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Tormenta por Agatha Shadiness

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Estos hijos de uta no son míos, porque si lo fueran…

Advertencia: F de fellatio. AU. OOC. 

 

Tormenta.

Llovía a mitad de la mañana, incluso había ráfagas de viento helado y sonoros truenos resquebrajando el cielo. Thor debía estar muy molesto, era uno de esos días en que pocos querrían molestarlo. Pero para él, esto nunca significó un impedimento. Caminó con esa calma suya que tanto lo caracterizaba, los pasillos dorados estaban vacíos, su madre y padre debían estar en la sala de reuniones con los viejos sabios que solían aconsejar a los reyes, él en cambio, había sido enviado a su habitación a descansar. Thor, había sido enviado a meditar su actitud y he ahí parte de la razón por la cual su hermano se encontraba haciendo aquel berrinche.

Atravesó con lentitud el pasillo y subió las escaleras que lo llevaban hasta la recamara del rubio, una sonrisa limpia se asomó en su rostro cuando un fuerte relámpago cayó duramente contra las aguas del mar Asgardiano.

-wow, -Exclamó mirando detenidamente como la luz consumía el cielo. -parece que aquel regaño está causando demasiados estragos.

Cuando al fin llegó hasta la puerta de madera se atrevió a detenerse un instante frente a ella y luego tocar, sutilmente (como solía hacerlo todo); sobre la superficie dura.

-¡No quiero ver a nadie, largo! -Escuchó la exclamación de la voz gruesa y tórrida de Thor. Realmente le excitaba escucharlo así.

-Soy yo, hermano, abre. -Loki sabía que Thor no podía negarle nada, lo sabía perfectamente y se aprovechaba de ello. Una vez, después de una batalla, Thor le había dicho: “no sólo eres mi hermano, eres el ser más importante para mí”; Loki comprendió entonces que Thor jamás podría negársele, incluso si le pedía las cosas más infames que a veces imaginaba. -Thor.

Volvió a llamar y también volvió a esperar unos segundos, luego escuchó pesados pasos sobre la alfombra de la habitación, enseguida observó cómo se movía la perilla de la puerta y después ésta cedió lentamente, como si no quisiera, pero supiera que tenía que abrirse ante él. Porque él era un Dios, carajo, nadie debería hacerlo esperar.

-No es buen momento para charlar conmigo, hermano.

-Eso lo decido yo.

Los largos mechones de cabello rubio caían como una cascada salvaje sobre el rostro de Thor, Loki echo un vistazo fugaz dentro de la recamara, todo estaba hecho un desastre y era obvio que Thor no quería que lo viera. Cerró los ojos con resignación y negó ligeramente con la cabeza antes de volver a hablar.

-¿Vas a tenerme todo el día aquí parado?

-No, pero no quiero que pases.

-¿En serio?

Chocó intencionalmente sus ojos verdes, imprimiéndoles por supuesto un deje de dolor (fingido); con los de Thor, haciendo que una aguja imaginaria atravesara el pecho del rubio llenándolo de culpa.

-¿Desde cuándo no soy bienvenido en la habitación de mi hermano? -Preguntó con, nuevamente, fingido pesar sobre su voz, Thor frunció el ceño como señal de una molestia y Loki supo que no era enojo, pues los rayos y la lluvia comenzaba a menguar. -Vamos, no me importa el desastre que hayas hecho, sabes que no te quiero por eso.

-Loki. -Advirtió Thor con ese tono que utilizaba cuando su hermano estaba tratando de llevar sus conversaciones por caminos un poco indecorosos.

-Te lo digo sinceramente. Déjame entrar.

Thor soltó un suspiro, aún no podía comprender por qué Loki siempre conseguía lo que quería de él.

-Bien, pero no quiero comentarios.

