Sorpresa (parte 4)
Eran aproximadamente las 6:30 de la tarde y para ese momento del día el octavo guardián admiraba maravillado el trabajó que sus compañeros habían realizado.
El onceavo templo lucía resplandeciente después de la limpieza efectuada por Aries y Tauro, la parte central (por donde se atravesaba el lugar), mostraba una mesa redonda de madera cubierta por un mantel blanco, en el centro de esta había tres velas que se encontraban en una base de color plata, la cual a su vez les daba una altura desigual. En cada extremo de la mesa había una silla de madera acolchonada con tela blanca perlada. En el suelo se observaba una alfombra blanca que da camino desde la entrada del templo hasta la mitad del mismo, de la misma forma había pétalos de rosas esparcidos de una manera meticulosa gracias a Afrodita. Los pilares a su alrededor tenían una especie de listón que bajaba.
Milo ya tenía preparado el lugar y la comida gracias a sus amigos ya solo faltaba que el reloj marcase las 8:00 pm y que él y su cubito francés se encontrasen.
Mientras tanto en el séptimo templo se encontraba Camus en una de las habitaciones del templo de libra, quien apenas se le pasaba el efecto del somnífero.
-¿Dónde estoy? -pregunto al aire Camus, quien se sentía algo confundido, mientras se levantaba de aquella cama.
Al incorporarse completamente observo aquel lugar, le parecía extraño, pero reconoció que se encontraba en un templo, quedaba claro en su mente que aquel no era el suyo, sin embargo no tardo mucho tiempo en recordar que se hallaba en libra, se dirigió a la puerta y al girar la perilla, cuan mayor fue su sorpresa, cuando se vio encerrado en el lugar. Toco un par de veces la puerta, pero pareciese que nadie se encontraba cerca, ni si quiera podía sentir el cosmos del viejo maestro. Resignado se dirigió hacia la cama y se sentó, de manera inconsciente una de sus manos poco a poco se fue recorriendo hacia un lado de la cama, hasta que sintió una bolsa de plástico, algo curioso tomo la bolsa para ver lo que contenía. En su interior vio un traje de color negro, con una camisa blanca y una corbata de color azul junto con una nota.
“Camus lamentó lo sucedido, pero verás, era necesario, tal vez no te convencen mis palabras y posiblemente estés enojado, pero sabrás la verdad en un par de horas”
Dohko
-Desde ayer notó que todo anda un poco raro- susurro para si mismo el caballero de acuario, a la vez que doblaba el papel por la mitad.
Sin pensárselo dos veces el caballero de acuario desembolso el traje y para su sorpresa había otra nota, escondida entre la camisa y el sacó, en la que se le decía lo que debía realizar y la hora en que debía salir del séptimo templo para ir al suyo.
El reloj marcaba finalmente las 7:30 pm, por lo que Camus se dirigía a su templo, aun no acababa de comprender lo que sucedía, pero él tenía una corazonada que solo le hacía pensar, en que hoy algo cambiaria; camino tranquilamente hasta su templo y cuan mayor fue su sorpresa al ver a Milo sentado en la mitad de las escalinatas entre capricornio y acuario.
-Milo… ¿Qué es lo que está sucediendo aquí?- pregunto Camus un poco serio, tras comprender que él que estaba atrás de todo era su escorpión.
El mencionado en respuesta se levantó y se acercó a Camus, ya de frente coloco una rosa en el saco, tras esto levanto su mirada para encontrarse con la de su amado para luego sonreírle –la luna luce hermosa hoy- comento alegremente.
-Milo…- susurro Camus, al ver que los ojos del octavo guardián proyectaban un brillo inigualable.
En respuesta Milo tomo la mano de su francés, para llevarlo a la entrada del templo de la vasija. Al llegar Camus quedo fascinado y sorprendido, todo se veía muy bien.
-Por aquí Camus, toma asiento- hablo finalmente el escorpión quien caballerosamente ofrecía el lugar donde se sentaría su pareja, quien solo asintió y realizó lo indicado.
El peli azul se sentó frente a Camus, quien lo miraba sorprendido -¿A qué se debe todo esto?- preguntaba curioso.
-Camus no preguntes y solo vive este momento- contesto Milo, quien solo miraba al mencionado.
Tras unos minutos de silencio escorpio inicio una pequeña conversación con acuario, la cual se vio interrumpida por la llegada de Aioria, quien vestía un pantalón de vestir negro, con una camisa blanca y un moño color negro que adornaba su cuello.
El león portaba en una mano una bandeja con dos platos con langosta y en la otra llevaba dos copas de vidrio, colocando las cosas como debía.
-Sr. Camus- llamó el león de manera cortes.
-Si, ¿Aioria?- preguntó el mencionado un poco sorprendido por lo que estaba viendo.
-¿Qué le apetece tomar?, contamos con vino tinto y vino blanco-
~¡Espera un momento Camus!, ¿no estará hablando de los mismos vinos que compre con Dohko?~ pensó para sí mismo.
-Sr. Camus ¿se encuentra bien?- preguntó el leonino, logrando sacar al francés de sus pensamientos.
-Si, estoy bien, vino tinto estará bien-
-Excelente decisión señor- tras este comentario Aioria se dirigió a la cocina y unos segundos después regreso con la botella, acto seguido atendió a Camus y luego a Milo, pero antes de retirarse dejó la botella y le deseo a la pareja una excelente velada.
Camus en verdad quería preguntar pero recordó las palabras de Milo “solo vive el momento”.