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Carriers por aoishii_natsumishiroyama

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Los personajes de esta historia de me pertenecen en lo absoluto, son completa propiedad del Mangaka Masashi Kishimoto, yo sólo los utilicé para la elaboración de lo que leeran a continuación sin fines lucrativos. La historia es cien por ciento creado por mí, por lo que no existe rasgo alguno de plagio 

Ooc

Notas del capitulo:

¡Buenas tardes/días/noches a todos! 

¿cómo han estado? ¡espero que bien! :D 

vaya que ha pasado tiempo de a última vez que publiqué algo por estos alrededores shjhdjaksh, pero HE VUELTO PARA QUEDARME jajsjhahs lo prometido es deuda: Una historia de varios capítulos, oh sí ¡se acabaron por ahora los one/two-Shot, es hora de entregarles un long-fanfic :) 

espero que esta historia sea de su completo agrado, y que tenga la misma popularidad y audiencia que obtivo: "Veinticuatro horas para enamorarse" "El último beso" y "Without Heart" *-* 

bueno, he de decirles que las actualizaciones se realizaran una vez por semana, aclaro: DÍAS DOMINGOS, ya que el resto de la semana me encuentro en clases, con exámenes y trabajos, por lo que tengo menor tiempo que antes :c 

bueno, bueno, sin más les dejo de molestar 

Disfruten de la lectura y nos vemos en las notas finales :D

Carriers

NaruSasu

I

 

 

 

Durante los primeros años de la humanidad, fue la mujer la escogida para cargar con el Don de engendrar vida en su interior. Todo un milagro, pero a medida que pasaba el tiempo, aquella dicha fue concebida a aquellos varones que pertenecieran a una familia de carácter humilde y tolerante, ante todos aquellos que los rodearan, sin importar la clase social a la cual pertenecieran y la historia con la cual cargaban sus hombros. Eran familias que no juzgaban al resto, parentelas que sin importar los buenos y malos momentos, se apoyaban incondicionalmente, saliendo adelante contra todo pronóstico habido. Eran clanes que cargaban con importantes valores, y los cosechaban con el fin de que sus sucesores las traspasaran a todas las futuras generaciones, aportándoles sabios consejos a la sociedad durante siglos.

 

Periodo Sengoku

Kyoto - Japón

(1467-1568)

 

El sincronizado correr de dos caballos a través de las calles llamaban la atención del pueblo completo, quienes dejaban de lado sus deberes con toda la intención de ver qué revuelto había, ¿acaso eran los samuráis del pueblo vecino buscando nuevamente combate? Si ese era el caso, ellos debían de refugiarse y dejarle el camino libre a los guerrilleros con que contaban para que calmasen todo.

En el horizonte se veía como la tierra del camino se esparcía y levantaba ante los sólidos pasos de los corceles, que eran montados por dos samuráis provenientes de la familia Uchiha, quienes eran los reconocidos guardianes del pueblo. Sus banderas relucían y hondeaban gracias al viento que producía el correr de sus animales. Montados a éstos se hallaban dos hombres vistiendo la clásica armadura de combate junto con sus relucientes espadas envainadas a las caderas. Los ciudadanos se corrían del camino dejándole a los samuráis vía libre para que continuaran con su carrera contra el tiempo. Los dos hombres de azabaches cabellos golpeaban constantemente las riendas de sus caballos en busca de aumentar la velocidad con que andaban, la desesperación en uno de los rostros era eminente, si esposa estaba a dando a luz a su segundo descendiente. A su, lado el cabecilla, quien era su padre, iba igual de preocupado, lo único que deseaba era llegar a tiempo para ver al nuevo miembro de su clan, aquel nieto, que según los dioses, sería un bendecido con el Don de engendrar.

En la entrada de una de las casonas Uchiha se hallaba un infante, de largos cabellos azabaches atados en una coleta baja, esperando la llegada de su progenitor y abuelo. Su madre, la cual se encontraba al interior, estaba dando a luz a su hermano, los quejidos que ella lanzaba se oían desde su ubicación, llamando la atención de algunos de sus vecinos, los cuales pertenecían a su mismo linaje. Todos estaban atentos a que la rubia doctora abandonara la casona y diera la gran noticia que por horas llevaban esperando: “El lactante ha sido bendecido por los Dioses”. Con ello la familia celebraría su llegada, ya que el último bendecido de su clan había nacido hace ya ocho años, el muchacho era codiciado por grandes etnias, también, entre los pretendientes, habían varones de su misma comunidad.

