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Blessing. por G-tzii

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Notas del capitulo:

Bien, llego aquí con este one shot, porque con marlene decidimos desafiarnos a intercambiar ideas. Yo he escrito la idea que me dio marlene, el lugar y la referencia, así como Marlene escribió mi idea. Espero les gusten los One Shot.

Si no han leído el de Marlene, se los dejo.

http://www.amor-yaoi.com/viewstory.php?sid=124871

<3

Blessing

 

 

You’re my Heaven.

 

 

Pov Ji.

 

Poco me gustaban estas cosas, las odiaba mejor dicho. Sólo eran instancias para recordar y sentirse peor y deprimido. Los velorios siempre me parecían horribles, pero con todo respeto, este no tenía sentido, estábamos en la iglesia en este velorio sólo por Taeyang. Él me daba más pena que el difunto animal.

 

-Oremos por el descanso eterno de nuestro pequeño amigo. –El curita habló y los demás se pusieron de rodillas. Yo aproveché que los demás cerraron los ojos para ir a dar un paseo por el lugar. Ya me dolía mi traserito de estar toda la noche sentado en la iglesia. Entendía el dolor de Taeyang, yo igual estaría así de triste si uno de mis bebés se me va, pero vamos, ¿hacerle un velorio? Era más exagerado que yo.

 

Caminé por el pasillo dejando de lado el lugar donde se llevaba a cabo el velorio. Esta iglesia me parecía re linda. La decoración era una obra de Dios. Entré por una puerta de cristal que me llamó la atención. Era un lugar pequeño en comparación al resto de la iglesia, seguro ahí la gente se iba a confesar y rezar por sus pecados. Mis ojos se mantenían atentos a todo el lugar, era precioso. Había hasta una figura de David, aunque a mi parecer tener un David desnudo en una capilla de la iglesia es algo raro, pero se veía genial. Las bancas eran preciosas también, eran de color dorado con unas decoraciones tan hermosas que parecían tronos. Seguro si Seung veía estas bancas se enamoraría de ellas. ¡Oh! Ahora que lo pensaba… La luz llegaba como si fuera un día lleno de sol a pesar de estar nublado. El lugar era amplio, las bancas preciosas y bueno, el lugar se parecía al mismo cielo. Hasta el piso era de cerámica perfecta. Saqué mi celular de mi bolsillo y me puse a escribir rápido.

 

“Seungie… no me siento muy bien…”

 

 

“¿Qué te duele? ¿En dónde estás?”

 

“Me duele todo. Estoy en la capilla, al lado derecho de la entrada a la iglesia… Moriré del dolor”

 

“No te muevas de ahí, Ji. Iré de inmediato.”

 

 

Sonreí. Tan lindo mi Seung Hyun. ¿Dónde debía esperarlo? Ok, debía esperarlo normal, sino, no aceptaría. Me paré detrás de la puerta de cristal. Ya me iba imaginando su reacción cuando entrara. No pasaron más de cinco minutos y lo vi entrar rápido. Miró para todos lados buscándome, pero dejó de hacerlo cuando se percató del lugar. Con su hermosa cara de embobado observaba todo. Se paró a mirar las hermosas bancas, se agachó para poder tocarlas e incluso las miraba como a su colección de sillas. Yo quise reír, pero guardé silencio desde mi pequeño escondite. El muy tonto se había puesto hasta traje elegante para venir a este velorio, pero en este lugar, entre las paredes blancas, las bancas doradas, las ventanas de cristal, él opacaba incluso a la escultura de David. Parecía salido del cielo mismo, imposible que no me provocara cuando todo lo que yo quería ahora mismo era hacerlo. Me acerqué lentamente a su espalda y le acaricié el hombro. Él se dio la vuelta al sentirme y me sonrió con emoción, como si de un niño se tratase.

 

-¿Te gusta? –Le pregunté coqueto. Pero él no se dio cuenta de la insinuación en mi voz, quizás por la emoción que tendría por el lugar precioso en el que estaba.

 

-Es precioso. –Miró a todos lados y yo descaradamente pasé mis ojos por todo su cuerpo. –Por cierto, dijiste que te sentías mal, ¿qué te duele? –Me miró atento y yo sonreí lascivo, él retrocedió dos pasos, ahora sí se había percatado de mis intenciones. Yo tomé su mano con disimulo y la acerqué a mí haciendo que me tocara el bulto entre mis piernas.

