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Realidad por Alis Potter

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Notas del capitulo:

Hola al fin regrese, voy con prisas asi que les dejo el capitulo y isfruten, ya no me tardare en actualizar, comenten

Saco el humo, del cigarro que estaba fumando, por la nariz, recurriendo así a su forma preferida de fumar el tabaco y la marihuana, por igual.

Con la mano derecha, sostenía un cartel pequeño, que leía atentamente al mismo tiempo que escuchaba las palabras de su amigo pelirrojo.

Volvió a llevar el cigarro a su boca y repitió el proceso.

-¿Qué tal les suena la idea?-pregunto Sebastian, mirando alternativamente a Miriam y a él.

-¿Desde cuándo formaste una banda?-soltó, dejando a un lado el volante y enderezarse en el viejo sillón en el que estaba.

-Tiene como seis meses.

-¿Y desde cuando tienes este cuartito?-Miriam levanto la vista de un volante, idéntico al que Jack poseía.

-Es de un anciano.

-¿Y te lo regalo?-Jackson sacudió el cigarrillo, para volver a probarlo.

-No…veras el no puede cuidarlo y dijo que estaba arto que vagabundos, drogadictos y escoria, así como ustedes, se refugiara en este cuarto, yo necesitaba donde ensayar y le dije que alguien lo estaría cuidando, mientras el no los prestara para ensayar y vivir en el.

Su verde mirada se paseo por todo el lugar, era solo un cuarto, enorme, todo un piso de un edificio viejo, que había sido remodelado, al punto de tener una área designada para los instrumentos de la banda de Sebastian, una cocina, una sala, una mesa y sillas de plástico, lo que parecía el comedor, una consola de videojuegos y una televisión, sin contar una esquina con una silla, tipo de las que los dentistas usaban, una mesa con un campo cubriéndola y un estuche enorme, cerrado.

-¿Qué es eso?-fue Miriam la que formulo su propia duda.

-Ah, obviamente yo no puedo vivir aquí, el único que puede es Chuck, el baterista y él se gana su vida tatuando.

-¿Entonces entraras a la batalla de bandas?-pregunto el peliazul para reconfirmar lo ya dicho.

-Claro, ya te lo dije, mi putita azul-el pelirrojo se abrió otra cerveza de lata, mientras elevaba sus pies a la mesa-El ganador se llevara la oportunidad de entregar un demo a uno de los productores de RTC Miusic será una oportunidad como nunca.

-Zorra no quiero romper tu ilusión pero… Llevas seis meses tocando y pretendes ganarle a bandas que llevan años juntos-Miriam soltó unas carcajadas-No lo creo posible.

-Es que no nos han escuchado.

-Bueno si practican, puede que tengan oportunidad-termino por apagar el cigarro, esa era la cuota del día, no más de un cigarro, era un nuevo propósito, le estaba afectando en los entrenamientos-Por Dios ¡Sera en el Black in Black! Suena tan tentador.

-Claro, por eso participare, mañana empiezan los registros.

-Black in Black-susurro Miriam

Black in Black era el bar más famoso de la zona, su música en vivo de bandas de rock, punk, electrónica e incluso hip hop, hacia que fuera el mejor, su especialidad era el rock en todos sus estilos. Llamado como la canción favorita del dueño, un viejo de 56 años, que cualquiera quisiera como abuelo.

Termino la cerveza, que Sebastian le había dado, de un solo trago, se enderezo en su asiento y vio su celular, las 4:30 pm

-Bueno, tengo que irme-se despidió, de su amigos, con el típico choque de palma y puño.

-¿Irte?-Miriam, lo miro confusa, hace media hora habían llegado.

-Sí, tengo que verme con Eliot-tomo su morral, después del colegio, se habían venido directo a este cuarto.

-¿Sigues con ese?-Sebastian abrió otra cerveza.

-Y seguiré-sonrió.

-Hijo de…-

-La grandísima puta-corearon los tres.

-Dime cuando tocaras para ir-cuando iba abrir la puerta, alguien le gano, desde afuera, un chico alto, joven, delgado, con un gorro, chaqueta marrón, una expansión en su oreja izquierda, una perforación en la nariz del lado izquierdo.

-¿Por qué estas en mi casa?-su voz era ronca.

