Las luces pasan y pasan por la ventanilla mientras mi mente se encuentra fija en la nada, sólo dedicándome a observar por la ventanilla sin poner atención.
-Hola- una voz acompañada de un toque en mi hombro me traen de vuelta a la realidad. Mi cara muestra claramente mis dudas sobre la persona que se encuentra ahora sentada a mi lado; trato de recordar si lo he visto en algún lugar y simplemente no logro ubicarlo.
Ojos brillantes, cabello castaño, complexión delgada y unos hoyuelos en sus mejillas al sonreír. Sin duda alguna una persona digna de recordar.
-Ehm...yo quisiera saber si tu quisieras...- sus palabras me confunden de nuevo y mi mente se encuentra absorta en su rostro y facciones.
-Sí.
-Si?
-Sí, si quiero.- Wow, que un chico tan lindo se acerque a ti y no sepa cómo invitarte a salir es tan tierno.
-Oh bueno no esperaba una respuesta tan rápida, gracias.
-No hay de que...cuándo será?
-Pues justo ahora.
-Ahora?
-Sí, cuántas quieres?
-Cuántas? Eh, no lo se. Deberías tomarlo con calma. Comencemos con una, qué te parece?
-Ok, serían 30,000 wons.
-Qué?!
-Oye tranquilo, es que son de muy buena calidad.- Busca dentro de su mochila mientras yo no se qué decirle. ¿Quién considera a sus citas de buena calidad?- Mira, tienen muy buen sabor.
Me tiende una caja de chocolates, la cual acepto con una leve reverencia y simplemente me río internamente de mi.
Chocolates...el chico hablaba de chocolates y yo malviajándome con una cita.
-Así que muy buenos eh?
-Sí! Bueno, son mis favoritos y dada la situación pensé en venderlos.
-Una buena causa?
-Sip!
-Y cuál es?
-Yo.
-Cómo?- esta vez estoy muy seguro de lo que hablamos y no es algo común.
-Eh...verás yo...tuve un problema- todos los pasajeros comienzan a bajar y notamos que es la terminal del subterráneo, y yo debería haber bajado una estación atrás, pero me reservo mis comentarios y bajamos del tren.
-Qué clase de problema?
-Perdí al pez de mi hermano.
Por mi mente pasa la idea de reír a carcajadas pero al ver su rostro que refleja una mezcla de tristeza y vergüenza me abstengo por completo.
-Cómo perdiste a un pez?
-Yo...iba a lavar su pecera y lo puse en la tina de baño...tal vez accidentalmente quité el tapón... Aunque he considerado seriamente que él solito lo hizo.- Su ceño fruncido es muestra de la seriedad con que habla y yo me limito a escucharlo, en verdad este chico me deja sin palabras.- Yo le dije a Tao que no era buena idea ver 'Buscando a Nemo' frente a Chencho, pero no me hizo caso, yo creo que tomó la idea de irse por el drenaje... como sea, ahora debo comprar otro pez idéntico antes de que vuelva Tao de su campamento de wushu o seré Lay muerto.
-Oh... ya veo... Bien ya me voy.
-Espera! Aún no me has pagado.
-Oh es cierto, aquí está.- Extiendo mi mano para darle el dinero, rozando un poco su suave piel.
-No tengo cambio, pero mi casa es esa de ahí- señala una casa color azul cielo que se encuentra en la esquina derecha de la avenida- ah no! Es esa de allá- Quién olvida su propia casa? Aún así, su casa es linda, pintada de color menta muy claro.- Podemos ir y buscar dinero, o puedes comprar otra caja.
-Oh no te apures, conserva el cambio- no se si quiero estar cerca o lejos del chico raro frente a mi.- Suerte con encontrar a Nemo- comienzo a caminar hacia la estación sin voltear ni una sola vez.
-Se llama Chencho!
Los días transcurren normal y tranquilamente, aunque sin saber por qué sigo sin sacar de mi mente al chico extraño del otro día, me pregunto si Lay habrá juntado ya el dinero luego de dos días y cuando me doy cuenta me encuentro parado justo en la puerta de su casa, sin decidirme a tocar.
Suspiro profundamente y levanto el puño dejándolo en el aire unos segundos antes de que una voz a mi espalda me tome por sorpresa.
-Por qué no tocas?
-Wow... me asustaste.- Es aún más lindo de lo que recordaba, incluso con ese gorro tan extraño que lleva puesto, supongo que por el frío que ha hecho estos últimos días. Bajo la mirada y me concentró en decir algo más.- Yo..me preguntaba si...
-Quieres pasar?- levanto la mirada y noto que él ya se encuentra dentro de su casa, es tan silencioso y extraño.
-Eh? Oh si, claro.- Me descalzo y adentro en la acogedora casa, topándome con unas paredes llenas de fotos de la que supongo es la familia de Lay, y me detengo e una donde se puede ver a él tocando un elegante piano negro, vestido con un traje blanco que le sienta bastante bien y que, junto con su expresión facial, lo hace ver incluso más hermoso.
-Es la toma más reciente de mi madre, de hace dos semanas exactamente, durante un recital escolar.
Para ser un chico tan distraído parece que cuando se trata de música puede ser serio y concentrado. Me detengo a observar su rostro mientras el contempla su fotografía sonriendo.
En verdad no se qué hago aquí en su casa, pero me alegro de ello.
-Yo también me alegro.
-Eh? ah...yo creí que estaba pensándolo.
-Pues lo dijiste, pero no importa. Quisieras...comer algo? O tal vez una película? Oh ya se! Puedo tocar el piano para ti.- Sus ojos brillan intensamente con la ultima propuesta y quedo nuevamente perdido en su rostro.- Sólo si tu quieres...- me limito a asentir ante su propuesta.- Ven- toma mi mano y me dirije por un pasillo , entramos a una habitación llena de instrumentos, pero nos detenemos frente a un hermoso piano blanco que se encuentra en un rincón.
Nos sentamos en el banco del piano y Lay se prepara para comenzar a tocar, me dirije una mirada y una sonrisa para después colocar sus dedos sobre las teclas y empezar una interpretación hermosa.
Para cuando termina la pieza musical voltea a ver mi reacción, aunque claramente durante todo el rato no le quité la vista de encima a ese bello rostro que ahora se encuentra a escasos centímetros del mío.
Nos miramos fijamente a los ojos, comienzo a subir una mano con dirección a su mejilla, la cual acaricio, lo cual provoca que Lay cierre los ojos y aprovechando el momento acerco mis labios a los suyos, fundiéndolos en un tierno y casto beso.