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Ángeles Caídos por noah_uzumaki

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Notas del capitulo:

Ultimo capitulo...

Ángeles Caídos 

Capítulo Final 

 

–Se que has pasado por momentos difíciles, que lamentablemente… no pude entenderte como debería haberlo hecho… –le decía su madre.

Mathias junto a ella se encontraban sentados en la terraza de su apartamento. Era una tarde fría, por lo que ambos, uno al lado del otro bien abrigados, ella en un sillón, mientras que él entre sus piernas.

–Te prometo que siempre estaré contigo… –continuó–, desde que tu padre…

–No digas nada más… –le interrumpió su hijo–. Solo no digas más nada.

–Te quiero tanto… –le abrazo con fuerza, a lo que él levanto la mirada y le sonrió–. Oye, quiero preguntarte algo…, sé que bueno…

–¿Sobre Lucas?

–Sí… –contestó en susurró.

–Él era… –se detuvo un instante pensativo, hasta que en su rostro se marco una media sonrisa–, no, él es una gran parte de mi vida, y siempre estará conmigo de esa forma, ha sido el momento más feliz de mi vida, hasta ahora…

Un brillo ilumino sus ojos mientras hablaba, un brillo que su madre noto, y deseaba con todas sus fuerzas que cuando su hijo hablara así mismo de ella lo tuviera.

–Diría que él me salvo, me enseño muchísimas cosas… –continuó.

–Necesitabas una figura paterna, ¿cierto?, te entiendo completamente –interrumpió su madre, a lo que el pequeño solo rió con fuerza antes de contestarle;

–O dios no…, no veía a Lucas como mi padre… –siguió riendo, hasta que solo sonrió–. No todos necesitan un padre, quizás nadie, se que las cosas a veces son difíciles, pero siempre abra una solución, además, tengo a muchas personas conmigo… ahora solo me toca es seguir viviendo, unos se irán, eso es inevitable, eso era lo que no terminaba de entender por todo este tiempo...

Su madre simplemente lo miraba.

–Pero… –continuó el pequeño–, siempre abra alguien más que este con uno, sea algún amigo, algún familiar, no importa lo que pase, siempre tendrás el apoyo de alguien, reemplazando a esa persona que se haya ido, y llenando ese vacío que había quedado en tu vida… –terminó levantando nuevamente la mirada y sonriéndole a su madre.

–Vaya… –susurró la mujer–. Ya no puedo verte como mi pequeño… lamento tanto no haber visto cuando te convertiste en este increíble hombrecito…

Abrazó con fuerza a su hijo como si se le fuera a escapar, incluso dejando escapar un par de lagrimas.

–Oye… –dijo Mathi–. ¿Me invitarías un helado?

–¿Sabes?, también tengo ganas de comerme uno… –rió.

Ambos se levantaron. Ella tomo su cartera, y salían del apartamento…

 

***

El tiempo pasó. En un abrir y cerrar de ojos estaban en diciembre. Los parques antes verdes, ahora cubiertos por una capa blanca de nieve. Los niños hacían guerras, batallas épicas de bolas de nieves.

A un par de calles del Instituto se encontraba el cementerio, donde un pequeño bien abrigado dejaba quitaba la nieve de una de las tumbas, para luego dejar en la misma dejaba un ramo de flores, hacía una reverencia, y sacaba de su bolso una pequeña botella blanca, sake.

–A tú salud… –levanto la botella, se tomo un trago, el rostro de Mathias se arrugo por completo en una mueca de desagrado, que incluso lo hizo toser con fuerza–. Diablos… –dijo con su voz ronca–, aun no me acostumbro a esto… no sé cómo diablos te podía gustar esto… –terminó por decir derramando ahora el resto de la botella en la tumba.

–Hace mucho que no te veía por aquí… –Herman estaba detrás–. Me alegro tanto de eso.

Mathias se giró sonriéndole en saludo.

–Me encanta verte sonreír así, tienes una linda sonrisa, nunca deberías ocultarla… –terminó por decir el mayor.

–¿Cómo esta todo Herman? –el pequeño se levantaba y abraza al hombre, a lo que este le respondió el abrazo…

 

–Aquí tienes… –ya ambos se encontraban en la cabaña del hombre–. Un delicioso té de limón a lo Herman.

–Gracias… –el joven tomo entre sus manos desnudas la taza tratando de calentarse.

