Me levante temprano para seguir organizando la habitación. Me encontraba doblando ropa sentado en el piso, el olor del queso derretido me invadió haciendo sonar mis tripas emocionadas por el desayuno que preparaba mamá. Estaba casi terminando de vaciar la caja cuando una pelota entro con fuerza por la ventana, estrellándose contra la pila de cajas a mi lado y dándome un susto de los mil demonios.
Me paré del suelo agitado y lance de nuevo la pelota, que ya sabía de quién era y dudaba que hubiera sido un accidente. Su sonrisa burlona apareció partiendo en dos su rostro cuando me asome a la ventana.
“¡Buenos días! ¿Dormiste bien anoche?” dijo mientras jugaba con la pelota tirándola contra la pared.
“Oh, sí.” dije sin muchas ganas. “ten más cuidado, estoy desempacando y casi me rompes algo.”
“Ah yaya, claro. ¿Y acostumbras desempacar en bóxers?” su mirada viajo por mi cuerpo, quemándome.
“¿te molesta?” arquee una ceja cruzándome de brazos para disfrazar mi vergüenza. “Estoy en mi habitación.”
“No me molesta, en lo más mínimo. Pero no es bueno andar provocando a la gente, Baekhyun.” Tiró la pelota hacia mí agarrándome desprevenido, pero la atrape.
“¿Provocar dices?” me burle. ¿A quién? ¿Tu?” le lance la pelota.
“No lo sé, tal vez. “Se encogió de hombros. “Atrapas bien.” volvió a tirar, esta vez la pelota rebotó casi dándome en la cara.
“Pero tú no eres gay Chanyeol, ¿recuerdas?” lo mire. Había vuelto a sonreír, casi contagiándome. “¿O si lo eres?”
“Es solo que me gusta bromear contigo. ¿sabias que tienes caderas y nalgas de mujer?” hizo la forma de curvas con sus manos.
“¿Gracias?” reí devolviéndole la pelota. “Cuidado con lo que piensas, no vaya a ser que luego te sorprendas.” me recargue del marco de la ventana.
“¿Tantas esperanzas tienes de que me vuelva homosexual y me fije en ti?” se revolvió el pelo. “solo me conociste ayer, ¿o estás tan desesperado?” encarnó una ceja.
En ese momento estaba cuestionándome seriamente por qué me había quedado sin respuestas, me maldije y opté por utilizar una de las suyas:
“Es solo que me gusta bromear contigo.” me retire de la ventana cerrándola y acabando con nuestra conversación.
***
Después de desayunar y hablar un rato con mi madre, me di un baño de agua caliente “a pesar del calor” y me tire boca arriba en la cama mientras revisaba mi celular. Jugaba con el colgante de la cadena en mis manos, una que nunca me había quitado desde que tenía 13 años y la verdad es que no recordaba de donde la había sacado, pero la sentía como una parte importante de mí.
“Maldito teléfono.” gruñí, se había vuelto a apagar por sí solo.
Estaba quitando la tapa para revisar la batería, pero esta se fue volando por el exceso de fuerza y cayó debajo de la cama. Maldije de nuevo mientras me arrastraba para buscarla pero esta nunca apareció. ¿De qué me sirve un celular sin batería? Salí de la habitación y me encontré a mamá en la sala.
“Voy a salir.” Avise, tomando las llaves que estaban sobre la mesa.
“Baekhyun, ¿a dónde vas?” me tomó del brazo haciéndome retroceder.
“Necesito una batería para mi teléfono, la mía se perdió y de todos modos ya no servía.” hice una mueca.
“Bien. Ve con cuidado.” Acaricio mi pelo y mi mejilla, le di un beso corto en la frente. “Oh, y haz el favor de comprarme unos panecillos de la tienda de la otra cuadra cuando vuelvas, ¿si?”
“Regreso enseguida.” asentí.
Cuando salí del apartamento me encontré con Chanyeol que también estaba saliendo del suyo. Venia cabizbajo con los audífonos puestos y las manos en los bolsillos. En cuanto me vio saco una de sus manos y levaba... ¿esa era...?
“¿Es esto tuyo?” me extendió la batería del teléfono.
“¿Cómo demonios tu...?” Lo mire incrédulo, sorprendido. “Si yo... ¿cómo es que...?”
