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X-Carly-Victorius por minima

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Notas del capitulo: ¿Quién espero a que Victor Creed fuera el padre? en realidad este no era mi única opción, llegue a pensar en otros personajes de Marvel, pero no, Victor... felicidades :D eres papá. espero que tengas mas suerte con estas gemelas que con tu otro hijo. Ahora, ¿alguien quisiera opinar sobre que mas sorpresas esperan a nuestros heroes?
7.- Y este señor es…

Spencer se encargó de tratar de localizar a su padre y Carly a su abuelo en otro teléfono, Spencer sabía que sería algo difícil localizar a su progenitor porque este estaba trabajando o seguramente de misión, pero le extraño mucho cuando Carly le comento que no había podido localizar a su abuelo en su teléfono de casa en Yakima, él siempre contestaba, ya estaba retirado y era un hombre mayormente hogareño, y lastimosamente ninguno de ellos se sabía de memoria el celular del anciano.

Dejaron mensajes esperando lo mejor, que en cualquier momento sabrían dónde estaban y vinieran a buscarlos.

El joven policía que los había atendido había estado preparando todo ese rato algunas bebidas para los jóvenes como café y jugo para darles algo de privacidad a los hermanos Shay.

-Chicos, ¿Y Sam?- pregunto la menor de los Shay cuando regreso al lado de sus amigos, Spencer seguía intentando localizar a alguno de sus familiares como la mamá de Gibby y también la de Freddy.

-Uh, estaba aquí hace un momento- respondió Freddy mirando de un lado a otro alrededor, no realmente preocupado, si había alguien que podía cuidarse por sí mismo era Sam.

-¡Repítelo!-

Todas las cabezas voltearon a la parte del edificio, la voz gruesa y varonil claramente no había pertenecido a la de su amiga pero tenían el presentimiento que podían encontrarla en esa dirección y que probablemente será la responsable de este, al menos Freddy y Carly, Gibby estaba más preocupado por limpiarse el ombligo de comida para gato.

Cuando llegaron a donde creían que era la dirección correcta para hallar a su amiga la encontraron frente a unas celdas, por alguna razón no les extraño, lo que si les extraño es que al parecer había terminado de utilizar uno de los teléfonos de monedas mientras que alguien dentro de la celda, alguien grande, corpulento y con una expresión para nada contento, miraba a su amiga muy intensamente, debía decir algo que esto tampoco les extrañaba demasiado, podría decir incluso que era una escena familiar si tomaba en cuenta algunas veces en que realmente la policía había tenido que detener a su amiga por alguna de sus “travesuras”, pero el hombre, el hombre sí que era intimidante.

-¿Sam?-

-Hey chicos-

-Er… ¿estabas tratando de localizar a tu mamá?-

-No, ella de nuevo se fue a Tijuana a hacer su segunda ronda de depilación láser, llame a Melanie-

-¿Melanie?-

De todas las personas que hubieran esperado que la rubia llamara jamás hubieran pensado en que llamaría a su hermana gemela, después de todo no era muy unida a ella, era más probable que llamara a uno de sus tíos aun cuando este estuviera en la cárcel o a su abuela que estaba ya un poco senil que a su propia hermana, jamás Mel era su primera opción para localizar.

-Sam… ¿te encuentras bien?- pregunto algo preocupada su amiga, algo serio le debía estar pasando a Sam.

-Sí, sí, solo…-

-Repítelo mocosa, ¿Cómo puede ser eso posible?-

Ambos adolecentes pelinegros respingaron cuando escucharon rugir/hablar al rubio en la celda, ¿Qué le había hecho Sam ahora para enfadar a este sujeto?

-Hay ya te lo dije, y supongo que tú sabes perfectamente la historia de las “abejas y flores”-

-¿Sam? ¿Qué es lo que le dijiste a este señor?-

-Nada, solo que es padre de gemelas- dijo la rubia alzándose de hombros, como si la pasada confesión hubiera sido algo tan casual como decir que hoy hacia un buen clima soleado.

