—No puedes darte por vencido, no eres así normalmente — Link quería hacerle recuperar un poco de fuerza, que entre ambos pudieran pensar en algo para salir.
— ¿Recuerdas que Nina dijo que debía de cuidarme la herida? — Preguntó, levantando la cabeza levemente hacia él - Ella bien sabía a qué tipo de cuidado se refería, mi herida debió de haber cerrado un buen tiempo atrás, sin embargo sigue doliendo y estando igual a el día en que me la hicieron.
—No entiendo... ¿Haces algo para reabrirla?
—Eso sería mejor pero no, el tenerla ahí es un constante recordatorio de mis padres, de ella y de aquel día, es psicológico. Mientras lo siga reviviendo, nunca cerrará... Soy un maldito cobarde que se congela cuando el heraldo está cerca y Grahim no está.
Link bajó la cabeza, ahora entendía que el problema que tenía, era más grande que lo que había pensado en un inició.
—Su salvador vino — El heraldo entró, haciendo brincar a ambos — Pero, ha ido a considerar si la oferta le conviene o no.
—Es inteligente, si le has ofrecido volver contigo, dirá que no — Link realmente no entendía de dónde salía ese repentino valor, sentía que podría afectarle más adelante.
Y así fue.
El heraldo le soltó un golpe que conectó directamente con su rostro, sintió un dolor realmente intenso, algo lo había abierto, algo que en definitiva no era su simple mano.
—Entiende, mocoso, existen maneras de hablarme — Dijo con una sonrisa al ver la sangre caer del labio de Link y mostrando su mano con un anillo de gran tamaño, objeto que había sido responsable del dolor tan intenso — Ahora, en lo que Grahim piensa, pasemos un buen rato.
Vaati tembló mientras pegaba la cara al piso, Link jaló sus rodillas hacia él en un intento por disminuir el dolor.
—Dime niño, ¿Qué eres de Grahim? — Se acercó él y lo tomó del cuello, apretándolo fuertemente.
—No te diré nada que no te interese — Link susurró entre jadeos, intentando respirar y hablar al mismo tiempo.
—Valiente, puedo ver un poco el por qué Grahim te puso el ojo —Sonrió de nuevo, apretando aún más fuerte su cuello, cortando por completo el flujo de aire.
Link intentó patearlo, tarea que le resultó imposible por tener los pies juntos, la desesperación comenzó a dominarlo con el paso de los segundos, sentía que quedaría inconsciente en cualquier momento.
—Oh vamos, si estás dormido se quita el entretenimiento — Lo soltó, haciéndolo caer fuertemente — Dime, ¿Podrías contestarme lo que te pregunté? — Con una enorme sonrisa de satisfacción adornándole el rostro, lo pateó en el estómago, sacando el poco aire que había sido capaz de juntar.
—Y-Ya te dije que no diré nada — Murmuró, intentando menguar el dolor y jalar aire suficiente.
El heraldo volteó a ver a uno de los guardas que había permanecido parado cerca de la puerta y después volvió la mirara a Link — Tal vez Grahim te permita que le contestes de esa manera o que te comportes como quieras pero — Dijo rodeándolo hasta quedar a sus espaldas — Conmigo, no tolero ese tipo de contestaciones por parte de alguien inferior a mí.
Link tuvo que morder su labio con las fuerzas que tenía para no gritar y darle el gusto de verle sufrir cuando el heraldo se paró sobre una de sus manos, por culpa de la cuerda y por su posición, esta se encontraba torcida, con los dedos un poco juntos y la muñeca ligeramente desviada. Al momento en que semejante persona se paró con todo su peso sobre ella, el dolor fue realmente indescriptible.
— ¿Queda entendido?
Sin embargo no se atrevió a contestar, el heraldo apoyo el poco peso que había mantenido hasta ese momento sobre su otro pie sobre su mano, llenando la habitación con un crujido y haciéndole soltar a Link un quejido un poco más audible.
—Que molesto — Murmuró quitando el pie de su mano y caminando hasta Vaati — Dime Vaati, ¿Es así de terco siempre? — Lo jaló del cabello para sentarlo, con la espalda recargada en la pared.
El chico no contestó, simplemente volteó la cara para no mirarlo y hacer más notorio aún el pavor que le invadía.