La puerta fue abierta en su totalidad, Thor se hizo a un costado para que Loki pudiera entrar, los ojos verdes se pasearon por todo lo largo de la recamara, las sabanas estaban destruidas, las cortinas hechas jirones, la jarra de agua que siempre estaba disponible había sido estrellada contra la pared como una mosca contra un vidrio, todo estaba salpicado y parecía como si un tornado hubiese entrado al lugar, Loki tomó una silla que estaba volteada patas arriba y la colocó sobre el piso, de forma que pudiera sentarse sobre ella.

-¿Tanto te molestó que los sabios no te permitieran viajar a Muspelheim? -Cuestionó mientras se acomodaba un mechón de cabello oscuro detrás de su oreja.

-Creen que aún soy un chiquillo que no podría hacer frente a Surtur, enviarán a un escuadrón de viejos soldados a hacer la tarea de un príncipe, es humillante.

-Negociar con una bestia como Surtur no es una tarea a la altura del heredero de Asgard.

-Entonces estás de acuerdo con los viejos.- Le dijo al tiempo que cruzaba los brazos en modo de manifestación indispuesta. Loki sonrió cínico, casi como si aquello fuera un espectáculo con el que se divertía. Aunque tal vez lo era.

-Si, además creo que aún eres un mocoso arrogante y necio.

Largos truenos y centellas iluminaron el cielo, Loki observó con cierta diversión el rostro de su hermano que pasó de ser el de un hombre maduro al de un chiquillo haciendo una rabieta.

-¡Largo!

Le gritó al tiempo que abría de nuevo la puerta con una fuerza brutal, parecía arrancarla de la pared.

-¡No soy un mocoso, soy un príncipe, no te atrevas a contradecirme!

La risa del menor inundó la destrozada recamara, Thor achicó sus ojos a modo de amenaza, pero Loki simplemente no le dio importancia alguna.

-¡Eres un…Sólo has venido a burlarte de mí, márchate ahora mismo!

-Antes, escucha lo que quiero decirte, -Pidió una vez que su risa hubo menguado.-si vas a este mundo Surtur te aplastará como si fueses un insecto, tiene al menos tres mil años más de vida que tú, posee poderes que ni siquiera puedes imaginar y además detesta a nuestro padre, por consiguiente sólo de escuchar tú típico “soy Thor, hijo de Odín, padre de todo”, procederá a borrarte de su vista sin siquiera meditarlo, y francamente, si eso pasara este lugar sería un bodrio, vamos quédate conmigo, deja de pensar en ese demonio anciano y apestoso.

Por primera vez en el rato, Thor se permitió reír abiertamente, la sonrisa ladina y libre que Loki le regalaba era sumamente contagiosa, la intención diabólica con la que había pronunciado “quédate conmigo”, estaba causando estragos en la mente del rubio. Observó nuevamente a su hermano, había cierto brillo en esos ojos verdes que ya le parecían conocidos.

-¿Qué hiciste ahora, Loki?

-¿Eso quiere decir que te quedarás?

Thor detestaba cuando su hermano contestaba sus preguntas con otra pregunta, lo odiaba porque siempre lograba enredar sus pensamientos y hacer que olvidase cuando se sentía sumamente enfadado con él e incluso que desviara su atención del verdadero punto, como por ejemplo, hacía apenas escasos segundos.

-No me pedirías que me quedara a menos que necesitases algún favor especial, así que me temo que has hecho algo terrible como para venir sabiendo que mi furia no es poca.

-Bueno, digamos que tomé prestado cierto objeto de la biblioteca de padre… cierto libro.

-Querrás decir “robado”.

-No voy a discutir sobre etimologías en este momento, pero, sabiendo que eres tan terco y que seguramente ya estas tramando una forma de marcharte a Muspelheim, yo mismo idee un plan.

Loki aprovechó justo ese momento para ponerse de pie y caminar hacia Thor, quien había vuelto a cruzar sus brazos, lentamente y con ese tono sensual que solía utilizar cuando deseaba ponerlo nervioso le dijo.

