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Que sea un secreto... [SugaxJungKook] [BTS] por YourOTPPukeRainbows

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Notas del capitulo:

¡Hola! (?) 

Ah...¿cómo comenzar a disculparme? No sé, creo que si es cuento porqué no he actualizado los voy a aburrir(?) 

Bueno, la cosa es que entré nuevamente a la escuela y es muy pesado... 

Entre los tantos trabajos y los tantos fanfics activos que tengo pues se me hace díficil poder actualizar constantemente, sé que siempre promero que cada dos semanas y bla bla bla, pero me he dado cuenta de que por más que quiera no puedo cumplir con esa promesa. Así que ahora no les prometo nada, aunque trataré de actualizar lo más rápido que pueda. 

 

Ya, una vez aclarado eso, debo darles las gracias a todas (os) los que han leído mi fanfic, son muchas visitas ya y eso es hermoso, en verdad, ¡muchas gracias! Y una disculpa enorme por hacerlas (os) esperar. 

 

Gracias por sus comentarios, trataré de responderlos todos, gracias por leer y espero que disfruten del siguiente capítulo. 

 

 

Que sea un secreto

Suga&Kookie.
Capítulo VII; Celos.

El descanso de los chicos no podía durar más tiempo, habían descansado lo suficiente y ahora era tiempo de regresar al trabajo, no era pesar para ellos, no, jamás lo sería. Todos estaban de camino a cumplir con su sueño y se estaban esforzando al máximo por poder hacerlo y si para ello tenían que sacrificar unas cuantas horas de sueño entonces lo harían.

El primero que siempre se levantaba a primera hora de la mañana era Nam Joon, él, como el líder del grupo, debía poner el ejemplo a los demás chicos, aunque, ciertamente, los adolescentes entendían perfectamente pues sabían que era su deber estar listos por lo menos una hora antes de comenzar con sus actividades. El líder del grupo estaba terminando de comer una de las últimas donas de chocolate con chispas de dulce, sus dedos estaban ligeramente pintados de un color café, al dar el mordisco final vio que la puerta de la habitación perteneciente a JiMin y el siempre alegre J-Hope, se abrió mostrando a ambos chicos bastante adormilados pero duchados y bien arreglados para comenzar con su ajetreado día.

—     Buenos días —murmuró mientras relamía sus dedos tratando de quitar el chocolate.

El delgado pelinegro observó a su compañero de habitación y luego a la caja de donas que se encontraba cerca de la jarra de café caliente, su mirada dibujaba un reto hacia el chico. Sin que RapMon pudiera ver cuándo, J-Hope y JiMin estiraron su brazo, en la caja había muchas donas pero solamente una de chocolate blanco a rayas de chocolate negro; ambos chicos comenzaron a alegar sobre el quién había tocado la dona, intentaron nuevamente hacerlo justo, ambos regresaron a su posición y volvieron a su “carrera por ver quién tocaba primero la dona”, como resultado, JiMin se quemó con solo tocar el vidrio de la jarra de la cafetera. 

El pelinegro tomó la dona y salió corriendo en dirección a su habitación y se encerró en ella.

—     Oh, has perdido, no te queda más que tomar la dona de los perdedores, la de azúcar… —murmuró el líder con más drama de lo normal.

—     Calla, las de azúcar también son buenas.

—     Sólo para los perdedores como tú… —soltó una suave carcajada negando después ante la seña con el dedo medio que le dedicaba el chico contrario—. ¡SUGA! Levántate ya.

•••

El sueño le había ganado la batalla horas antes, el castaño realmente quería disfrutar el ver a JungKook entre sus brazos, durmiendo con él por primera vez, pero no pudo hacer si deseo posible, habían trabajado demasiado días antes, que el cansancio se apoderó por completo de él. Ahora estaba luchando por hacer que su cuerpo se moviera, aquello era lo mismo cada día, él quería levantarse, quería en verdad ser puntual, no ser tan flojo pero simplemente no podía, era un hábito del cual realmente no recordaba haberse hecho pero ahí estaba y le estaba costando más que demasiado dejarlo. Cuando por fin abrió los ojos, el menor seguía aún dormido, sus labios están ligeramente separados, sus mejillas un poco sonrosadas u YoonGi tuvo que resistir el impulso que sentía por pellizcarlas. Bajó de la cama con bastante cuidado y se dirigió a la ducha, vio a Jin salir de la misma mientras secaba su cabello con una toalla, entró antes de que alguien más pudiera ganarle y se desnudó para luego entrar en el chorro de agua. Ésta estaba caliente, no era de extrañarse, lo único que amaba de levantarse tarde era que siempre le tocaba el agua caliente, Dios se apiadara de RapMon quien siempre recibía el agua fría.

