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THIS IS WAR por minima

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Notas del capitulo: Bien, seguimos con la historia, advierto que habrá de una vez que habrá groserías, por si a alguien le importa, y una escena de batalla, que no soy la mejor de eso, ¿Qué más? Mmm… soy un asco en los resúmenes, yea, ya me lo han dicho y yo lo sé, así que de una vez les advierto que tratare de cambiarlo de vez en vez hasta que sea medio decente o lo que crea que le quede mejor :/
2.- Fortuna iuvat audaces
Lo habían atado en un poste dejándole un pedazo de pan duro y rancio con un pequeño cuenco de agua algo sucia como provisiones, no era lo mejor que le podían ofrecer ya que había visto a algunos soldados con buenos pedazos de carne seca y cantinfloras llenas de agua, pero era un prisionero y no podía exigir ni esperar tratos mejores, solo que no lo mataran debido a su valor.

Estaba cansado tanto física como mentalmente, desde que lo capturaron habían estado en constante movimiento con un mínimo de descanso, desde viajando en mar en un bote robado, a carrera desde la playa donde arribaron a los bosques en donde estaban ahora, obviamente había tratado de no ponérselo sencillo a sus captores, cuando la capturaron había estado débil y cansado de las tantas horas trabajando en la forja como para dar batalla, aunque siendo sinceros aun con todas sus energías no era el mejor peleador, aun así pensaba que con un poco de energía extra en esa ocasión había podido hacer tiempo hasta que su padre o su tío Gob hubieran ido a verlo e impedido ese asalto, pero lo noquearon y lo siguiente que supo es que estaba en un bote en medio del mar junto a sus captores y algunas provisiones que supuso que eran robadas de su aldea al igual que él.

Trato de hacer conversación, sacar información, el quien lo conocía sabía que podía ser muy persistente cuando quería, pero no logro sacarles mucho, solo algún arrebato de enojo que llevo a un golpe o dos, y cuando tocaron tierra de nuevo, pensó inmediatamente en forma de escapar y librarse de sus captores, aprovechando sus breves horas de descanso tratando de escabullirse, cosa que hiso que lo ataran de pies y manos cuando más de uno de ellos durmiera, luego trato de poner a prueba su paciencia con su singular sarcasmo, tal vez si lograba sacarlos los suficiente de quicio crearía una confrontación entre ellos, la opinión estaba dividida entre golpearlo para hacerlo callar, ignorarlo, amordazarlo o meterlo en un saco para evitar que los siguiera retrasando, fue la última opción la que gano.

Después de tratar de tragar el pan y beber el agua sin vomitarla se propuso a descansar y tratar de recuperar fuerzas, esperaba soñar un sueño sin pesadillas, de su tierra y su familia, de días mejores, pero últimamente no había tenido tanta suerte con todo el estrés de su captura, tenía pesadillas de rostros deformes, fuego y gritos, y aquella noche donde perdió su extremidad y a su amada madre.

Hay un par de guardias dejados vigilando al prisionero, aunque opinan cosa innecesaria debido a que solo es un niño enclenque, aun así no desobedecen las ordenes de su general. Aun así creían que le sería imposible escapar.

A lo lejos el sol se alzaba, ya que el sigue su monótona rutina aun en los días más tristes o en los más alegres, aun en los lugares más inhóspitos así como en los que no tiene ningún público ya que sirve a todos por igual.

Así como en este paramo tan hostil de este bosque y campamento en sus entrañas ilumina con su luz, sobre las montañas a lo lejos también ilumina y despierta a las pocas creaturas sobre esta, en una cueva, descansa un viajero y un guerrero, un superviviente sin grandes esperanzas pero con un objetivo.

En esta época de guerra las peores bestias salen incluso a la luz del sol a pasear a pesar de que las sombras son su elemento, algunos les llaman demonios, otros monstruos, las encarnaciones del mal encarnado o los espíritus de aquellos muertos en batalla que regresan como seres vengativos.

El que dormita en el seno de la montaña despierta por el calor del astro rey recorriendo sus escamas, le han puesto esa serie de títulos intimidantes y más a lo largo de los años, se ha hecho de un título que hace temblar a todo a quien le enfrente o tenga la desdicha de pasar a ser uno en su lista de enemigos la cual es muy basta ya, quizás sean más los que le temen que sus propias escamas, y así es lo mejor, él ya es una propia leyenda que infunde terror en las almas de sus adversarios con solo mencionarle, y cuando le ven, ese temor es la ventaja a la victoria.