-Uh… ¿felicidades señor?- comento Freddy mirando al hombre que no parecía muy feliz por la noticia.

-Momento, ¿esto no es lo que me contaste sobre la promesa que hiciste con tu hermana cuando eran pequeñas?-

-Yep, y cumplí, ya le deje un mensaje a Mel en su escuela, estoy libre de hacer una montaña de emparedados-

-Oh por…- Carly estaba con la boca abierta mientras observaba al tipo dentro de la celda y luego a su rubia amiga una y otra vez, encontrando más parecidos de lo que en una primera mirada le hubiera dado.

Mismo tono de rubio en el cabello, la nariz del hombre aunque más masculina tenía una forma similar a la de su amiga, y la curva del mentón le recordaba a la forma de la quijada de su amiga, oh por Dios, estaba frente al padre de su amiga.

-Alguien ¿me puede explicar que es lo que pasa aquí?- Freddy no comprendía que pasaba exactamente, se sentía perdido al igual que en el bosque hace unas horas pero en un sentido más metafórico.

++*++*++

Banner había tenido un sinfín de experiencias en sus viajes encontrándose con tantos tipos diferentes de personas, algunas buenas, otras malas, otras excéntricas por no decir demasiado locas. En estos momentos podía decir que la señora Benson era una de ese tipo de personas excéntricas, no podía decir si era buena o no.

Conducía como si estuviera en un raly de carreras o en una competencia de fórmula uno, cuando el señor Shay le había hecho esos comentarios en un principio pensó que solo era una broma, algo para aligerar el ambiente, no creyó que hablara tan en serio.

Habían perdido a patrullas y rebasado camiones con una maestría que solo se ve en las películas, en el asiento trasero veía en primera fila esta carrera de locos a una búsqueda de un muchacho que bien si él había decidido irse por cuenta propia de su casa no lo culparía mucho, un par de horas con esa mujer en su estado histérico y había tenido que utilizar la mayoría de sus trucos para no ponerse verde, en parte del “otro sujeto” dentro de su interior y las ligeras nauseas que provocaba el movimiento del vehículo cuando la señora Benson tomaba curvas.

Respiro hondo y trato de relajar su ritmo cardiaco, esta no era la peor situación estresante en la que había sido sometido, debía tener control, pero cielos, esa mujer estaba desquiciada.

Miro al sr. Shay de reojo, el también parecía que no se la estaba pasando muy bien.

*+*+*

Miro la pantalla frente a él, las cosas no habían salido tal como hubiera esperado, sus planes habían sido gravemente afectados así como que había detectado cierto robo de información en su base de datos personal.

Ya tenía a sus sospechosos, y estaba preparándose para su correcta venganza llegada el momento.

No podía permitir que sus estudios y proyectos para alcanzar la raza superior sufrieran de esta manera, primero Grey había desaparecido, sospechaba que era por culpa de esa tonta secta de mutantes con poderes mentales, al menos aun sabia donde se encontraba Summers, algo que no le cuadraba por completo es que entre los datos que le robaron había información sobre el historial genealógico de varias familias de mutantes con genes muy fuertes, incluía el de los Grey y Summer, pero había uno el que realmente no tenía realmente importancia ya que esa familia ya no existía, aunque era quizás casi tan poderosa como las dos antes mencionadas, robar esa información no tenía lógica, ya que no había ningún superviviente vivo o muestra genética de ellos en la época actual.

La extinción de esta familia como en muchas otras ocurrió en la época de la santa inquisición cuando muchas veces confundían los dones de los mutantes con brujería y los cazaban para su aniquilación, el último registro que se tenía del último descendiente vivo era en Salem, pero murió dramáticamente en la hoguera al ser descubierta por la santa inquisición.

Tal vez sería necesario indagar más profundo en esto.