-He robado el libro prohibido de las artes amatorias que padre tenía escondido de madre. Si te vas a ese mundo me descubrirán, porque no habrá nadie que asegure que yo estuve aquí, en tu recamara, hablando contigo, por lo que seré castigado por padre, y tú no quieres que eso me pase, ¿cierto, hermano?

Los ojos verdes toparon nuevamente con una gran intensidad contra los azules, Thor maldijo a todos los dioses del Valhalla, no entendía porque no podía resistírsele.

-¡Rayos Loki!, siempre haces lo que quieres. Está bien, me quedaré, pero tendrás que hacerme algún favor, y uno grande esta vez, ¿entendido?

Largos rayos atravesaron el cielo, de nuevo la lluvia comenzó a caer como un aguacero, ensordeciendo levemente a la ciudad, la habitación de Thor comenzó a tornarse un poco oscura y fría, Loki fingió tener frío.

-Entendido, señor tormenta. -Dijo al tiempo que se tomaba los brazos y los frotaba uno a otro.- ¿Podrías dejar de hacer que el agua sea casi glacial?, está enfriando el ambiente.

-No puedo evitarlo y lo sabes.

Thor odiaba admitir que no tenía completo control sobre sus habilidades y esa era una de las razones por las que Odín no lo había dejado viajar. Además, el consejo consideraba que no era bueno arriesgar así al príncipe de Asgard, por lo que le habían prohibido ir. Lentamente sintió como Loki se acercaba a él, sus ojos verdes brillaron otra vez, y la sonrisa volvió a parecer ladina y clara.

-Entonces, me pregunto qué podría ser ese gran favor que requerirás de mí… -Anunció mientas caminaba alrededor de su hermano, observándolo divertido. -se me ocurren un montón de cosas, algunas relacionadas a las posturas que pude ver en el libro prohibido.

-¡Loki!, te he dicho miles de veces que no me gustan estas insinuaciones, por los dioses, somos hermanos,  -Exclamó el mayor cuando sintió como el de cabello negro se recargaba contra su espalda, apretando luego  y con todo el descaro y la saña, uno de sus bien formados glúteos. -¡basta!

-Oh vamos, no seas mojigato, sé muy bien que ya no eres un principiante y además no le veo nada de malo, ¿yo te gusto, cierto?

-¡Eres mi hermano!

-Soy perfecto, admítelo.

Thor dio unos pasos al frente para encarar a Loki y pedirle que detuviera su broma de mal gusto, justo a su espalda quedó la descompuesta cama. El pelinegro aprovechó el gesto de su hermano para abrirse la camisa negra que llevaba puesta, sus movimientos eran tan seguros y seductivos que Thor se vio en la necesidad de tragar un poco de saliva. Maldito Loki.

-Esos escudos que utilizas “eres mi hermano, mi sangre, nunca te vería de esa manera”, oh vamos Thor, son basura, sabes tan bien como yo que me deseas, lo veo en tu mirada.

Cada palabra que pronunciaba la cargaba de toda libido que podía fabricar, Loki era un desalmado cuando trataba de conseguir algo, uno que hacía las cosas más impensables para obtener lo que deseaba. Y hacía mucho, el pequeño hechicero se había dado cuenta de algo, deseaba a Thor, a su temperamento, a su figura, su carácter; lo deseaba porque Thor era salvaje e indomable, como el trueno y el rayo, era poderoso y él deseaba ese poder.

-Lo admito, eres perfecto, Loki, pero eso no quiere decir que tenga que verte de esa manera.

-Por favor, no seas pusilánime. -Le reto al tiempo que empujaba a Thor por el pecho con la suficiente fuerza como para que éste callera sentado sobre su cama. Loki se arrodillo delante del rubio casi al instante, una exclamación murió en la garganta de Thor cuando las manos delgadas y exquisitas de Loki tocaron las telas de su pantalón sobre sus piernas.-Estás muy tenso, tal vez pueda hacerte ese gran favor, justo ahora.

