Un mes después.~
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Entrecierra sus ojos y finge parsimonia. Su elegante traje oscuro se frunce un poco al momento de tomar asiento en una de las mesas. Una mujer bella, que llevaba puesto un ajustado vestido rojo que hacía relucir su escote, se encarga de correr un par de mechones de su cabello negro y sedoso de su rostro y sonríe de forma seductora hacía el hombre que se acababa de sentar en frente de ella. Él la contempla por breves segundos y seguido de esto, toma una copa de vino blanco ubicada casi en el centro de la mesa y se la lleva a sus labios para poder beber.
La mujer sonríe con cierta gracia elegante y en el momento en que Seung Hyun aparta sus labios húmedos en vino de aquella copa de cristal, ella lleva su delicada mano hacia la de él, lo obliga a depositar la copa sobre la mesa y lo fulmina con una mirada retadora. Hasta ahora ninguno de los dos se había atrevido a pronunciar ni una sola palabra y lo único que se podía oír era la música de fondo, un jazz suave que era un buen acompañante en la situación.
Seung Hyun sonríe de lado, un poco confiado ante el gesto de la mujer retadora. No duda en levantarse de su silla para inclinarse hacia adelante y acercarse sin rodeos hacia su rostro. Cuando él le sostiene el mentón con delicadeza, sus labios permanecen en una cercanía de escasos centímetros. Se miran a los ojos. Los fatales orbes caoba de la mujer, impertinentemente seductores, se clavan en los orbes oscuros y profundos de Seung Hyun. Él siente su respiración demasiado cerca y comprende que ella estaba dispuesta a concretar la acción, porque la mirada que le estaba regalando no era actuada. Era sincera, la clase de mirada que te dedica una mujer de actitud dominante que siempre consigue lo que quiere.
Quizás Seung Hyun lo hubiera hecho también en algún otro momento de su vida.
-¡CORTE!-
TOP suelta el mentón de la mujer al momento de escuchar aquella milagrosa palabra ser exclamada por el director. Se incorpora correctamente en su lugar y observa con cautela que ella seguía contemplándolo con esa sonrisa retadora, con sus labios curvados en una sonrisa casi perversa.
“Sus intenciones son claras.”
-Estupendo trabajo. Cada día lo haces mejor, Seung Hyun.- El director se acerca a Seung y le da un par de palmadas en la espalda. Luego se retira para seguir con las indicaciones de la siguiente escena que deberían filmar. TOP apenas y le dedica una mirada relativamente aprobatoria. Se da media vuelta para dirigirse a su camerino, debían realizar un cambio de vestuario por lo que tenía entendido. Pero una mano le sujeta un brazo con suavidad y detiene sus pasos.
La mujer lo obliga a darse la vuelta, ya que estaba de pie y ahora su figura esbelta y delgada se podía apreciar en totalidad. Seung la enfrenta, mirándola a los ojos sin pronunciar palabra alguna. Con cierta confianza, ella posa una mano en su cintura y sonríe con un rastro notable de maldad.
El personal de escenografía y ayudantes merodeaban por los alrededores, al igual que otros actores extras. Pero a ella realmente no le interesaba estar a la vista de todos.
-¿Dejarás de negarte y me darás una respuesta positiva esta noche?-
Seung Hyun escucha la voz confiada y sínica de aquella actriz. Era extraña, a ella no le importaba ser rechazada mil veces, su orgullo nunca salía herido. Él se le queda mirando sin poder comprender como podía existir una persona así, verdaderamente no entendía que pasaba por su cabeza. Entrecierra sus ojos y baja un poco la mirada, sin ninguna expresión particular en su rostro. No la estaba mirando a los ojos, era como si en ese momento su mente se hubiera perdido por un par de segundos y se hubiera quedado en blanco.
-¿Por qué no?- Deja escapar en forma de susurro un Seung Hyun que apenas logra pronunciar esas palabras con agotamiento. Él se da media vuelta y se retira de ese escenario, no se detiene a ver la expresión de enorme satisfacción de la mujer y la manera en cómo le seguía sonriendo, como si hubiera ganado una batalla que había estado arreglada desde el principio, que eventualmente terminaría ganando.
Seung se encierra en su camerino y suspira, cerrando sus ojos con autentico cansancio. Apoya su espalda contra la puerta y permanece en esa posición por un par de minutos. Su mirada perdida se dirige hacia abajo. El silencio de aquel lugar era desesperante. Y sus pensamientos se volvían cada vez más turbios.
Quizás estaba bien. Quizás sería la única forma de olvidar.
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El grisáceo y amplio cuarto ubicado en ese lujoso departamento lucía alumbrado porque las cortinas de su enorme ventanal estaban abiertas de par en par. La cama estaba sin hacer, echa un verdadero desastre, y había mucha ropa arrojada en varios lugares de la habitación. Tanto sucia como limpia. Eran cerca de las seis de la tarde. Aun había luz exterior, a pesar de que el cielo estaba cubierto de nubes grises y al parecer se aproximaba una tormenta.