-Mea culpa, Chuck-alzo la cerveza Sebastian, el otro sonrió.

-Un gusto-dijo Jack y salió

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Nunca había notado el color amarillo del techo, de aquel consultorio elegante, no entendía porque el amarillo, las paredes eran azules, un azul hermoso, tenía que decir, no combinaban.

-¿Por qué tu techo es amarillo?-pregunto curioso, moviendo sus pies de un lado a otro, tumbado en el alfombrado suelo.

-Me gusto el color-contesto simple Shyamalan, ojeando algunos expedientes nuevos del hospital.

-No me gusta.

-No te pregunte.

-¿Sabes?

-¿Qué?

-Extraño el hospital-se enderezo un poco y miro a los ojos al psiquiatra, que miraba sobre sus anteojos. Volvió a tumbarse.

-¿Lo extrañas? Recuerdo que me decías “Detesto este fétido, y asqueroso manicomio”

-No… me refiero al color.

-¿Desde cuándo te gusta el blanco?

-Desde que estuve ahí un año, ver tantos colores combinados me resulta incomodo.

-Ahora comprendo tu estilo de ropa.

-Detesto que tenga más de cuatro colores.

-Ya veo-Max, volvió su mirada a las hojas, mientras escuchaba el chocar de las botas de su paciente y con un lápiz que encontró a la mano, anoto en una libreta “Disgusto ante combinación de más de cuatro colores”

-Max-se levanto, hasta quedar sentado en el suelo, busco la mirada del mayor, cuando la encontró fija en el, supo que volvía a tener su atención-Las crisis de ansiedad han estado aumentando.

-A ver-se acomodo los lentes, tratando de recordar-Empezaste con pequeños tics, como el tronar de dedos, movimientos insistente de tu pierna derecha.

-Sí, desde hace dos semanas mis crisis han llegado hasta provocarme tanta frustración y terror, comienzo a imaginarme cualquier cosa mala que pudiera pasar.

-¿Por qué no me lo has dicho antes?

-Creí que era porque en verdad eran situaciones especiales, pero ahora tengo pánico, antes era más sereno-volvió a tirarse al suelo.

-¿Cómo calmas tu ansiedad?

-A veces jalo de mi cabello o entierro mis uñas en mis brazos o manos-alzo su brazo, adornado por un brazalete de plata.

-¿Duras mucho auto agrediéndote?-el especialista agudizo la mirada, para notar las costras de las pequeñas heridas.

-No lo sé, creo que un par de minutos

-¿Has vuelto a tener tus ausencias?

Jack negó lentamente y se abrió de brazos y piernas.

-¿Algo más que quieras contarme?

-¿Cómo qué?

-No sé que quieras decirme.

-Realmente nada-volvió a enderezarse y miro el titulo que la Universidad otorgaba a Maximiliam Shyamalan, generación 2009-2013-¿Te sirve que te diga mis adicciones?

-Me quede en tabaco-susurro Max-¿Cómo va tu convivencia familiar?

-¡Dios! Max ya te dije que es un fiasco; Bueno el alcohol y la marihuana.

-¿Por qué es un fiasco? ¿Bebes y fumas mucho?

-No y solo fumo cuando el dinero me alcanza o quiero relajarme-se levanto y se acerco a ese título que le gustaba, sobre todos-No tengo intención de hablar con ellos.

-¿Aun tienes algún tipo de rencor?

-Sí, me caen mal, mi padre no quiere a un tipo de apariencia de estrella de rock mal viviente, mi madre me harta con su alta hipocresía en su cariño y Adam, bueno es Adam.

-¿Qué te hace creer que el cariño es hipócrita?

-Porque si en verdad lo sintiera, no me hubiera encerrado en el asqueroso hospital en el que trabajas-se sentó en el sillón, llevo su rostro entre las manos, sus codos estaban en sus piernas, su cabello empezó a caer por sus hombros.

 

 

*º,·*^º,·*^º,·*^º,·*^º,·*^º,·*././.*º,·*^º,·*^º,·*^º,·*^º,·*^º,·*

Se sujeto la muñeca, estaba asustado y nervioso.