Afuera la tormenta arreciaba, el agua ya no era como hielo, sino tibia como una gota de rocío, pero el atronador sonido de los relámpagos y las centallas bañaban el palacio como una cascada, Frigga y Odín se preguntaron en un determinado momento, si su querido hijo estaría bien.

-No Loki, detente.- Pidió Thor en un intento de cordura, su sangre parecía haberse convertido en un oscuro y espeso chocolate caliente que circulaba muy lentamente por todo su cuerpo, calentando hasta el último de sus órganos.

-Si tanto quieres que me detenga, entonces levántate, arrójame al suelo, recházame.

Pero Thor no podía hacerlo, no era capaz de hilar uno sólo de sus pensamientos, menos cuando las juguetonas manos acariciaron sin temor los músculos de sus piernas rozando descaradas sobre su miembro ansioso. Loki sabía muy bien lo que causaba aquel atrevimiento de su parte, sabía muy bien que moverse lentamente, respirar agitadamente, mirar los ojos de Thor  fijamente como lo hacía en ese momento, desencadenaría a una bestia, una que él deseaba.

Vamos, muéstrame lo que tienes. Rogaban sus ojos, mientras una de sus manos se había dirigido a su propio pecho, acariciándolo sutilmente. La lengua de Loki se paseo parsimoniosa por sobre sus carnosos labios, era rosa y estaba impregnada de la saliva tibia del hechicero. Se acerco de rodillas y se colocó hábilmente entre las dos piernas del rubio.

-Basta. -Pidió sin nada de convicción el dios del trueno y por respuesta no obtuvo otra cosa más que una risilla burlona.

-Basta, por supuesto, basta de hipocresías, quiero que seas mío, solamente mío, ¿entiendes?. Deja a esas mujeres que tanto te buscan, yo puedo dártelo todo, incluso puedes pedirme herederos, te los daré, mi cuerpo, mi mente, todo es tuyo, pero pertenéceme.

-¿Te has vuelto loco?

Las palabras de Loki habían salido como una plegaría, Thor no comprendía la fuerza impregnada en ellas, sino hasta que el pelinegro abrió con desesperación sus ropas y paseo sus manos trémulas y heladas sobre aquel escultural cuerpo. La cabeza del rubio estaba embotada cuando se atrevió a fijar sus ojos en los dos esmeralda verdes de Loki, eran tan líquidos que parecían derretirse en su dulzura. Loki comenzó a besarle el cuerpo, paseado por su cuello con arrebato, bajando lentamente en un camino de saliva por su pecho y entreteniéndose para escuchar los gemidos en la garganta de Thor cuando se atrevió a deleitar sus pezones. Su lengua era como una serpiente que por veneno tenía el deseo.

Te amo. Parecía un susurro. Thor se sintió mareado ante tanta pasión, sus manos se aferraron automáticamente a los costados de la cama, no quería lastimar a su hermano, pero tenía que detenerlo, aquello era enfermizo. Aunque tal vez lo que más lo asustaba no era la dura franqueza con que Loki le demostraba cuan dispuesto estaba para él, sino el hecho de que aquello; en el fondo donde su alma era tan corrompida como la de cualquier otro hombre, le encantaba, sentirlo tan suyo, saber que Loki le pertenecía era algo enloquecedor. Embotaba de tal forma los sentidos que si no se aferraba a su destruida cama terminaría por caer sin sentido. Definitivamente ambos estaban fuera de sus cabales.

Thor se mordió los labios duramente cuando Loki comenzó a bajar sensual por su estómago, sus manos apartaron la ropa que le estorbaba para desnudar aquel trozo de carne por el cual el hechicero sentía una rara curiosidad.

-Es más grande de lo que imaginaba. -Dijo abiertamente, Thor lanzó una queja y se dejó caer exasperado en la cama, alcanzando una de sus almohadas para taparse el rostro con ella.

-Eres de lo peor. -Exclamó Thor en su quejido para tratar de no sentirse tan sobrepasado por Loki.

