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Ángeles Caídos por noah_uzumaki

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Notas del capitulo:

Mathias se siente confundido y solo, cuando algo inesperado ocurre, mientras que la vida sigue pasando normalmente para Lucas, quien tiene fuertes sentimientos por el pequeño del cual esta enamorado...

Ángeles Caídos 

Capitulo 5

¿Amigos? 

 

Mathias despertó. El niño quedo con la mirada fija en el techo por un momento dejando escapar un largo suspiró. Un leve gruñido a su lado le hizo girar, ahí estaba, durmiendo plácidamente Lucas. El pequeño recordó lo que había sucedido la noche anterior. Como había llegado, como Lucas lo llevo al baño, de cómo lo desvistió, los besos, las caricias, y finalmente como delicadamente le hizo el amor.

Una sonrisa se le marco al pequeño, pero que rápidamente se borro. Un sentimiento confuso invadió sus pensamientos.

¿Qué estoy haciendo? –pensó.

Mathi se levanto dándole una última mirada a Lucas quien seguía durmiendo. El menor salió de la habitación al baño. Su ropa estaba tendida arriba, y aunque aun mojada se vistió con ella.

Cuando salió  del apartamento faltaban quince minutos para las cinco. El chico subió dos pisos entrando a su propio apartamento. Entro en silencio directo a su cuarto donde se volvía a quitar su ropa mojada, para luego lanzarse a su cama boca abajo, con su cara sumergida en la almohada.

Duro un par de segundos antes de alzar su cabeza en busca de aire cambiando de posición, dejando la mirada fija en el techo de su cuarto con sus manos de apoyo. Pasaron los minutos hasta que finalmente logro conciliar el sueño…

Una hora después el despertador lo levantaba. Era lunes después de todo y debía ir a clases. El chico rápidamente se incorporo, yendo al baño a asearse. Veinte minutos después ya estaba listo para el inicio de la semana…

 

Lucas movió su mano al lado de la cama, estaba vacío. El joven abrió los ojos buscando a Mathias, pero estaba solo. El hombre dejo escapar un gruñido, pero que rápidamente se convirtió en una sonrisa de satisfacción, ese sentimiento lo llenaba de nuevas energías, estaba enamorado, y lo sabía. El joven abogado se levanto prendiendo la cafetera para luego ir al baño, al salir ya el café ya estaba listo, mientras que él ya arreglado para irse al trabajo. Tomo su termo de metal llenándolo de café negro, para luego agregarle leche. Bebió un primer sorbo antes de salir de su apartamento.

Aquella mañana no logro encontrarse con Mathias bajando en el ascensor con su madre, por lo que quizás sintió algo de decepción, ya que ansiaba verlo aunque no pudiera abrazarlo, pero apenas estaba comenzando el día, y estaba seguro que en algún punto vería a “su pequeño”.

 

***

El día pasó lento. Mathi estaba en su asiento observando por la ventana. Nubes grises se formaban a lo lejos, "ojalá que llueva", pensaba despreocupado el niño. En el puesto de al lado estaba Gabriel, quién tomaba anotaciones del pizarrón.

–Mathi... –le susurro Gabo–, Mathi... –le llamó por segunda vez hasta que finalmente se giro a verle–. Presta atención el profe te está viendo...

Mathi rápidamente se concentró en su cuaderno y tomar notas de todo...

 

–Diablos Mathi... –le dijo el pelirrojo, ya se encontraban en el comedor–, hoy has estado como un zombie, ¿Qué te pasa?

Respondió con un suspiro y alzando sus hombros. Lo pensamientos del niño estaban en otro momento en el tiempo. Se sentía confundido e indeciso, era un sentimiento que no le gustaba, ya que no sabía qué hacer.

–¡Mathias! –dijo molestó Gabo.

–Dime...

–Diablos contigo... –dijo resignado su amigo–. Te preguntaba sí por fin vendrás a la casa hoy...

–Sí, claro... –sólo le contestó eso antes de volver a sus pensamientos...

 

***

Lucas acomodada su escritorio. El hombre intentaba ponerse al día con su trabajo, nunca imagino que tendría tanto trabajo acumulado para el lunes, y además de eso tendría que ir al juzgado a las once de la mañana así que estaba algo retrasado en sus deberes. Termino todo lo más rápido que pudo.

Lucas salió del despacho acompañado por Carlos, quién se mantenía muy cerca de él.

–¿Cómo ves el caso? –preguntó Carlos.

–Es sencillo la verdad, es sólo un caso de custodia.

–Violencia doméstica... ese tipo parece que no conoce las leyes de protección.

–Eso y los abogados de su esposa... –última frase Lucas la dijo sonriendo....

