Kris puede decir con toda la razón del mundo que desde hoy oficialmente odia a Byun Baekhyun.
¿Acaso los coreanos no tiene universidades allá? ¿No se supone que son los chinos los que tienen prohibido tener más de un hijo? El chico bufa y decide que odiar a Byun Baekhyun es un acto justificable y totalmente noble.
—Claro que sí —Termina por verbalizar sus pensamientos mientras abre el refrigerador y saca una lata de bebida, la que toma con enojo —. Pero claro que sí.
El departamento está oscuro, las luces del recibidor y el pasillo principal apagadas, apenas la luz de la habitación del final encendida tras una puerta semi-cerrada. Es tarde, tan tarde que Kris bosteza mientras se termina la lata y (tras volver a abrir el refrigerador para no encontrar nada con lo que distraerse) busca el canasto de la basura para botarla allí. El chico repite dentro de su cabeza lo tarde que es y que Zitao ya debería estar en casa, porque para el otro habitante del departamento esas nos son horas de andar deambulando por ahí.
Suspira, porque Zitao no está deambulando por ninguna parte excepto la casa de Baekhyun.
—Idiota —Gruñe el rubio, porque de verdad es tarde (y Tao ya debería haber llegado).
Kris es un chico, humano, de doble nacionalidad; Chino-Canadiense, que por azares del destino terminó volviendo a China para estudiar, quedándose a vivir junto a otro estudiante. Kris es alto, imponente (extremadamente imponente), de tez clara y, actualmente, cabello rubio. Su familia es y siempre ha sido acomodada, por lo que fue criado en la facilidad absoluta, pero no por eso posee menos humanidad que cualquier persona, y culpa a aquello el hecho de estar viviendo en un apartamento de soltero con un chico de grandes ojeras, quien fue nombrado en su nacimiento como Huang Zitao.
Tao, como suelen acortar su nombre, es menor que Kris por unos tres años, pero necesitaba un compañero de cuarto para alcanzar el pago del alquiler, pues hace poco había dejado la casa de sus padres para iniciar la última etapa sus estudios y no creía poder con un trabajo, las clases y prácticas de Wushu que le permitían una beca. Joonmyun le presentó al rubio justo cuando era necesario y la mudanza fue casi en el instante, porque Kris tampoco tenía un lugar seguro y Tao no parecía de esos que hacen fiestas o alborotos.
De eso van tres semanas y Kris preferiría que Tao hiciera alguna fiesta en vez de pasarse en el departamento de Baekhyun, como si no viviera ya con él.
—Kris-ge.
La voz de Zitao hace al aludido voltear la cabeza. Agradece a su cerebro reprimir la forma en que sus ojos quieren rodar con desagrado.
—Llegaste —Dice con un tono que no es el más acogedor, pero ¿qué más espera? Él no es perfecto.
—Deberías sonreír un poco ¿sabes?
Tao deja su bolso en el piso y se apresura al refrigerador que el mayor de los dos recién cerró, saca de allí un dulce y mira al otro humanoide del cuarto, el que esquiva la mirada mientras se adentra por el pasillo y se encierra en su habitación. Que Zitao coma solo, ¿no le gusta tanto estar en el apartamento de enfrente?, que se vaya a cenar con Baekhyun entonces.
No, no, mejor no.
Kris se levanta de la cama justo después de tenderse sobre esta y vuelve a la cocina, donde el pelinegro se ha sentado en la mesa a cenar.
—A nadie le gusta comer solo —Dice tan pronto los ojos de Zitao le miran confuso.
Y el rubio odia ese lado del menor, odia como se levanta de su silla y corre a traer una para el recién llegado, odia como toma otro plato de comida y divide la pequeña ración que está en el suyo para que Kris pueda comer también. Odia con todo su sistema la sonrisa que lucha por dejarse ver cuando Zitao parece realmente feliz con su compañía.
La sonrisa se reprime sola cuando Tao menciona lo molesto que se ha vuelto Chanyeol y lo mucho que interrumpe los momentos con su mejor amigo.
Sí, porque Kris nunca querrá sonreír después que se nombra a Baekhyun.
Kris se acepta sí mismo que siente algo más que simpatía por Tao cuando se comienza a negar que el odio que tiene por Baekhyun sea simplemente porque Tao habla demasiado de él. Porque le han dicho que cuando uno está celoso el paquete incluye una cosa llamada «amor» y Kris está muy celoso últimamente.
Pero eso no quiere decir que el alto cambie en algo su forma superficialmente fría con Zitao, es más, se podría decir que se vuelve un poco más irritable, porque es molesto que el inmaduro de su compañero de cuarto le produzca ese tipo de cosas cuando recién llevan viviendo juntos apenas poco más de dos meses (y se conocen apenas desde que empezaron a vivir junto) y es ridículo, porque ¿quién se enamora en dos meses?
Kris no (, ¿cierto?).
—Joder —Deja escapar con frustración cuando las esquinas de su cuaderno están totalmente ralladas con la letra T dentro de garabatos que se disfrazan de corazones y… —Mierda.
Si no lo repite hasta que se le caiga la boca es porque una pelota de béisbol le pega por poco en la cara y una niñita minúscula se acerca para buscarla y es tierna, asique no es una opción contaminar sus pequeños oídos con insolencias.
—Disculpe señor —Dice ella mientras junta sus piececitos y más allá dos niños se tras un árbol que no les esconde para nada.
—No es problema —Contesta él mientras estira el brazo con la pelota —, pero dile a tus amigos que para la otra vengan ellos.
Ella finge que no le escucha y simplemente le toma la pelota de las manos mientras se pone de puntitas para besarle la mejilla y salir corriendo.
Kris sonríe con el recuerda de la niña hasta llegar a la casa tras su sesión de estudio al aire libre (y libre de la distracción número uno: Huang Zitao, también). Honestamente no espera encontrarse a su compañero de departamento cuando gira la llave y entra con la misma sonrisa del parque. Kris apostaría que Tao está en casa de Baekhyun.
Bum.
Pero no. Tao está sentado en la mesa de la cocina y tiene una mueca de dolor cuando Kris enfoca su visión en él.
—¿Qué te pasó?
—Deberías sonreír más a menudo, ge —Es todo lo que dice el menor mientras se soba la rodilla.
Kris vuelve a sonreír cuando se da cuenta que el golpe de Tao es producido por nada más que una amplia sonrisa al entrar, pero esta vez parece una mueca más autosuficiente que nada y Tao simplemente se vuelve a concentrar en su tarea.
—Qué vergüenza… —Apenas oye Kris mientras el otro parece querer hundirse en el cuaderno y fundirse en él.
—¿Qué? —Inquiere intentando poner sal en la herida abierta, porque es divertido.
—Que pareces humano cuando sonríes.
—¡Qué!
Zitao se muerde el interior de las mejillas mientras sonríe y Kris decide que no quiere sonreír, pero lo hace de todos modos (con la secreta esperanza de que Tao se golpee en la cara si es posible).