–¿Cómo esta todo contigo?

–La verdad, de maravilla –contestó sinceramente, a lo el adulto lo comprendió de inmediato, el chico ya estaba, y estaría bien.

–Has cambiado tanto desde que te conocí… –dijo el hombre.

–No, la verdad no he cambiado… –le contrarío.

–¿Cómo qué no?, cuando te conocí tenías ojos tristes, ahora, mírate… estas tan jubiloso.

–¿Jubiloso?

El hombre mayor sonrió, se había dado cuenta que por más maduro que fuera el pequeño que estaba delante de él, solo era eso, un pequeño que le faltaba mucho por vivir y saber.

–Te ves alegre… como si hubieses tenido una epifanía o algo así…

–¿Epifanía?, diablos Herman… –gruñó el niño–, deja de usar palabras raras que solo tú conoces…

En ese momento el viejo no pudo resistirlo más y dejo escapar una fuerte risotada, a lo que el chico lo miro algo molesto, como si el mayor se estuviera burlando de él por no saber algo.

–Perdón pequeño… –Herman se estiro revolviendo los cabellos negros del pequeño–. No me rió de ti, solo que nos separa medio siglo de distancia, y experiencia…

Mathias no pudo evitar no sonreír.

–Bueno, ¿Por qué dices que no has cambiado?, acaso, ¿sigues triste?

–No para nada.

–¿Entonces?

–Simplemente, volví a ser el mismo… –aquella respuesta simple pero fuerte, dejo en silencio al hombre, para luego hacerlo reír nuevamente con fuerza–. Por cierto, quería invitarte a una fiesta de navidad, es el veinticuatro, es en la casa de mi mejor amigo… –el hombre lo miró por un instante algo extrañado–. No me malentiendas, es una fiesta de adultos y eso, no pienses que solo seremos niños y eso, es una fiesta que organizaron los padres de él, cada año la hacen en comunidad y todo eso…

–Gracias por la invitación… –sonrió–. Pero…

–Pero nada… –le interrumpió Mathi–, vendrás y punto, ¿Qué, acaso tienes algún compromiso?, no lo creo.

El hombre quedo en silencio.

–Así que, vendrás y ya, de hecho no fue una pregunta, fue una afirmación.

–Está bien, supongo que podría un buen rato, luego iré con mis hijos a pasar el resto del año con ellos –terminó por decirle.

–Así es… me gusta ese plan…

 

***

Ya era veinticuatro de diciembre. La música en la casa de los Braum se escuchaba en todo el vecindario, el cual era cubierto por una delgada capa de blancura. Luces, arboles, adornos, era toda una villa navideña.

Herman se tomaba un trago junto a varios adultos, con los que conversaba divertidamente. Les explicaba su trabajo, el cómo conoció a Mathias, y aclarando los hechos de tal forma que no pensaran que fuera algún pervertido o algo por el estilo, algo que a Mathias le causaba gracia viendo como el hombre se esforzaba para encajar.

Gabriel jalaba a Mathias lejos, llevándolo hasta la mesa de bocadillos. El par de niños miraban toda la variedad de alimentos que había. Tomaron algunas cosas con un plato, así como un vaso de refresco, y echaron una mirada a todo el salón. Estaba lleno. Adultos bailando, otros cantando, otros conversando, ya un par algo mareado ya que se pasaron de tragos. Familiares, amigos, conocidos, toda una gala de variedad de personas.

–Hay mucha gente… –comentó Mathias, cuando se cruzó de miradas con Luke, el primo de su mejor amigo, quien lo miraba con el cejo fruncido.

–Vaya que aun te odia… –dijo divertido Gabo.

–Yo no le hice nada… –respondió el pelinegro.

–Solo le ganaste peleando, en la cancha, le callaste la boca…

–Ya… –le gruño Mathi interrumpiéndolo, a lo que el pelirrojo solo rió, mientras que él recordaba la mañana que regresaba al equipo…

 

–¡Finalmente…! –dijo el más pequeño del grupo.

–Ya pensaba que jamás iba a tener la oportunidad de vencerte… –Jasón le extendió la mano saludándole.

–Vaya, miren quien decidió aparecer aquí, el jugador prodigio… –Luke los miraba desde una de las bancas.

–Hola Luke… –saludó el pelinegro.

–Espero que no se te haya olvidado cómo jugar a esto… –le dijo en un tono sarcástico.