-¿Me quieres? -Preguntó el de cabellos negros, Thor descubrió al instante su rostro que mantenía un sonrojo descomunal atravesando sus mejillas.

-Como hermanos. -Contestó sin querer herir a Loki, pero eso fue peor que no haber dicho nada.

-¿A sí? -Ironizó al tiempo que se agachaba frente al erguido miembro y lo lamía austeramente.

-¡Dios, no hagas eso! -Pidió el mayor sintiendo como una descarga eléctrica atravesaba su columna y le erizaba hasta el último de los cabellos. Pero Loki no escuchó su petición, haberle dicho algo tan desagradable merecía un castigo.

Llevó una de sus manos hasta la base del miembro para mantenerlo tranquilo y luego, sin tener consideración por la cordura de Thor se atrevió a introducirlo en su boca. Era tan caliente, tan húmedo, tan surreal que Thor gritó, como alguna vez cuando se había sentido tan emocionado por ganar una batalla, pero al mismo tiempo totalmente diferente, era un grito de placer, su espalda se arqueo, sus manos se crisparon involuntariamente contra la sabana, sus ojos se cerraron, su cuerpo colapsó. Lo peor venía cuando Loki chupaba indecentemente. Aquello no podía ser normal. No podía gustarle tanto. No podía excitarse hasta límites tan desconocidos. La respiración del rubio se hizo tan pesada y rápida que le costó trabajo mantenerse consciente mientras sentía esa boca devorándolo. Rasgaba un placer que no había conocido hasta ahora. En un momento se atrevió a abrir los ojos y erguirse sobre sus codos, los ojos verdes de Loki chocaron con los azules, Thor sintió que moriría, había lágrimas descendiendo por las mejillas pálidas, pero el placer no menguó sino que parecía exponenciarse de una manera formidable.

-¡Loki! -Llamó inútilmente, cuando logró invocar un poco de su cordura y algo de aire de sus pulmones. -¡Loki, detente, no puedo más!

Gritó, pues sólo gritos salían de su garganta mientras el menor lo torturaba dulcemente con su boca.

-Vete al infierno. -Le dijo en un momento en que dejó en paz el cuerpo de Thor, pero luego, casi al instante y como si no hubiese pronunciado aquello volvió a su tarea, chupaba con esmero, escuchando complacido los gemidos de placer de su hermano.

Sólo bastaron unos cuantos segundos más de placer, Thor rasgo el éxtasis y maldijo en voz baja mientras muy a su pesar, pero atendiendo a su oscuro deseo tuvo el orgasmo más increíble y delicioso de toda su vida. Sus brazos nuevamente colapsaron y volvió a caer sobre su cama pesadamente. Loki esperó con paciencia a que su hermano terminara, se levanto al tiempo que saboreaba su victoria.

-De ahora en adelante quiero ver si tienes la cara para negarme que te excito más que cualquier otra hembra de Asgard, entiende Thor, nadie llenará mejor que yo tu cama, jamás.

Le dijo mientras le sonreía y acomodaba con gran paciencia las descompuestas ropas de Thor. Afuera, la tormenta se había ido. Loki metió una mano en el bolsillo de su pantalón, extrayendo un pequeño libro.

-Este es el libro prohibido que tomé, será mejor que lo escondas bien para que nadie lo encuentre.-Pidió mientras lo colocaba sobre el pecho de Thor, éste se negaba a abrir sus ojos, pero Loki sabía muy bien que estaba consciente. -Por cierto, madre dice que te espera a cenar.

Thor abrió los ojos al instante si su hermano hubiera empezado por ahí, tal vez Thor habría desechado su idea de viajar a Muspelheim desde un principio. Loki ya se había acabado de arreglar las ropas y caminaba hacia la puerta, dándole la espalda.

-¡Eres un cabrón!

Le gritó al tiempo que lanzaba el libro, éste dio de lleno contra la puerta, afuera Loki reía como si hubiera cometido una pequeña travesura. La tormenta estalló nuevamente, esta vez parecía eterna. 


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