La traviesa fruta quedo por debajo de la mandíbula de Jonghyun haciendo que su cabeza se ladeara, mientras Yong la detenía con su frente. Su respiración daba de lleno en el cuello de su amado, no faltaba recordarle que esa era una parte por demás erógena. Su ansia por poseer el cuerpo del otro aumento de subió cuando lo escuchó soltar un gemido bajo. Sus pensamientos se opacaron un poco, y aquel instinto primario tomo fuerza. Jonghyun era testarudo, y pocas veces admitía lo que en verdad pensaba, y eso era para cualquier momento del día. “No puedo soportarlo. Llévame ahora a la habitación” No lo diría, por más que así lo quisiera. Debía soportar los embustes lujuriosos solo un poco… un poco más, hasta que el autocontrol de Yong se acabara antes que el suyo y así no admitir su debilidad.
Su cuerpo aún estaba resentido de aquel encuentro amoroso en la azotea del edificio casi a media noche. Yong lo había hecho suyo en el suelo duro y frio, y aunque en el momento había admitido que estaba bien, su cuerpo no estuvo del todo de acuerdo. Lo bueno fue que Yong sacó una manta, o su espalda estuviera toda arañada. La próxima vez que le diera la calentura y lo llevara a la azotea, se aseguraría de no hacerlo acostado sino en el regazo del líder.
—¿Por qué lo haces? — Murmuró el menor controlando el temblor de su voz, debía enfocarse en otra cosa que no fuera el tibio aliento en su cuello, o los suspiros de Yong en su oído… —¿Estas molesto por lo del juego con MinHyuk?
Yong no pudo evitar reír ante la pregunta. ¿Apenas lo notaba?
— Jonghyun, eres demasiado inocente.
YongHwa sonrió más que complacido, pudo leer la excitación en la voz de su amante y eso lo llenaba de un infinito poder. Estaba en el nivel dos para volverlo loco y recordarle a quien se debía, quien había sido, y seguirá siendo su único amor. Empezó a acariciarle la nuca jalando sus mechones ébano a cada dos.
Supo que el momento era el esperado: sus cuerpos estaban tan juntos que lo alertaron del creciente en la entrepierna ajena. A propósito situó su pierna para que, con la excusa de no dejar caer la manzana, podía darle una que otra caricia traviesa. —Porque tienes una piel deliciosa, por tus ojos que me vuelven loco. Por tu sonrisa que es mi alimento y tus besos, mi perdición. Porque con esa voz tuya y tus dulces gemidos pidiendo más de mí, puedo hacer milagros. Por tus caricias y besos que me llevan al cielo, Por tus risas, tus acciones, tu todo… que es solo mío. — El guitarrista no evitaba aquellos encuentros y el agarre en la espalda del mayor se volvió cada vez más desesperado. La manzana volvió a su avance de poco a poco y los roces entre ambos eran más de los necesarios para esto. Jonghyun inconscientemente se frotaba cada vez más en la pierna del líder, y este último lo ayudaba en su labor.
—Lee JongHyun, me provocas a tal grado que no sé cuándo olvidare los modales y te arrojaré bajo mi cuerpo sin importarme dónde estemos, o si estamos solos o acompañados. Por eso te pido… no me seduzcas más de la cuenta, no despiertes mi instinto salvaje porque no me voy a contener.
Cuando el líder toco directamente su piel, dio un brinco y sintieron la fruta casi cae. Jonghyun reacciono en un segundo y se movió bruscamente. Yong hizo lo mismo y ambos cuerpos lograron una caricia celestial. Jong soltó un suspiro alto y sus piernas se doblaron. YongHwa alcanzo a sujetarlo, pero el peso lo tomo desprevenido y acabaron ambos de rodillas en el suelo. JongHyun estaba agachado con el cabello cubriéndole los ojos y respiraba con dificultad. YongHwa no tuvo ni que pregutnar, cuando entendió lo que le pasaba. Sus provocaciones dieron en el blanco, y el serio JongHyun ahora estaba en el after de un orgasmo seco. Yonghwa le acaricio la cabeza levemente, contemplando su obra.
En un momento, la mano de Jonghyun apartó algo brusco a la de su líder y lo miró con determinación pura. El aludido solo atinó a sonreír ante la mirada fuego de su amor.
—YongHwa hyun… eso fue bastante bueno. Vamos a jugar a otra cosa pero esta vez, yo pongo las reglas.
Me subestimaste YongHwa, despertaste un lado de mí que siempre está dormido. Te demostraré que no por nada mi sobrenombre es Burning…