El relinchar de los corceles de los samuráis alertó al infante, quien animado agitó sus brazos, llamando la atención de su progenitor, quien sin ningún cuidado se bajó del negro caballo acercándose a su primogénito, aquel valiente niño que entrenaba diariamente con el fin de convertirse en uno de los samuráis del clan.

—   ¿Cómo se encuentra tu madre?

Cuestionó el luchador preocupado, la mujer, con que había sido comprometido cuando tenía apenas dos años, era su mayor tesoro en esos momentos, en un principio no entendía el compromiso con aquella niña, pero acorde los años pasaban, recapacitó aquello, dándose cuenta de que ella era la niña de sus sueños, con la que desearía tener a todos sus descendientes una vez ella estuviera en condiciones, y así como soñó su futuro, se cumplió, a sus trece años se llevó a cabo la boda con Mikoto, la mujer dos años menor que él, que para ese entonces, había tenido su primera menstruación, esa misma noche su matrimonio fue consumado con pasión y ternura, desencadenando, nueve meses después, con la llegada de su primogénito Itachi, un varón hecho y derecho, que hace un par de meses había sido comprometido con un lactante divino perteneciente a la reconocida familia de agricultores del pueblo.

Un llanto inundó la calle, acallando los murmullos de las personas que rodeaban la casona. Los minutos pasaban, impacientando a los individuos que aguardaban al informe de la doctora que se hallaba al interior. La puerta de entrada se abrió de par en par, dejando a la vista a una rubia mujer de voluptuosas curvas, los espectadores, en completo silencio, la miraban esperando a que emitiera algunas palabras. Su blanca ropa estaba roja por la sangre que cubría el delicado cuerpo del lactante al momento de ver la luz del día, cualquiera pensaría que aquello era una terrorífica escena, pero no, eso era parte del ritual, ver a la mujer ensangrentada por la llegada de un nuevo miembro.

—   Familia Uchiha — su prepotente voz recorrió la calle — el lactante ha sido bendecido por los Dioses

Las tan esperas palabras habían sido pronunciadas con determinación. Los asistentes celebraban la dicha de ser bendecidos con un nuevo portador ¡qué felicidad más grande! No todas las familiar tenían la fortuna de contar con un santificado. Era un pequeño que nacía con cualidades inigualables, aquellos lactantes bendecidos, desde el primer segundo portan una luz alrededor de su cabeza, que tiene el significado de ser un ser puro de alma. Una divinidad que sería elogiada hasta el día de su muerte.

—   El pequeño — introdujo el progenitor recién bendecido por los Dioses  — llevará el nombre de Sasuke. Quien tenga la dicha de ser su prometido, será el hombre más afortunado del pueblo

 

*

 

Las noticias del lactante divino recorrían el pueblo a la velocidad de la luz. Captando la atención de los cientos de pueblerinos interesados en comprometer a sus varones con el pequeño recién nacido.

Unos suaves pasos avanzaban por las calles pertenecientes a la familia Uchiha, dirigiéndose a la casona perteneciente a los recién bendecidos, buscando al señor con el fin de llegar a un acuerdo con éste, que involucraba al controversial lactante y su primogénito. El andar de los visitantes se detuvieron frente a la casona, una clara y femenina mano se alzó, agarrando una delgada cuerda agitándola, produciéndose un agudo tintineo de llamado, las puertas se abrieron de par en par apenas en unos segundos, dejando ver a una joven criada de castaños cabellos, quien haciendo una reverencia saludo a los recién llegados.

Los intrusos fueron guiados por la casa hasta un elegante y al mismo tiempo, sencillo salón, en donde tomaron asiento sobre los cojines ubicados en el tatami. Los recién llegados quedarían frente a frente con los señores dueños del terreno, una posición apta para una discusión y posterior acuerdo al que querían llegar. Las puertas del salón se abrieron dejando ver a los padres del lactante, en compañía de este último y su primogénito. Ellos se arrodillaron frente a sus espontáneos visitantes, quedando cara a cara con los integrantes. Hubo un largo, pero acogedor silencio.

