POV AUTOR
La clase de matemáticas había comenzado, y Lay ya estaba durmiéndose en su banco, para suerte de él se encontraba en uno de los últimos bancos del salón, era bien sabido entre los alumnos que el maestro de matemáticas era un poco "malévolo" con los alumnos que no le prestaban atención, por eso Suho intentaba retener toda la información posible, para el bien de él y el de Lay, o eso era lo que el intentaba.
La clase marcha como siempre aburrida, Lay ya se había dormido pero él no era el único, unos cuantos compañeros estaban en las misma condiciones que la del unicornio, y al perecer Suho no iba por un camino diferente, sus ojos se comenzaban a cerrar, escuchar al maestro hablar algo sobre algo llamado dividendo y divisor podía hacer dormir a cualquiera, pero su entrada al mundo de los sueños fue interrumpida por el ruido de la puerta del salón.
Mientras tanto en los pasillos dos niños se despedían de sus respectivas familias. El niño de los dulces y la mochila de panda, estaba emocionado y un poco asustado, sería la primera vez que iría a una escuela como un niño normal, ya en su cabecita se imaginaba como seria jugar con sus compañeros, levantarse temprano todos los días y hacer el mismo viaje con su mamá todas las mañanas para llegar a la escuela, lo llenaban de emoción. Pero también sentía miedo… ¿si sus compañeros él no era de su agrado? Había escuchado que para los niños extranjeros era difícil adaptarse a sus nuevas escuelas. Después de muchos besos y demasiados “si sucede algo me llamas” (su madre le había comprado un celular para emergencias) se despidieron. No muy lejos estaban el niño rubio y su rara tía (según él), haciendo algo parecido a una despedida, para el rubio parecía algo muy dramático “te voy a extrañar” “no sé qué haré sin ti todo el día” “mándame mensajes a cada hora y media” y entre otras cosas, su tía era “rara” pero el sabia que ella lo amaba con todo su corazón, no era la mejor tutora del mundo pero hacia lo mejor que ella podía “¿si le doy un abrazo?” como lo pensó lo hiso y un “te quiero” escapo de sus labios, sorprendiéndose el mismo y a la vez a su tía, que empezó repartir muchos besos en su mejillas, frustrado solo se dejo besar, el mismo se condeno al decir esas dos palabras.
Después de las conmovedoras despedidas, según las dos mujeres, se fueron a donde van las personas adultas (a sus trabajos o hogares). Una señora mayor llego donde estaban los dos niños y solo dijo “síganme por favor”, caminaron detrás de ella sin dirigirse ni una solo palabra. Después de caminar por los pasillos y cruzar barios salones llenos de niños llegaron al salón que sería de ellos, y que al parecer irían juntos, el 5ºB (obviamente de primaria) ese sería el salón de clases de los dos niños, la señora abrió la puerta “entren” dijo y ellos la obedecieron. Dentro del salón, que tenía muchos lugares libre, ellos pudieron sentir las miradas de todos sobre ellos, el pequeño que estaba comiendo dulces se puso nervioso casi al instante, mientras que el rubio le daba igual las miradas que tenía sobre él. Si los dos niños no contaron mal, abría lugar para unos diez o doce niños más, la señora que los acompaño se despidió del maestro dejándolos a ellos dos solo frente la clase.
Suho al ver que la secretaria del director entraba al salón despertó a Lay lo más rápido posible, esa señora era conocida como “el buitre”, ella todo lo sabía, nadie sabía cómo pero ella estaba enterada sobre todo lo que pasaba en el colegio, así que tendría que tener cuidado con ella. Cuando ella se fue, el ambiente se volvió un poco incomodo, con esos dos niños frente a toda la clase mirándolos, Suho se sintió intrigado con uno de ellos, el niño rubio le parecía familiar, pero no recordaba donde lo había visto. Mientras Lay se sintió enormemente feliz reconoció a uno de ellos, era su pequeño vecino, el panda como él le decía por las pequeñas ojeras que este tenía, el niño que vivía en la casa de alado cuando vivía en china, no lo conocía bien pero había jugado con el unas cuantas veces y le había agradado jugar con él. No paso mucho tiempo que el profesor les pidió que se presentaran a la clase.
-Me llamo Huang Zi Tao…-dice torpemente el niño que comía dulces-pe…pero me pueden decir Tao-hace una pequeña de treinta grados-por favor cuiden de mi-los ojos del rubio se llenan de ternura ante el pequeño panda, pero este lo mira con cara de duda, como si estuviera esperando algo, y ese algo era que se presentara, el rubio se da un golpe mental por su tontería y se presenta ante ahora sus nuevos compañeros.
-Yo soy…
TO BE CONTINUED…