“Ah, hay un hoyo en la pared.” se encogió de hombros. “Yo tampoco lo sabia hasta que tu batería salió de abajo de mi mesita de noche. La verdad pensé que estaba volviéndome loco.” rió.
“¿Un ho…? oh, ya veo. Bueno gracias, ya iba a salir a comprar otra.” Lo miré. “Igual esta ya no sirve.” Chanyeol asintió.
Tenía la mirada perdida. Algo en su aspecto hizo que mi pecho se encogiera un poco.
“Tu... ¿quieres venir?”
“¿Eh?” se rascó la cabeza. “¿No te molesta?”
“La verdad no.” dije con sinceridad. “Yo estaba solo, y tu pareces necesitar aire fresco. Prometo que no tardaremos ¿va?”
Me había sonreído y por esta vez me hubiera encantado corresponderle con una sonrisa sincera, pero mi habitual mueca ladina se hizo presente en mi rostro. Hicimos nuestro recorrido hacia la salida en silencio, al abrir la puerta de entrada el calor golpeó mi rostro. El silencio ya se había vuelto un poco incómodo y persistió dos cuadras mas hasta que el teléfono de Chanyeol sonó.
Cuando lo sacó de su bolsillo reviso la llamada y la canceló, bufando y volviendo a guardar el teléfono. Algo que colgaba de el llamo mi atención, tiré de su brazo haciendo que lo sacara de nuevo, me miró intrigado por mi acción repentina.
“Pensé que había visto mal, ya... ya puedes guardarlo.” rasque mi nuca nervioso, volteando a ver a otra parte. El teléfono de Chanyeol llevaba el mismo zorro que tallé, el que le había regalado cuando nos conocimos.
“Que... ¿esto? bueno yo...” se quedo en silencio unos segundos. “No sabía que uso darle y pues ¿se ve bien?”
“Se ve bien.” asentí. “Es un lindo detalle de tu parte.”
La verdad es que no pensé que él lo conservaría.
“Yaaa ya... no te pongas sentimental ahora.” Me miró mal. “Se te sale lo gay.” Esta vez yo lo mire mal.
“¿A TI QUE ES LO QUE TE PASA?” Lo empujé. “¿QUE NO TE CANSAS DE REPETÍRMELO?”
“Espera tu...” volví a interrumpirlo.
“¿Y QUÉ SI SE ME SALE LO GAY?”
“Baekhyun calma...” pero yo no le preste atención.
“SI TIENES ALGÚN PROBLEMA ES MEJOR QUE LO DIGAS AHORA, PORQUE NO VOY A SOPORTAR QUE UN TIPO COMO TU ME ESTE...”
“Cállate...” susurró cerca de mis labios, sus manos tirando mi camiseta hacia delante, mi respiración se cortó. “Gracias.” se retiró haciéndome a un lado y volviendo a su posición inicial, con las manos en los bolsillos.
El resto del camino volvió a estar en silencio, igual en la tienda y en la panadería, Chanyeol no mostró interés en nada excepto los dulces de la panadería. Regresamos al edificio con nada más que algunas miradas que habíamos cruzado. Yo lo había estado observando algunas veces, de manera discreta, descubriendo cada vez un detalle de el distinto al de la vez anterior: Lunares, marcas de nacimiento, cicatrices pequeñas, moretones de golpes recientes que había intentado disimular sin conseguirlo.
Cada vez que lo miraba estaba más interesado en saber más sobre él, la verdad es que no había una respuesta clara en mi cabeza para tanto interés y de manera tan repentina. Cuando llegamos a donde se separaban su puerta y la mía, se despidió solo con un gesto de la mano y se dispuso a entrar a su apartamento, pero luego pareció acordarse de algo.
“Hey” me llamó. “Ten esto.” Me pasó una de las donas rellenas que había comprado, pero negué con la cabeza. “Tómala... es de mala educación negarse a los regalos de la gente.”
“Olvida eso, no tienes por qué hacerlo.” sonreí un poco. “Cómela tu. ¿De acuerdo?”
“Escucha, no entrare hasta que no tengas la estúpida dona. ¿Qué te cuesta callarte y comértela?” se notaba la frustración en su voz.
“Chany...”
“Baekhyun, llévate la maldita dona.” Me estrelló la bolsa en el pecho, después se marchó. “Adiós.” Dijo antes de cerrar la puerta.
Me quedé ahí con la dona en la mano observando el espacio vacío donde él había estado. ¿Quién eres tu realmente, Park Chanyeol?