–Que gruñón es… –dijo Vince.

–Oye, no seas grosero… –le reprocho Jasón, el mayor del grupo.

–Relajado… –Mathias entraba a una de las canchas, con solo su raqueta en mano, y tomando una de las pelotas del suelo–. ¡Oye Luke! ¿Por qué no vienes y lo compruebas?, no hemos tenido la oportunidad de jugar ambos, ¿cierto?

–Esto será divertido… –el castaño se levantaba y tomaba su raqueta.

–Jasón, ¿te molestaría? –le preguntó Mathias.

–Claro, seré el árbitro… –contestó el mayor.

–Aquí tienes… –Mathias le daba la pelota al castaño–. Comienza…

–Como quieras…

Luke se preparaba para el primer servicio…

El enfrentamiento había comenzado. Ambos jugadores hacían devoluciones rápidas y precisas. Mathias se movía de un lado al otro devolviendo los ataques, mientras que Luke hacía lo mismo desde su lado de la cancha. Mathi lograba llegar a duras penas a la pelota, pero logrando con su devolución que la pelota vaya a la esquina contraria, pero Luke ya se encontraba esperándola con un salto.

–¡¿Qué?! –Mathias no pudo predecir el tiro.

–Juego… para Luke… –Jasón quedo un par de segundos asombrado, antes de continuar–. 1-0.

El juego continuaba. Luke quien se había mantenido en constante entrenamiento tenía una mejor forma. Punto tras punto, Luke demostraba no solo estar a la altura de Mathias, si no inclusive superior.

–Juego para Luke… 3-2 –anunció Jasón.

–Vaya, vaya, veo que mi primo va en serio… –Gabriel se encontraba al lado de Vince.

–¿Gabo?

–Tuve suerte de salir temprano de mi practica de futbol… –dijo riendo–. Mathias me dijo que regresaría hoy al equipo, y que recordaría como jugar, pero veo que mi primo no se lo pondrá fácil.

–Punto para Luke, 15-0… punto para Mathias, 15 iguales… –seguía anunciando Jasón, mientras que el partido se volvía cada vez más intenso.

La pelota iba de un lado al otro con gran velocidad.

–Punto para Luke… 30-15… punto para Luke… 40-15… juego para Luke… 4-2… –decía Jasón asombrado–. “Acaso, Mathias perderá… ese chico de verdad ha entrenado a un nivel diferente… es muy diferente a cuando me enfrente a él…” –pensó Jasón al comparar el estado de agotamiento y nivel de juego de Mathias con el de Luke–. “Están en un nivel diferente… Mathias no puede, ese chico ara lo que yo nunca pude hacer”

Un fuerte rebote de impacto le hizo sacar de sus pensamientos al mayor. La esférica se encontraba al final de la cancha del lado de Luke.

–Creo que es punto para mí… –dijo con toda seriedad Mathias–. El juego aun no termina…

–El que hayas conseguido un solo punto no te hace ganador… –le dijo Luke con una gran sonrisa.

El partido continuaba. Luke lograba devolver las pelotas de forma efectiva, yendo de un lado al otro.

–¡Te lo dije no podrás…! –Luke no terminó de hablar al darse cuenta lo que sucedía.

–“¡¿Qué diablos significa esto?!” –pensó Jasón, al ver con detalle el partido, sin importar las devoluciones de Luke, sin importar que tan fuerte fueran, o el ángulo que las colocara, todas las pelotas se desviaban directamente hacia el pelinegro, quien las esperaba desde el mismo sitio.

–¡Imposible, esto es imposible, acaso, ¿puede controlar libremente a donde vaya la pelota?!

Sin poder devolverla Mathias conseguía otro punto.

–P-Punto para Mathias… 30-0…

–¿Qué sucede?, continuemos jugando… –le decía Mathi.

–“Eso solo quiere decir algo… –pensaba Jasón–, Mathias simplemente estaba recuperando su condición… por eso corría de un lado al otro, simplemente estaba reduciendo el espacio de sus devoluciones…”

El partido continuo, hasta que finalmente…

–Juego y partido… Mathias 6 juegos a 4…

 

Volviendo a la fiesta de navidad, Mathias y Gabriel continuaban hablando sobre el tema.

–Pero es que inclusive a mí me dejaste impresionado con eso… –le dijo su amigo mientras mordía un pedazo de pastel–. Lo tenías bien oculto, ¿eh miserable? –Gabo se abrazaba al cuello de su amigo.