El auto se paro, cerca del enorme edificio, sus padres bajaron y les hicieron señas de que se apresurara a bajar. Sujeto el morral con sus pertenencias y bajo, tembloroso, tropezó alcanzando a meter sus manos para no pegar contra el asfalto y sus padres no lo ayudaron.

-¡Muévete hijo!-le grito su padre.

Jack se levanto y camino tras ellos, aun era bajo para Martin, pero ya rebasaba a Amelia, tras identificar,  con el guardia de la reja, quienes eran, pudieron pasar, cuidados por otro policía.

Hasta llegar a las puertas maltratadas de un color grisáceo. Un hombre avanzado en edad, gordo y calvo los esperaba paciente, a su lado, uno delgado, alto, joven, castaño y de mirar color miel, un psiquiatra recién egresado de la Universidad mas prestigiada del país.

Jack miro hacia tras, el no podía quedarse ahí, el no estaba loco, no, solo estaba enamorado.

¿Y Adam?

¿No vendría a despedirlo?

Volvió su mirada al frente, justo a tiempo, antes de que chocara contra la espalda de su padre, que se había detenido de golpe.

-Muy buenos días familia Bergerac-sonrió el gordo doctor, se acerco mas a ellos-Benjamín Grihnos, director general del Hospital Psiquiátrico Santa Fe-paso la mano a los tres.

-Buenos días-saludo el joven, sin presentarse, pues en las pasadas semanas el había atendido a Jackson-Les aseguro que su estancia aquí será para su bien.

-Recupérate-le dijo simple su padre, tomándole el brazo con rudeza, dio media vuelta y se fue.

Jackson lo miro irse.

“No estoy loco”

-Mi Jack-Amelia se acerco y lo abrazo-Por favor hijo, cúrate, todo lo que hacemos es para tu bien.

-Mamá, no-susurro, abrazándola más fuerte-No estoy loco, no me encierres, por favor.

Sin embargo a la fuerza, su madre se separo y corrió para alcanzar a su marido, ninguno de los dos miro hacia él.                          

-Jack, entra-Max le sonrió, tomo el morral y paso una mano por su espalda para dirigirlo dentro del edificio viejo.

Una vez más miro hacia atrás.

¿Y Adam?

*º,·*^º,·*^º,·*^º,·*^º,·*^º,·*././.*º,·*^º,·*^º,·*^º,·*^º,·*^º,·*

 

 

-¿Jackson?-la voz tranquila de Shyamalan, la oyó más cerca. Se descubrió la cara y alzo sus verdes ojos, encontrándose a su doctor a un par de metros frente a él-¿Jackson?

-¿Si?-pestaño varias veces y al mirar el gesto del otro, comprendió de inmediato que de nuevo se había perdido en sus recuerdos.

-Te fuiste por…-miro el reloj, en su muñeca izquierda-Un minuto y cuarenta y siete segundos.

-Una ausencia-susurro Jackson.

-¿Te están pasando seguido?

-No, esta es la que me pasa desde la última vez que te dije.

El doctor asintió y fue a su escritorio a anotar rápidamente algo. Jackson miro el reloj de la pared y fue cuando se dio cuenta de que se había pasado por media hora.

-¿Por qué no me dijiste que mi sesión había terminado?-se paro rápidamente y tomo sus cosas

-Ni siquiera me había dado cuenta-sonrió sentado desde su escritorio.

-Hasta luego Doc.-levanto una mano en forma de despedida.

-Hasta la próxima sesión Jackson-escucho el cerrar de la puerta. Que rápido pasaba el tiempo con ese niño.

-

-

-

“Dieciséis”

Conto, tenía que cumplir un total de treinta vueltas al gimnasio, fue la primera orden de su entrenador, seguido de lagartijas, suicidios y repasar jugadas, dos horas de duro entrenamiento, no sabía de dónde saco la condición física para seguir, ante su claro vicio.

“Diecisiete”

Maldita sea la hora en que se le ocurrió llegar diez minutos tarde, tan solo porque a Miriam se le antojó detenerlo a mitad del pasillo. Ahora junto con otros tres chicos, cumplían el castigo, mientras que el resto del equipo, solo dio diez vueltas.