*+*+*

-Chicos, el policía ya preparo algo de café y té… ¿Qué pasa aquí?- Spencer los había buscado por gran parte de la comisaria, incluso Gibby se había reunido con ellos en el lugar de las celdas al ver que se tardaban, pero estaban en silencio, de ese tipo de silencio incomodo que no sabes que decir para romper.

-No sé, yo creí que estaban haciendo un concurso de miradas con el señor de la celda- comento el descamisado.

Alguien soltó un gruñido, volteo a ver a Sam y luego al señor de la celda, realmente parecía intimidante. ¿Ahora en que problemas se había metido la rubia?

-Spen… Spencer, creo que… ¿deberíamos darles un tiempo solos?- Carly, su hermana, parecía algo incomoda e impresionada, como la mayoría de las veces se veía así con alguna travesura de su amiga, pero si había hecho algo malo, aunque fuera aterrador o peligroso, jamás la dejaría sola si estuviera en problemas.

-¿He?-

-Na, no hay problema, ya le dije lo que le tenía que decir- Sam alzo los hombros, como era habitual en ella le quitaba importancia o seriedad a las cosas, aunque estas fueran temas serios.

-Tú, en realidad eres…-

-Sí, sí, o al menos eso dijo mamá, por lo que se eras su única pareja en esa época ¿no?-

Pam jamás fue una santa, ni nada que se le acercara a ese término, pero sabía que no era de persona que gustaba de andar con varios tipos a la vez, según ella demasiados problemas y flojera como hacer eso tipo de cosas. Al menos ese fue un vago recuerdo que le recorrió a la mente de aquel hombre rubio dentro de la celda.

Pam podía ser una mujer muy perezosa como un gato, que bien podía pasársela todo el día en la cama haciendo nada si se le antojaba, o bien haciendo otras cosas sobre esta misma cama reteniéndolo entre sus largas piernas desde el alba al anochecer, si, lo recordaba.

Entonces cabía la posibilidad de lo que decía esa chica fuera verdad.

-Gemelas-

-Yep-

-¿De qué gemelas están hablando?- Spencer le pregunto a Freddie quien lo tenía más cerca.

-No lo sé. Han estado hablando de eso por un rato-

Carly miro a su amiga a los ojos no sabiendo si decir de qué se trataba este asunto o no, después de todo era un tema personal de su amiga.

-Chicos, este señor es mi padre- soltó sin rodeos señalando al sujeto dentro de la celda.

El silencio se podía cortar con un cuchillo después de esa confesión.

Antes de que cualquiera podía decir algo el policía había llegado al lugar.

-¿Qué hacen aquí?, este no es un lugar para niños-

Se dejaron llevar hasta afuera de las celdas hasta lo que era la recepción del lugar donde les esperaban varias tasas humeantes con bebida caliente.

-Les pido que no vuelvan a ese lugar- dijo el oficial señalando las celdas -ese sujeto en específico es de cuidado, estuvo involucrado en una pelea de bar, en realidad noqueo a todos en el bar-

Las miradas viajaron indudablemente de Sam a las celdas y de nuevo a la rubia, si, definitivamente rasgos de familia.

El policía luego se excusó porque debía atender ciertos asuntos, papeleo y ver que hacían con cierto alboroto que alguien había reportado a las afueras de la ciudad. Los chicos se quedaron solos de nuevo y enfocaron su atención en Sam.

-Tú… ¿padre?-

-Wow-

-¿Quién es padre de quién?- ese último comentario como era de esperarse era de Gibby.

Carly y Sam dedicaron una larga mirada, como mejores amigas se sabían muchas cosas, y una siempre apoyaba a la otra.

-No saben la historia- comento la morena viendo a sus demás compañeros, Spencer estaba al tanto un poco de la situación, no toda la historia, pero sabía las partes esénciales.

