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Amargo Afrodisiaco por SHADOW10

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Notas del fanfic:

Ohayo!! Mucho tiempo sin estar aqui!!!!!

Espero difruten!

 

¡¡Toriko san!!- Gimió el pelinegro al ser atrapado.-

El gruñido de satisfacción que lanzo el peli azul al lograr su cometido le erizo la piel haciendo sonar todas sus alarmas de peligro.

Con claridad podía divisar la lujuria que habitaba en las orbes de un raro marrón cobrizo, era sin duda la mirada de un depredador al acecho, desafortunadamente para él, esta vez la presa no era nadie más que el mismo.

A penas y si pudo reaccionar ante el beso salvaje que su compañero exigía con ferocidad.

Comparado con su pequeño y apenas formado cuerpo, el enorme y fornido cuerpo del peli azul representaba un problema real, empezando porque ni aunque usara toda su fuerza sería capaz de mover al otro un centímetro.

Respiro agitado en cuanto se vio libre del apasionado beso, un largo hilo de saliva comprobaba esa vergonzosa afirmación al conectar ambas bocas siendo este roto por la lengua del más alto que se relamió los labios con gula por el sabor nuevo encontrado, un sabor que provenía del pequeño cuerpo bajo suyo y como buen amante de la comida pensaba darse un festín.

¡Toriko- san despierta!-Trato de hacer reaccionar el chef-

-Por favor este no eres tu…-Suplico mientras su ropa era rasgada con facilidad.-

Solo un gruñido fue toda la respuesta que consiguió, estaba seguro que el rey celestial se encontraba sumido por su instinto salvaje.

Era inútil resistirse, no había escapatoria posible, la conciencia del amante de la comida se había esfumado gracias a esa valla de raro color rojo que nada más probar lo había noqueado con su horrible sabor.

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-Toriko san no creo que sea seguro comerla.-Menciono el pequeño chef mirando con duda la pequeña y extraña valla roja.-

-No te preocupes, esos rino-elefantes voladores parecían muy felices de comerlas, y mi olfato no huele ningún tipo de veneno.-Intento convencer el más alto.-

-Es la primera vez que veo una fruta así.-Agrego el pelinegro.-

-También para mí.-Agrego alegremente el bishokuya  mientras daba el primer mordisco.-

El humilde chef se asustó al ver la mueca de desagrado que su compañero ponía, su cara ahora tenía una ligera tonalidad azul además de los labios exageradamente fruncidos, mientras un aura oscura se posaba a su alrededor.

Un par de lagrimillas asomaron por los ojos chocolates mientras pasaba con dificultad el bocado de fruta hacia su estómago.

-Toriko-san…-Llamo preocupado el más bajito.-

-Amargo, demasiado amargo.-Fue todo lo que el corpulento hombre pronuncio antes de caer de cara al suelo.-

-¡¡Toriko-San!!-Grito alarmado el pequeño chef mientras corría a socorrer a su compañero.-

Pasados unos diez minutos la mueca de desagrado seguía en la cara del cazador de ingredientes, mientras a su lado un nervioso Komatsu parecía al borde de un colapso, a pesar de que se había asegurado que la valla no era venenosa y  que al parecer solo tenía un horrible sabor amargo que era capaz de noquear a un rey celestial, su preocupación seguía a flor de piel.

No tenía idea que había causado verdaderamente el desmayo de su compañero y tampoco si tendría alguna secuela aparte de un mal sabor de boca.

Había intentado mover a una posición más cómoda a su compañero peli azul pero con 230 kilogramos no era una tarea ni remotamente sencilla, de hecho solo consiguió mover su cabeza hacia un costado y de paso revisar si se había hecho algún corte por la caída que afortunadamente no apareció.

-Ventajas de una piel tan gruesa.-Pensó más relajado mientras su amigo comenzaba a recobrar el conocimiento.-

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Lo siguiente que recordaba era como un mal presentimiento lo invadía mientras corría lo más lejos y rápido que le permitieran sus piernas antes de ser atrapado por su compañero.

-¡¡ahhh!!-Gimió con fuerza al sentir la hambrienta lengua del más alto juguetear con sus pezones.-

Sentía su rostro volverse más rojo a cada segundo, más exactamente a cada simulación de embestida que el peli azul practicaba con su virilidad despierta y aun atrapada bajo un short blanco.

Lentamente la lengua del más alto descendió con satisfacción por el cuerpo de su presa dejando a su paso mordiscos y chupetones que serían visibles por una buena temporada, prueba inminente de que el chico le pertenecía a alguien muy posesivo y celoso de su propiedad.

