El momento del día que más le gustaba a Kai era la mañana, cuando su compañero de piso dormía él se colaba en su cuarto y le observaba durante un rato, aún soñoliento, mirando el cálido reflejo de la luz creando claros y sombras en la cara del otro chico. Durante esos segundos, minutos a veces, Kai se sentía feliz y no podía evitar sonreír cuando alzaba su mano y acariciaba con la punta de los dedos aquellas facciones que conocía ya de memoria. Cuando por fin se despertaba, Kai se levantaba y caminaba lentamente hacia la puerta, permaneciendo unos segundos apoyado en el marco, observando como BaekHyun se desperezaba, entonces le daba los buenos días y salía de la habitación aún con la misma sonrisa en su rostro.
Y como cada mañana ahora Kai estaba mirando a su amigo, acariciando su cara, atreviéndose esta vez a pasar su mano por el suave cabello mientras observaba como BaekHyun respiraba lentamente, su pecho subiendo y bajando rítmicamente, sus ojos se posaron en el colgante que colgaba del cuello de su amigo y sus dedos lo aferraron con cautela. "Hey… este es mi colgante." Susurró para sí mismo, intentando no despertar a su compañero. "¿Cuando me lo has robado?" Kai agitó la cabeza aún sonriendo y dejo ir el colgante, las alas plateadas haciendo extraños reflejos en su mano. Frunció el ceño y ladeó la cabeza mientras BaekHyun comenzaba a bostezar. Kai se levantó y caminó fuera del cuarto. "Buenos días Baek." Susurró y caminó hacia su cuarto.
Ir en metro hacia la universidad no era de sus momentos favoritos. Sí, compartir el trayecto con BaekHyun le gustaba pero el chico le ignoraba, en realidad ignoraba todo a su alrededor, se ponía los auriculares y se sumergía en su mundo, olvidándose de todo. Aunque le costase admitirlo, en realidad a Kai le gustaba aquello porque así podía apoyar su cabeza sobre el hombro de su amigo, cerrar los ojos y dormir un poco más mientras la voz de BaekHyun le acunaba lentamente. Si esa era la razón por la que siempre llegaban tarde a clase a ninguno de los dos parecía importarle demasiado.
Kai abrió los ojos justo a tiempo mientras las puertas comenzaban a abrirse, le dio un codazo a BaekHyun y caminó hacia la salida. "Vamos." Le dijo mientras este se sobresaltaba y le seguía fuera del vagón. Kai seguía sonriendo mientras ambos caminaban por la calle, uno al lado del otro, la voz de su amigo acompañándolo durante todo el trayecto, quizás era esa la razón por la que Kai siempre sonreía cuando estaba cerca de Baek o quizás era por otra razón, una razón que no se veía capaz de explorar ahora mismo. Kai se paró de golpe, sintiendo un escalofrío recorrerle la nuca, de pronto se sintió vacío y alargó la mano para aferrar el brazo de su amigo. Un coche cruzó la carretera saltándose el semáforo, casi rozando a Baek quien ya tenía un pie sobre el asfalto. "Dios…" Murmuró el chico. "¡Podría haberte atropellado!" Dijo Kai algo enfadado aún sabiendo que su amigo no podía oírle. Apretó más los dedos alrededor del brazo de BaekHyun a lo que este respondió rodando los ojos y gruñendo un poco. "Sólo ha sido un pequeño susto." Dijo jugueteando con el collar de su amigo, miró a ambos lados de la calle y cruzó con más seguridad. Kai no volvió a soltar su brazo hasta que llegaron a la puerta del edificio.
Esperar a BaekHyun después de clase tampoco le volvía loco, siempre tenía esa extraña sensación de nausea eterna en el estómago, estaba seguro de que si se atreviese a decirle a su amigo lo que sentía por él aquella sensación desaparecería pero no podía arriesgarse. Sin embargo no le importaba porque mientras esperaba sentado en el mismo banco de siempre cerraba los ojos y dormitaba soñando que todo era fácil, todo era sencillo y que aquella sensación en su estómago era remplazaba por una calidez que se expandía por todo su cuerpo hasta la punta de sus dedos. Y entonces él era feliz y cuando escuchaba el parloteo de su amigo y volvía a abrir los ojos aquella calidez seguía allí. Kai se levantó y caminó junto a su amigo que hablaba por teléfono con alguien. Era una suerte que casi nunca se callase porque Kai adoraba aquella voz, no le importaba demasiado de qué estuviese hablando, muchas veces Kai sólo asentía y murmuraba algo de vez en cuando para que su amigo supiese que le prestaba atención pero lo cierto es que él a veces se perdía entre el movimiento de aquellos labios. "No… ahora voy a casa, estoy bien mamá no hace falta que… vale, de acuerdo." BaekHyun suspiró y colgó el teléfono, después lo metió dentro del bolsillo de su chaqueta y agitó la cabeza mordiendo su labio inferior. Kai se sintió más valiente que de costumbre y sin pensarlo mucho tomó la mano de su amigo entre la suya, entrelazando sus dedos. BaekHyun miró su mano sonriendo y se ruborizó ligeramente, mientras con su otra mano jugueteaba con el colgante de Kai. "Volvamos a casa." Dijo en un susurro, colocándose de nuevo los cascos y tarareando durante todo el camino. Kai aferró con fuerza su mano.
A veces cuando BaekHyun se metía en la ducha Kai aprovechaba para ocupar la cama de su amigo, se cubría con las mantas y casi siempre se quedaba dormido esperando a que volviese. Pero a Kai no le importaba, porque BaekHyun siempre se tumbaba junto a él, apagaba la luz y se acurrucaba a su lado hablando de como le había ido el día. Por eso Kai sonreía ahora, porque su amigo estaba a su lado, hablando en susurros sin parar, mientras él le acariciaba la mejilla con delicadeza. "BaekHyun…" Kai susurró rozando con su pulgar los labios del otro chico, haciendo que este callase de golpe y cerrase los ojos, suspirando. "¿Puedo…?" Preguntó sin atreverse a acabar la frase. BaekHyun entrelazó sus dedos en el colgante que pendía de su cuello y asintió levemente o al menos Kai tomó aquel gesto como una afirmación y acercó sus labios a los de su amigo, estremeciéndose al sentir aquel contacto que tantas veces había deseado. "Kai…" BaekHyun susurró apretando su puño alrededor del colgante de su amigo mientras una lágrima recorría su mejilla, solitaria. "Te echo tanto de menos." Y nadie escuchó los sollozos que salieron de su boca, y nadie enjugó sus lagrimas aquella noche.
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