“Dieciocho”

Martes y Jueves, días de basquetbol, dos meses entrenando, tres partidos y en ninguno había jugado, pero no importaba, le gustaba ir a entrenar, le gustaba ejercitarse, le gustaba quedarse dos o tres horas más en el colegio, le gustaba.

“Diecinueve”

Eliot llegaría por él, estaría esperándolo en el estacionamiento, llevarlo a su casa, y respetar su cuerpo adolorido por el ejercicio y eso le gustaba.

“Veinte”

Le gustaba este deporte, le gustaba porque le exigía tiempo, tiempo que no desperdiciaba en su casa, hablando con su familia.

“Veintiuno”

Los miércoles y sábados eran las citas con Max, lo que significaba menos tiempo en su casa.

“Veinte y  dos”

Los lunes, se encerraba a hacer tarea, la que más importaba, aunque claro la mayor parte llegaba a terminarla a la escuela, con ayuda de sus compañeros o de Sebastian.

“Veinte y tres”

Los viernes eran “Viernes sociales” Y llegaba tarde a su casa, de noche.

“Veinte y cuatro”

Los Sábados eran días de juegos escolares, aunque no jugara, se tenía que presentar y sentarse en la banca, no solo era de basquetbol, también de futbol del  “balón pie”  y americano, natación y todo deporte que impartiera la escuela.

“Veinte y cinco”

Y los domingos, por las mañanas no podía librarse del desayuno familiar, después de misa, aunque claro el se quedaba en los jardines de la Iglesia, aprovechando el Wifi que pudiera robar. Pero por las tardes, bueno era otra cosa, era día de salir, aunque solo fuera a casa de Sebastian o Miriam.

“Veinte y seis”

¿Cómo encontraba lugar para salir con Eliot, acompañarlo a sus negocios, cenar y tener un sexo más que exquisito? Se admiro por eso.

“Veinte y siete”

Alzo la mira y distinguió al capitán del equipo de futbol, en la entrada del gimnasio, mirándolo a él, seguramente su entrenamiento se había cancelado. Agacho la mirada, concentrado en su trote.

“Veinte y ocho”

Al escuchar la voz energética del entrenador, volvió a alzar la mirada, estaba corriendo a los chismosos jugadores del otro deporte, lo que provoco una sonrisa burlona en el.

“Veinte y nueve”

Tenía que comprarse otros tenis ¿Pero con qué dinero? No tenia, lo poco que ahorro, estaba ahora bajo su colchón, como hierba seca, sus padres no le darían, estaba “castigado” Aunque claro no podían castigarlo más de lo que él quisiera, usaba la culpa y el chantaje y sus ingenuos padres aun no se daban cuenta. Necesitaba un trabajo.

“Treinta”

-Entrenador-jadeando fue hacia el hombre, aun más alto que el-Eh terminado mis treinta vueltas.

-Comienza con tus lagartijas.

Jack fue hasta sus compañeros y se agacho.

“Una”

 

 

Tras repasar la última jugada que el entrenador les había enseñado, fue a los vestidores, se ducho y quito cualquier rastro de sudor, se vistió con su camisa de franela a cuadros, remangándose las mangas, para dejar ver su brazalete y pulseras que traía, no se la abrocho, dejando ver una camiseta azul marino, sus jeans ajustado y sus tenis más viejos y cómodos para descansar sus pies.

-Hey pitufin-le llamo el capitán del equipo, alzo el rostro al oír su apodo-El entrenador quiere verte, antes de que te vayas…Y deja de mirarme con deseo, ya te dije que no soy marica.

Todos empezaron a reír, excepto aquel rubio cobrizo, alto y con un cuerpo de envidia, que solo azoto la puerta de uno de los loquers. Jack sonrió ladinamente y le enseño el dedo corazón.

-Vete a la mierda, no eres tan bueno como para estar en mi culo.

Salió directo a la oficina del entrenador Williams, tenía que salir e ir al edificio donde todas las oficinas de los profesores estaban, para su suerte, la oficina de Williams estaba en el primer piso a unos pocos metros de distancia de la entrada.

Tras hacer pública su relación con Eliot y entrar al equipo de basquetbol, las burlas, los insultos y agresiones no se hicieron esperar, incluso uno de los jugadores de último grado, quiso golpearlo en las regaderas, nadie intervino, pero él se defendió, lo dejo tan golpeado como él estaba.