Los jadeos y suspiros parecieron multiplicarse cuando por fin envolvió con su boca el miembro de su compañero, sentir como aun en medio de todo el placer intentaba resistirse le excitaba aún más, el olor a especias exóticas que desprendía junto al sabor de su piel parecían querer llevarlo a la locura mientras su palpitante erección exigía su turno para devorar y marcar apropiadamente al peli negro.

Sus labios dolían de tanto morderlos, varias cristalinas lagrimas rodaron por sus rojas mejillas mientras su respiración entrecortado le impedía por más tiempo aguantar los vergonzosos sonidos de placer que su garganta inútilmente intento retener solo logrando lastimarse los labios en el proceso, sintió como la lengua que torturaba su miembro ahora se unía a la hambrienta boca que buscaba llevarlo al límite que solo unos minutos después lo golpeo en un estallido de éxtasis.

El cazador de ingredientes se alejó de su agotada presa mientras se relamía con ansia los resquicios de placer de este, observo con deleite como ahora sumiso el chef parecía entregarse a su persona.

Con ligera brusquedad posiciono al otro boca abajo elevando sus caderas al aire y colocándose entre medio de estas, gruño utilizando su imponente presencia para alejar a los animales salvajes que rondaban cerca de donde se encontraban, no perdonaría ninguna intrusión ahora que se hallaba en medio de su festín personal.

Sin mucha paciencia comenzó a preparar  la virginal entrada que pertenecía a su pequeño compañero sabiendo que no podría conseguir su placer como no lo hiciera, con su conciencia dormida su instinto dominaba su cuerpo y sus acciones, sin importarle los quejidos de dolor del otro y muchos menos las gotas cristalinas que solo le servían para degustar.

Con lentitud su miembro fue abriéndose paso en el estrecho pasaje consiguiendo más quejidos de dolor y lágrimas que fueron degustadas con placer ante de devorar la boca del más pequeño, esta vez siendo más amable al estar por completo dentro de este.

Ronroneo con felicidad mientras besaba con lentitud al peli negro entrelazando su lengua con la cansada de su compañero que conforme pasaba el tiempo parecía relajarse y aceptarlo con mayor facilidad.

Varios minutos después y con resignación se alejó de los labios ajenos antes de medio incorporarse y comenzar un suave vaivén que fue coreado por las caderas del chef de cinco estrellas que tímidamente gemía ante la entrada y salida del miembro palpitante del rey celestial.

Los suspiros del más alto le provocaban un sentimiento de regocijo y posesividad, el saber que su cuerpo provocaba el sonrojo y los ligeros jadeos que azotaban al fornido hombre le llenaban de orgullo, desde el principio supo cómo terminarían las cosas aunque solo fue un mero y vago presentimiento.

Solo su terquedad le había hecho correr lejos del fortachón, porque no importaba lo mucho que le gustara el peli azul, como chef, pero sobre todo como persona siempre fue y sería un alma libre que gustaba de salir y explorar a su antojo.

Por eso intento con fuerza resistirse a su compañero y negarse a ser sometido con facilidad, tal y como sucedería en la naturaleza solo si el de ojos marrones cobrizos lograba dominarlo probando su fuerza se resignaría a aceptarlo.

Todo pensamiento quedo en el olvido cuando los movimientos de embestidas se aceleraron con urgencia mientras el volumen de las pieles chocando inundaba obscenamente el pequeño claro que servía de refugio.

Seguía sin saber exactamente como había llegado a esa situación, su mirada borrosa no le permitía distinguir en donde estaba ni con quien, pero el excitante aroma de su acompañante junto a los desconocidos pero eróticos sonidos no le dejaban duda que se trataba de su compañero de aventuras y que aunque intentaba detenerse su cuerpo muy por el contrario aceleraba el ritmo de las ahora brutales arremetidas que hacían estremecer y gritar al pequeño chef que solo se dejaba hacer entre los brazos de acero del peli azul.

Por su lado solo podía jadear de manera ronca tal cual bestia en celo, con sus latidos desbocados amenazando con dejar salir su corazón fuera ahora que comenzaba a entender la situación en la que se encontraba, haciendo realidad una oscura fantasía que creyó haber olvidado luego del primer viaje que hicieron juntos y que sin piedad se daba el lujo de disfrutar mientras arremetía con más brío la cada más estrecha entrada, sentía como cada vello de su cuerpo se erizaba ante lo que vendría, con un par más de envestidas erráticas termino por arquearse y derramar abundantemente su esencia dentro del delicioso pasaje que se contraía  con fuerza ante el orgasmo del peli negro.

Un ronco rugido de parte del cazador mezclado con un grito del chef fue señal de la culminación del acto que frenéticamente termino por llevar a un dulce cansancio al primero y la inconciencia por agotamiento al segundo.

 

 

Notas finales:

quejas, sugerencias o review???

se aceptan por igual.


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