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Muro-chin está embarazado~ por NaoLL

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Notas del fanfic:

-Perdón por las faltas ortográficas, gramáticas, y si viesen mi letra... Ya.

-Perdón por la redacción mediocre, no estoy en mis mejores días de redacción, valga la redundancia, y vocablo tampoco.

-Es mi primer fic subido a esta gran página, así que probablemente haya hecho algo mal.

-Si te gusta, dilo; si no, también; si sólo leíste, gracias... pero di algo.

 

Notas del capitulo:

Si ven algo mal escrito, perdón, mi dislexia ataca de nuevo.

            Hace tiempo que estaba sentado ahí, comiendo dulces y temía, porque empezaban a acabarse y, por lo que veía, no era el momento de pedirle a su novio unos adicionales, pues él estaba bastante ocupado hablando con una señora, de “cabello blanco y piel extraña”; él no sabía que ella tenía en su poder información tan valiosa para él.


            –Entonces, básicamente –escuchó ya, poniendo atención, aunque había acabo su discurso–, no se acompleje, que son sólo síntomas.


            –Muchas gracias –dijo el pelinegro, con esa sonrisa de ikemen* que no tenía comparación.


                – ¿A Muro-chin le seguirá doliendo el estómago? –dijo el titán lila, poniéndose de pie ya.


            –Lamento que sea así –dijo la mujer y se acercó un paso al ver cómo fruncía el entrecejo–. Pero no tienes nada qué temer, esos dolores tienen su explicación.


            –Ehm, doctora –llamó la atención Himuro–, él no entiende las cosas…


            – ¡Descuida, se nota! –sonrió, interrumpiéndole, y prosiguió–. Dentro de tu novio hay una criatura, un bebé.


            – ¡Oh! –Parecía emocionado, y eso bastó para que Tatsuya se emocionara–, entonces… ¿él será papá?


            –Más bien, tú lo serás, Murasakibara-chan –sonrió, cómplice–. Y él la mamá.


            ¿Qué? ¡Era demasiada información y le costaba analizarla! Procesarla y después, vomitarla en forma de agradecimiento. Aunque lo hizo. Le dieron las más cordiales gracias y se fueron a casa, por suerte la misma habilidad que tenía el peli lila para embarazar en úteros inexistentes era la misma para conducir.


            –Muro-chin –dijo en cuanto llegaron a casa–, ¿te duele, te doy algo?


            –Atsushi –soltó una pequeña risita–, estoy bien.


            – ¡Oh! ¿Debería decirle a Kise-chin?


            – ¿Por qué? –Consultó y su pareja sólo le miró extrañado, casi guardando su teléfono–. No me he molestado, sólo preguntaba.


            –Él dijo que cuando Muro-chin tuviera mi hijo en él le avisara –contestó, a fin de cuentas, Himuro rió y le hizo un ademán con su fina mano, indicando que estaba bien.


            Estaba bien decirle a Kise, pero resulta que ahora todos sabían: La generación de los milagros, incluyendo quienes fueran las actuales parejas de estos, y Taiga, Taiga sabía. Su hermano. Oh, y su madre, allá en América, estaba contenta, pues no esperaba un hijo por parte del suyo.


            Le llamaron varios para felicitarle, entre ellos Kazunari, que se proclamaba novio del shooting guard peli verde por su cuenta. Midorima no se enojaba, pero no estaba feliz. De todos modos, le dijo con alegría evidente: “¡OH, Himuro! Felicidades~ Se ve que Murasakibara ha hecho un buen trabajo, ¿no? ¡Procura no explotarlo ahora!” Ya después se escucharon murmullos con un “nanodayo” de fondo, la llamada se cortó, pero le agradeció antes de que esto ocurriera.


            Después le llamó Taiga, quería felicitarle, claro, pero él no sabía cómo y fue algo como: “Er, Tatsuya, yo…” Vale, vale, ¡pasó Tetsuya a hablar~ “Felicidades Himuro-kun, esperamos irte a ver pronto, muchos abrazos y saludos a los tres”. Justo, puntual, Kuroko, en fin.


            Tatsuya no sabía cómo expresar sus gratitudes, era demasiado para él. Y más aún, ¡sería madre! Una responsabilidad gigante, casi del tamaño del culpable. Hablando de este, él se había confiado en que hacer eso no traería ninguna consecuencia, pero… Vamos, todo tiene sus consecuencias. Y en este caso, al menos, fue algo que les traía felicidades, en casi siete meses más.


            –Muro-chin, ¿nos quedan de esos dulces…?


            Como todas esas personas con los sentidos a flor de piel, necesitaba atenciones.


            – ¿Sí, Atsushi?


            –E-Estás muy cerca.


            Le calló con un beso, de esos que sólo se podían dar cuando un pasivo excitado se encaramaba sobre la a fin condenado que le dio lo que llevaba bajo las capas de piel, al cual ya le estaba escogiendo nombre.


            –Atsushi, vamos a la habitación, ¿sí?


            – ¿A Muro-chin no le dolerá?


            –Me está doliendo ahora, porque no me estás tocando –pensó en su erección, ¿cuándo carajo se había vuelto tan sensible? –. Vamos, por favor.


            No contestó, sólo le tomó en sus brazos. No sabía hasta donde llegaría los cuidados del gigante, y le importaba poco.


 

Notas finales:

*ikemen: hombre guapo.


Me gusta poner como idiota a Atsushi, perdónenme por eso, es mi miracle favorito, no se hagan las hueonas y que lo odio, no, no.

Espero no les haya gustado tan poco. 

Nos vemos~


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