Una melodía emergía despacio desde un celular que estaba recostado sobre la alborotada cama. La lista de reproducción de canciones variaba de estilos musicales, pero en general eran tonos muy lentos y lúgubres. La canción que se estaba reproduciendo era una suave melodía tocada en piano, al parecer solo un extenso instrumental.
Mientras que Ji Yong buscaba ropa en su armario y quitaba todo de su lugar, arrojaba la ropa al suelo sin importarle el desastre que estaba causando. Abre los cajones y busca algo que lo pudiera satisfacer, algún accesorio o prenda. Pero nada parecía ser suficiente, no encontraba nada bueno para colocarse ese día. Él se pone de pie luego de haber estado inclinado en el suelo y suspira cansado luego de haber revuelto todo. Se sentía tan histérico, no había nada que le trajera satisfacción. Tenía tanto trabajo que hacer, llegaría tarde a la empresa por su maldito problema de indecisión. Sería regañado por los demás productores y quizás hasta le armarían un escándalo porque estaba llegando tarde casi todos los días desde hace semanas. Tanto estrés, a veces solo quería encerrarse y no volver a salir de su departamento.
Pasa a mirar a su izquierda por mero reflejo y observa el espejo que tenía al final de su habitación, un espejo de cuerpo completo. Se le queda mirando un par de segundos, su propio reflejo le llama la atención… Curiosamente, entrecierra sus ojos, en un gesto de no comprender. De a poco se acerca al espejo y cuando llega a estar lo suficientemente cerca, se detiene.
Contemplar su rostro por casi minutos enteros…
Lleva su mano a su reflejo y delinea las ojeras del reflejo. Los signos de cansancio estaban empezando a mostrarse en su cuerpo, el resultado del esfuerzo constante que aplicaba en su trabajo. O por lo menos eso pensaba, no existía otra clase de explicación. Todo para no recordar nada. Sumergirse en su trabajo y esforzarse hasta el límite para no recordar nada, nunca más.
Pero Ji Yong entonces, casi inconscientemente, se acaricia el vientre con su mano derecha. Baja la mirada y tuerce una mueca desaprobatoria, no entendiendo que era ese extraño sentir que surgía de su pecho. ¿Presentimiento tal vez? Aunque quizás solo era producto del agotamiento que empezaba a afectarle, sabía que lo que estaba haciendo no era del todo saludable porque había dejado de enfocarse en sí mismo desde… hace aproximadamente un mes.
Suspira. Esfuerza su vista en su reflejo, en la posición en la que estaba. Esa imagen en cierto sentido…
Acariciando su delgado vientre.
Ji Yong presiona con sus dedos su estómago y baja la cabeza cerrando sus ojos, con dolor. Había algo mal. Definitivamente había algo mal y odiaba ese sentimiento en su pecho, una emoción nueva que nunca había experimentado antes. Algo que sentía desde hace semanas y que averiguaría ese mismo día, no volvería a posponerlo. Se aleja del reflejo de su espejo y camina hacia su cama, para luego tomar asiento al borde de esta y alcanzar su celular que estaba reproduciendo música al azar. Marca un par de teclas y luego se lleva el aparato al oído. El otro lado de la línea marca un par de veces, antes de que una persona atienda el celular con voz amable y gentil.
Ji Yong escucha aquella voz amable y desvía la mirada hacia un costado, se muerde los labios en señal de ansiedad y decide hablar con cordialidad.
-Buenas tardes. Me gustaría solicitar un turno para hoy mismo.-
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El tiempo se escurre… como si fuera un sueño. Su visión borrosa no era clara, su mente estaba perdida y apenas distinguía los colores que estaban en frente de sus ojos. Las voces en su cabeza se mezclan, pero las últimas palabras que había escuchado eran las más claras y contundentes que alguna vez había oído en toda su vida. Desde el exterior de su auto, podía escuchar el sonido de varios vehículos pasar, de personas caminando por las calles y hablando entre sí. Su perturbación es tal, que todo eso se mezcla en su cabeza y pierde el sentido. Ni siquiera sentía ganas de llorar o angustia. Era… el sentimiento era confusión. Más bien, la emoción predominante era desconcierto. Por más que intentaba encontrarle una lógica, todo parecía haber perdido rastro de razón. Su mente en blanco se despeja para intentar concentrarse en la realidad por primera vez, reconoce los sonidos a su alrededor y ese es el primer paso para entender que la situación era demasiado real y que debía asumirla.