 

***

Eran las piscinas del Instituto. Mathias estaba junto a Gabriel al borde de la alberca. Mathi estaba apoyado en la pared sumergido hasta el pecho, mientras Gabo sentado afuera con sólo sus pies dentro del agua.

–Está es la mejor hora sinceramente... –dijo Gabriel.

–Ni que lo digas... –le acompañó suspirando.

–¿Y, bien?

–¿Qué? –le miro extrañado.

–No te hagas Mathi... ¿Qué te pasa?, has andado todo distraído toda la mañana y siempre buscas la forma de no decirme... –insistió Gabriel.

Mathias dejó escapar un suspiro para luego sumergirse en el agua hasta la boca, a lo que Gabo sólo gruño, en ese momento fueron interrumpidos desde atrás.

–Vaya, vaya, pero sí son los maridos... –escucharon con un tono de voz burlón y molestó.

Se trataba de David. Un chico corpulento y alto. Era un joven que había repetido el año, por lo que era el mayor tanto en edad como en tamaño del grupo. Sus ojos eran tan negros como su cabello. David siempre era acompañado por otros dos los que siempre iban atrás de él como si fueran algo así como sus guardaespaldas.

–¿Qué opinan de estos? –preguntaba a sus dos colegas.

–Maricas... –contestaron al mismo tiempo mientras reían.

Mathias de inmediato se giro, apoyándose del borde de la piscina. –¿Qué quieres David? –Gabriel fue el primero en enfrentarlos.

–Sólo estoy saludando a los esposos... –le contestó riendo.

–Es divertido que digas eso, cuando andas siempre con dos tipos detrás de ti... –Gabo sonrió–, así que dinos, ¿Andas con ambos, o sólo con uno?

La cara de David se torno rojo, mirando con molestia al pelirrojo.

–Te partiré...

En ese instante fueron interrumpidos.

–¿Qué dijiste? –el profesor Miguel había intervenido, pasando su mano en el hombro del chico más alto.

–P-Profe... –dijo nervioso–, sólo estábamos jugando...

–Eso pensé, así que, ¿Por qué no mejor se van a jugar a otro lado?

Sin decir más el trío se marchó, pasando aún lado de la pareja sin siquiera verlos.

El profesor Miguel. Un hombre amable que siempre llevaba una sonrisa. Era profesor de biología, pero aquel día le tocaba cuidar a los niños junto al instructor de natación. Su cabello castaño y liso descendía divertidamente hasta las cejas, generalmente nunca se peinada por lo que siempre tenía uno que otro cabello rebelde en su cabeza, y aquel día no era la excepción. Era popular entre las alumnas y las mismas profesoras, por su tez de piel clara y rostro perfilado.

–Nos vemos pequeños... –Miguel les hizo un guiño con una sonrisa, antes de regresar a su trabajo de cuidar al resto del grupo.

–Tuvieron suerte, sí me ponía serio horita estaría ese idiota y sus amigotes tirados en el piso sangrando... –dijo seriamente Gabriel.

–Sí claro campeón... –le contestó su amigo girando los ojos.

–Así...

Gabriel se lanzaba a la alberca y con un rápido movimiento jalaba a Mathi hacia él...

 

***

Lucas caminaba de lado a lado. El hombre estaba serio delante del estrado. Sentado detrás del escritorio se encontraba Carlos junto a su cliente. Del otro lado el demandado. Tanto el juez como el jurado observaban al castaño con gran atención.

–Aquí señores, es simple... –ya estaba dando sus comentarios finales–, su esposo, no sólo golpeaba a su mujer, la mujer que había jurado proteger y estar con ella, pero todo cambio, y ahora este hombre no sólo ya no le interesa el bienestar de su esposa, sí no el de sus hijos... –se acercó al jurado–. Ya todos hemos escuchado testigos, visto fotos, incluso un vídeo muy gráfico del trato que tiene este hombre hacia sus hijos... –le señaló–, este hombre demostró que inclusive a la hora de buscar a sus propios hijos al colegio el maltrato psicológico y físico hacia ellos, así que ahora estamos aquí, decidiendo sí queremos seguir permitiendo esto, o detenerlo de una vez por todas...

 

Ya se encontraban en una cafetería cercana.

–Vaya que odiabas ese sujeto... –dijo Carlos.

–Tú no hables mucho...

–¿Qué esperabas?, soy padre de familia, sólo el pensar que algún imbécil lastimé a mis hijos hace que mi sangre hierva... –le contestó molestó.

–Bueno, hoy invitó yo... –Lucas se levantaba sacando su billetera para luego sacar de ella un par de billetes que dejaba sobre la mesa…

 

Lucas había entrado al centro comercial. El joven abogado fue directamente a una de las tiendas del nivel feria, su tienda favorita haber que había llegado de nuevo, “Game Store”.