Mientras lavaba su cuerpo pudo ver las cicatrices en sus piernas, el único lugar donde podía realmente hacerse daño sin que nadie se diera cuenta, las delgadas líneas se encontraban ligeramente abultadas y ahora eran de un color blanquecino mezclado con el tono natural de su piel, sintió culpa, no entendía la razón de hacerse daño, por lo menos ahora que podía ver hacia aquellos días en los que llegaba, tomaba la cuchilla y comenzaba a herirse, podía juzgar al YoonGi del pasado, ¿Tan mal había estado su autoestima que se atrevió a dañarse de aquella forma? Pues sí, eso era algo malo, pero por mucho que ahora lamentaba lo que había hecho ya no podía cambiarlo.

Cuando estuvo limpio y seco salió del baño, al entrar en la habitación el menor ya no estaba en su cama, de hecho no estaba en la habitación, antes de entrar miró hacia la cocina y a la pequeña sala pero no estaba.

—     J-Hope lo secuestró. —murmuró Jin quien estaba frente al espejo mientras acomodaba sus cabellos.

—     ¿Un secuestro exprés?

—     Algo así.

—     Señoritas, las quiero listas a todas en veinte minutos, repito, veinte minutos y sí YoonGi, lo digo por ti.

Escuchó las risas de fondo pero trató de ignorarlas, desde que vivían sólo Ho Seok, Rap Monster y él en una pequeño departamento, ambos se divertían molestándolo por su falta de puntualidad, siempre decían que cuando iba a arreglarse para salir tardaba más que sus madres juntas, eso no era cierto, él sólo… bueno, sí, era cierto pero no por ello debían molestarlo.

JungKook salió a toda prisa de la ducha, sus pies descalzos dejaban huella sobre el piso de azulejos blancos, corría el riesgo de resbalar y si lo hacía el golpe no le dolería tanto como recibir los golpes de todos sus compañeros al mismo tiempo, se habían hecho de una extraña tradición; aquel que los hiciera llegar tarde a cualquier lugar, debía recibir los golpes de todos los integrantes en la espalda y cabeza, Yoon Gi siempre era el que lo recibía pero esta vez se había levantado un poco más temprano, él no, ¿entenderían sus compañeros que no había podido dormir bien por la noche debido a la tormenta? Quizás no y no planeaba decirles la razón, no deseaba tenerlos encima suyo molestándolo cada vez que lloviera.

Los chicos lo esperaban en la pequeña sala del departamento, cuando lo vieron salir de la habitación comenzaron a reír ente ellos.

—     Por ser tu primera vez no seremos tan duros contigo… —murmuró J-hope.

Luego de lo dicho sintió que sus mejillas comenzaban a sentirse calientes, aquel comentario sabía bien que iba con doble sentido y eso realmente lo avergonzaba.

—     Chicos, vamos tarde —el líder interrumpió su juego y JungKook le dio gracias a Dios por ello, el chico de piel ligeramente tostada se acercó a él y le ofreció un termo lleno de lo que supuso sería café—. Toma, tienes ojeras.

—     No pude dormir bien anoche…

Y en ese momento alzó la mirada hacia el castaño, ambos se miraron durante unos cuantos segundos pero los suficientes como para que él pudiera sentir el apoyo del más bajo.

La mañana había comenzado fía, era lógico, horas antes había llovido. SUGA usaba una sudadera gris un poco holgada, tal vez una talla o dos más que la que debería usar, ésta llegaba un poco a la mitad superior de sus muslos, tenía como leyenda “Dope shit” y dos guantes de Mickey Mouse, la capucha se veían bien en la forma en la que la había acomodado,  sus pantalones ligeramente entubados le hacían lucir tan delgado que por un momento deseó tener aquellas delgadas piernas, sus tenis de bota negros con unos toques grises sólo agregaban más atractivo al atuendo; no se veía mal, de hecho, se veía bastante, bastante, bastante bien.