Pero esto tiene un costo, y ese es la soledad. Cosa que se dice que es soportable cada día sin mayores contemplaciones, ha sido así desde hace tanto tiempo que ya no recuerda quien fue la última persona que no lo ha visto con horror o desconfianza, pero en estos tiempos supone que ya es algo natural, porque en esta época ya no sabes en quien confiar realmente más haya de tus lazos familiares, y él ya no alberga ninguno.

Estira su cuerpo haciendo que la escarcha que se haya formado sobre su cuerpo en la noche cruja y caiga al suelo de la cueva, a lo lejos ve el paisaje desolado del hielo en las montañas y el bosque muerto, en su agudo olfato percibe con la brisa que llega desde el norte al mar que no es perceptible por su aguda vista, le da cierta sensación de nostalgia, hace tiempo que no a surcado los aires sobre ellos o disfrutado un jugoso pescado de las profundidades de este, pero se ha mantenido ocupado y no ha habido tiempo para estas trivialidades.

En esta época caza y destroza otro tipo de presas mucho más peligrosas, no las devora, pero aun así las considera como presas y enemigos, aquellos que causaron tanto dolor, y el que están relacionados con el ser a quien más odia en este mundo deben de pagar con sufrimiento, es una promesa de hace años que se ha procurado hacer valer hasta estos días y que espera cumplir hasta el final de los suyos.

Últimamente ha estado siguiendo cierto grupo que se ha separado considerablemente de los demás ejércitos a los que persigue, no es un grupo muy grande a comparación de otras unidades de ejército, ha asumido que es un grupo de exploración o están en una especie de misión que requiere cierta discreción, no está seguro de ello, pero lo que sí sabe es que ahora ellos son su objetivo y no se salvaran de su ira.

Extiende sus alas negras, inconfundibles por su color negro noche y su forma muy semejante a alas de murciélago, su firma y la estampa que ha infundido terror de varios hombres que se hacen llamar valientes, pero cuando lo ven se arrojan al suelo o salen corriendo tratando de evitar su ataque como el peor de los cobardes.

Hoy ha salido el sol, y a pesar de que la noche es preferible para pasar inadvertido, quiere que sus enemigos lo vean plenamente y tiemblen, y duden al atacar, con el miedo vienen los errores, la cobardía nubla el juicio más sensato, y el que se llama inteligente y estratega falla rotundamente.

Aletea y salta al vacío, ahora es una flecha negra que se dirige al cielo, dispuesto a desatar su furia e invadir de miedo los corazones, si es que los tienen, de sus enemigos.

Es ahí donde sacaron un título para él que ha llegado a ser uno de sus predilectos hasta ahora, que lo describen de tal manera con cierta justicia.

Furia Nocturna.

…l es Furia Nocturna, estremézcanse al escucharlo rugir, y traten de huir si lo ven, ya que no hay nada ni nadie quien se salva una vez que este ser salido de la misma noche más oscura, hijo de los truenos y rayos más destructivos, posa sus ojos sobre algo o alguien.

En el campamento se empezaban a preparar para el largo viaje de regreso, no habían tenido problemas más haya que algunos retrasos en su misión, pero no debían de confiarse, no podían, eran tiempos de guerra después de todo, y uno podía estar demasiado confiado de la calma que se vivía en un momento que puede ser cambiada rápidamente para el otro.

-Apúrense a guardar las tiendas bola de holgazanes- rugía las ordenes el general a sus hombres.

Se encontraba emocionado y satisfecho, pero procuraba no mostrarlo en su rostro o tono de voz que siempre se mantenía fiero para intimidar a sus enemigos y subordinados, está seguro que con su prisionero lograran por fin suprimir las fuerzas rebeldes que luchan contra el ejército de su soberano, especialmente las tribus del norte.

Oh Stoick, seguramente estaría preocupado por su primogénito, y si es que no se preocupaba de este como un hijo, ya que aún lo dudaba, este muchacho era claramente una vergüenza para cualquier padre, se preocuparía por él por su valor estratégico, después de todo fueron las creaciones de este muchacho lo que brindaron ventaja a los ejércitos enemigos a la hora de pelear, y ahora este sería su propia ventaja y clave para la victoria.

Le encantaría ver el rostro de su adversario en estos momentos, sofocado por la abrumadora sensación de la preocupación y miedo, definitivamente sería una imagen que estaría dispuesto por pagar por ver.

-Muévanse, muévanse holgazanes- parecía ser un día prometedor, al menos para él.

Ya estaba planeando las maneras de engañar a Sotick y llevarlo a una trampa donde matarlo, siendo este un poderoso líder de las tribus del norte de los mares de hielo y muerte, las demás tribus se sentirían desmoralizadas y su derrota sería mucho más rápida. Y el muchacho, ese muchacho, era la pieza clave, seria ahora el herrero de su ejército, y la carnada perfecta para atraer a Stoick el vasto, y quizás le podría brindar algo de entretenimiento para su persona, aunque claro, tendría que ser cuidadoso para evitar que dejara de ser de utilidad.

