Giro en la cama y noto que no estoy solo. El perfume rancio de un día viejo perdura en las sabanas, las cortinas están recogidas y el sol brilla atreves del gran ventanal que me daría una estupenda vista de la ciudad.
Otra vuelta en la cama.
Siento un Deja vu. Hay un rostro que no recuerdo… o debería decir otro rostro que no recuerdo; no hay rastro en mi memoria de algún momento vivido en compañía de aquella joven o de como termino en mi hotel, más precisamente en mi cama.
Tal vez llego aquí igual que las otras; todo tiene un patrón determinado.
Al menos es bonita, aunque sinceramente no me importa. No sé ni su nombre, seguro le sonreí y la ilusa cayo… tan típico, tal vez le invite su bebida preferida, no creo haber tenido una conversación y solo nuestras manas y labios nos presentaron. Solo hay un color de cabello que hace que mi corazón lata enfurecido, y ese no es rubio.
Tampoco lo es rojo.
Sus ojos son cafés.
Nunca azules.
Estoy seguro que no son drogas, hace mucho deje de consumirlas. Solo es el exceso de alcohol de la noche pasada. Estoy afrontando mis errores y fallas, puede que sea exitoso pero nada cubre la soledad. Estoy solo.
Tengo miedo de permanecer así.
Me muevo lento y alcanzo mi teléfono para ver la hora. La imagen de fondo es la más hermosa que existe, su rostro. Le acaricio a través de la pantalla es lo único que me queda. Lo veré cuando vuelva a casa y no sé qué le diré.
Sé que me odia.
Yo también me odio.
Arruine su vida, eso es lo que decía su mensaje de voz. Ese último mensaje que me mando hace diez años. Ese mensaje que pasó de teléfono a teléfono solo por oír su voz cuando estoy en mis peores momentos. Puedo recitar cada palabra de odio que me dedico aquel día en que estuve demasiado ocupado para contestarle la llamada y más aún para devolvérsela.
No pude llamarle y explicarle lo que había hecho para nosotros. Él era mi mejor amigo y lo deje escabullirse de mis dedos solo para salvarme a mí mismo del dolor de escucharlo decir que ya no me quería.
También tenía sueños.
Y mis sueños lo incluían a él, no estoy viviendo mis sueños… no puedo sin él.
No note cuando mi compañera de cama se despertó y se acercó a mí, me acaricio el brazo pero yo no aguanto ese tipo de caricias. Me alejo rápido, ahora que estoy sobrio, no quiero cerca a esa desconocida.
- Siwon – dice en un tono que intenta ser seductor. Mi piel se tensa, no notan que cuando fingen un tono de voz dulce se ven ridículas? A ningún hombre con bolas le gusta eso, no es sexy.
Me muevo rápidamente hacia un extremo de la cama, lejos de ella y de sus ridículas caricias. Me pongo de pie rápido y jalo la sabana para cubrirme, me incomoda que me vea es más me incomoda estar en el mismo lugar que ella. Eso debería sonar ridículo, ella me ha visto antes, pero en ese momento yo estaba casi inconsciente por el licor, ahora no la quiero ver ni permitirle que me grave con su cámara.
- Estoy ocupado – mi voz suena dura y mi tono monótono – el conserje se asegurara de que tomes un taxi. Vístete rápido.
Me dirijo al baño sin mirarla, nunca lo hago. No quiero ver su rostro de nuevo, ya sé que veré… cada una de las personas que pasa por mi cama, lo hace con la esperanza de ser la indicada; la que logre “domesticar” a Choi Siwon, cuando no lo logran veo como sus esperanzas caen, pero así es más fácil, sin emociones.
No he tenido novia desde que entre en la industria y algo de una noche no va a cambiar eso. Esas personas no significan nada y nunca lo harán.
Podría cambiar, sentar cabeza y casarme. Tal vez tener hijos. Pero, porque lo haría?
Mi manager, Jessica, amaría la idea de una familia. Especialmente si ella fuera la elegida, es la única con quien me volví a acostar. La primera vez fue un error, una noche solitaria. Ahora ella quiere más… lástima que yo no.