Estando en la vagoneta ambos se situaron en el asiento trasero de la misma, Jin estaba a su lado pero era como si no ya que iba escuchando música. Por un momento JungKook sintió pena de ver a su mayor, no sabría qué decirle si éste preguntaba algo sobre la noche anterior, Kookie aceptaba que se había comportado extremadamente “nena” con él y no quería que se llevara una imagen errónea. Pero contrario a todos sus miedos, cuando SUGA lo miró no había cuestionamiento en sus orbes, lo que había era cierta “ternura”, comprensión, el castaño sonrió y esa sonrisa le heló la sangre.

¿En qué se había metido? Él aún no se sentía capaz de corresponder de otra forma que no fuera sentimientos secretos a YoonGi, y lo menos que quería en esos momentos era lastimar a su mayor, el chico había demostrado que no merecía ser tratado así, diablos, incluso lo había perdonado después de la situación tan triste en la que lo había puesto.

•••

La entrevista había sido, ciertamente, una de las mejores que habían tenido como grupo, las fans que pudieron asistir no dejaron de apoyarlos en ningún momento, ese sentimiento era satisfactorio, JungKook se sentía amado y no dudaba que sus compañeros también. Los reporteros habían sido demasiado amables, no interfirieron mucho en su vida personal, la mayoría se centró en su carrera.

—     Las grabaciones para el nuevo MV comenzarán mañana, esperamos que les guste nuestro trabajo.

Se despidieron con una marcada venia, las numerosas fans coreaban en porras sus nombres, su pecho se infló con orgullo, él amaba lo que hacía. Cuando llegaron nuevamente a los vestidores, pudo cerciorarse de que todos los chicos se sentían igual que él, las sonrisas dibujadas en sus belfos lo demostraban. Pero sin duda hubo una que llamó por completo su atención; la de SUGA. El castaño tenía cierto encanto cuando sonreía, sus ojos se volvían una delgada línea y sus mejillas se abultaban más de lo normal, parecía un niño en todo su esplendor.

Durante gran parte del día mientras trabajaban, YoonGi y JungKook compartieron miradas discretas cada vez que podían, el pelinegro pudo notar que la hermosa sonrisa del castaño no desaparecía de su rostro y eso le alegró, le alegró porque sabía que él era el motivo de ésta, si bien, desde meses atrás, él había sido el causante de la tristeza del mayor, y que por cierto se había sentido la peor de las personas en el mundo por hacerlo, ahora era todo lo contrario y eso tocaba una parte suya que no sabía que existía.

Al terminar con su horario de trabajo serían libres, Jungkook tenía planeado pedirle a SUGA que lo acompañara a comer, tal vez de compras por la tarde, él quería comenzar a conocer un poco más al mayor, quería comenzar a recompensar, de alguna forma, todos esos meses que lo mantuvo encerrado en su habitación por culpa de su idiotez. Inmediatamente luego de que el reloj marcara el medio día, Kookie se apresuró a salir detrás de los chicos, SUGA había salido, cuando llegó al estacionamiento, vio que un joven delgado, alto y extremadamente guapo, se acercó al castaño y lo saludó de una manera cercana, como si realmente se conocieran de mucho tiempo atrás, pero él recordaba que SUGA difícilmente tenía amigos fuera del trabajó, dudó. ¿Y si había conocido a alguien en el lapso en el que dejaron de hablarse?

Su corazón dio un vuelvo cuando se acercó más y pudo escuchar lo que el chico le decía.

—     Vayamos a comer, tengo el día libre.

—     ¿No habrá fotos de caras bonitas? —habló el castaño.

—     Oh, vamos, tú no tienes cara bonita, no eres apto para mis fotos. —bromeó el esbelto chico.

—     Tonto… —respondió riendo.

—     ¿Entonces…?

—     Vale, ya. Igual estoy libre.

El pelinegro se quedó a unos cuantos pasos de llegar al castaño, cuando SUGA dio la vuelta lo observó por unos segundos, no sabría qué cara tenía pero tal vez se veía bastante mal ya que la mirada que le devolvió su mayor era cuestionadora, preocupada, se detuvo por un momento enfrente suyo, sólo observando, como si esperara a que le dijera qué le pasaba, Kookie vio a su acompañante y luego de nuevo a SUGA.

—     ¡Jungkook! Iremos a comer pizza, apúrate. —gritó V quien ya estaba dentro del auto.

—     Nos vemos en la noche, pequeño JungKookie. —dijo SUGA mientras se despedía y caminaba en dirección a su amigo.