El frasco de píldoras estaba en su mano derecha, sujetado con mucha fuerza. Mientras que Ji Yong reposaba su nuca contra el respaldo del asiento del conductor del vehículo estacionado frente a la clínica de la que acababa de salir. Con una decisión tomada de forma ciega, sin pensarlo ni medio segundo, establecida en su cabeza. Observaba el techo del auto como si se tratara del cielo mismo. Distingue los colores y cierra sus ojos, respirando hondo y armándose de valor.
Tantos recuerdos se le vienen a la mente.
¿Qué diría?
Entreabre sus ojos y no piensa llevar el asunto más lejos, no podría consultarle a Seung Hyun acerca de su decisión porque era su cuerpo y él debía tomar sus propias decisiones y enfrentar sus propias consecuencias. Desgraciadamente la debilidad lo ataca, haciéndolo sufrir por escasos segundos al recordar las miles de cosas que había imaginado alguna vez en su vida. Situaciones y cosas que sabía que nunca se cumplirían, pero que el hecho de haber sido feliz alguna vez lo había obligado a imaginárselas de una manera u otra.
Un sueño lejano, un futuro perdido, un anhelo.
Risas agudas, sonrisas pequeñas.
Sus ojos perdidos y su mente desorientada… Seung Hyun.
Jadea y se acomoda en su lugar, abre el frasco de pastillas, toma algunas y las introduce en su boca desesperadamente. Cierra sus ojos y hace todo el esfuerzo del mundo para tragárselas a pesar de que sería un gran esfuerzo y riesgo consumir tantas al mismo tiempo. Lo logra luego de obligarse a sí mismo ingerir esas enormes píldoras que podrían haber causado que se ahogara. Tose un poco por la necesidad de agua, recuesta su frente sobre el manubrio del auto y sujeta con ambas manos los costados de este.
Respira por la boca con los ojos entrecerrados y termina por cerrarlos con mucha fuerza.
Seung Hyun.
En su mente solo estaba Seung Hyun.
Pero ya había acabado y no había vuelta atrás. Claro que no había vuelta atrás.
Las sonrisas. Las pequeñas manos. Las lágrimas. La alegría.
Abre sus ojos hasta más no poder, pasmado.
Sus sueños, las veces que Seung Hyun lo abrazaba y le sonreía. Cada vez que estaban juntos. Sentir su piel desnuda contra la suya. La última vez que lo había cuidado y que le había hecho el amor como nunca antes nadie lo había hecho. Esa sensación tan hermosa en su pecho, tan inolvidable e irremplazable.
Ji Yong tiembla al darse cuenta de lo que estaba haciendo y se horroriza, ¿Cómo había llegado a tomar tan inmunda decisión? ¿En qué momento se había convertido en un monstruo sin corazón? Con lágrimas en los ojos y el corazón en la garganta, se incorpora y enciende el auto con las llaves. Maneja a toda velocidad hacia su departamento y al llegar estaciona su auto de la forma más descuidada posible. Sale del auto y corre, corre como nunca antes, sintiendo como las lágrimas recorrían sus mejillas y su cuerpo no dejaba de temblar.
La sonrisa de Seung Hyun estaba en su mente.
No podía ser tan estúpido, no podía cometer tal locura.
Ingresa a su departamento abriendo con sus llaves. Cierra la puerta y corre hacia el baño, para luego arrojarse de rodillas ante el inodoro. Introduce sus dedos en su garganta y hace lo posible por vomitar absolutamente todo lo que había en su estómago. Tose y tose por las arcadas y se esfuerza mucho. Y todo su esfuerzo no es en vano, las seis píldoras que había ingerido logran salir despedidas de su sistema y flotan en las aguas del inodoro.
Ji Yong toma asiento en el suelo, jadeando fuertemente, muy agotado por el sobre esfuerzo físico. Las lágrimas estaban empapando su rostro, por el esfuerzo y por el quiebre de sus emociones. Lleno de rabia y con una expresión dolida, quita de su bolsillo en frasco de píldoras que llevaba consigo y las arroja al inodoro, todas al mismo tiempo. Deja el frasco de pastillas abortivas en el suelo.
Ji Yong nunca se había sentido tan solo en toda su vida. Se abraza a si mismo con ambas manos y se recuesta en el suelo. Se acurruca, acariciándose el vientre y cerrando sus ojos.
“Lo siento. Lo siento por esto.”
Suspira agotado, formando círculos en su estómago con sus delgados dedos.
“Prometo protegerte. No importa lo que pase.”
Con sus ojos entrecerrados viendo hacia la nada misma, tuerce una mueca de sufrimiento y permite que nuevas lágrimas surjan y se derramen por sus mejillas. Pero no solloza, no emite casi sonido alguno.
“Ahora, eres mi razón de vivir. La única, porque ya lo había perdido todo.”
Se imagina la sonrisa de Seung Hyun, el tacto de su piel. Recuerda sus abrazos y se arma con un poco más de valor para enfrentar al mundo solo.
“Sí. Mi única razón de seguir adelante.”