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Say goodbye por -oOYUKI-NII-Oo

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Notas del capitulo:

∞ N/A Naruto no me pertenece. Todo es de su gran autor, Kishimoto-Sensei

∞ Titulo: "Say goodbye"

∞ Autor: YUKI-NII.

∞ Género: Friendship

Ranting NC17

∞ Pareja: SasuNaru

∞ N/A Naruto no me pertenece. Todo es de su gran autor, Kishimoto-Sensei

∞ Resumen: Naruto ve como todo cae poco a poco, Naruto abre sus piernas tratando de sostenerlo todo. A veces el amor no es suficiente.

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Capitulo 2

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XI. When you usually lose

Puedes recordar  el olor a panqueques recién hecho con mermelada los domingos por la mañana. La enorme taza de chocolate caliente y el ruido de la televisión con un programa de variedades.

Iruka con su delantal con holanes y su cabello castaño recogido, tu cara llena de miel de maple mientras ruegas por no atragantarte por el panque entero que has mentido en tu boca, la voz de Iruka regañándote te hace reír.

Abres los ojos, el ruido no es de un programa de televisión sino de personas hablando a tu alrededor. Hay café americano, como un líquido despertador en la mesa y ojos oscuros mirándote con atención mientras te escondes tras la carta del menú. Es un restaurant caro, sientes dolor solo de ver el precio de un vaso de agua. Sasuke continua esperando a que elijas algo porque “dobe pareces que estas en una competencia con la muerte para ver quién es más delgado por lo que veo”

Te miraste a ti mismo y luego a él, no contestaste nada, Gaara te insinúa lo delegado que estas cada vez que recorre tus costillas y esternón. Vuelves tus azules ojos a la sección de waffles y panqueques. Sasuke saborea su americano bien caliente. Aun no han hablado, ninguno de los dos ha hecho el intento por comenzar una conversación más allá de lo elemental.

Recuerdas su aparición frente a tu puerta, a Gaara tomando su abrigo para salir y a Sasuke entrando de esa forma resulta que tiene, como si todo a su alrededor le pertenecieses. Fue un choque bastante impresionante cuando ambos cruzaron al mismo tiempo el umbral. Una colisión de energías, de testosterona y  una declaración de territorio implícita mientras ignoraban la existencia del otro.

La puerta se cerró y el de cabellos negros te observo con cuidado, revisándote  como mercancía valiosa, apretaste los labios, al dejar de sentirte como una persona y pasar a ser más un contracto de negocios por interceptar.

Murmuraste un bastardo por lo bajo, él sonrió caminando hacia ti. Tu respiración se acelero, aun no estás muy seguro si fue por la furia que crecía en tu interior ante su actitud, o porque sus manos estaban sobre tus hombros aferrándose a ti, en ese momento deseaste estar en la casa Uchiha con su cabeza sobre tus piernas, eso te hacía sentir algo agradable en tu pecho y no es ansiedad por no saber qué hacer al tenerlo tan cerca.

Diste un paso hacia atrás cuando sus ojos coincidieron, lo viste, aquello que creías había sido un engaño de la luz reflejadas en las oscuras pupilas, la mirada de Sasuke era diferente, era una declaración silenciosa que tú te empeñabas en ignorar.

Caminaste hacia la puerta para abrirla y señalar con tu brazo hacia el corredor, lo estaba echando en el mismo lenguaje en el que él te decía su determinación  para obtener una oportunidad más. Sasuke no replico, hizo lo que querías.

-      Domingo por la mañana, Red Velve – te susurró, inclinado sobre tu oído, cerraste los ojos. El había partido.

Esa noche Gaara no volvió.

Te decides por waffles con frutas mientras te acomodas mejor el cuello de la camisa. Sugeitsu te sonríe desde la entrada principal, esta recargado en la pared con un pie apoyado en la misma, tiene los brazos cruzados y no ha dejado de cuidar cada movimiento, por sutil que sea, de tu parte, sientes nostalgia de su potente voz y su manera de tratar contigo cuando no había nadie más ahí. Él es bueno. Correspondes la sonrisa el alza sus cejas a la vez que deja salir un poco de aire, su sonrisa crecer aun mas.

