POV Jae
Mis piernas se enredan en las sábanas blancas de la cama donde me encuentro acostado, miro el techo, cierro los ojos para que el olor a madera se cuele por mis fosas nasales, adoro el sitio en el que vivo, giro mi rostro para hundir mi nariz en las almohadas, aún mantienen su olor, paso mi mano por su lugar el cual ahora esta frio, tiene la manía de levantarse temprano, tan distinto a mí, tan contrastante a mis hábitos, escucho como un grupo der personas entran a la habitación se ponen en línea delante de mí.
—YoungJae-sama la reunión se efectuara en una hora.—Hablo un joven de cabello castaño, DongHae hizo una reverencia ante mi.—¿Quiere que le ayudemos a cambiarse?
—Ya no soy un niño.—Conteste volviéndome a esconder en las cobijas levanto la mano indicándoles que salieran.—Estaré a tiempo.
Me dispongo a cambiarme, abro mi closet el cual esta atestado de miles de conjuntos de ropa de las marcas más caras del mundo, ser el heredero de uno de los clanes yakuzas más poderosos de Asia tiene sus ventajas, mi padre es un hombre cruel pero justo, desde niño me inculco el amor a mi destino, a mi futuro, aceptar el camino que se me eligió antes de nacer, destapo una loción, huele a flores, honestamente no soy bueno en enfrentamientos físicos pero puedo crear los venenos más poderes jamás antes conocidos, esa es mi habilidad especial, ya dentro de la bañera limpio mi cuerpo con extrema pereza, termino de cambiarme observándome en el espejo, llevo un conjunto de cuadros color rojo y negro, mi camisa negra, el saco es largo que me llega hasta la mitad de las piernas, acomodo mi cabello mirándome en esa superficie lisa, la vanidad es uno de mis defectos, una sonrisa se dibuja en mi rostro, al salir me encuentro con una hilera de sirvientes haciendo una reverencia, me dirijo al comedor donde mi hermano ya se encuentra desayunando.
—Nuestro padres llegaran dentro de una semana.—Me grita hondeando una carta, detesto que sea tan ruidoso.—Hermanito debemos aprovechar el tiempo que nos queda libre.
El ruidoso rubio se pone de pie para dirigirse a donde a mi encuentro, lleva un pantalón de cuero ajustado al cuerpo, su camisa es color negra mientras su chaqueta es roja, me toma de la cintura para estampar sus gruesos labios en los míos, sabe a hotcakes con mermelada de durazno, detesto esa fruta, sus manos se cuelan debajo de mi saco, acaricia mi espalda baja, siento como me apresa a su cuerpo, su lengua ha comenzado a jugar con la mía, contesto con el misma ímpetu, con la misma hambre, el público baja la cabeza o mira a otra dirección, esta no es la manera que dos hermanos deberían tratarse, la maldita falta de aire nos obliga separarnos.
—Vamos tarde a la reunión, comerás en el camino.— Dice tomando mi mano para arrastrarme hacia la salida, antes de salir se gira sobre sus talones para ver a los sirvientes.—Creo que no debo repetir que este es nuestro secreto, saben perfectamente que a comparación de mi padre yo soy más cruel con las traidores.
Un suspiro escapa de mis labios, suele ser cansado que haga sus muestras de macho alfa, el nombre de mi hermano mayor es DaeHyun, solo me gana con un año, está a punto de cumplir 22, en su anterior cumpleaños tomo posesión del Clan Yoo, muchas personas me cuestionaron si no estaba molesto que no pudiera tener el control de nuestros negocios, honestamente no me interesa, he sido un niño caprichoso el cual siempre le han puesto todo en bandeja de plata, soy bueno haciendo negocios pero me aburren, me cansan, solo me gusta ser mimado como mi hermano lo hace ahora, abro la boca para ser alimentado por él, su dedo pulgar limpia la comisura de mis labios al finalizar me recargo en su hombro.
