Dulce demonio.
Verte sonreír siempre ha sido motivo de mi propia sonrisa. Sin embargo, es probable que no sepas nada de lo que mis labios en su curvatura esconden. Sigue sonriendo, que yo siempre te corresponderé, aunque los motivos de tu sonrisa sean motivo de mi desesperación.
Justo como ahora donde te miró y estás tan cerca, a la distancia justa de mi brazo estirado, y al mismo tiempo tan lejos, cerca de un millón de años luz. Vas a mudarte, pero no lo harás solo, te irás con él, con Tetsu. Para ti y para él la situación es motivo de celebración. Es madurez, es compromiso, es amor traducido en el deseo único de estar juntos. Está bien y es lo que te diré. Pero Hyde no es algo que sienta.
-Nee Ken chan, ¿nos ayudarás con la mudanza?-preguntas y Tetsu me mira con la misma mirada que tú, brillante y llena de esperanza.
-Sí, claro.
-¿Y tú Yukie, Yukie?
-No me lo perdería por nada.
Y tú sonrisa se ensancha, se vuelve plena. Y es aquí donde me gustaría mostrarte el monstruo que vive dentro de mí.
¿Sabes lo que quiero en realidad? Quiero arrebatártelo todo. Quiero quitarte cada cosa que te hace feliz. Una a una sin piedad, hasta que vengas a mí buscando consuelo. Quiero orillarte, deseo atraparte.
Y cuando eso pase estas manos sucias que provocaron tu dolor, serán las mismas que limpien tus lágrimas. Estos brazos malditos te abrazaran y calmaran tu dolor. Y mis labios mentirosos, pronunciaran, por primera vez, la única verdad que palpita en ellos.
Deseo cortar tus alas, Ángel, y mantenerte cautivo para siempre.
-Ken chan, vámonos-dices y es hora de celebrar, es hora de fingir que tu amor por alguien más me importa.
Y me pregunto, ¿acaso no sabes el daño que tú me causas? Te miró todo el tiempo, y sonrió porque tú lo haces. Al tiempo en el que te vuelves todo, me vuelves nada. ¿Te das cuenta de lo que haces?
Eres tú quien me lo ha arrebatado todo. Cada cosa que me hacía feliz antes, ahora carece de valor. Lo que antes era oro, ahora es simple madera podrida. No has tenido piedad, ni miramientos. Me has orillado a correr siempre tras de ti, mi mundo se ha centrado en un solo ser en el universo. No lo querías, ni siquiera lo has deseado, pero sin darte cuenta, me has atrapado.
Tus dulces manos sobre mi espalda, son las mismas que me empujan más y más a esa orilla donde el horizonte y el mar son uno. El único. Tú. Son tus brazos cálidos los que me envuelven y me destrozan el corazón en trizas. Y tus amables labios que me sonríen y me llaman, esos que dejan escapar tu electrizante voz, me cuentan que no importa cuánto corra, seguirás siendo inalcanzable.
Vas a matarme, Demonio, con la dulzura de tu amor prohibido.
-¿Ken chan?- me miras preocupado, ladeando el rostro- ¿estás bien, Ken chan?
-Sí- te digo, estoy bien mientras sigas conmigo. No importa la forma en la que esto sea-Vámonos, Haide chan, que muy pronto tu esposa Tetsu no te dejará salir ni a tomar una cerveza.
-jajajaja, Ken chan, yo siempre iré contigo a divertirme.
-Me gusta escuchar eso.
Me pregunto, en realidad, ¿quién cortará las alas de quién?