Luz radiante y pulsaciones humanas casi imperceptibles, la claridad era enceguecedora y por eso mismo no podía ni siquiera abrir los ojos. No se escuchaba ni un solo sonido, se podría decir que era un espacio vacío teñido del blanco más luminoso existente. El calor que desprendía ese lugar, era el calor que solían deprender las personas. Era agradable y aliviaba el dolor que había sufrido hace momentos. Ya no sentía dificultades para respirar o para moverse, no sufría dolor corporal o ningún impedimento para hablar. Si eso significaba morir, si podía apreciar cada segundo de esa paz infinita, quizás habría valido la pena toda su lucha. Su corazón estaba descansando al igual que el resto de su cuerpo. Se acurruca en su lugar en el suelo, casi en posición fetal, y suspira dejando que toda la amargura se extinguiera al largar el aire. Nada era confuso y nada daba vueltas a pesar de no saber con exactitud que estaba pasando, pero en parte agradecía que todo hubiera terminado. Young Mi no estaría sola jamás, porque tendría una familia que la cuidaría.
Si… él ya no era necesario, él solo era el encargado de darle la vida.
-El no conocerte jamás.-
Ji Yong abre los ojos a pesar de que la luz de ese vacío lo aturde por completo. Su cuerpo desnudo tiembla por un segundo cuando esa particular voz es captada por sus oídos. No podía ser verdad. Se incorpora un poco en su lugar hasta quedar sentado de costado, entrecierra los ojos y se lleva una mano a la frente, bajando la cabeza como si estuviera pensando realmente si todo lo que sucedía era real o no.
-Estás ahí, ¿Verdad?-
La voz tranquila y femenina vuelve a oírse, provocando más temblores irregulares en el cuerpo de Ji Yong, quien a esas alturas no sabía que sentir. Al principio solo había sido temor, pero ahora comprendía que no debía sentirlo. Se lleva una mano al pecho, con una expresión claramente confundida, para luego volver a cerrar sus ojos y sonreír tenuemente. Quizás sería la única vez que podría escucharla.
-Yo nunca me alejé de tu lado.-
Sonaba gentil pero dolida, porque no quería que Ji Yong estuviera en ese lugar. Definitivamente sus deseos consistían en hacer que volviera a tener la voluntad de vivir. Era algo egoísta pero era necesario, entendía que él lo había dado todo y que ahora solo quería descansar luego de haberse dañado tanto. Pero lo necesitaba como nunca y nadie podría entender esa clase de necesidad. No solo por su propio bien, sino por el de todas las personas que los rodeaban.
-Gracias...- Ji Yong expresa su agradecimiento, sorprendiéndose un poco de lo dulce que sonaba su voz en esa clase de lugar. Vuelve a sonreír y esta vez mira el cielo blanco repleto de luz, en efecto no podía ver absolutamente nada que no fuera ese vacío. Pero quería tener la esperanza de que ella estuviera en algún lugar de ese espacio uniforme.
-Es la primera vez que escucho tu voz… es muy cálida.- Tantas veces había imaginado la voz de su hija y también verla entre sus brazos. Tan pequeña y frágil como los pétalos de la flor más pura. Ji Yong se siente muy abrumado de repente y baja la cabeza con brusquedad, contendiendo sus lágrimas y formando una mueca de sufrimiento. El solo considerar que nunca podría ser testigo de algo tan maravilloso dolía demasiado, pero no era como si tuviera otra opción. Él ya no podía volver aunque quisiera.
-Vuelve conmigo.-
-Lo siento… estoy… muy cansado y no tengo fuerzas.- Envuelve su propio cuerpo entre sus brazos, deseando poder hacer algo más. Poder salir adelante y alejarse de toda esa luz, no lastimar a Seung Hyun de la manera en que lo había hecho. Recordar su expresión adolorida cuando se había marchado era terrible. Quería recobrar fuerzas pero no lo sentía posible, no luego de todo lo que había sacrificado y de todo el dolor que le había carcomido hasta la última pizca de voluntad.