–Señor Smith… –le saludo el encargado, ya un conocido de Lucas por la regularidad a la que iba a la tienda.

–Hola Gray… –levantó su mano en saludo…

 

***

Mathias estaba en la gradas del campo de futbol. El pelinegro se mantenía inmerso en sus propios pensamientos sin prestarle atención a lo que sucedía a sus alrededores. “Si lo hubiese conocido antes… pero…”, pensaba.

–¡Mathi…! –el chico dio un salto al sentir el fuerte agarre desde atrás.

Una chica de grados superiores le había llegado de sorpresa, abrazándolo con fuerza.

–¡Hola mi ternurita! –Viviana, una joven de dieciséis años que le llevaba por lo menos medio metro de altura.

Cabello castaño largo, ojos verdes, y con una gran delantera para su corta edad. A un par de metros de distancia, Mindy su mejor amiga. Una joven de cabello rizado de un rojo opaco. Era una joven callada que siempre estaba con Viviana, su peculiar amiga, que era todo lo contrario de ella.

–¡Acaso no saludas a tu quería hermana mayor!

–¡Viviana bájame! –Mathi se apoyaba de sus brazos, pero por más que intentaba separarse la mayor lo atraía más hacia ella.

El niño sentía como si alguien frotara un par almohadas en su espalda, sabiendo enseguida de que se trataba. Un rubor rojo se marco en sus mejillas, hasta que finalmente fue soltado.

–¿Cómo vas pequeño? –le preguntó dándole pequeños golpes en la cabeza con la palma de su mano.

–Bien…

–Hola Mathias… –saludó Mindy.

–Vaya veo que Gabo sigue practicando, ese chico realmente es bueno… –decía la castaño.

En la cancha Gabriel, que pertenecía al equipo de futbol driblaba el balón. Paso un defensa con una finta, en la que se detenía en seco, llevaba el balón hacia atrás, para luego con el talón fingía un pase hacia un costado. Cuando la defensa trato de interceptar el pase, Gabriel hacía que el balón girara junto con él al lado contrario al que iba el defensa. El joven ya sin obstáculos arrancaba en carrera nuevamente.

El pelirrojo esquivo otro defensa y casi llegando ya a la línea final daba un largo centro que iba directo al área donde aparecía otro delantero y metía un gol de cabeza. Incluso el mismo entrenador hizo un gesto de victoria, estaba orgulloso del gran equipo este año.

–También deberías hacer algo de deportes… –Viviana miro de reojo al pequeño sentándose ahora a su lado.

–Yo juego tenis… –le contestó con un gruñido.

–Claro… –le dijo riendo–, de todos los clubes te metiste en el peor de todos, los que nunca hacen nada y son como cuatro… por cierto, ¿qué días practican?

–Ese no es tu problema… –contestó con molestia.

–El pequeño quiere parecer rudo… que ternura eres –revolvió sus cabellos.

–Vaya que eres molesta…

–Vivi… –Mindy se incorporaba–. Tenemos asuntos pendientes.

–¡Diablos cierto! –Dijo con fastidio–. Bueno mi pequeño, me debo ir, nos veremos luego –le daba una gran sonrisa y le lanzaba un beso.

–Que molesta… –Mathias nuevamente estaba solo.

En la cancha el entrenador hablaba con todo su equipo. Los felicitaba por el gran trabajo que estaban haciendo debido a que pronto serian las nacionales. Todos estaban emocionados por eso. Luego de algunas palabras mando a todos a las duchas. Mathi vio como todos iban directo a los vestidores, observando como Gabriel alzaba la vista y le saludaba con una gran sonrisa, a lo que este le respondía…

 

***

Lucas ya se encontraba en su oficina. Entre sus manos una caratula de juego que miraba con gran atención. El castaño mantenía una sonrisa en su rostro.

Nunca los he jugado pero, si a él le gusta… –pensaba.

–Se me olvida lo otaku que eres… –Louis estaba entrando en la oficina con una gran sonrisa–. Déjame ver que tienes ahí…

Lucas había sido tomado por sorpresa.

–Parece que hubieses visto un fantasma… –le dijo su amigo.

–Es solo que la mayoría de las personas tocan la puerta antes de entrar… –le contestó gruñendo.

–Relájate, donde está la confianza de amigos… –Louis con un rápido movimiento le quitaba el juego a su amigo–. Metal Gear…, pensé que no te gustaban este tipo de juegos.

–Es bueno probar con cosas nuevas a veces.

–Ya veo, desde que probaste eso nuevo la otra noche…

–Baja la voz…

–Tranquilo… –le dijo riendo–. Estamos solos además, y dime, ¿has vuelto a contratarlos?

–No.

–¿Qué, no te gusto?

Lucas no le respondió.

–Tu gran capacidad para guardar silencio, no entiendo porque Carla sinceramente no se te ha declarado ya.