-      Has entrado a la universidad – la voz de Sasuke atrae tu atención hacia la mesa de nuevo. Notas que lo dicho no es una pregunta sino una afirmación en toda regla. Lo odias. –

 

-      Mecánica – aclaras – arreglo maquinas – Sasuke alza una ceja con curiosidad – me gustan las maquinas – el sonríe, con esa marca patentada que conlleva su apellido, pensando en la ironía de lo que dices, ambos se miran. Estas esperando a que se burle de tu decisión, esa sería la puerta abierta que necesitas para darle ese golpe en la mandíbula que se merece desde hace un tiempo. –

 

Un mesero pone un plato lleno de fresas, durazno y manzana azucarados y waffles con maple. Tu estomago ruge ante la visión de comida. Notas por primera vez que jamás has comido con Sasuke, la ansiedad hace acto de presencia cosquillando por tus extremidades.

-      Disfrútalo Naruto –

Cierras los ojos, tu nombre, ha dicho tu nombre. Sabes la implicación implícita del hecho que ya no puedes ignorar. Es el reconocimiento en voz alta de que no eres solo la puta a reincorporar a su vida. Masticas lentamente los waffles, desviando tu mirada hacia algún punto de la entrada donde Sugeitsu está igual o más sorprendido que tu por lo que escuchado.

Sasuke sigue esperando el “si” de tu parte. Gaara, que recién se despierta en un motel a la orilla oeste ha rezado para que no te vayas. Enciende un cigarrillo y mira con malestar al cuerpo pálido junto a él. Los cabellos negros esparcidos por la almohada le molestan, la genética de la familia Uchiha está a menos de 20 centímetros de él.

Indocto de los pensamientos de ambos te arrepientes de no haber pedido panqueques, la melancolía de tus infantiles domingos por la mañana te parecen más lejanos que nunca.

XII.Beautiful dreams

Exorcizar, no es un ritual de iglesia, es una acción más profunda, más oscura, más angustiosa.

Vuelves en subterráneo hacia el edifico de apartamentos que solía ser tu hogar. Tus manos te tiemblan cuando vas a abrir la puerta, huele a polvo, humedad y madera pudriéndose. Abres las ventanas, el sonido de los autos se cuela de inmediato, caminas despacio por  la sala/ comedor como si fuese un campo minada. Das vueltas sobre tu propio eje, miras la vieja chimenea, no es más que un hoyo en la pared a palabras de Iruka. Miras las pocas cosas abandonadas dentro de la habitación de tu tutor, todo toma sentido en tu cabeza brevemente.

Hay una gran historia detrás de cada mueble, misma que se evapora y chilla, continuas tirando los rotos pedazos de madera hacia el fuego. Es un acto patético. Tus gritos rebasan a la música del tocadiscos, estás seguro que los vecinos ya se han quejado. Ríes, no recuerdas el rostro de ninguno.

El coro que repite que todo lo que necesitas es amor te esta reventando los oídos, como pequeñas explosiones en cadena. Corres y pateas, tus movimientos elípticos y agresivos vuelven a  tu exorcismo personal en algo multifacético mientras te brinda privacidad. La botella de tequila descansa inclinada sobre el piso, hay un poco de marihuana que habías escondido en tu cuarto antes de que toda la mierda llegara a su acto final, antes de que la voz de Iruka se apagara para siempre, el humo satura el aire intoxicándolo.

Fueras de las paredes no es más que una pelea de ti contra el mundo, ya sabes quien ganara. El sudor empapa la camisa nueva, esa que usaste esa mañana en el restaurant, demasiado intimidado por la presencia de Sasuke y los lujos que lleva hasta en sus suaves manos.

Cantas con los Beatles mientras ríes en voz alta, Sasuke, Sasuke, Sasuke. Su cuerpo, su voz, su olor a jazmín, su sudor cayendo sobre ti, la fuerza de sus piernas y la firmeza de su espalda, su atrofiada mente y su retorcida forma de querer las cosas. Sasuke. Sasuke. Sasuke.

Los colores son intensos y las texturas te seducen, quisieras tener algo entre las piernas, paseas tu mano sobre tu muslo desnudo, perdiste los pantalones en alguna parte del proceso de romper los muebles, tu puta interior se adueña poco a poco de ti, te preguntas porque dejaste de trabajar en las esquinas.

Piensas en jazmines recién cortados y olor de autos recién salidos de la agencia, en panqueques hogareños y abrazos cálidos en las noches. Lloras hasta quedar dormido, nada de eso es para ti.