—Siempre me parece gracioso, ¿Sabes? Cuando estás con Grahim, tienes esa mirada despreocupada y desinteresada siempre que voy, pero cuando estás solo, es como si el tiempo hubiese retrocedido, veo al mismo chico de diecinueve que temblaba como hoja al viento en la esquina de la habitación — El heraldo sonrió ante el nuevo temblor — Aún conservo tu ojo, muchos de mis invitados piensan que es de decoración, plástico o cristal — Movió el mechón nuevamente de su ojo para observar la cicatriz y hueco, sonriendo ante el recuerdo — Tienes unos ojos muy interesantes, nunca antes había conocido a alguien que los tuviera rojos.
Vaati falló nuevamente en contener un grito cuando el heraldo introdujo su dedo en el espacio vacío — E-Eres un maldito psicópata… — Murmuró entre espasmos de dolor.
—Gracias, ¿Recuerdas cómo fue que lo saqué? Creo que aquel día no tenía anestesia, vaya que tienes una voz muy fuerte — Sonrió ante el estremecimiento de él — Creo que quiero el otro también, harán buen juego.
—Déjalo en paz… — La mirada del heraldo y Vaati cayó sobre Link, quien mantenía la cara contra el suelo pero había hablado lo suficientemente alto como para que le escucharan.
—Creo que ahora entiendo — El heraldo sacó su dedo, dejando un fino rastro de sangre por el rostro de Vaati — Eres el típico héroe, te causa más sufrimiento el ver a alguien cercano sufrir que el dolor infligido a ti mismo, ¿No es así?
Link volvió a quedarse callado, maldiciendo por ser tan obvio.
—Perfecto, Vaati, pasaremos más tiempo entre ambos — El heraldo sacó una especie de navaja bastante afilada con la que cortó la cuerda en las muñecas de Vaati, le hizo una seña al guardia y este sujetó al aterrado chico de los hombros, torciendo su brazo izquierdo tras su espalda, el heraldo tomó entonces el derecho por la muñeca y colocó la punta de la navaja justo debajo de la articulación del codo — Estaré esperándote, Link —. De un movimiento lento y tortuoso, enterró la navaja y comenzó a deslizarla por su piel, cortando y disfrutando de los gritos.
— ¡Vivo con él! — Link gritó, intentando sentarse sin causar un mayor dolor a su mano — Me rescató de unas personas dedicadas a la trata…
El heraldo detuvo su avance mientras le escuchaba — ¿Era tan difícil? — Sonrió con desagrado mientras veía la cantidad de sangre que aún brotaba — Pero no es suficiente.
— ¡Está enamorado de mí! Por eso sigo con él… porque también lo estoy yo… — Link estaba desesperado porque se detuviera, a ese paso terminaría por matar a Vaati.
—Bien — El heraldo sacó lentamente la navaja y soltó a Vaati, quien pegó su brazo a su cuerpo mientras continuaba llorando y gritando — Entonces no solo eres la promesa del equipo, también eres una de sus debilidades.
—No sé si sea su debilidad… — Link no quería que volviera a lastimar a Vaati de aquella manera — Por favor, no dejes que muera.
— ¿Lo ves? No es tan difícil comportarse de buena manera — El heraldo le hizo una seña a otro hombre que estaba por la puerta — Por supuesto que no morirá, aún no hemos terminado.
Entre ambos hombres sacaron a Vaati de ahí, sin importarles que la manera de agarrarlo aumentaba el dolor y sangrado de la herida.
—Seguro te sabes la historia entre ambos — El heraldo se hincó frente a él — Sabes que estuvimos unidos como corporación y que nuestro dominio fue enorme, ¿No? — Después de que Link asintió lentamente continuó — Grahim necesita de persuasiones para tomar las decisiones correctas, necesita impulso — Cortó las cuerdas de sus pies y manos haciendo que Link tuviera que usar su mano derecha para levantarse, dado que la otra estaba rota seguramente — Ustedes son exactamente eso, el impulso que necesito.
Esta vez link no pudo evitar gritar cuando la navaja se enterró en su brazo derecho, no tan profundo como había visto que la había enterrado en Vaati pero sí lo suficiente como para dejar una marca. Lentamente delineó una “D” para después levantarse y mirar a Link con satisfacción — Más te vale portarte bien, recuerda dónde y cómo está Vaati — Salió y cerró la puerta de un golpe, dejando al chico temblando.
[…]
—La sangre pertenece a Vaati — Nina suspiró, estaba parada de frente a Grahim y Rei, con los brazos cruzados.
—Maldita sea… — Grahim murmuró, mirando la lejanía a través de la ventana.