-… Prometiste que seríamos nosotros tres.-
La voz le seguía insistiendo con suplica, también pensando en el bienestar de Seung Hyun y en todo lo que estaba sufriendo y sufriría con la ausencia de Ji Yong. Él mismo lo entendía mejor que nadie, sin darse cuenta el dolor volvía a corromper su herido corazón y las lágrimas fluyen a través de sus ojos. No volvería a ver a Seung Hyun, nunca volvería a sentir sus manos ni percibir esa intensa mirada sobre él. Ji Yong alza la mirada una vez más hacia el cielo y busca a Young Mi con desesperación, quería verla pero solo podía conformarse con escuchar su hermosa voz.
-Te quiero.- Pronuncia con voz temblorosa y débil. No podía frenar sus lágrimas por más que lo intentara, no quería seguir torturándose más. Se suponía que podría descansar pero empezaba a creer que no podría hacerlo si todavía tenía en su cabeza la idea de no poder cumplir la promesa que unía su vida con la de Young Mi y Seung Hyun. Larga un sollozo adolorido y vuelve a secarse las lágrimas con terquedad. Pero en ese instante reconoce un extraño sentimiento en su pecho, algo que era ajeno a todas las emociones que lo estaban azotando con fuerza.
-Conozco esta sensación… Seung Hyun.- Jadea con fuerza y entierra su rostro entre sus manos, porque sentía algo horrible. No quería sentirlo, no podía creer que los sentimientos de Seung Hyun, tan desesperados y amargos también pudieran llegar a transmitirse hasta su persona. Era una sensación espantosa que no lo dejaba respirar, la angustia y la exasperación eran inimaginables, ¿Seung Hyun estaba padeciendo todo eso a tal punto de no poder seguir adelante? No se supone que debía ser así, él debía estar estable para brindarle un futuro a su hija. ¿Su partida lo estaba destruyendo de tal forma? Todo estaba mal, nada de eso debería estar sucediendo.
-No… no lo lamento… ¡No lamento haber estado ahí! No lamento haberte conocido.- Se arroja al suelo y llora sin dejar de cubrirse el rostro, era de lo peor y todo ese sufrimiento estaba colapsando su propia razón. No quería que Seung Hyun sintiera esa clase de desesperación al punto de querer borrar su existencia de su destino.
-Nunca te arrepientas de haberme querido.- Le ruega a la nada misma sin dejar de llorar, porque no podía dejar que eso sucediera. Seung Hyun era sin duda lo más hermoso que le había sucedido en la vida, él jamás podría imaginarse una vida sin Seung. En el tiempo que habían compartido no solo se había convertido en su compañero de vida, sino en todo lo que necesitaba para seguir adelante. Era verdad que Young Mi lo había sido todo y había sido su razón de vivir, pero jamás lo hubiera conseguido sin todo el apoyo de Seung Hyun. Sin sus brazos firmes que lo sostenían a la hora de caer ni sus palabras gentiles que siempre le transmitían un poco más de fuerza en los peores momentos. Se abraza a sí mismo y permanece estático, sorprendiéndose de un momento a otro y abriendo bien los ojos.
Él no podía morir… no dejando tal marca irreversible en la vida de la persona que amaba más que a su propia vida. No podía dejar a su hija sin conocer su voz verdadera ni contemplar su pequeño cuerpo.
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Ji Yong abre la puerta girando el picaporte con lentitud. Pero repentinamente se queda quieto y es invadido por una ráfaga de pensamientos tan fugaces y repletos de sentimientos encontrados. Aparta su mano del picaporte y gira hacía atrás con una expresión algo asustada, contempla a un Seung Hyun que acababa de rechazarlo y que lo había humillado. Aunque todo eso deja de importar verdaderamente. Vuelve a enfocarse en su camino pero antes de retirarse, permanece con la mano estática sobre el picaporte.
Sus ojos se llenan de lágrimas, no vuelve a dudarlo ni por un segundo más. Se da media vuelta y corre hacia Seung Hyun para abalanzarse entre sus brazos. Todos esos pensamientos pesimistas y todo el tormento que estaban corrompiendo su alma debían desaparecer y él sería el encargado de hacerlo.
-¡SEUNG HYUN!-
El mayor abre bien los ojos saliendo de su estado neutro y jadea sorprendido cuando Ji Yong lo abraza de la nada misma y entierra su rostro en su pecho, retrocede por el empujón y permanece quieto completamente atónito.