—   Fugaku, viejo amigo. Nos hemos enterado de la dicha de que, hace siete días y seis noches, su lactante bendecido ha visto la luz del día — comentó el jefe de familia — queremos darles nuestras bendiciones y felicidades por aquella fortuna. Los Dioses hicieron bien en escogerlos a ustedes como padres de tan pura criatura

—   Nuestros más sinceros agradecimientos, Minato

—   Pero, amigo, esta no es la razón de nuestra inesperada visita — hizo una leve pausa — como sabes bien, muchos pueblerinos tienen el enorme deseo de comprometer a sus varones con su divino hijo

—   Por supuesto, propuestas han llegado una tras otra, camarada

—   Nosotros queremos presentarle la siguiente propuesta. Luego de siete días y seis noches de la celebración del décimo primer año del pequeño, se llevará a cabo la unión entre nuestro primogénito y su divino hijo. Prometemos, a nombre de Naruto, nuestro heredero, completa fidelidad, hacía Sasuke, su celestial descendiente, y una vida cómoda, sin llantos ni amargos momentos en el ambiente familiar. Le aseguramos que nuestro hijo sabrá respetar al suyo y lo hará feliz en todo momento

—   Pensamos — intervino la mujer del jefe — que es un trato justo, pensando en que nuestro bendecido ha sido comprometido siete días y seis noches después de su nacimiento con su heredero

—   Hablan ustedes de una equivalencia de intercambio — afirmó Fugaku, teniendo como respuesta una leve afirmación por parte de los visitantes — nosotros hemos comprometido a Itachi con Deidara, su divino lactante. Y me piden que Sasuke, mi pequeño bendecido, se una con su primogénito, Naruto

—   Es lo que pedimos, Fugaku — la suave voz de la pelirroja mujer inundó el ambiente, respondiendo antes de que su marido pudiera emitir una palabra — creemos que es un trato justo, viendo las circunstancias. Sasuke está siendo muy codiciado, como cuando el anterior elegido de su clan nació, y Naruto es un buen partido, hablamos de una doble unión entre los samuráis y agricultores

—   Fugaku, querido, creo que tienen razón, es un cambio justo. El bendecido de los Uzumaki por el de nosotros — sonrió Mikoto — confío en que Naruto será un buen amante, como dicen nuestros amigos, quiero que Sasuke tenga una vida feliz y segura, hablamos del hijo de Minato y Kushina

—   Si mi mujer desea tanto esta unión, entonces no me queda más que consentirla. Siete días y seis noches después del décimo primer año de Sasuke, se llevará a cabo la unión entre nuestros hijos, quienes deberán de consumar el matrimonio aquella misma noche, trayendo después la prueba de que mi descendiente ha perdido su pureza con su amante, la manta manchada con sangre, a partir de ese momento, serán contados los días para que un nuevo miembro se una a nuestras vidas — sentenció Fugaku ante las atentas miradas de los presentes — celebremos por este acuerdo

 

*

 

Los sordos y elegantes pasos recorrían los largos pasillos de la reluciente casona, llamando la atención de las pocas criadas con que contaban, quienes miraban al causante de tan fino caminar. Los descalzos pies eran cubiertos por un largo Kimono azul Francia, el cual arrastraba una cola de pocos centímetros. El azul de la prenda resaltaba en el esbelto cuerpo gracias al Obi de blanco color atado a la cintura, que llevaba el significado de plena pureza. Los azabaches cabellos del joven eran decorados por un Kanzashi elaborado especialmente para él. Entre las delicadas manos del púber se hallaba una pequeña canasta de mimbre con unos Bentō en su interior, los cuales habían sido preparados por sus expertas manos para su trabajador prometido, quien a esa hora trabaja bajo el sofocante sol del mediodía.

El andar del joven se detuvo frente la puerta de entrada, donde dejo unos minutos la canasta en el piso y procedió a calzarse las delicadas sandalias de madera, las cuales contaban con una plataforma de pocos centímetros, logrando con el cometido de no arrastrar del todo el Kimono. Antes de apenas volver a tomar la cesta, la puerta se abrió de par en par, dejando ver a dos hombres de ancho porte envueltos en las armaduras samuráis de la familia, el mayor de los recién llegados se dirigió a paso firme al joven que pretendía abandonar su hogar por unos instantes.