—Este fin de semana es el cumpleaños de JunHong debemos ir a comprar su regalo.—Comento colocando mi mano en su muslo, una torcida sonrisa aparece en su rostro.—Debe ser algo muy caro y que le guste debemos complacer el amante de YongGuk.
—Cuando lo conocí pensé que era otro niño caprichoso como tu pero ahora que lo he tratado es muy distinto a ti, él no es tan vanidoso, soberbio o arrogante como tú, —Me habla cruelmente, levanto la ceja para demostrar mi molestia, mis labios se dirigen a su canelo cuello el cual muerdo. —Auch me vas a dejar una marca no quiero que tus cuadas se encelen, ahora que lo pienso Jun no es vengativo, ni rencoroso como tú. —Alejo mi mano de su muslo para recargarme en el otro extremo quiero estar lo más lejos de él. —¿Celoso? ¿El gran YoungJae esta celoso? ¿Te duele que tu ego se vea lastimado?
Me sujeta de las muñecas para atrincherarme en el asiento, se pone encima mío introduce su mano debajo de mi camisa, acaricia mi abdomen, juega con mi ombligo, giro mi rostro hacia el conductor quien se tensa, debe ser asquerosos que dos hombres hagan ese tipo de muestras en el auto que conduces, muerdo mi labio inferior cuando noto como una lengua recorre mis clavícula, el chofer debe creer que esto es inmoral, un hermano no debería tocar a su hermano como Dae lo hace conmigo, vuelvo mi rostro para ahora mirar sus rostro, sus labios son tan gruesos que siempre me ha fascinado morderlos, su rostro es perfecto, sus facciones son delicadas y masculinas a la vez, muy diferente a mí, todos deben pensar que estoy loco por desear a la persona que traiciono mi confianza, la persona que me arrebato la libertad, la que me tiene atada a su cama, pero están equivocados, el auto se detiene.
—Vamos a trabajar hermanito.— Comenta con una sonrisa antes de salir del auto, ya afuera me pongo los lentes negros, toda una escolta nos rodea.—¿Trajiste lo que te pedí?
—Sí, anoche después que te quedaras dormido termine tu pedido.— Conteste borrando cualquier suave rasgo de mi rostro. —¿Estás seguro que no necesitaremos al Sr. Kang?
Se voltea para arrebatarme el frasco negando con la cabeza, mi corazón sufre de un vuelco al ver la sonrisa y guiño de ojo que me regala, quiero que siempre me mime, me monopolice, son egoístas, soy un niño caprichoso por su culpa, nos adentramos a una bodega vieja, un hombre está atado una silla a mitad del vestíbulo, sus hombres están arrodillados detrás de él, gruño al sentir como mi zapato se mancha de aceite derramado por una máquina, me mantengo atrás cuatro hombres me rodean, me protegen, esta es la forma que Dae me ordena a quedarme atrás, solo soy otro espectador, él siempre se encarga de hacer todo, es como cuando éramos niños, cuando deseaba una naranja del enorme árbol de la granja, no quería subirme, no deseaba manchar mi ropa así que corría a lado de mi hermano, fingía llorar, soy un manipulador, un jugador de la peor clase, al final DaeHyun accedía a mis ruegos subía aquel árbol para bajarme las mejores naranjas, no le importaba ser regañado por mi culpa, ser castigado por mi capricho, él lo aceptaba sin nunca delatarme, los gritos llegan a mis oídos, todo ha terminado demasiado rápido, dirijo mi vista hacia donde todos observan, un rubio tiene por el cuello al hombre antes atado a la silla, le da de beber el frasco que preparé, me he sobrepasado en las porciones porque sus gritos suenan desgarradores,
—¿Es normal que le pasé eso a sus ojos?—Me cuestiona mirándome, levanto los hombros, no tengo ni idea ayer estaba muy casado le digo con la mirada.— Eres demasiado cruel hermanito, ¿Alguien quiere seguir a su jefe?