-¡Estoy aquí contigo!- Sostiene su pecho con ambas manos formando puños y no deja de aferrarse a él. Su aroma, su calidez, su compostura. Todo eso conformaba a la persona que quería tener a su lado por el resto de su vida. No quería que sufriera y no quería que pensara en las peores posibilidades. Se promete a sí mismo no volver a hacerlo sufrir de una forma tan terrible y jura proteger su también lastimado corazón.
Cuando Seung Hyun lo escucha, sus ojos se llenan de lágrimas y entierra su rostro entre los cabellos de Ji, para poder sentir su aroma y su esencia como persona. No quería que se fuera nunca, quería protegerlo para que nunca se hiciera daño. Lo amaba tanto que dolía, porque su ausencia solo haría que su propia vida se fuera extinguiendo como una débil flama al viento. Seung aparta un poco la cabeza de Ji de su pecho y toma su rostro con ambas manos, acariciando en el acto sus mejillas y provocando que ambos se quedaran mirando a los ojos con intensidad.
-Ji Yong…- ¿Cómo suplicarle que nunca se fuera de su lado? ¿Cómo rogarle a la muerte si era posible irse juntos? Estaba tan asustado que no podía hacer otra cosa que llorar por Ji Yong y temer no volver a verlo ni sentirlo entre sus brazos como en ese momento.
-Me preocupaba que creyeras que no deberías haberme conocido nunca.- Ji Yong lo mira intensamente sintiendo como una llama se prendía en lo más profundo de su alma. Contiene sus lágrimas y cierra sus ojos brevemente para disfrutar del tacto de Seung Hyun, sus manos suaves siempre lo reconfortaban. Con palabras firmes y completa decisión, se atreve a volver a mirarlo esta vez con mucho más atrevimiento.
-Nunca, nunca… te arrepientas de lo que pasamos, ni del principio… de nada.-
Seung Hyun siente sus manos temblar sobre las mejillas de Ji Yong, porque era precisamente todo lo que pensaba. Siempre había querido priorizar la vida de Ji y tratar de alejarlo de todo el dolor. Había encontrado la forma de evitarle todo el sufrimiento y esa había sido evitando cruzar sus caminos y tomando decisiones diferentes, si hubiera evitado acostarse con él, si hubiera impedido que su amor corrompa su cuerpo al igual que sus más fuertes deseos. Esa era la única salida que había encontrado para poder preservar intacta la vida de Ji Yong. Pero él se encontraba allí, negando todo aquello y suplicándole que jamás volviera a plantearse ese tipo de posibilidades. Y le agradecía tanto por eso, porque el no haberlo conocido jamás era la opción más dolorosa que podría haber considerado.
-Fuiste lo más maravilloso que me pudo pasar y nunca me arrepentiré de haberme cruzado en tu camino. Mi vida comenzó a cobrar sentido desde que estuviste conmigo, mi vida volvió a tener color.- Ji Yong lleva una de sus manos al rostro de Seung para poder secar las lágrimas que recorrían sus mejillas. Seung Hyun solo tenía mucho miedo de perderlo y por eso había pensado esa clase de cosas, lo entendía. Quizás en su situación también lo hubiera considerado. Luego de secar sus últimas lágrimas, vuelve a mirarlo pero esta vez le sonríe con armonía y una paz que es automáticamente transmitida hacia Seung. El mayor solo lo observa de forma frágil, tomando por la cintura a Ji Yong y deseando jamás volver a soltarlo.
-Gracias… gracias por quererme. Nunca pierdas tu rumbo… sin importar lo que pase. Jamás te arrepientas de haberme conocido.-
Seung Hyun no lo resiste más, vuelve a acariciar las mejillas de Ji y de a poco se acerca a sus labios, su sonrisa nunca se borra de su rostro. Quería que fuera así siempre, que Ji Yong nunca dejara de sonreír de esa forma tan hermosa para él.
