Era un día soleado en mi pueblo y mi hermano y yo decidimos ir a la playa a recolectar piedras raras para nuestra colección. Cuando llegamos estaba vacío como de costumbre y, dejando nuestras cosas junto a un árbol, caminamos por la playa en busca de las dichosas piedras en un intento por distraernos de la monotonía de nuestras vidas.
—Creo que hoy no es nuestro día.—
—Si... — Suspire pesadamente.
Aburridos y cansados de no encontrar nada, mi hermano y yo nos sentamos en un tronco a charlar y hacer bromas.
—¿Así que dejaste a Esmeralda? — Él me observo con burla y yo hice una mueca.
—No era mi tipo. —
—Eso dices de todos Diego, ¡ni los hombres te satisfacen! —
—Ya,ni que tú fueras un Romeo. —Comienzo a reírme de él.
—¡Idiota! ¡Deja de reírte de mi! — Tomó unas ramas del suelo y me las comenzó a lanzar para después echarse a correr.
—¡Ya veras enano! —
Lo seguí pero el endemoniado enano me lanzó al suelo cuando estaba a un centímetro cerca de él.
—¡Jamas me alcanzaras! —Me sacó la lengua y corrió hacia el bosque que había cerca de la playa.
—¡Ugh! —
Me levanté como pude y me adentré también al bosque,observando dos caminos por lo que me decidí a ir al de la derecha.
—Ya vera ese niño cuando lo atrape...—Sonreí malicioso.
Luego de unos minutos deje de correr y suspire agotado al no encontrarlo. Supuse que se había ido por el otro camino pero yo ya estaba perdido. "Genial" pensé negando. Camine un poco más, tratando de buscar el camino de regreso a la playa pero lo que me encontré me dejo impresionado. Entre los arbustos había un castillo demolido por el tiempo, de un tono grisáceo y lleno de ramas.
Yo, como curioso que soy, me fui acercando para apreciar la escultura del lugar. No era tan grande y la mayoría estaba echo trizas excepto por una u dos torres mas o menos. Entre por el hueco de una y observe asombrado el lugar. Si, era viejo, pero impresionante. Me seguí adentrando y me metí por otro hueco que daba hacia lo que parecía haber sido un patio.
— Vaya...—
Subí por una cuesta y observe a lo lejos lo que parecía ser una cama de piedra. Me acerque con cautela y pude ver que en la cama había un hombre envuelto en unas lianas llenas de hojas y me asusté.
—"Estará muerto?" —Trague seco y lo moví despacio- O-Oiga señor...¿esta bien?
El hombre no me respondió y con el miedo recorriendo mi cuerpo me acerque a su pecho en busca de pulso.
Pum...Pum...Pum...
¡Esta vivo! Con alivió le quite las lianas de su cuerpo y me acerque a su rostro observándolo fijo. Algo de él me cautivo y sin saber bien lo que hacia lo besé.