–No hagas eso… –se quejó Mathias.

–Oye mira, viene Luke hacía acá… –murmuró Gabriel.

El joven camino hasta estar enfrente de su primo y su amigo. Los miro fijamente antes de darles una media sonrisa, a lo que el par de amigos lo miraron extrañados.

–La próxima vez que nos enfrentemos te ganare… –le dijo el castaño mirando al pelinegro.

–Pues, cuando quieras, te estaré esperando… –se levantó Mathias con una gran sonrisa, y extendiéndole la mano a Luke.

–Oye… eso no significa que ya somos amigos, al contrario, significa que somos…

–Sé lo que significa, así que toma esto como un saludo de un rival… –le interrumpió el más pequeño.

–Me parece bien… –le respondió el saludo.

El resto de la noche el trió de chicos se la paso juntos. Entre risas y comentarios, la estaban pasando muy bien.

–Muchas gracias por la invitación…, pero este viejo necesita irse a descansar, si no, no tendré energías para ver a mis nietos por la mañana… –les decía Herman, quien revolvía los cabellos de Mathias el que se encontraba a un lado.

–No hagas eso… –le dijo el pequeño.

–Gusto en conocerlo… –le dijo Carlos junto su esposa, quienes se despedían con una gran sonrisa, observando como el anciano se marchaba.

–Nos vemos pequeño… –se monto en su auto, y se marcho.

–Vaya que es un señor muy amable… –dijo Carlos.

–Así es… –le contestó Mathias.

–Oye chico, nunca te lo pregunte, pero, ¿Cómo llegaste a conocer tan bien a Luke?

–Bueno, es una larga historia, pero en resumen, digamos que era mi profesor de clases… –le contestó con una gran sonrisa.

–Ya veo… –respondió Carlos sin entenderlo por completo…

 

Mathias se lanzó de espaldas a la cama de su amigo. El pequeño pasaría la noche. Momentos antes se despedía de su madre, mientras que Carlos orecía llevarla hasta su casa.

–Me alegro que hayas vuelto… –le decía Gabriel viendo a su amigo.

–¿De qué hablas?, nunca me fui…, quizás solo, me perdí.

–Es lo mismo tonto… –le contestó con una sonrisa.

–Oye, Gabriel… –le decía Mathias con toda seriedad, a lo que el pelinegro se sentó a su lado–. Quisiera decirte algo…

–No me digas… quieres romperles las piernas a mi primo, ¿verdad? –dijo bromeando.

–Cállate idiota… siempre quitándole la seriedad al momento… –dijo Mathias.

–Habla entonces… –siguió riendo.

–Bueno, en estas últimas semanas has estado para mí como nadie, quizás por eso eres mi mejor amigo… pero, la verdad es que creo que no comprendía algo… supongo.

–¿De qué hablas?

–De, bueno… ahora me toca a mí arriesgarme… –dijo aquello, para luego abrazar con fuerza a su mejor amigo, y acercando su rostro con el del pelirrojo le daba un tierno beso en los labios, dejando al pelirrojo con sus ojos abiertos de par en par.

–M-Mathi… –tartamudeo al momento que sus labios dejaron de tocarse.

–¿Quisieras, darme otra oportunidad de ser tu novio? –le dijo el pelinegro sonrojado.

–Mathias… –susurró con una sonrisa Gabriel–. ¿De verdad?

–Obviamente, se que ambos podremos estar juntos, y ya no me conformo con que solo seas mi mejor amigo… –decía sonrojado–. Quiero ser…

Sin terminar la frase ahora era Gabriel quien lo besaba.

–Espero que eso responda tu pregunta… –le dijo su amigo.

Una sonrisa, un beso, un abrazo, un te amo. Ambos ahora iniciaban un nuevo camino, en el que ambos juntos, ya no solo como mejores amigos, si no como una pareja, en el que ambos se tendrían para apoyarse, el uno con el otro…

  

Ángeles...

Notas finales:

Tarde un poco en subirlo  es que empece un nuevo fic y esperaba estar un poco adelantado en el, y que me fracture una mano eso no ayudo xD, espero que les guste y que todo les salga muy bien, gracias por seguir este fic, luego le sacare una continuación, muy posiblemente xD, les mando mis saludos a todos!!!


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