--Respira—susurró estando a un lado del otro. Era una orden.
Yongguk solo posó sus ojos en los de Himchan, veía en ellos desesperación entonces estaba seguro que no moriría allí, al menos todavía no. Todavía no porque de repente el Rey dejó de verlo y buscó entre las ruinas un pedazo de fierro, este lo utilizó como cuchillo y en el brazo que ya casi estaba insensible e inmóvil Himchan hizo una abertura de cinco centímetros por donde la sangre inyectada debía salir en vez de por la boca. Tres minutos después el ardor que consumía al mayor desapareció, el oxígeno volvió a su cuerpo y en cuanto tuvo movilidad se lanzó encima de Himchan.
Rodaron juntos en el polvo alternando posiciones hasta que un árbol los detuvo. Yongguk dominaba arriba con una mira ardiente en furia. Aquel dolor que había experimentado, el acto del menor, el de compasión, el de piedad, el que no le había permitido matarlo, le purgaba. ¿Le había devuelto el favor de dejarlo vivir como él había hecho en Blood? ¡JA! Mierda, desde allí estaba el error. Bang Yong Guk no volvería a permitirse ese salto, no. Ahora más que nunca tenía coraje en su ser, se sentía débil y miserable ¿Compadecido por un vampiro? No, no. Sí aquel inútil no tenía las agallas para matarlo, Bang si tendría las suyas. Lo mataría. Ahora.
***
Chae Rin seguía el rastro de Zelo, su olfato era tan agudo que a pesar de que en el bosque estuvieran las esencias de Daehyun y YoungJae, había conseguido localizar al menor. Ahora mismo se encontraba detrás de un árbol, expectante a atacar, viendo solo la espalda del captor y a su hija atada en una roca.
--Chae Rin—la voz de Daehyun obstruyó la mente de la loba.
En un inicio ella creyó que alucinaba pero de un momento a otro Daehyun salió de entre un matorral oculto entre sombras. Estaban a una distancia de cinco metros ¿Entonces cómo había oído…?
--Es una larga historia, pero escúchame—la voz de nuevo en su mente—Quédate quieta, me acercaré a ti para explicarte pero necesito que te tranquilices.
Chae Rin se sentía confundida y con desesperación veía a Daehyun a la distancia, detrás de él salió el chico que le acompañaba, ese mismo tenía una mano posada en el hombro del mayor y sus ojos rojos brillaban en la oscuridad, los de Daehyun…ya no estaban en blanco, un tenue rojo los adornaba. Lee Chae Rin lo comprendió y claramente comenzó a alterarse más. Devolvió la vista a sus espaldas, detrás del árbol donde a inicios de una cueva el captor seguía dándole la espalda vigilando a su hija y al parecer, ahora, al lado de la niña había un bebé dormido. La loba no aguantaba más, la sangre le hervía en desesperación. Tenía miedo de perder a su niña.
--Escúchame, escúchame—llamaba de nuevo Daehyun sintiendo la presión en los ojos de ella—Quédate quieta, el chico, tu…no…
Las palabras se cortaron al oírse un estruendo. En medio del campo, cerca donde la entrada a la cueva estaba alguien había causado un revuelo. La loba blanca entonces sin esperar más y echa un manojo de nervios se aventó al captor desde atrás. Si alguien más había llegado, era ahora o nunca. Ella no estaba dispuesta a perder.
Daehyun a los lejos había gritado en busca de la atención de la Loba, le había tratado de advertir. Ahora era tarde y tenía bajo de sí al menor, aquel adolecente rubio asfixiado ante el peso, susurrante y a punto de morir bajo su garra.
--¡NO!—el grito venía de atrás—ZELO.
El mundo se detuvo por un instante. La voz de Hyosung gritaba desesperada, buscando que la loba detuviera la zarpada que iba a la yugular del chico, de Zelo. Y Chae Rin justo a tiempo reaccionó, tirando a un lado su ira, su semblante, su gruñido, su pata al aire, todo lo detuvo al reconocer el rostro debajo de su cuerpo. Aquella cara aun infantil más pálida de lo normal, tan final y de cabellos rubios, ondulados. Que en sus ojos existía el miedo y la sorpresa, ojos que derramaban lágrimas. Y labios mordidos, calmando los gemidos. Las palabras.
--Mamá—la voz de JiRin entre el silencio y la calma.
Hyosung se acercó más y ChaeRin deshizo su transformación, volviendo a su forma humana, donde su cabello rubio cayó a cada lado de su cabeza rozando los laterales del rostro del adolecente. Y en Zelo solo había conmoción y miedo, mientras la mujer sobre de él lloraba.
Daehyun y YoungJae salieron de las sombras para ir al lado de Rin. El llanto del bebé que dormía hizo que el tiempo corriera de nuevo. Hyosung entonces fue hasta donde su hijo pero las palabras de Zelo le detuvieron a instantes de que tomará al bebé en brazos para acunarlo. Un viento helado recorrió el lugar, inspirando las dudas y alzando la desesperación. Chae Rin temblando fue junto a su hija, la desató y rodeó en brazos, como si hubiesen pasado tanto tiempo sin abrazarse. La niña lloraba en silencio, descargando el miedo que aun sentía recorrerle. Zelo permanecía tirado en el suelo, YoungJae había ido a levantarlo.
--Hace diez y ocho años…