Cuando me dijo que estaba embarazada quise saltar de un precipicio. No quería niños, ni una esposa, ni una estúpida familia feliz lo único que quiero es a él. Cuando pienso en alguien con quien podría formar una familia imagino a un joven bastante atractivo con piel blanca casi pálida además de suave, cabello color castaño claro que solía dejar suelto para que volara al viento. Un joven de apariencia delicada, al grado de ser confundido con una mujer, complexión fina, ojos cafés grandes y totalmente expresivos. Lo quería a él no a una ejecutiva de la industria de la música quien planea contratar una niñera antes incluso de comprar una prueba de embarazo.
Ella sugirió matrimonio y me asuste, entonces tome el primer vuelo hacia Australia a aprender a surfear. Meses después me entere de que aborto. Hice la promesa de que no volveríamos a involucrarnos desde entonces, sin embargo sé que aún me ama, y espera que yo cambie.
- Sabes – la voz de la ebria me trajo de nuevo al presente – había escuchado que eras un imbécil, pero no lo creí. Pensé que tenías algo especial.
Rio y niego con la cabeza. Lo había escuchado antes, cada una piensa que algo especial pasaría.
- No te escogí por tu cerebro muñeca – camino hacia el baño y cierro la puerta.
Le di un golpe con el puño a la pared. Cada vez me repito que debo parar, creo que lo he logrado hasta que algo me hace querer olvidar. Mis manos arañan mi rostro de pura frustración.
“KIM SEUNG HO, PADRE DE DOS NIÑOS, MURIO TRAGICAMENTE CUANDO EL AUTO QUE CONDUCIA FUE CHOCADO POR UN CAMION”
Releo por vez número cien el artículo y aun no término de creerlo.
Seung ho muerto.
La persona a la que durante la mayor parte de mi adolescencia llame mi mejor amigo, se fue. Y yo no estuve ahí.
Hui como todo una cobarde cuando me fui y no dije adiós.
No fui capaz de despedirme de nadie cuando Salí como una gallina del lugar donde crecí y donde estaban la mayor parte de mis recuerdos. Cambie mi número de teléfono porque él no dejaría de llamar. Tuve que cortar lazos y Seung Ho era parte de eso.
Heechul y Seung Ho eran amigos y él le diría donde estaba y que estaba haciendo, era mejor de esa manera.
Se suponía que iba a irme por un año. Me prometí a mí mismo que regresaría a casa después de doce meses, arreglaría todo y le mostraría que no era la misma persona de quien se había enamorado. El vería eso y estaría orgulloso, seguiríamos adelante juntos, yo sería una persona de negocios y cuidaría de el por siempre.
Siempre…
Algo que no pudo ser.
Aprieto el papel en mis manos y pienso en todo lo que he perdido. No me arrepiento, ni puedo. Hice lo que en ese entonces me pareció mejor, simplemente no imagine lo difícil y doloroso que sería perderlo todo.
Deje mi casa, mis amigos, mi escuela, lo perdí a él.
Aún recuerdo el día en que me entere que lo había superado, desde que lo deje le desee lo mejor, pero, aun así fue lo más doloroso que me había pasado enterarme que tenía una nueva pareja, alguien con quien había alquilado un piso, una nueva persona a quien amar.
Desde que teníamos dieciséis supe que Hangeng estaba enamorado de él.
Y fue precisamente el quien logro quedarse con la persona a quien amaba.
Suspire pesado y me concentre de nuevo en el periódico que tenía en mis manos, hoy no podía darme el lujo de tomar hasta morir por una nueva depresión.
Seung Ho era un hombre casado, me perdí su matrimonio y el nacimiento de sus dos hijos. Tenía personas que dependían de él y ahora se había ido. Nunca vería a sus hijos crecer y hacer las cosas que su él y yo hacíamos en nuestra juventud.
Me perdí de todo eso por mostrarme algo a mí mismo algo…