos se cerraban.Decidí ser atrevido. Levanté las mantas y me acurruqué junto a Taemin, abracé su cintura y refugié mi rostro en su cuello. Ahora sí que podía morir tranquilo y feliz. Lo sujeté con fuerza, cuidando no despertarlo, quería continuar así para siempre.

 

---*---*---*---

 

Sentí un movimiento brusco, aún así abrí mis ojos lentamente. Él estaba sentado con la cara completamente roja y con mis brazos aún rodeando su cintura. Lo solté. Mierda, mierda, mierda, esperaba que no pensara que era un depravado o algo así. Intenté suavizar la situación y él pareció comprenderme.

Me salvé por un pelo, debo ser más cuidadoso si no quiero asustarlo y ser otro más en su lista de personas a las que evitar.

 

Todo había terminado muy rápido. Lamenté haberme dormido en vez de disfrutar esos momentos con él al máximo.

 

Pero no me preocupé demasiado, el fin de semana estaba a la vuelta de la esquina, dos días completos con Taemin.

 

 

 

 

 

Notas finales:

No sé cuando vuelva a pasar por aquí. Para las personas que leen alguno de mis otros fics o traducciones apreovecho de avisar que tengo que tomarme unas mini vacaciones de más o menos dos semanas. Tengo una evaluación gigante el jueves 23 y debo estudiar mucho :C Y ese fin de semana me voy a Santiago a ver a Fall Out boy !! Por lo que no tendré tiempo vhbdfhvjbdfv

Esperen por mi ;3; volveré pronto!


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