-Ya conocen a mamá, es algo loca, y enamoradiza, y no sabe escoger muy bien a los tipos, en resumen según lo que me conto cuando lo conoció era un tipo muy sexy, estaba en las vegas y lo que pasa en las vegas, hiso que mamá conociera a mi papá y nueve meses después nací, la historia de las aves y las abejas según mi madre; papá se fue dejando a mamá antes de que siquiera se enterara del regalito que dejo en la panza a mamá, y ella ya había regresado a la ciudad cuando se enteró- dijo sin vergüenza o pena, Sam no se apenaba por esta parte de su vida, como tampoco se apenaba que la mayoría de sus parientes tuvieran antecedentes criminales. Pero jamás se los había dicho a ellos, Freddie y Gibbi, ya que no creía que fuera necesario y realmente no era tan cercanos como los Shay.

-Esperen… ¿Qué regalo se le puede dejar a la panza de alguien?-

-Hay Gibby, ¿Qué nunca prestaste atención en biología o tu madre no te explico lo de las aves y las abejas?-

-Sí, pero, eso no explica lo del regalo-

-Quedo embarazada, para que entiendas, mamá conservo fotos de sus vacaciones, en algunas aparece él, por eso lo reconocí-

-Oh, ¿entonces para que lo llamas regalo? Me confundes mujer-

A veces les sorprendía lo ingenuo y tonto que podía llegar a ser Gibbie, demasiado.

Sam resoplo buscando en su interior la poca paciencia que tenía y fue a por una de las tasas de té y algunas donas que había dejado el oficial, la comida siempre lograba tranquilizarla.

-Bueno, eso es… bueno, no son las mejores circunstancias, pero lo has conocido Sam-

La rubia miro al mayor de los Shay, siempre tan amables y comprensibles, y tratando de verle lo bueno a las situaciones y las personas, incluso de ella.

-Si, al menos ya no tendré que hacer una montaña de emparedados a Mel- tomo un sorbo de té, no era muy fanática del té, pero del café menos, y agarro otra rosquilla –no estuvo tan mal, de hecho no me extraña haber terminado encontrándolo en un lugar como este-

-¿Quieres hablar un poco más con él? ¿Quieres que le digamos algo al guardia o…?-

-No Carly, dejare que “procese” un poco más la idea, y si le dices al guardia capaz quiera que yo pague su fianza o una multa- no sería la primera vez que pasara aquello, una vez al buscar a uno de sus primos tuvo que pagar una multa en una comisaria solo por ser pariente, no gracias, de por si no tenía dinero en el momento.

Y hablando de procesar la idea, de hecho Victor realmente estaba pensando muy profundamente en el asunto.

En su vida había tenido muchas amantes, algunas de paso, otras por un tiempo relativamente largo, no es que tuviera una lista detallada de cada una de ellas, pero había algunas que quedaban en su memoria y otras no tanto.

Mutantes y humanas normales, no veía problemas lo que fueran, al final lo que importaba era satisfacer su hambre de sexo.

Pero había veces que podía recordar a sus amantes, Pam era una de ellas, cuando la conoció era una mujer joven con un espíritu salvaje, una rubia de largas piernas y cuerpo escultural, de femenina solo cargaba el aspecto ya que podía ser tan rudo como un motociclista o trailero, la conoció en apuestas ilegales de gallos y lucha en lodo.

No la recordaba por cursilerías como para decir “era única”, “era especial”, la recordaba por su forma de ser y lo buena que había sido en la cama, no había amor, ella misma ni siquiera dijo algún te amo o te quiero en su relación, y jamás pensó en tener cualquier tipo de relación seria o larga con ella, de echo hasta podía decir que ambos estaban satisfechos con su relación sin compromisos, hasta el día en que se fue.

Jamás pensó que esa relación hubiera sido importante, significativa, podía ser un buen recuerdo especialmente a la hora de entretenerse en noches solitarias, pero hasta ahí.

Jamás pensó que tendría hijas por esta relación.

Gemelas.

Con su suerte tal vez saldrían como Graydon, un fanático anti mutantes que no tenía poder alguno a pesar de haber nacido de dos mutantes, no se sorprendería. Aunque ahora que recordaba a Pam jamás le conto que era un mutante.



