Hace diez y ocho años Blood era gobernada por el Rey Moon, padre de Himchan. Mientras que Mato era dirigida por el padre de los gemelos Bang y, no había guerras. Ambos líderes habían mantenido con diligencia sus poderíos. Cabe decir que, eran como amigos. Después de tantas generaciones, de años, los Vampiros y Lobos habían podido estar en paz por algunos años, sin embargo, las cosas cambiaron. Nadie jamás lo había previsto. Inocentemente. No obstante, en algún tiempo después el Rey de Blood había enfermado. Su cabello también se había vuelto blanco y esa eterna juventud parecía irse entre sus manos. La ciudad pronto tendría un líder nuevo pero había una condición. Desde años, la monarquía dictaba que para subir al trono al descendiente del Rey en puesto, debía un hijo varón nacer del príncipe.
Himchan y Hyosung desde antes ya estaban comprometidos, incluso un bebé estaba por nacer y aquel día de Enero, cuando el Rey estaba cada vez más enfermo la noticia a manos de un soldado hizo que el castillo entrará en caos. El recién nacido, el bebé de su hijo y la princesa Hyosung había sido mujer. Moon estando en cama al oír semejante deshonra entró en furia. ¿Su único hijo varón había fallado? estaba por poner en desgracia a su descendencia, a la familia principal de Vampiros y eso no, jamás lo permitiría, Moon incluso aun cuando estaba moribundo, no podía dejarlo pasar.
--Deshazte de ella—dijo entrando a la alcoba donde Hyosung tenía en brazos a la recién nacida.
La princesa apretó al bebé más a su pecho, estaba sorprendida. En la puerta después del Rey estaban tres amenazantes guardias. Moon hizo una seña, los soldados caminaron a la mujer buscando arrebatarle a su hija, Hyosung en mecanismo de defensa corrió a una esquina de la gran habitación, temblando y sin poder gritar, ni escapar, solo las lágrimas se irían de sus ojos. Los guardias la rodeaban y cuando pasaron cinco minutos, uno de los tres fornidos vampiros avanzó para quitarle a la bebé. En el forcejeo Hyosung quedó tirada al suelo y cuando su hija quedo en las manos ajenas el llanto salió de la pequeña boca, Himchan entonces apareció por la puerta.
--¡Padre!—gritó ante la escena que veía. Fue corriendo hasta Hyosung que no paraba de llorar, su garganta ganó un nudo.
El guardia entregó la niña al Rey, aquel mismo la tomó con dureza, de un pie, agitando su pequeño cuerpo al aire, sin ropa ni cobija. Los gritos infantiles inundaron todo el lugar y Himchan se sintió impotente, quería correr y derribar a los tres guardias, quería ir por su hija, aquella que le había dedicado una sonrisa al verlo. Su niña, pero no podía, sus piernas no se despegaban del suelo a pesar de los gritos de Hyosung, de esos desgarradores gritos que ella sostenía en el suelo, pegada a las botas de Chan, pidiéndole que hiciera algo. Un algo que no llego.
Porque Moon azotó a la recién nacida con el piso, rápido. Y el sonido de los huesos romperse le ganó a los gritos y susurros de la princesa porque de repente ya no había gritos ni susurros, su boca había quedado abierta y de sus ojos las lágrimas salían sin parar. Incluso su respiración se había detenido, sus latidos. El príncipe Himchan cayó al suelo de rodillas, sus ojos enfocaban con dificultad el frágil cuerpo, un charco de sangre rodeaba la cabeza y los bracitos estaban desunidos del torso. Ni siquiera había besado su frente, ni su mano. No la había cargado. Ni lo haría, al menos no viva.
Ese día algo murió dentro del joven príncipe.
Tres días después, el Rey había mandado al calabozo a su hijo, Himchan estaba deshecho, había enloquecido diciendo que su pequeña aún vivía, fingía cargarla entre brazos, le hablaba lindas palabras, la veía.
Para Moon un hijo así no servía. Tenía que buscar otra forma, mientras engañaría a todo Blood, diría que el bebé nacido había sido varón, que todo estaba bien, que Himchan estaba listo para heredar el trono. Diría mil mentiras para tapar la verdad. Haría a Blood superior a Mato.
*
Entonces años después, cuando esa muerte había quedado atrás, enterrada para no ser expuesta. Un día de Octubre la historia entre Lobos y Vampiros cambiaría.
*
Esa noche el Rey había llamado a su hijo, era hora de ejercer el plan que tenía. SI Hyosung no podía tener otro hijo, si Himchan se había negado a tener un varón, robarían uno. Esa era la respuesta. Ya no había tiempo ni opciones.
--Tu primo y tú deben ir solos—la voz ronca sonaba en toda la habitación. Himchan miraba sus pies.
Y así fue.
YoungJae y Himchan entraron a Mato, robaron a Zelo para hacer de él el príncipe heredero y de Himchan el Rey que vacío permanecería durante cien años.
*
--Días después…la guerra se desató y el Rey Moon murió junto con tu abuelo.
La voz de Hyosung había susurrado el final de la historia. En sus brazos tenía a su hijo y en su cara todas las miradas, la de Chae Rin, la de Zelo, la de Daehyun, la de YoungJae, la de la Luna. Sus lágrimas que siempre amenazaban por salir emergieron y en ese silencio solo sus lamentos acompañaban al viento.
--Entonces…mi verdadero padre es Yong Guk—Zelo sentía las letras fluir—y mi madre…