Los asistentes niegan con la cabeza nerviosos ese grupo estaba robando las ganancias que nos correspondían habían hecho tratos con uno chinos así que no compraban nuestro producto esto les enseñara a ser clientes fieles, mi hermano comienza con su discurso mientras yo bostezo, por esta razón no quise ser el sucesor de mi padre, odio macharme las manos de sangre, a diferencia de mi él lo disfruta, le fascina sentir el poder en sus manos, la divierte ser capaz decidir si una persona muere o vive, le dispara al hombre que no paraba de quejarse, la reunión ha llegado su fin así que regresamos al auto, mi celular suena cuando tomo asiento.
—¿Qué le puedo regalar a JunHongie? —Una ruidosa voz se logra colar por el auricular alejo mi oído para no quedar sordo, siento como Dae rodea mi cuello con su brazo para colocar su oreja a lado del celular, a veces suele ser demasiado posesivo. –He visitado miles de tiendas pero cuando escojo algo recuerdo que ya lo tiene, maldito Bang debería dejar de mimarlo tanto.
—Nos dirigimos al centro comercial llegaremos en un par de minutos si quieren pueden esperarnos y elegiremos algo bueno entre todos.— Hablo tranquilamente, escucho como grita desesperado el líder del Clan Kim, Dae ha comenzado a jugar con mi cuello.—Nos vemos en un rato.
—Le hubieras dicho que llegábamos en un par de horas— Habla el mayor finalizando la llamada, sujeta mi muñeca recostándome en lo largo del asiento sus manos se van colando en mi entrepierna.—Han pasado seis horas desde la última vez que te lo hice, ¿Dime hermanito me has extrañado? ¿Aún queda algo mío dentro de ti?
Sus labios se posan en los míos, me muerde, siento el sabor metálico de mi propia sangre, arrogo mi frente en protesta por el ataque, lame la herida con la punta de su lengua para después soltar una carcajada, sus ojos se clavan en mis labios entre abiertos, se incorpora para sentarse en su lugar me jala para recostar mi cabeza en su pecho, sus dedos despeinan mi cabello negro, es entonces que comienza a cantar a veces pienso que está loco, que es un completo enfermo mental.
—Ken dirígete al departamento.—Le ordenó al chofer quien asiente con la cabeza, el rubio junto a mi deja de cantar para ahora reír fascinado, creo que la locura viene de familia porque yo también soy un demente.—Te equivocaste han pasado cinco horas, tú mismo deberías comprobar si aún hay rastros de ti.
Me giro para sentase en su regazo, muerdo sus labios con desesperación, somos unos enfermos, unos ninfómanos que no pueden mantenerse alejados, necesito su cuerpo sobre el mío para sentirme vivo, su aliento en mi oreja, sus manos en mi cintura, bajo del auto en sus brazos, subimos en el elevador entregados a la pasión que nuestro cuerpo siente, aún me duele de la noche pasada, estoy cansado pero no puedo detenerme, ya no existe poder humano que me mantenga alejado de su piel, al llegar me deja caer en la cama, se despoja de su ropa de la parte superior en cuestión de segundos, su abdomen se marca más a causa de sus profundas respiraciones, sujeta el cuello de mi camisa para romperla, siempre ha sido muy fuerte, ataca mi cuello, lo lame, lo muerde.
—Es tan fácil abrirte las piernas hermanito ¿Qué diría tu lindo papi si nos viera? —Me dice quitándome el pantalón de un jalón, quedo desnudo a su merced, su mano se apodera de mi entrepierna. —No seré nada comprensivo contigo aún no te perdono que hayas dormido con el bastardo de JiHo.