—   ¿Irás a dejarle la comida a Naruto? — el menor asintió sonriente, mientras tomaba la cesta entre sus manos — recuerda llevar la sombrilla, no quiero que tu delicada piel se queme bajo este abrazador sol — le sugirió acariciándole una de sus níveas mejillas — ve con cuidado, Sasuke. Vuelve temprano, antes de la hora del té

—   Sí, padre. Prometo llegar a la hora fijada. Ahora con permiso — finalizó sonriente y realizando una sutil reverencia a su progenitor y hermano, para luego tomar una sombrilla que reposaba a un lado de la puerta, saliendo a paso tranquilo hacía su destino, los cultivos de arroz del pueblo, que le pertenecían a la familia Uzumaki

A cada paso que daba, el joven bendecido, por las polvorientas calles del pueblo, causaban la alteración de los cientos de varones, los cuales detenían sus actividades con el fin de admirar el esbelto cuerpo del menor, sabiendo que éste contaba con un prometido de importante renombre, y que muchos de ellos se encontraban emparejados y con hijos de por medio. No importaban aquellas razones, de todas formas gozaban de sólo verlo caminar, su sola presencia les causaban un dulce sabor en el paladar ¡irradiaba belleza divina! Reconocían envidiar al afortunado ciudadano que cargaba con la dicha de ser su prometido, y próximo amante a la vista de los Dioses y habitantes de la aldea.

Ellos deseaban, aunque fuera por unos instantes, tenerlo entre sus brazos, probar aquellos delgados, pero carnosos labios, oírlo gemir bajo las suaves mantas de sus camas ¡escucharle decir algunas cálidas palabras! ¡Soñar y fantasear con él era gratuito! Sus correspondientes parejas de tenían por qué enterarse de que deseaban mucho más al Uchiha que a ellas ¡el muchacho era exageradamente atractivo! Ni sus mujeres eran comparables con la belleza de Sasuke ¡no les llegaban ni a los tobillos! ¡Qué afortunado era el Uzumaki! Entre sus manos tenía al púber más codiciado del pueblo ¡todo un privilegio! Sería el único que tendría el honor de quitarle la preciada pureza al Uchiha, de besarle incontables veces, y de formar aquella soñada familia que todos querían tener con el pequeño regalo de los Dioses.

Su caminar era con tan porte y elegancia que parecía flotar sobre el camino, era casi imperceptible su avance, claro, si no fuera por las pocas disimuladas miradas que recibía de los varones. Aquella elegancia era propia de la familia Uchiha, una educación de primera, que no todos los pueblerinos podían recibir ¡era una familia noble! No contaba con grandes riquezas, pero sí con una importante distinción, eran los que daban sus vidas por la villa, quienes luchaban contra los enemigos en búsqueda de darles paz y un buen vivir ¡eran sus salvadores! Sin ellos, habrían dejado de existir hace muchos años atrás, al comienzo de las Guerras Civiles que se desenvolvían en esos instantes ¡eran primordiales en sus vidas!

Sasuke detuvo su paso a los pies de los cultivos de arroz, allí se hallaban los familiares varones de su prometido, trabajando en las tierras, algunos cosechando el vital alimento, otros cultivando o simplemente cuidando de que las ratas, marmotas y topos no arruinaran sus tierras, lo que podría provocar la decadencia del cereal en el porvenir por las malas cosechas e infecciones que causaban estos roedores.