•••

Mientras el auto se abría camino en dirección a la pizzería, el menor de los integrantes del grupo se mantenía ensimismado, aparentemente observaba el camino pero no era así. Desde que había visto a SUGA manchándose con el chico, no había podido dejar de pensar los posibles lazos que lo unirían a él, ¿serían sólo amigos?, ¿habría algo más entre ellos? Dudó, ¿tenía realmente el derecho a sentirse mal si es que así era? No, quizás él lo había orillado a eso, quizás había algo más, quizás ya lo había olvidado, ¿y si era así? No lo culpaba, quizás el mayor estaba tan mal que decidió que debería intentar que otra persona lograra hacerlo sentir feliz. ¿Y si lo había perdonado solamente porque no tenía caso seguir sintiéndose mal cuando ahora estaba con otra persona?

Quizás, eran demasiados, su cabeza comenzaba a doler, se sentía torturado, con ganas de llorar, incluso sentía ganas de bajar del auto y seguirlos para pedirle perdón, para decirle que dejara a ese chico, para pedirle que estuviera con él, que no lo dejara nunca.

—     ¿Qué pasa? —preguntó el líder sacándolo de sus cavilaciones.

—     ¿Eh?, ¿A qué te refieres?

—     No lo sé, dime tú, estás muy callado.

—     Sabes que soy tímido…

—     Uhnm…lo eras cuando te conocimos pero eso fue hace mucho, ya no eres así.

—     Me duele la cabeza, sólo eso.

—     Hace exactamente cinco minutos parecías muy alegre.

—     Pero ahora me duele la cabeza.

—     Ah, si tú lo dices… —se acercó un poco a él, lo miró de soslayo, tratando de adivina para qué lo hacía—. Y el dolor de cabeza se llama YoonGi, ¿ah? —susurró.

Toda la sangre de su cuerpo bajó hasta sus pies, de un respingo se acomodó en su asiento y lo miró atónito, jamás pensó que sería tan obvio, jamás pensó que alguien pudiera darse cuenta. Cuando vio la sonrisa de su líder. De alguna manera, sintió que sus preocupaciones se desvanecían, no había malicia en ella, no había el “le diré a todos” que pensó que habría, lo único que notó fue la comprensión en su mirar.

—     Tranquilo…

Fue lo único que susurró y su voz se sentía como si fuera anestesia. En toda la comida e incluso en el camino de vuelta a casa, él no dijo nada ni RapMon intentó hablar más, se mantuvo a distancia de él pero sabía que estaba actuando mal, Rap Monster no era así, él no era la clase de chicos que te delatan cuando haces algo.

Se encerró en su habitación luego de ver una película con J-Hope, encendió su reproductor y comenzó a escuchar algo que lo relajara, eso era lo que necesitaba, sentirse tranquilo pues habían sido muchas emociones en un solo día.

Sus ojos poco a poco comenzaron a cerrarse, se sentía cansado, la música y la cama estaban haciendo de las suyas. El abrir y cerrar de la puerta lo despertó, la luz lo cegó por unos segundos, cuando consiguió aclarar su vista, en ella habían manchas de todos colores.

—     Dijo NamJoon que te dolía la cabeza, te traje una aspirina.

El mayor se sentó en la orilla de la cama cerca de sus pies, Kookie sintió ganas de comenzar a reprocharle, sintió incluso ganas de quitarlo de su cama pero a la vez sintió ganas de abrazarlo y no dejarlo ir, de pedirle perdón una y mil veces.

—     Gracias…—Y fue lo único que torpemente pudo pronunciar, su voz sonaba seca, como enojado.

—     ¿Qué pasa?

—     Nada, ¿puedes ir a tu cama? Quiero dormir…

—     ¿Y ahora qué? Pensé que estábamos bien.

—     Lo estábamos, sólo que se te olvidó comentarme que tenías a alguien más. —habló, ahora su voz era como un cuchillo con el cual fácilmente podía herir al mayor.

—     ¿De qué hablas?

—     Tú amigo, perdón, tu novio.

—     ¿Qué carajos?—sonrió y esa sonrisa heló todo su ser—. ¿estás celoso?

—     ¡Cállate! —susurró con tono de reproche—. ¿Por qué debería estarlo?

—     Ambos sabemos porqué.

—     Mientes.

—     El pequeño Jungkookie está celoso.

Suspiró, trató de organizar sus palabras pues no quería decir alguna tontería que lo hiciera sentir peor.

—     ¡Sí, estoy celoso!, ¡¿Y qué?!

Y ahí estaba, el tonto número uno entre los tontos, había dicho precisamente lo que no quería aceptar.

 

 

 

Notas finales:

¡Gracias por leer! 


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