Me gira, levanta mi cadera, sé lo que se avecina, trato de no llorar, de no gritar pero soy débil, araño las colchas, el dolor mezclado con placer me llega como oleadas de aire que me ahogan, grito su nombre, nunca le diré que fue un malentendido lo de esa noche, no tiene caso sacarlo de su error porque he descubierto lo que soy para él, sus palabras aún están incrustadas en mi mente, en mi pecho, “Mi hermanito solo es uno más en mi larga lista, es como una prostituta que le compras regalos para que abra las piernas para mí, no es especial un día me casaré con una pura mujer no con asqueroso hombre.”, sus dientes se clavan en mi hombro, sé que no parará hasta satisfacerse, hasta romperme, me envuelvo en el placer que termino rendido.
Unos labios pegados a mi espalda me despiertan abro los ojos para encontrar que DaeHyun ya está cambiando, trae un nuevo conjunto, su camisa está abierta lleva la corbata colgada al cuello sin anudar, se sienta en el borde de la cama puedo sentir como su dedo recorre mi espina dorsal llega hasta mi entrada donde lo introduce, un gemido sale de mis labios, muerdo la almohada, aún me duele, siento como un líquido se va resbalando por mis piernas, es entonces que una risa escapa de su boca, se pone de pie para besar mi nuca.
—¿Qué se siento que mi semilla este en tu interior? H e r m a n i t o. —Me dice en tono de burla me incorporo para sentare rectamente comienzo a buscar alguna toalla pero veo que intencionalmente las ha dejado lejos de la cama.—Te he visto desnudo desde que éramos niños.
—Quiero el anillo de diamantes que vimos la otra vez en la Joyería del centro.—Contesto orgullosamente poniéndome de pie no me importa sentir como algo resbalaba al piso entre mis piernas, levanto la barbilla orgulloso, tengo suficiente vanidad para mantenerme de pie.—¿Qué pensaría tu querida Nana si supiera que te estás obsesionado con tu hermano? Pobre niña tonta que no sabe que se meterá en la boca del lobo, sobre JiHo ya hemos hablado, tú tienes tus noviecitas y yo lo tengo a él.
Azoto la puerta después de entrar al baño, le coloco seguro debido a que Daehyun ha comenzado a golpear la madera, mis piernas flaquean al escuchar como destroza el cuarto, mi cuerpo comienza a temblar, no le tengo miedo, nunca lo he hecho, sé que por más furioso que este nunca me haría daño, tiemblo de rabia, de coraje, de furia, pensó que nunca me enteraría que estaba buscando una prometida, no soy ningún idiota, no dejaré que se case con nadie, no me importa si nuestra Familia se queda sin descendencia, me pongo de pie dirigiéndome a la regadera, el agua me cubre enjabono mi cuerpo con calma, tengo varias mordidas en mi piel, me recargo en la pared me duelen demasiado las piernas, la cadera, si la lógica funcionara en mi mente debería odiarlo, detestarlo por lo que me hizo pero no puedo, es imposible hacerlo, solo tenía quince años cuando me hizo suyo por primera vez, me invito a jugar play en su cuarto, todo fue una trampa, nuestros padres no estaban así que fue la ocasión perfecta, desde esa noche no ha dejado de hacerme suyo, si alguien supiera la verdad tal vez me verían como la victima pero temo decirle que nunca lo he sido, yo soy quien lo ha provocado, yo quiero ser monopolizado por él, yo fui quien lo sedujo hasta llevarlo a la locura, termino de bañarme, cuando salgo lo encuentro sentado en la cama con las manos metidas en su cabello, levanta el rostro sin decir una palabra, le doy la espalda para sacar ropa del closet, acaricio las telas tratando de elegir una, dejo caer la toalla sin ningún ápice de vergüenza, puedo sentir su mirada clavada en mi cuerpo me agacho para alcanzar algo del fondo del mueble, quiero que disfrute la vista mejor, me cambio con toda la calma del mundo sentándome frente al tocador.