Una mano apretujando tu rostro te hace abrir los ojos de manera asustada, las alarmas se prende con rapidez en tu embotado cerebro, distingues un borrón rojo, sonríes como un idiota. Gaara te mira desde arriba serio, ya no hay fuego ni música solo el olor de la madera quemada y  el rastro de tu histeria sobre las paredes.

Gaara aprieta los labios antes de chasquear la lengua, notas un chupón en su cuello,  y una mordida sobresaliendo de su hombro, frunces el ceño automático, detestas cuando marcan al de ojos verdes como si fuese de su propiedad. Secretamente anhelas porque alguien te haga eso a ti, quieres pertenecer alguien, a algún lugar.

Gaara se sienta en el suelo mientras te toma de la mano para hacer lo mismo contigo, recargas todo tu peso sobre su costado izquierdo. Bajas la cabeza, poniéndola justo sobre el hombro con marquitas de dientes, sacas un poco la lengua y lo lames, las ganas de vomitar te invaden, tu saliva no ha borrado la huella de los dientes forasteros.

Sientes vergüenza ante tu acto infantil, Gaara no dice nada. Levanta un poco sus caderas y saca un papelito y una bolsita de plástico, lo miras hacer un porro improvisado. Estiras tu mano tomando un viejo zippo de tus arrugados pantalones. Traes un bóxer que te queda pequeño. Estiras las piernas poniéndolas sobre las de él, le ofreces fuego. El acerca su rostro, el porro ya está entre sus labios.

Da una calada honda, su cuerpo comienza a subir de temperatura, te pegas más a él.

-      Por los tiempos sin tanta mierda – murmura en tu oído, mordisquiandolo, a la vez que deja salir todo el corrompido humo.

Alzas la mirada. Su cabello esta mojado, y hay ojeras bajo sus ojos. Huele a jabón de motel. Sabes que ha follado, que alguien se la ha metido muy adentro mientras el mordía la almohada, a Gaara le gusta jugar rudo, que lo sumisen y lo obliguen a engullir, es casi un desafío inclinarlo para que su trasero se vuelva el blanco perfecto de una gruesa polla.

Tus ojos se dilatan, deberías de sentirte asqueado. Otros hombres le tocan, pasan su lengua por la pálida piel y rellenan las entrañas del pelirrojo. Gaara jamás besa pero su cuerpo en una epitome de gustos variados para más hombres de los que tú has conocido en toda tu existencia. Aun así y con toda la lógica de la que careces te levantas mientras te sacas la camiseta empapada, él te observa curioso.

Pasas ambas piernas por sus costados y le sonríes, te inclinas y le quitas el porro, el parece divertido. Le das una calada mientras despacio y con conciencia de cómo es que tus muslos sudados resbalan, te sientas sobre sus caderas. Envuelves su cuello y abres la boca con lentitud, él te imita. El humo sale junto a tu lengua que lame el labio inferior del pelirrojo. El toma tu cabello y te obliga hacer la cabeza hacia atrás.

Sonríes, tú, quien eres el más cercano a Gaara, sabes lo encabronado que esta, los pensamientos que piensa puede ocultarte tú los lees con total libertad. Sus celos territoriales se marcan en una de tu tetilla, que succiona como si en algún momento y por algún milagro de la naturaleza fuera a salir leche. Oyes el esquisch de su lengua en tu pezón, lo lame un poco antes de volver a devorarlo, te muerdes los labios mientras entierras tus uñas sobre su espalda.

Sus cabellos pelirrojos acarician tu mentón, bajas la cabeza, el ha cedido del agarre de tus rubios cabellos para llevarla sobre una de tus nalgas estrujándolas para pegar tu cuerpo más a su tórax.

Y es en ese momento. Con la marihuana invadiendo tu sistema y con la testosterona elevando tú pene es que lo piensas, la decisión que debes tomar, la que todos querrían, la que sería más recomendable. Metes tus manos entre sus cuerpos para alejarte. Gaara alza el rostro inmediatamente, miras su frustración al ser alejado de tu pezón, sonríes, es como un niño pequeño a punto de replicar, tomas sus mejillas y miras sus verdes ojos. Oh Gaara.

Te inclinas poniendo tu mejilla sobre la de él.

