GRACIAS - YoonSeok
Estaba llorando. En medio de la mesa y a un lado de los demás miembros del grupo al que pertenecíamos. Ya había pasado medio año desde el surgimiento de BTS en BigHit, medio año más a su lado y en todo este tiempo jamás le había visto llorar. Era algo nuevo, algo que me removía las entrañas porque me asustaba verlo así, sin embargo ese sentimiento temeroso y nuevo comenzaba a irse porque sabía que su llanto era por felicidad. Una enorme felicidad que justo como lo había invadido a él, ahora invadía a todos en la sala aquella. Llámese Jimin, Taehyung, Jin y hasta el manager, todos sin dudar estábamos empapados en el sentimiento que el cumpleañero nos contagiaba.
Y entonces estaba Feliz y para mí eso era todo. Ahora el predebut y los años de frustraciones y ansias estaban quedando poco a poco en el pasado, y aunque en este mismo momento, aún sosteníamos presiones y temores, lo que nos había levantado siempre y hasta hoy había sido ese carisma, esa energía y ánimo que él día a día nos regalaba y, bueno ¡qué decir de su sonrisa! Esa que nunca se apagaba. Gracias a él estábamos aquí, y gracias a sus padres él estaba aquí. Gracias era una palabra grande, gracias era lo que le deba a él por su amor que me daba.
Pero estaba entre la espada y la pared ¿A quién le debía agradecer más? ¿A la vida? ¿A Dios?¿A sus padres? Quizá al Universo mismo y al destino ya que todos habían conspirado para que hoy él estuviera aquí, nacido para triunfar y cumplir un año más.
--¡Feliz cumpleaños a ti!—las voces entonadas de cada uno de los presentes –empezando por Jimin- comenzaba con la cantaleta acostumbrada.
Fue entonces cuando yo pude despertar de mi ensoñación, y volviendo a mi realidad creo que no podía pedir ser más feliz. A pesar de la distancia que había entre ambos –la forma en que nos habíamos sentado nos distanciaba- podía sentir el golpeteo del corazón de J-Hope contra su pecho, lo sentía tan emocionado que la ternura de su sonrisa venía contagiando a mis labios. Luego sintiendo que podría verme muy obvio alejé mi mirada de él, la sala parecía inundada en lágrimas, era imposible no contagiarme así que sin darme cuenta y cuando Jimin había entrado con el pastel mis ojos ardían avisándome que las lágrimas vendrían después. Traté de evitarlo alzando mi cabeza hacia arriba, me detuve allí un momento y como si fuese película, aquellos momentos a su lado, en compañía de los chicos, a solas o cualquier instante donde él era el protagonista en mi historia, vino a mí, se quedó en mí mente y en vez de que mis lágrimas se limpiase solo escurrieron más.
Más y más y yo con la mano en el corazón, aun la voz del padre de Jung Ho Seok resonando en mis oídos, entonces solté en el mar de llanto que era al tiempo que uno de los chicos –ni siquiera supe quién- me guiaba hasta donde Jimin sostenía el pastel frente al cumpleañero. Los nervios se apoderaron de mi ¿sería la primera vez que Ho Seok me vería llorar también? Bueno, parecía que no lo sería, no quería arruinar su felicidad y que mi cara hinchada saliera en TV, así que con habilidad me sequé los ojos antes de llegar detrás de donde él estaba. Mi corazón latía mucho. Lo hacía por él.
--Gracias chicos yo…—su voz quebrada causó otro revuelo en mi interior. Hoy conocía muchos aspectos de Seok y, estaba seguro –más que antes- que él era el indicado. Lo estaba amando más.
Al igual que este día él cumplía un años más, mis sentimientos incrementaban igual de gradualmente que cuando las manecillas del reloj avanzan para adelante y jamás para atrás.
--Jung Ho Seok, Gracias—el susurró salió de mis labios cuando le vi con esa sonrisa que quisiera jamás se extinguiese.
No sé si me escuchó pero hoy en su cumpleaños no deseaba decirle lo que todos acostumbran decir en fechas así, yo no diría “Feliz cumpleaños” sino un “Gracias” por lo mucho que lo amaba, porque a mi vida llegará un ser como él, un “Gracias” porque eso era lo que sentía cada año que él festejaba un aniversario de vida, un “Gracias” al cielo y a la vida porque hoy Jung Ho Seok estaba respirando, el mismo aire que yo, bajo el mismo cielo que yo y sin duda yo prometiendo a Dios que le haría cada día más feliz que el anterior.