—¿Quién te lo dijo? ¿Cómo te enteraste? –Cuestiona poniéndose de pie se dirige a donde estoy puedo verlo en el reflejo del espejo, pone sus manos sobre mis hombros hunde su nariz en mi húmedo cabello.—Huele a rosas, me fascina tu aroma, es una pena que el clan de JiHo desaparezca por una rabieta tuya, no es mi estilo traicionar a mis aliados pero sabes que por ti soy casa de todo, mantenle lejos de él si no quieres causar su muerte.
—Nunca has podido anudar correctamente tu corbata.—Digo poniéndome de pie, girándome para desanudarla y acomodarla correctamente, me cuelgo a su cuello para darle un beso rápido en sus labios, sabe perfectamente que no soy un ser desalmado como él, aún queda un poco de humanidad en mi ser, esta consiente que nunca le llevaría la contraria, no puedo cargar en mi conciencia con la muerte de personas inocentes que nada tienen que ver con nuestras disputas maritales, una sonrisa escapa por mis labios por ese concepto, es verdad mi corazón cuando era niño aspiraba a ser la esposa de mi hermano mayor, me recargo en su pecho escondiendo mi rostro en sus cuello, aspiro a un lugar que nunca podré llegar, para él solo soy como una prostituta que le abre las piernas cuando quiere favores, la puerta principal se abre ingresa CAP, la mano derecha de mi hermano.
—Aquí está su encargo DaeHyun-sama.—El joven extiende las manos con una cajita abierta, es entonces que observo el anillo que le pedí unos minutos antes.— Fue difícil convencer al Joyero pero al final accedió.
Dae saca el anillo para colocarlo en mi dedo anular, es una sortija de bodas, busco la otra pieza, ya que es un par pero no la veo por ningún lado, que tonto fui al pensar que captaría mi indirecta, no soy para él más que un juego, uno del cual tarde o temprano terminará de aburrirse, sonrió complacido, es entonces que besa mi mano con ternura, nuevamente algo dentro de mí se rompe cientos de pedazos de vidrios se incrustan en mi pecho, nadie puede amar a la persona que te ha arrastrado al infierno, quien ha condenado tu alma a ser un pecador, solo soy una prostituta barata que lentamente se va opacando, a veces creo que simplemente me odias aunque no logró entender porque me sigues asiendo tuyo, terminamos de arreglarnos para dirigirnos al centro comercial en la entrada nos topamos con un histérico pelinegro, siempre ha sido demasiado efusivo con sus emociones,
—Pudieron avisarme que se irían a retozar como animales en plena primavera. —Grita logrando que su guardián se le tiñan las orejas rojas, Up le coloca la mano en la boca para que no diga otra obscenidad.— Enserio parecen adolescentes en plena calentura.
— Debo entender que a tu edad eso ya no es posible.—Le contesta Dae pasando su mano sobre mis hombros para abrazarme, ante tal comentario el pelinegro enfurece a más no poder.— Pobre de Uppie tener que soportar loa achaques de un anciano, debe quedar insatisfecho.
—Mi vida sexual no es de su incumbencia DaeHyun-sama.—Hablo el castaño con el ceño fruncido, HimCahn sonrió triunfante.—La diferencia entre usted y HimChan-sama es que nosotros tenemos decencia y claramente mi maestro piensa más en mi salud.
Esa es la razón por la que le tengo tanto miedo a JongUp Moon, él es capaz de leer tu interior, de meterse en tu mente para saber lo que sientes, evite su mirada, él junto con JunHong conocían mi sufrimiento, creo que las personas que tienen el corazón roto son capaces de reconocer a sus semejantes, tapo mi boca evitando que las náuseas se apoderen de mis labios, deshago el abrazo para dirigirme a Up, necesito escapar por un momento, el menor logra captar mi indirecta así que corre a mis lado, Dae trata de hacer lo mismo pero HimChan lo sujeta para arrástralo algunas tiendas cuestionándole sobre que regalo sería el perfecto para el cumpleaños número 19 de Jun, rápidamente nos desplazamos al baño donde corro a empinar mi boca en una taza, la poca comida que había ingerido en lo que iba del día a encontrado una salida muy inconveniente.