—   ¡Oh! Sasuke, que gusto el verte — la varonil y paternal voz del progenitor de su futuro amante lo sacó de sus pensamientos. Sus ónix ojos se fijaron en la fornida figura del rubio hombre — Naruto está en el campo continuo

—   ¿Está cultivando? A Naruto le gusta la cosecha — comentó extrañado por la reciente noticia

—   Karin está dando a luz a su segundo descendiente, por lo que está reemplazando la mano de obra de su marido

—   ¡Oh! Comprendo. Iré a buscarlo, le traje la merienda — sonrió mostrando la pequeña cesta de mimbre

—   Adelante, Sasuke

El camino al área de cultivo lo tenía memorizado, así que no le fue complicado dirigirse a donde se encontraba su rubio prometido ¡estaba impaciente porque degustara su comida! Con eso sabría si estaba preparado para su unión, ya que debía de prepararle la merienda a las horas correspondientes. Cuando llegó al lugar indicado por el padre de Naruto, se ubicó bajo la acogedora sombra de un ancestral árbol, el cual le daba un grato momento, resguardado del insoportable sol de aquella tarde. Sonrió al ver el sudoroso torso de su prometido, quien cerraba una bolsa de género en el cual portaba las semillas de arroz que debía de cultivar. Al parecer ya había notado su presencia, ya que lo vio salir de los cultivos limpiándose su húmeda frente con el torso de su mano derecha. Su radiante sonrisa iba dirigida hacía él, cautivándolo al instante, haciendo que su joven corazón desbordara alegría, con un intenso palpitar, sintió sus mejillas arder y por último se le cortó la respiración. Allí, frente a él, estaba su magnífico prometido, el hombre de sus sueños, del cual se enamoró sin obligación alguna, siendo que estaban comprometidos desde días de su nacimiento. 

—   Sasuke — su profunda voz pronunció su nombre con cariño r13; me alegra que hayas venido

—   Te traje la merienda r13; pronunció aquellas palabras con torpeza.

Siempre era así, llegaba con determinación a verlo, pero apenas le dirigía la palabra, flaqueaba, sacándole más de una tierna sonrisa al mayor, quien disfrutaba ver el nerviosismo que le causaba al Uchiha ¡estaba tan enamorado de éste! Y era feliz de que su amor fuera correspondido. No era algo que ambos desconocieran, desde hacía tiempo que sabían que su deseo por el otro era recíproco ¡qué felices se sentían! Y más dichosos estaban por el simple hecho de que la fecha de su unión estaba tan cerca

—   ¡Fantástico! Ya deseo saborear tu deliciosa comida r13; alagó al menor parado frente a él

—   Claro r13; comentó avergonzado r13; antes que todo r13; la cesta reposó en el verde y cuidado pastizal, las níveas manos del bendecido sacaron del doblegues de su elegante Kimono un blanco pañuelo, el cual dobló en tres y encaminándose, con él en mano, al pozo que se hallaba a pasos del ancestral árbol, de allí sacaría una cubeta con agua para sumergir la prenda, limpiar el trigueño rostro de su futuro amante y sus sabulosas manos, pero Naruto, adelantándose a los hechos, tiró de la gruesa cuerda que portaba la cubeta, sacándola del interior del oscuro pozo de cristalina agua. Sasuke remojó el pañuelo para luego asear las extremidades y rostro de Naruto, los cuales una vez impecables, no provocarían alguna infección al degustar su casera comida r13; listo r13; sonrió Sasuke r13; ahora si puedes comer

—   Je. Siempre tan preocupado por mi

—   ¡Por supuesto! No quiero que te enfermes. Eres mi prometido y debo preocuparme por ti, Naruto. Tampoco puedes negar que haces lo mismo por mí, siempre me vas a visitar si enfermo, me celas, y proteges de todo y todos

—   Eso es inevitable, serás mío, no me gusta que te miren como si te tratases de un trozo de carne r13; Naruto frunció el ceño al recordar a todos aquellos varones que analizaban a su prometido con deseos ¡cómo los detestaba!

—   Olvídalos por unos instantes, quiero que disfrutes de tu merienda r13; le acarició la acanelada mejilla con sus sedosos dedos

—   Y la disfrutaré, no dudes aquello

Sasuke pasó sus manos por uno de los desnudos brazos de su prometido, encaminándolo bajo al árbol en dónde descansaba la canasta con la comida que había preparado. Ambos se sentaron uno al lado del otro, compartiendo la bella tarde que había en aquel día, charlando y mirándose con amor, mientras Naruto degustaba encantado la comida del menor, quien sonreía ante cada gesto de felicidad que realizaba el rubial. La sola compañía del otro les bastaba para sentirse en paz. Ellos lo eran todo para el contrario, no importaba si eran los únicos habitantes de la tierra, mientras estuvieran ambos para apoyarse y amarse incondicionalmente, todo saldría bien, nadie más faltaría.