=Espadas de familia=

Su padre la ponía a practicar horas y horas en el día desde que podía recordar, se supone que era tradición familiar, su abuelo le enseño a su padre, y el padre de su abuelo antes de él, había conocido el peso de un florete en su mano mejor que el de crayones, lápices y plumas antes de entrar a la escuela primaria, sabia las reglas de memoria de los encuentros reglamentarios entre dos contrincantes, incluso el reglamento de ese tipo de encuentros fue una de las primeras cosas que aprendió a leer aunque su padre opinaba que era más entretenido los encuentros libres de la mayoría de esas reglas, lo cual en su opinión eso era demasiado peligroso e irracional aunque sabía que había pocas personas en el mundo capaces de vencer a su padre si se enfrentaban a este con florete en mano, este pudiera preferir los encuentros con florete pero era también muy habilidoso con otro tipo de espadas, su colección de este tipo de armas era uno de sus mayores orgullos.

Ella lo ODIABA, quería jugar en vez de pasar horas practicando con un arma hasta que le salieran ampollas en las manos, quería salir en vez de practicar horas de encuentros con su padre o tíos, no quería seguir esta tradición tan tonta en esta época moderna, ¿a quién rayos le servía de manera practica el saber utilizar un floretes o un machete chino? Quería ser NORMAL.

Era una niña algo insegura, y su ferviente deseo de normalidad se volvió un poco torcido hasta convertirla en la mujer que era ahora, Marissa Benson.

Cuando tuvo a su bebé, su Freddie, una de las promesas que se hiso desde que se supo embarazada fue que JAMÁS, jamás dejaría que su bebé sufriera aquella absurda y excéntrica tradición de esgrimistas de su familia, y la cual como obsesión había consumido a varios miembros de la misma.

Incluso cuando su padre murió poco después de haber nacido su hijo y le heredo toda su amada colección de espadas y vienes, se prometió que Freddie jamás conocería esa parte de su familia, esa tradición o que conociera que se sentía el peso de un florete en sus pequeñas manos, pero parece que el destino tenía otros planes, gracias a ese par de Shay que vivían enfrente de su apartamento, sino fuera por ellos varios de los problemas que había enfrentado su niño nunca hubieran pasado, su vida sería más normal y tranquila, claro, bajo su estricta supervisión en cada momento.

Pero tampoco podía negar que eran amigos de su hijo aunque le pesara y ella no les apreciara realmente a ninguno de ellos.

Con la vista fija en el camino sin prestar atención a los ronquidos de los que iban durmiendo como pasajeros en ese viaje, pensó en la primera vez que vio mudarse a ese par, ella ya vivía desde hace mucho en el edificio de departamentos, quizás desde que Freddie tuvo dos años o un poco más, hubiera imaginado que los nuevos vecinos del frente sería una persona o familia normal.

No un par de jóvenes, un joven y su hermanita, lo cual en opinión de ella era irresponsable por parte de los tutores de ambos, no le agradaron desde el primer momento, y mucho menos la niña cuando Freddie empezó a presentar interés por la tal Carly.

Muchas veces deseo que desaparecieran, definitivamente eran personas extrañas, estrafalarias, no NORMALES, pero Freddie los apreciaba, y sabía que lo hacía feliz tenerlos como amigos.

Rechino los dientes, de cierta forma le recordaban a esa parte de su familia que deseaba ignorar.

Pero había cosas que la sacaban más de quiso que cualquier cosa, y era que se atrevieran quitarle a su Freddie, quien quiera que se lo hubiera llevado pagaría, con cada gramo de fuerza que tenía, con cada pisca de su instinto maternal, los haría pagar, aun si tenía que utilizar esas habilidades de su familia de las cuales no le gustaba presumir.

Como decía su padre, las espadas de la familia siempre están juntas, y ella haría valer ese dicho pinchándole y enterrando toda su colección de armas blancas a esos secuestradores.

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