—Deberías decirle que te deje descansar no puedo creer que no se dé cuenta lo enfermo que estas, estas demasiado pálido, casi no comes, no duermes, es como si quisieras morir,—Logro escuchar las pablara detrás de mi espalda, el castaño esta recargado en el arco de la puerta.— ¿Qué estas tratando de hacer?
—Estoy bien dentro de un par de días saldrá de viaje así que lograré descansar, no es su culpa ya sabes que yo también lo provoco.— Le contesto poniéndome de pie me pasa un pañuelo para limpiarme, dibujo una sonrisa en mis labios para mostrarle el anillo que me regalo.— Te dije que tarde o temprano sería mío, tus collar es hermoso ¿Te lo regalo la diva?
Afirma con un movimiento de cabeza pero su mirada se tiñe sombría, conozco la causa ayer recibí la flamante invitación para la boda de HimChan y Sunhwa, no quiero ni imaginar cómo se debe sentir Up, levanto la barbilla llenando mis pulmones con aire, una sonrisa de egoísmo se dibuja en mi rostro, no seré tan tonto como él, no me importa que solo me quiera como uno más en su lista, me comeré su juventud, su belleza, hasta ese momento lo dejaré libre, hasta que deje de desearme, nunca he sido una buena persona, no quiero que nadie malinterprete, soy un niño egoísta que nunca se rinde.
—JongUp-kun el jefe lo está buscando parece que no está de buen humor. —Un hombre nos interrumpe, su rostro luce pálido. —Por favor vaya con él ha entrado en una crisis.
—Vamos antes de que quiera matar a alguien. —Contesta el castaño con su típica sonrisa, es tan normal en él soportar a esa diva que a veces pienso que es un ángel. —JaeJae acompáñame o tu amante también me querrá matar.
Caminamos juntos siguiendo al hombre, me va platicando sobre el último disco de Chris, me he llegado a calmar, nos encontramos a los líderes yakuzas parados frente a un ventanal, parecen entretenidos cuando se dan cuenta de nuestra presencia gira, HimChan corre frente a Moon.
—Se supone que eres mi guardián, si no puedes con el trabajo deberías rendirte. —Grita jalando del brazo al castaño quien solo baja la vista. —Ya me cansé de estar jugando, no te metas en más problemas Jae ¿No tienes ya suficientes?
—Nunca es suficiente para mí. —Contesto prepotentemente, detesto cuando se pone en un plan de insoportable, los celos son su peor defecto. —Si JongUppie se queda sin empleo las puertas de mi clan siempre estarán abiertas.
El pelinegro se da media vuelta caminando hacia la salida, a veces no sé quién es más cruel, Him por presionar tan desesperadamente por tener algo de atención con métodos nada ortodoxos o Jong por ser tan indiferente a el hambre de atención que requiere el mayor, una mano en mi brazo me hace girar, me encuentro con la mirada de mi hermano.
—¿No sería gracioso si la esposa de Bang diera a luz el mismo día que es el cumpleaños de su amante? —Me cuestiona sádicamente el rubio, ¿En realidad no tiene sentimientos? —Sueño con el día en ver llorar a Bang.
—Nunca tendrás ese placer, él simplemente no tiene corazón, no hay nada que lo lastime. —Contesto caminando hacia los aparadores, este mundo me llega enfermar no entiendo porque Jun quiere continuar en él. —Es como tú solo sienten placer lastimando a quienes lo rodean ¿hey hermanito creer que le guste a JiHo? Pronto será nuestro aniversario.
Yo también siento un enorme placer al herirte aunque me muera de llorar, no lo haré.
FIN POV