 

-Esto me duele. –Le dije directo, sin darme tantos rodeos. Seung sacó la mano rápidamente y me miró asombrado. Era tan lindo cuando se ponía nervioso.

 

-Ji, estás loco. No es ni el momento ni el lugar. –A mí no me venía con cuentos. Por el tiritar de su voz a él también le ponía de sobremanera la situación. Es más, podía apostar que de sólo sentir con su mano el bulto en mi pantalón se había puesto duro. –Estamos en pleno velorio de Boss y Taeyang confía en ti para que le des un buen discurso a Boss.

 

-Seungie, es el momento y sobre todo EL LUGAR. –Hice énfasis, es que era cierto. –Míralo, esta oportunidad no la tendrás dos veces en la vida. –Me acerqué a él y acaricié sus hombros. Mordí el lóbulo de su oreja y sentí su mandíbula presionar. Sonreí. –Llegaré a tiempo a darle el discurso a Boss. Sabes perfectamente que esta oportunidad divina no se volverá a repetir. –Besé su cuello y sentí sus manos en mi cintura, comenzaba a ceder…

 

-Este es… un lugar santo y puro.

 

-Entonces muéstrale a Dios y a David aquí presentes lo puro que es tu amor por mí, Seungie… -Respiré en su cuello y él soltó un suspiro, ya debía estar más que excitado por la situación, el lugar y cómo resultaban las cosas. –Me pregunto… ¿cómo se sentirá que me hagas el amor en un lugar tan bendito?

 

-No sé cómo lo haces, pero puedes conmigo. –Ya lo había prendido. Si había algo en lo que yo era bueno era en mi vocabulario seductor. –Tendré la satisfacción de probarte en una de esas bancas de mármol que se ven divinas.

 

-¿Son más divinas que yo? –Pregunté mordiendo su cuello, mientras le quitaba la casaca y comenzaba por desabotonar su camisa.

 

-mmm… no… a ti puedo hacerte cosas que a las bancas no. Y tú me das cosas que ellas no. –Su voz, por Dios, su voz. Tan ronca, tan sexy, lo adoraba.

 

No sé de dónde sacó fuerzas pero mi chaqueta desapareció y la camisa también. Atacó mi cuello con brusquedad, al parecer toda esta situación lo había puesto igual de duro y excitado que yo, lo deseaba, deseaba hacerlo ya. Yo me pegué a su cuerpo mientras me mordía los labios fuertes, es que el lugar tenía puerta de cristal y ventanas iguales, pero permanecían cerradas, y era un lugar muy grande, por ende, si gemía fuerte, era probable que el eco del lugar hiciera que todos los suspiros, jadeos o gemidos se escucharan por toda la iglesia. Esto de poder ser descubiertos digamos que me hacía ponerme cada vez más duro. Él mismo se quitó su camisa y la tiró por el piso rápidamente. Yo sentí sus manos tirar de mi cinturón y lanzar de mi pantalón contra él, de tal manera que nuestras entre piernas se rozaran por encima de la tela. Yo cerré los ojos fuertes y mordí su hombro para no gemir. Bajó el cierre de mi pantalón, la verdad yo ni cuenta me di de eso, sólo fui testigo de cuando bajó mis pantalones por completo y yo ayudé terminando de quitármelos. Me tomó con fuerza y yo rodeé mis piernas en su cintura. Me acerqué a sus labios y le besé con necesidad. Me respondió de la misma manera y nuestras lenguas se saborearon por todas partes hasta no poder más y quedar sin respiración. Seung me soltó cuando llegamos a la primera banca de la fila y me dejó sobre ella. Yo aproveché y desabroché su pantalón y se lo quité rápidamente, digamos que no teníamos tanto tiempo.

 

Seung se acercó a mí y me besó con pasión mientras sus manos recorrían con total confianza mi torso desnudo. Yo quise gemir pero volví a morder mis labios, a este paso terminaría rompiéndolos. Seung pellizcó mis pezones y yo arqueé mi espalda, la verdad mi erección comenzaba a doler, desde que se me había venido esto a la cabeza me había puesto duro y ya me dolía todo el tiempo que llevaba así. Las manos de Seung bajaron a mi bóxer y yo sentí el sudor comenzar a moverse por mi cuerpo. Sus labios húmedos pasaron por todo mi pecho y mis manos se enterraron en sus hombros, mis uñas permanecían apretándolo, haciendo fuerza por no meter ruido y así no ser descubiertos. Me quitó el bóxer rápidamente, y yo por inercia abrí las piernas. Seung me miró y pasó su lengua por sus labios, su mirada me recorría entero y la verdad mi mente lo pedía a gritos ya dentro mío.

