Suspiré por enésima vez al mismo tiempo en que me masajeaba la sien. Jamás imagine que enseñarle a SungJae a tocar la guitarra sería tan complicado ¡Se distraía demasiado! Y le parecía gracioso cada vez que se equivocaba… ¡En acordes fáciles! Sentía que cualquier momento me daría por vencido y me iría a mi habitación, pero su sonrisa me detenía ¿Por qué?
¡Bah! A quien engañaba, sabía perfectamente el por qué, hacía ya tiempo que ese sentimiento se había instalado en mi pecho y se hacía presente cada vez que estaba al lado del menor junto con aquel cosquilleo en el estómago que todos llaman “mariposas”, y a las cuales había días que maldecía porque no me dejaban concentrar. Constantemente pretendía que no pasaba nada, pero no podía engañar a nadie. A nadie salvo a él. Gracias a Dios mi pequeño Sung Jae era más despistado de lo que le convenía, sin embargo, así me gustaba.
Gustaba…
Maldito sentimiento que se apoderaba de mí y me convertía en un idiota. Suspire de nuevo volviendo a mirarle, por un instante había dejado de prestarle atención, absorto como había estado en mi flexión. Ahí fue cuando me di cuenta de que ya no estaba, ¿A dónde había ido? Fruncí el ceño pateando el suelo con el pie. Qué característico de él el hacerme perder el tiempo, podía haber estado enseñando. Eso haría, pensé con determinación decidido a ir a buscarlo.
— ¡Peniel!... ¡Hyung!
Ya me había volteado para salir del lugar cuando escuche su llamada. Le mire de reojo observando un brillo poco usual en aquellos orbes oscuros que me miraban anhelantes. No pude evitar preguntarme qué estaría pasando.
— SungJae si lo que quieres es dejar las lecciones para otro día no hay problema, llevamos un rato practicando y es entendible que…
— ¡NO! Lo que quiero es enseñarte algo, permíteme por favor.
Le miré sorprendido por cómo me había interrumpido, y por la determinación tan poco común que se escuchaba en su voz, así que solo sonreí asintiendo derrotado, siempre acababa por rendirme ante él.
— Adelante entonces.
Siguiéndole, me senté en el sofá viendo cómo él tomaba asiento frente a mí en la sillita que había estado ocupando antes, cuando se encontraba practicando. Me sonrío, y yo correspondí para animarle a hablar. Lo que escuché, me dejó sin aliento.
La melodía que escuchaba no parecía ser tocada por alguien que apenas llevaba dos días practicando un instrumento, por muy sencilla que resultara. Maldito bribón, pensé, a la vez furioso y todavía más emocionado.
Era una canción que había escuchado por ahí, era japonesa y no entendía la letra, pero su música me era familiar. No importó que no entendiera las palabras cuando SungJae empezó a cantar. Escuché impresionado cómo traducía de forma automática, y no pude evitar pensar en lo dulce que resultaba que se esforzara de esa manera para que yo entendiera el mensaje.
“No importa que el último tren ya se haya ido
Permanezcamos así; esta noche no dejaré que te vayas
Cuando logré sacar esas cosas que antes no podía poner en palabras,
No fue esa mirada en tus ojos ¿lo que me dio el valor de hacerlo?
Acortemos esa distancia invisible entre nosotros, aunque seas tímida, sigue caminando”
¡Dios! Pensé, ¿acaso él también…? Me pasé una mano por el rostro y negué con una sonrisa en los labios por no haberme dado cuenta antes. ¡Con lo fácil que era de leer!
Tan pendiente estaba de ocultar mis sentimientos, que me había quedado ciego respecto a los suyos. Aun así debí de haberlo imaginado. Todos esos acercamientos no eran normales, aunque era cariñoso con todos, conmigo era diferente, pensé recordando aquel día tan especial en el que le habíamos puesto nombre a nuestra couple!
“Quisiera que estés a mi lado más tiempo; Oh, no dejes que amanezca”
— ¡Hey! Para ahí que me sonrojare —murmure observándolo acongojado — ya entendí el mensaje y déjame decirte que eres un idiota. Mí idiota.
— ¡Oye! — se detuvo abultando los labios como un niño — quería hacer algo diferente y no me dejas terminar. —se quejó, pero yo le interrumpí.
— Por supuesto que no te dejaré terminar, has estado jugando conmigo ¡Estas tocando de maravilla! —me cruce de brazos desviando la mirada, y es que necesitaba saber cómo había logrado eso.
— Oh eso, bueno… —su voz fue adquiriendo un tono avergonzado— me quede toda la noche ensayando. De verdad que no sé mucho, pero necesitaba estar más cerca de ti y este sentimiento me estaba consumiendo… así que decidí hacerlo de una manera que no me hiciera sentir avergonzado.
Necesitaba estar más cerca de ti.
Más cerca….
Sonrojado me levanté acercándole hasta el maknae tomándole el rostro con delicadeza.
— Eres un tonto —susurré…
Y sellé nuestros labios en un beso que demostraba todo el amor que yo sentía. No solo SungJae tenía problemas para declararse, pero con su música me lo había puesto fácil.
Te prometo un "por siempre", ahora…