“Respétenme y los respetare” dijo antes de escupir sangre y que el entrenador llegara a castigarlos a ambos, había mantenido un equilibrio sano, no faltaban los homofóbicos pero para su suerte contaba con el entrenador de libre pensamiento y se había hecho amistad con el capitán, así que al menos no era maltratado a cada rato, sin contar, claro, el apoyo de Eliot, seguramente tuvo que ver en el buen comportamiento de sus compañeros.

-¿Me llamo entrenador?-se asomo por la puerta abierta.

-Si Bergerac, pasa-hizo señas de que entrara-Te hable para dos asuntos. El primero es que tengo tus calificaciones-alzo una hoja, eso le gustaba del entrenador que fuera directo y breve-Aunque has logrado pasarlas, más que una, pero aun puedes salvarla, no son las calificaciones que deseo, recuerda que tienes un promedio que cumplir.

-Lo cumplo señor.

-Sí, para estar en el equipo sí, pero para que juegues no, al menos no para mí, así que tienes que subirlo. La segunda era para avisarte que el próximo sábado, jugaras tu, y lo seguirás haciendo si Uno: Subes estas notas a al menos un siete, Dos: Sigas igual de bien en tus entrenamientos y Tres: Demuestres este sábado que mereces estar en el partido.

-Gracias señor-no pudo evitar sonreír con satisfacción, con tal de jugar, hasta entraría a todas sus clases.

-Retírate.

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-Buen juego muchachos-dijo el entrenador-Sigan así y esta vez si podremos llegar a la semifinal-salió de los vestidores.

-Oye pitufin-el capitán se le acerco ya cambiado, igual que el ya lo estaba.

-¿Qué pasa Derek?-tomo su bolsa y lo miro interrogante.

-Jugaste bien, tienes talento-le extendió la mano a forma de saludo, y a la hora de estrecharse la mano, le paso un pequeño regalo, se le acero al oído-Un regalo.

Y así fue como se habían conocido, en las partes traseras de las gradas, donde los docentes o guardias no pasaban seguido, ahí, disfrutando de un vicio común, surgió una amistad.

-Gracias-necesito tocarlo un poco más, para saber que era un porro, que guardo en la bolsa de su sudadera, se encaminaron a la salida de los vestidores-Nos vemos-se despidió al ver a Miriam y Sebastian esperándolo.

-Te espero en mi casa-se dieron un abrazo ligero, para que Derek fuera con su novia que lo esperaba emocionada y Jackson se fuera con sus amigos y desafortunadamente, gracias a la bocota de su gemelo, la familia se había enterado de que jugaría, por lo tanto sus padres y hermanos también lo esperaban, lo único que faltaba en esa escena era Eliot, pero según por la llamada que recibió, dos horas antes del partido, fue que tenia negocios a último momento.

-Buen trabajo hijo-chillo su madre orgullosa, sin poder evitar un abrazo.

-Ese es mi hijo-su padre le sonrió, sabía que era más fácil digerir su bisexualidad cuando el practicaba un deporte.

-Vayamos a cenar a donde mi hermano quiera-propuso Adam, burlonamente.

-Si-se animo su madre.

Sebastian y Miriam lo miraron histéricos, tenían un plan para aquella noche.

-Oh me encantaría, pero de hecho quería ir con Miriam y Sebastian a festejar.

-¿A dónde?-pregunto Martin.

-Habrá una celebración por parte del equipo-intervino Miriam-No se preocupen, el entrenador también estará.

-¿Y a qué hora piensas llegar?-su madre miro decepcionada.

-Pensaba quedarme en casa de Sebastian.

Ninguno de sus padres estaba de acuerdo y se les notaba en la mirada.

-Mi prima estará en casa, si gustan llamar-contesto simple el pelirrojo.

-Además hace mucho que no voy a fiestas.

¡Bum! Y eh ahí la culpa, con las que sus padres dijeron “Si, cuídate”

De fiesta inocente, no había nada, desde hace días la idea de una buena fiesta cruzaba la mente de los tres, idea que compartieron con Derek, idea que le gusto, idea que a los cinco días ya era una invitación abierta a toda la escuela, tras conseguir que los padres de Derek salieran por su aniversario, desde el jueves hasta el martes.