–Eres un idiota.

–Así me quieren…

Ambos terminaron compartiendo una larga risa…

 

***

La campana sonó. Pronto las escaleras del Instituto estaban plagadas de niños y jóvenes adolecentes. Gabriel y su hermanito, salían junto a Mathias directo al auto de su padre, el que lo esperaba como cada lunes en la tarde. En el asiento del copiloto como ya era costumbre, Lucas, el que los saludaba a todos con una gran sonrisa. Gabo y Charlie le saludaban, pero Mathi mantuvo su mirada en el piso en todo el trayecto hasta el auto.

Esa actitud tan penosa, no, lo noto diferente… –pensó el adulto…

 

David los miraba desde la entrada, a cada lado uno de sus amigos.

–Se cree mucho ese Gabriel… veremos si podre jugar luego de que terminemos con él.

Sus amigos simplemente se reían…

 

El trayecto a casa fue silencioso hasta que Carlos lo rompió.

–Dime Mathi, ¿si vendrás a dormir a la casa hoy?

–Sí señor… –le contestó casi susurrando.

Lucas frunció el cejo, quizás de forma inconsciente. Sabía que no tenía ningún derecho o cosa parecida sobre Mathias, pero aun así un sentimiento de decepción le embargo, no podría pasar un tiempo a solas con él…

–Nos vemos, cuídense –Lucas se despedía de todos, el joven abogado regresaba solo a casa–. Bueno será otro día… –se dijo así mismo antes de entrar…

 

***

Eran ya las diez de la noche. Luego de la cena Gabriel y Mathias se habían ido al cuarto del primero. Habían preparado una cama provisional para el pelinegro. Y usando esa cama como sillón, ambos estaban sentados jugando videojuegos.

–Ese idiota de David me enferma… –dijo Gabo.

–No le prestes atención y ya.

–No me importa, quisiera partirle la cara…

Mathias solo rió.

–¿De qué ríes…?

–Nada, solo que, el podría partirte en dos, ¿sabes?

–No lo sé, y eso no lo sabes, mientras más grandes son más duro es la caída…

–Sí, y también más duro pegan…

–Cállate… –gruño el pelirrojo a lo que su amigo solo sonrió…

 

La luz de la luna llena atravesaba las ventanas del cuarto iluminándolo a la perfección. Ambos chicos ya se encontraban en sus camas para dormir. El día siguiente no tendrían clases por ser un día festivo así que podrían pasarla de lo mejor y sin preocupaciones.

Gabriel estaba acostado boca arriba con sus manos encima de su almohada como apoyo a su cabeza. El joven dormía sin camisa y en bóxer debido a la época tan calurosa.

–Mathi… –susurró–. ¿Estás dormido?

–No…

Su amigo estaba en la cama de abajo. Mathi aunque también estaba en bóxer llevaba una franela.

–¿Puedo preguntarte algo…? –le decía el pelirrojo.

–¿Qué dices? –Mathias se sentó para ver a su amigo.

–Solo quiero preguntarte algo… –Gabo miraba ahora hacia el lado contrario de donde estaba Mathi.

–No seas tonto… por supuesto que puedes, ¿desde cuándo eres tan tímido?

–Cállate…

Mathias solo reía.

–Se que quizás te suene raro… –se detuvo suspirando.

–Solo habla Gabo… –el pelinegro se apoyo al borde de la cama.

–¿Alguna vez te gusto un chico? –preguntó dejando escapar una larga cantidad de aire, por lo que Gabriel termino hiperventilando, dejando a Mathias en blanco.

Los segundos pasaron.

–Perdón… –Gabriel se giro acostándose de lado.

–Sí… –le dijo Mathias finalmente.

–¿Qué?

–Que sí me ha pasado… incluso creo que ahora mismo me pasa… –dijo riendo nerviosamente.

Gabriel se volvió a girar pero esta vez quedando sentado delante de su amigo.

–¿En serio?

–Así es… –sonrió–. Y veo que… a ti también, ¿cierto?

–Supongo que ya es algo muy obvio… –se rasco su cabeza.

Ambos chicos dejaron salir una risa.

–¿Quién sería ese…?

–Quiero preguntarte algo más… –interrumpió.

–¿Qué pasa…? –una presión en su pecho le invadió, cuando su corazón saltaba con fuerza.

–Mathias, ¿nosotros siempre seremos amigos o…?

El pelinegro quedaba helado y sin saber cómo responder, solo observando a su mejor amigo… 

 

Continuara…

Notas finales:

Disculpen por la tardanza amigos, y gracias por seguir mi fics, espero que les guste este capitulo así como a mí escribirlo, que lo pasen bien y que tengas un feliz fin de semana, cuidense y nos veremos muy pronto!!! 


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