 

-Seung… hazlo ya… -Le susurré intentando controlar el temblar de mi voz. Él me hizo caso, se quitó su bóxer y pude notar su muy erecto amiguito. Yo sonreí, verlo me encantaba. Eso sonaba tan pervertido, pero no iba a mentir.

 

-Ya voy, tranquilo.

 

Se acercó a mí con tranquilidad, y puso una rodilla sobre la banca para apoyarse. Tomó una de mis piernas y la acomodó al lado de su rodilla y se acomodó en mi entrada. Sentí su glande cerca de mi entrada y el solo hecho me hizo aferrarme a la banca con fuerza. Ni siquiera me dio un aviso, simplemente entró, con fuerza, rápido y de forma salvaje. Yo iba a gritar, tanto de dolor como el placer de sentirlo directo en mi próstata, pero Seung tapó mi boca con su mano y él apoyó su cabeza en mi pecho, tapándose él también. Seguro él quiso gemir cuando entró por completo también. Yo cerré los ojos acostumbrándome a la sensación.

 

-¿D-duele mucho? –Me preguntó intentando controlarse y destapó mi boca. Yo respiré hondo intentado no soltar un gritito.

 

-No… muévete… -Le ordené, yo lo quería adentro. Sin importar el dolor, el placer era mucho mayor.

 

Él salió y volvió a entrar, mis manos instintivamente se fueron a sus brazos, necesitaba arañar algo para no hacer ruido. Mis ojos se desviaron al lado derecho. La linda estatua de David era testigo de lo que nosotros hacíamos en el lugar sagrado al igual de Dios. Quise pedirles perdón por nuestra intromisión, pero la verdad es que lo agradecía, esto era OTRO LEVEL. Se sentía como en el cielo, como en las nubes, era otra cosa. Las embestidas no se hicieron esperar, comenzaron a ser más constantes y yo seguramente mantenía rasguños en la piel de Seung por mis uñas casi inexistentes en él. Y es que me estaba volviendo loco, sentía que podía llegar a ponerme morado por aguantar tanto. De un momento a otro entró con fuerza dando de lleno en mi punto G haciendo mi espalda arquearse.

 

-Oh, Por Dios, no puedo… Ah… No puedo… -Gemí, alto. No pude evitarlo. Mi voz resonó en todo el lugar, y luego escuché más “ah” pero no era yo, era el eco, seguramente en estos minutos mi voz estaba resonando en toda la capilla. Se sentía los gemidos pero más bajos por el eco que provocaban las paredes y el cristal. –M-mierda…

 

-Ji… -OH POR DIOS. NO ERA DE DIOS. LA VOZ DE SEUNG HYUN GIMIENDO, EN LA CAPILLA ERA OTRO LEVEL, SU VOZ RONCA EN ECOS ERA OTRO LEVEL. SE SENTÍA JOIDAMENTE BIEN. El eco le daba ese toque raro a sus gemidos, su voz ronca por todas partes. –Van a escucharnos… -Intentó susurrar pero fue en vano. Volvió a entrar, esta vez sus embestidas comenzaban a ser más fuertes, tomó de mis caderas para darse impulso para entrar.

 

-Ya no… AH… no puedo quedarme… uhm… callado… -Gemí alto. La verdad todo esto era genial. Nuestras voces mescladas y escuchándose tres veces más lo que decíamos, el lugar divino y precioso y el momento, realmente era genial.

 

-Uhm… Ji Yong… -Me encantaba, me encantaba que gimiera mi nombre tan ronco y más cuando ese gemido se repetiría varias veces más.

 

-Dios… Seung… más… rápido… -Gemí alto, necesitaba ese orgasmo, lo necesitaba y poco faltaba. Seung comenzó a moverse con más rapidez entrando y saliendo con un ritmo cada vez más frenético, el sonido que hacían sus caderas con mi entradas al entrar y salir también provocaba eco, por Dios, si escuchaban esto seguro Jesús nos mataba. Pero por Dios que se sentía genial hacerlo en el cielo, como diría la virgen María o cualquiera otra. Yo contraje mi entrada de puro gusto para ver su reacción.