Cerrando a llave y candado su casa y dejando el patio y su piscina como única área de festejo.

La bebida no faltaba, una que otra botana, la música de un DJ que lograron conseguir, combinado con el éxtasis, la cocaína y la mariguana.

Única petición de entrada, tu respectiva donación a la fiesta.

En cuanto llegaron, fueron recibidos por Derek y Jesica, su bellísima novia. Poco tardaron en entrar, los invitados,  a la casa, el mismo Derek lo permitió, aun consiente, Jack le advirtió del robo que sufriría.

-Tranquilo mi mariquita, nada de valor está ahí adentro, no soy tan estúpido-su voz era torpe.

Seguramente la de él igual, ni hablar de Miriam, que ahora se besaba con quien sabe quién y Sebastian, seguía tomando

¿Cómo diablos llegarían a la casa de alguien?

Tras cuatro copas mas de malibu con jugo de piña, un vaso de tequila y refresco y una cerveza, le valía carajos como diablos llegarían, se trepo a una mesa de plástico, acompañando a otros más locos que él, bailando y cantando hasta que extasiado se aventó a la alberca, ganándose gritos y aplausos, lo que no conto es que estaba muy ebrio como para nadar.

Pero fue jalado por Nick y llevado a la orilla por este, por el idiota homofóbico del equipo de basquetbol, que lo agredió en su primer entrenamiento.

Estaba ebrio, demasiado, y procesaba con lentitud, tal vez por eso, no hizo nada cuando Nick le agarro el paquete y le dio tremendo beso con todo y lengua incluida.

-Tengo novio-articulo Jack, termino de salir de la alberca y se rio ¿Por qué? ¡A la mierda eso!  Se rio y punto.

Camino hasta donde Sebastian estaba tirado en el césped.

-Zorra ¿Y la Miriam?-sus palabras eran arrastradas con dificultad, el tono de voz de un borracho.

-Creo que se la están cogiendo-su voz no era tan torpe como el de Jack, de los tres, el que tenía más resistencia, era el pelirrojo-Oye ya te vi de puta con el jugador ese.

Se rio sonoramente, todo le daba vueltas, todo era calor y no podía moverse con libertad, apenas si era cociente de lo que hacía y como lo hacía.

-¿Te acuerdas que te dije que quería hacerme un tatuaje?-se levanto Sebastian.

-Sí.

-Voy a hacérmelo.

-¿Qué?

-Vamos-lo tomo de la mano y lo enderezo, torpes, empezaron a caminar-Vamos con Chuck y me lo hare.

Antes de irse de la fiesta, subieron a las habitaciones de la casa, en busca de Miriam, en ninguna estaba, así que empezaron en los baños y en el del tercer piso, la encontraron.

Con celular en mano, Jackson esperaba que Sebastian abriera las puertas para el fotografiar, tenía la foto de muchas parejitas.

La encontraron en una posición muy comprometedora para la foto.

-La zorra se irá a tatuar ¿Vienes?-Jack guardo el teléfono, la pareja ni se imuto, por un momento el chico quiso separarse, pero la joven no lo dejo-¿Vienes o no?

-Un minuto.

Cerraron la puerta, Jack se acabo otra cerveza, tras varios gemidos y unos gritos, Miriam salió, acomodándose la ropa.

-Vámonos.

Antes de Salir Jack tomo un six de cerveza y Miriam una botella de tequila, la cual tomaron de camino a casa de Chuck.

-¿Qué diablos hacen aquí?-Tañándose los ojos, en pijama, un pans y una sudadera desgastada, no le hizo gracia que tres adolescentes ebrios lo despertaran a las tres de la madrugada-¿Cómo llegaron?

-Un taxi-dijo Sebastian sencillo y entro-Vengo a que me tatúes.

-No te voy a tatuar en ese estado-abrió la puerta mas, para que los otros entraran y se instalaran en su sala.

-Te pagare el doble.

-Hecho-no tardo en pensarlo

En quince minutos las cosas estaban preparadas, Sebastian sentado, con el antebrazo desinfectado, listo para que lo tatuaran.

-¿No quieren uno?-dijo Sebastian risueño-Yo lo pago.

 


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