— ¿Qué tienen pensado hacer? — Continuó — Como le dije a Rei, Vaati no está estable para enfrentar una situación así, otra vez.
— ¡Ya lo sé! — Grahim gritó, tirando un jarrón que había en la mesa de junto.
Rei iba a agregar algo cuando el timbre de la puerta principal lo interrumpió — Yo abriré… — Murmuró, caminando hacia la puerta — Zelda…
— ¡Hola, Rei! — La chica sonrió — ¿Sucede algo malo? — Notó de inmediato la expresión en su rostro.
—Jovencita, debo decir que no esperaba su visita — Grahim apareció en la puerta, salvando a Rei de alguna incoherencia típica de él.
—Grahim, disculpa, sé que debimos de haber avisado pero estábamos cerca de aquí y decidimos pasar… ¿Sucede algo malo, verdad?
Grahim apretó los puños con fuerza, sintiendo sus uñas enterrarse en su piel aún a través de la tela de sus guantes — No es lugar para hablar, pasen, por favor — Se hizo a un lado al igual que Rei para que pasaran — ¿Puedo ofrecertes algo?
—No, gracias — Zelda agitó la cabeza, confirmando sus sospechas al ver la expresión de la chica que estaba ahí y el jarrón estrellado en el suelo que un hombre empezaba a recoger — Hola.
—Hola querida, soy Nina — Le extendió la mano.
—Zelda, encantada conocerla — Le sonrió levemente, devolviendo la mirada a Grahim quien se sentaba en la silla más grande.
—Link y Vaati… fueron secuestrados por un hombre — Dijo con enojo, evitando mirarla a los ojos.
— ¡¿Qué?! — Zelda se recorrió hasta la orilla del sillón, sintiendo dolor en el pecho — ¿Por qué? ¿Qué es lo que quiere de ambos? — Recordó a Vaati, un chico que era bastante extrovertido pero bastante agradable y detallista, recordó la sorpresa agradable que le causó recibir ese «Soy Vaati, este es mi número, para lo que necesites»
—Es un problema antiguo, del cual realmente no quiero hablar en este momento — Suspiró — Pero puedo prometerte que yo me haré cargo.
— ¿Qué tan peligroso es este hombre…? — Arrastró las palabras, no estando segura de querer escuchar la respuesta pero sintiéndose obligada a preguntar — ¿Es el responsable de la condición de Vaati?
La mayoría desvió la mirada de Zelda, sorprendiéndose de su acertada intuición — Sí, él es — Grahim suspiró mientras suspiraba.
— ¿Podría ayudar en algo? — Levantó la mirada hacia Rei quien seguía mirando al piso.
—Notificare a mi departamento para que busquen — Gaepora habló por primera vez desde que habían llegado.
— ¡Ni se te ocurra, Gaepora! — Grahim se levantó, entornando los ojos hacia él — En el momento en que hagas eso, puedes dar por muertos a ambos y eso, jamás te lo permitiré.
—No pienso quedarme de brazos cruzados.
—Es demasiado peligroso — Rei empezó — No podemos involucrar a nadie más.
— ¿Es el heraldo? — Gaepora miró a ambos.
—Sí. ¿Ahora entiendes la situación?
—Esta vez lograremos encontrarlo culpable — Murmuró — Solo necesitamos una prueba.
—Deja de soñar, en dos años no se logró nada— Grahim tronó la boca, sintiendo esa desesperación apoderarse de él.
Iba a decir algo más cuando el teléfono comenzó a sonar, Grahim caminó rápidamente hasta él y contestó.
«Grahim, me he cansado y quiero que seas parte de la diversión»
—No te atrevas a hacerles algo.
«No sé de qué hablas, sólo quiero que vengas a considerar mi oferta de buscarles»
—Iré.
«Nada de compañías de más, a lo mucho el inútil de Rei»
Grahim simplemente colgó el teléfono y miró a los demás — Si me disculpan, debo salir. Vámonos Rei — Dijo con el tono de voz más tranquilo que pudo alcanzar.
—Grahim, ¿Podrías avisarme en todo lo que necesites? — Zelda se levantó y sujetó su brazo levemente — Por favor, quiero que Link y Vaati estén bien.
Grahim asintió levemente mientras reanudaba su camino. Pese a prometerle traerlos de vuelta, sentía algo en su pecho, que algo no iba bien y que las cosas podrían ponerse un poco más mal.
Continuará…