-Gracias a ti… gracias por existir.- Seung recupera su única razón de vivir y aleja cualquier tipo de pensamiento amargo de su ser. Concreta su acto y besa los labios de Ji, que eran suaves y ligeramente húmedos, se amoldaban perfectamente a los suyos. Más que un beso casto, era una unión de emociones que era imposible de interpretar por personas que no fueran ellos mismos. Una esperanza y el deseo ferviente de seguir adelante a pesar de cualquier tipo de adversidad, a pesar de que el mundo se opusiera a esa unión. Permanecer juntos para siempre no parecía una tarea imposible, no con todo ese cariño y pasión que invadían sus corazones cuando sus labios se juntaban.
…
…
…
Los ojos vacíos de Ji Yong vuelven a cobrar brillo. Luego de las descargas realizadas varias veces por el desfibrilador, su corazón vuelve a latir a un pulso débil pero continuo, vuelve a la vida luego de infinitos segundos en los que había permanecido auténticamente muerto.
Desde el otro lado de la habitación, mientras que medio mundo estaba armando un alboroto de grandes proporciones… Seung Hyun deja de derramar lágrimas y siente una opresión en el pecho, todos hacían un escándalo y seguían gritando, ignoraban su estado por completo. Pero aun así, él podía sentir que esa sensación era familiar, tan fuerte que lo hace salir de su shock emocional. Sin importarle nada, aparta a sus compañeros que seguían reclamándole con odio a los enfermeros, se hace paso ágilmente mediante empujones y golpes y sin permiso de nadie entra a la habitación donde estaba Ji Yong.
-¡No puede entrar! ¡Está prohibido!-
Ignora las advertencias y cuando ingresa a la habitación observa como Ji era rodeado por profesionales…
Su corazón late con furia y pasión al darse cuenta de que Ji Yong tenía sus ojos brillantes posados en él, ojos repletos de vida. Aun con las intravenosas y la mascarilla de oxígeno, ambas miradas se cruzan y permanecen petrificadas por momentos eternos.
-Ji Yong…- Seung Hyun retrocede con inseguridad, volviendo a derramar lágrimas. La mirada que le regalaba Ji no era como la de hace unos momentos, no era una mirada débil y quebradiza. Esta vez sus ojos reflejaban vida y mucha más fuerza que antes. Ji Yong aparta la mascarilla de oxígeno de su rostro y derrama lágrimas de la misma forma, sin dejar de sonreír maravillado por tener a aquel hombre en frente de él.
-¡Seung Hyun!-
-Señor, no puede estar aquí.- Un enfermero intenta hacer que Seung Hyun retrocediera y se retirara de la habitación, pero él nuevamente ignora a todo su alrededor y se aproxima a pasos lentos y temerosos hacia un Ji Yong que seguía esbozando una sonrisa alegre hacía él. ¿Era como si todo eso hubiera sido una pesadilla? ¿En qué clase de mundo había estado viviendo hace minutos?
-Lo sentiste, ¿No es así? Nosotros… nosotros acabamos de estar juntos.- No quería parecer un loco de remate, verdaderamente había vivido eso y por esa misma razón estaba tan conmocionado. El negar la existencia de Ji Yong, el momento en el que él le había rogado jamás volver a desear semejante locura. Todos esos recuerdos eran transparentes y lucían como una visión muy lejana de un pasado que nunca se debió distorsionar, del principio que había tenido la historia que Ji y él habían conformado. El menor le dirige una sonrisa muy tranquila, esa imagen de Ji solo deslumbra a Seung Hyun, ilumina toda su vida y lo marca de tal forma que lo hacen asegurarse en su interior de nunca arrepentirse de las acciones que había cometido en su pasado.
-Siempre estamos juntos y siempre lo estaremos. Lo prometimos.- Ji Yong podía transmitir tanta dulzura y amabilidad con una simple sonrisa, con un poco más de color en su rostro y un tono de voz más fuerte que el de hace momentos. Seung Hyun termina reduciendo el espacio entre ambos y se arrodilla ante la camilla, toma su mano para pegar su frente sobre esta y llora en total silencio. Así era como se sentía la verdadera felicidad y por eso cumpliría el deseo más profundo de Ji Yong, el jamás arrepentirse de haberse cruzado en su camino.
-Es verdad. Tienes… tienes razón.-
…
…
…