—   ¡Gracias por la comida, Sasuke! Estaba delicioso r13; paseó una de sus manos por el lacio cabello del azabache entretanto su otra mano acariciaba una de las mejillas de éste r13; sé que tu padre nos tiene prohibido las muestras de cariño antes de nuestra unión, pero me es imposible cumplir aquella regla, eres hermoso

—   Gracias r13; el rubor tiñó sus pálidas mejillas. Sasuke se acercó unos centímetros al rostro del rubio, en dónde posó sus labios en una de las mejillas, quedándose unos segundos allí, sin moverse, dejando disfrutar al mayor del superficial, pero significativo contacto que podían tener hasta ahora, aunque fuera prohibido

—   Sólo quedan ocho días. Ocho eternos días para mí

—   Y para mí también, Naruto r13; correspondió a las palabras pronunciadas por su prometido, despegando, sólo por unos milímetros e instantes, sus labios de la mejilla de éste

—   ¡Naruto! r13; ambos se separaron aterrados por ser descubiertos por el padre del nombrado r13; Fugaku se entera de lo que están haciendo y te mata antes de que se unan en santo matrimonio

—   Lo lamento r13; pronunció éste apenado bajo la atenta mirada de su progenitor

—   No pronunciaré palabra alguna de esto, pero que no se vuelva a repetir r13; les advirtió a los enamorados, que no tuvieron de otra más que asentir r13; Sasuke, será mejor que te vayas, no falta mucho para la hora del té

La santa hora del té, era un momento adoptado por su familia para bajar la merienda del medio día, todos debían de estar presente, y si los varones no se encontraban en casa por los entrenamientos samuráis, los bendecidos, en compañía de las mujeres, debían de hacer el ritual rutinario. Si Sasuke tenía la indecencia de llegar tarde, o no asistir, el cabecilla de la familia, en este caso, su padre, podría reprenderlo, tomando medidas drásticas como el no poder ver a su prometido por una semana entera, cosa que era una tortura para ambos jóvenes, así que tanto Sasuke como Naruto intentaban ser precisos en sus encuentros al medio día si no querían ser separados por siete infernales días ¡qué espantosa idea! El menor de los Uchiha lanzó un fatigado suspiro, debía acotar a cada palabra de su padre, aunque pequeñas fueran, así que desganado se incorporó del césped con toda la intención de irse, tomó entre sus manos la cesta y miró a su rubial prometido, éste se mostraba cabizbajo, ninguno de los dos gustaba de despedirse del otro.

Naruto se incorporó de mala gana, ver partir todos los días a Sasuke no le era gratificante, pero Fugaku en varias ocasiones los había castigado por incumplir las reglas. A paso lento el trigueño se acercó al más bajo, pasando sus brazos por los hombros de éste, atrayéndolo, era una despedida cálida para ambos, pero prohibido a los ojos de Minato por orden a su moreno colega. El contacto duro poco, se miraron por última vez a los ojos antes de que Sasuke se diera la vuelta y partiera mostrándole la espalda al mayor, quien veía como su futuro amante se iba sin poder hacer nada para detenerlo, quedaban sólo ocho días para que su unión se llevara a cabo, luego de aquel plazo, no sería necesario despedirse todos los días a la misma hora, a partir de ese instante, ambos podrían estar juntos para siempre. 

Notas finales:

¿Qué les pareció mi regreso? djshdkjkshakdhs ¿les gustó? pues espero que sí :) 

¿le ven futuro a esta historia? :3 

bueno, gracias por llegar hasta aquí y leer, espero que de verdad les haya gustado y que nos veamos en las próximas actualizaciones, que como aclaré en las notas del capítulo: se realizarán los días domingos :3

¿me merezco algún review? lo dejo a su criterio ;) 

cualquier crítica será bien recibida 

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les dejo mi facebook personal por si quieren estar al tanto de las actualizaciones o futuros proyectos

AVISO: si desean agregar dejen un mensaje por interno que diga que son de acá, o sino no tal vez no los agregue por desconocer quienes son :/ 

bueno, muchas gracias y nos estamos viendo

Besos y abrazos 

Cuídense :) 

Adiós ~ 


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