-      Cómeme – pides bajito, como a el pelirrojo le gusta –

Todo pasa rápido, en un solo movimiento, tu espalda choca contra el suelo y el bóxer es roto desde abajo, oyes el sonido del zipper y un poco de saliva escurriendo de su mano. Te abre las piernas hasta que tus rodillas colisionan y lo sientes. La punta de su gruesa polla abriéndose paso de un solo empujón. Hay un grito sordo brotando de tu garganta, hace mucho calor, y todo tu cuerpo esta pegajoso por el sudor.

Cierras los ojos para disfrutar de la brevedad de segundos que Gaara te da para que te acostumbres, no será amable ni considerado contigo. Sonríes, porque la decisión brilla de nuevo, molesta por ser ignorada tan inesperadamente, la decisión correcta versus lo que tú deseas. Sientes la primera embestida, y como tu interior succiona por acto reflejo al pelirrojo entre mas se aleja y se estremece cuando lo tiene de nuevo, llenándolo todo, haciéndolo más real, más placentero. Sale completamente de ti, alzas tu rostro, miras como es que le gotea de pre seminal y esta tan inflamada que ha tomado un color rosado, te relames. Entra. Tomas el rostro de Gaara con brusquedad, el fuence el ceño, tú sacas tu lengua, él abre su boca. Se devoran mutuamente.

Sasuke. Gaara. Sasuke. Gaara. Lo que te conviene, lo que amas.

El sonido de tu entrada engullendo al de ojos verdes aumenta de volumen. Él se está tragando tus gemidos, quisieras que también lo hiciera con tus pensamientos. Llevas tus manos hasta su trasero y lo empujas más adentro, hacia ese punto que su glande, la parte más ancha de toda su polla, ha alcanzado, acariciándolo como si ambos implosionasen ante el solo contacto.

La ronca voz de Gaara choca contra tu hombro, se oye tan necesitado, tan extasiado. Tú sabes que eres el único al que se le la mete. Gaara suele tomar el rol pasivo con sus clientes. El pelirrojo se alza apoyado de sus brazo, mueve la cadera en circulas y se inclina sobre sus rodillas antes de erguirse por completo, observas su torso húmedo, su cabello se le pega a la gente, sus ojos se han oscurecido.

Te toma de la cadera antes de que tu mano que se alzado para tocarlo, llega a realizar tal acción, te gira. Tu interior entonces llega a un estado casi imposible, se siente como cuando das una vuelta entera a una paleta dentro de tu boca, pues cada rincón de la cavidad llega a saborear al macizo dulce.

Hay un grito inconsciente, tus brazos  se entrecruzan sobre el suelo, escondes el rostro entre ellos. Gaara suena como un animal excitado embistiéndote, sus testículos se  estrellan contra tu trasero con más velocidad.

Se inclina sobre tu espalda, sientes el palpitar de su acelerado corazón.

-      Mírame Uzumaki – murmura. Tu rostro gira hacia donde proviene su voz – mírame – abres los ojos con dificultad. Las cejas arqueadas, la frente un poco arrugada, los ojos dilatados y el vaho escapando de sus labios – mírame Naruto – una mano se desliza sobre tu miembro, te tensas, empujando tu trasero hacia él – bien, eso es – y las embestidas toman una nueva forma. Son más salvajes, duras y certezas – no cierres los ojos –

Te crees incapaz de seguir tal petición. Respiras un momento, demasiado abrumado por todo, su calor, su polla, su mano, su voz. Abres los ojos. No dejan de mirarse. Sus labios se unen, esta vez no hay furia, es delicado un roce de labios, Gaara está hablando sobre ellos, te dice cosas que jamás le has escuchado, sientes su resolución entrar por tu boca. Continuas gimiendo, Gaara continua con su monologo que parece una declaración bien ensayada, hay más fuerza en las caderas de ambos, los movimientos se vuelven más erráticos, su manos te la jalan más rápido, todos los músculos se te contraen. Succionas tan fuerte a Gaara que le es imposible salir. Le estrujas, él piensa que es una nueva manera de arrancarle el pene a alguien.

Te corres lenta y largamente, al mismo tiempo tu trasero ordeña hasta la última gota al de ojos verdes.

Gaara. Sasuke. Gaara. Sasuke. Lo que debes escoger. Lo que quieres en verdad.

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