 

-AH… Ji Yong… -Gimió alto. El calor dentro de la capilla podría hacer que la puerta y las ventanas de cristal se empañaran. Yo sudaba y sentía también la piel pegajosa de Seung sobre mí. Tocó mi próstata una vez más. Ahora comenzaba a llegar a mi punto todas las veces y ya ni siquiera era capaz de decir cuán rápido entraba y salía de mi interior.

 

 

-Por la mierda… Ah… S-Seung… Me voy a correr… -Comencé diciéndole, sentía mi entrada contraerse cada vez más.

 

-Espera… ya voy… -Gimió sobre mí también.

 

De un momento a otro dejé de escuchar nuestros propios gemidos, dejé de escuchar los sonidos que provocaba el entrar y salir de mí, sólo intentaba mantener mis ojos abiertos y mirar a algún lado. Veía blanco, la luz entraba, era como estar en una nube. La sensación era de puta madre, mi cuerpo recibía señales eléctricas cada un segundo y yo ya no podía más, sentía que pronto iba a desmayarme de tanto placer. De repente sentí la humedad recorrer mi entrada y mis piernas, líquido pre seminal. La mano de Seung tocó mi erección y la movió con total rapidez, tanta que yo cerré mis ojos, ya no podía ni siquiera mantenerlos abiertos. Mi cuerpo se sentía débil, ya no podía más, estaba cerca.

 

-A-AH…

 

Nuestro orgasmo salió al unísono, con fuerza y potencia. Yo me terminé por acostar sobre la banca, poco me importó. Seguramente la cerámica estaba manchada, la banca dorada también, pero puta madre que había disfrutado de esto. Seung se dejó caer en el suelo para descansar un poco y mejorar su respiración. Esto había sido lo mejor que había probado en mi vida sin duda alguna. Cerré los ojos controlando mi respiración, relajarme, relajarme y… ¡Mierda! ¡Mi discurso para Boss!

 

-Seung, párate, debemos volver al velorios. –Seung reaccionó ante mis palabras como si de un cuento de terror se tratase, me puse rápido mi bóxer y Seung comenzaba a vestirse, la verdad era incómodo teniendo en cuenta el semen y todo eso, pero no había tiempo. Me puse la camisa rápido, luego la abotonaría, y comencé a ponerme los pantalones, cuando terminé y me lo abroché vi la puerta de cristal abrirse y mostrar la cara de sorpresa del curita y Taeyang. Yo me tapé mi torso inmediatamente y Seung terminó por vestirse. ¡Mierda!

 

-Q-Qué… -El curita no sabía qué decir. –P-pecadores… Han ensuciado la iglesia, malditos. No tienen derecho de estar aquí… ¡Pecado! ¡Lujuria!

 

-Bueno… tampoco es para tanto, ¿no? –Claramente debí guardar silencio.

 

-¡Váyanse de mi iglesia! ¡Pecadores! –El curita desapareció del lugar y Taeyang me miró, claramente enojado. Yo intenté sonreír, ya seguro luego se le pasaba.

 

-¡¿No podían elegir otro lugar para sus cochinadas?! Y encima en el velorio de Boss, si serán malditos. –Se quejó.

 

-¿Cómo supiste que…? –Seung le preguntó, pero Bae no dejó que terminara.

 

-¿Cómo? ¡Pues resulta que sus gritos resonaban en toda la iglesia! –Ok, al parecer el eco en las iglesias era mucho, por lo menos ya lo sabíamos.

 

-I’m sorry, bro. So sorry. –Le dije poniéndome gafas que tenía en el bolsillo de mi chaqueta. –Para la próxima me aseguro de no gritar tanto, lo prometo.

 

-¡Ahora no podremos terminar con el velorio! –Se quejó.

 

-Vale, lo terminamos en casa, te juro que le doy su discurso a Boss, el discurso más hermoso, ¿sí? –Taeyang sólo me miró y se fue. Ya luego se le pasaría. Yo miré a Seung y no pude evitar echarme a reír junto con él.

 

-¿Has visto sus caras? –Seung se rió tomándome de la mano.

 

-AAJAJAJAJAJAJA Pobre curita, ha quedado impactado. –Me reí y le besé rápidamente en los labios.

 

-No sé por qué siempre me dejo llevar por tus ideas locas.

 

-Porque me amas y amas mis ideas también.

 

-Tienes razón. Te amo.

Notas finales:

Espero que les hayan gustado.

Es placer para nosotras como escritoras darles en el gusto <3 Ya saben si quieren o tienen alguna idea loca la dicen y nosotras escribimos 1313 ajaja XD

Gracias por leer, amor para todos! <3


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