Mientras el entraba en estos pensamientos, uno de sus hombres miro al cielo por pura casualidad, lo primero que vio era al astro sol ya bien posicionado en el cielo, por un segundo su brillo le enceguece y tiene que parpadear un par de veces, debido a la intensidad de la luz y porque creyó que se le había metido una basura en el ojo, ya que dentro del sol creyó ver una sobra, una figura, y eso era imposible.

Fue cuando enfoco mejor la vista que distinguió mejor aquella figura de silueta inconfundible, un dragón, pero no cualquier dragón.

-¡Furia Nocturna!-

Fue el grito que resonó en todo el campamento, al escucharlo todo el mundo se congelo al instante por la sorpresa e incredulidad al escuchar este nombre.

Era imposible, debía ser un error, era plena mañana, pleno día, y era sabido que ese monstruo prefería atacar de noche, y ¿Por qué rayos aparecía en estos momentos?

Nadie sabe que es lo que motiva los caprichos de los monstruos, ni cuáles son las fuerzas que mueven al destino.

Hiccup escucho los gritos de la gente a su alrededor, los soldados estaban haciendo mucho ruido desde antes y no es que estuviera descansando mucho, pero estos gritos lo sacaron por completo de su estupor, de un sueño inquiero, de pesadillas y preocupaciones, y por un segundo pensó que seguía soñando al ver los mismos rostros preocupados en los soldados que lo rodeaban, pero los identifico como sus captores y el lugar donde estaba el campamento enemigo, así que estaba despierto.

¿Pero qué rayos estaba pasando?

Más allá de sus guardias veía a los demás soldados inquietos, muchos de ellos mirando al cielo, otros temblando, ¿temblando?, e incluso al líder de este grupo gritando a unos y otros con cierto tono preocupante, si es que no se equivocaba.

Volteo su vista al cielo y por fin observo que era lo que causaba toda esta serie de reacciones.

¿Cómo no estarían preocupados con un dragón sobrevolando sus cabezas?

Era una figura grande y negra, apenas y podían distinguir su figura por lo rápido que volaba, se movía de diestra a siniestra, en zigzag, círculos, parecía burlarse al infundir miedo a los soldados, era un espectáculo digno de ver, pero había el pequeño inconveniente de que él estaba atado a un poste, y en un área muy expuesta por lo que también estaba muy vulnerable.

Si ponías atención e ignorabas más allá de los gritos de los soldados, podías escuchar el sonido de sus alas cortando el aire al volar.

Enemigos, enemigos, en una guerra parece que solo hay enemigos, y para el general aquella bestia que sobrevolaba en su campamento era uno de ellos.

-¡A sus posiciones! ¡Levanten sus lanzas y espadas! ¡Esta peste caerá hoy!- rugía a sus hombres mientras que el mismo se equipaba con un escudo de bronce y una lanza preparándose para atacar.

Los hombres recuperan su cordura, sabiendo que si no obedecían a su superior si no los mataba el monstruo que los sobrevolaba el mismo general lo haría con sus propias manos. Rápidamente del caos vino el orden, los soldados actuaron como tales y se armaron como su líder con escudos y armas preparándose para el ataque.

Furia Nocturna los observaba, se agrupaban entre ellos pensando seguramente que se les aventaría en picada, o algo por el estilo, no, él no haría eso, prefería llenar su hocico con su llama y escupir fuego como cualquier dragón, pero no les golpearía a ellos, no aun.

El dragón de escamas negras lanzo sus bolas de fuego sobre el campamento, no sobre los hombres sino en sus preciadas tiendas de campaña, en los equipajes donde guardaban sus armas y provisiones para el viaje, lanzo fuego y rápidamente el campamento se volvió un infierno.

-¡Maldito seas demonio!-

Rápidamente varios soldados bajo las ordenes de su general trataron de apaciguar las llamas y salvar cuanto podían de sus provisiones de volverse cenizas, la bestia era una creatura de singular inteligencia, el general lo reconocía confirmando los rumores de compañeros que lograron sobrevivir a su ataque, no siempre atacaba igual, pero cada ataque que hacia debilitaba las fuerzas de los ejércitos que enfrentaba, y ese ser maldito nunca perdonaba ejercito al que le había puesto la vista.

-¡Muere demonio!- en un arrebato de profunda rabia arrojo su lanza contra el dragón que aun volaba lanzando fuego, este esquivo con facilidad el ataque e hiso un par de piruetas en el aire pareciéndose burlar de su patético intento -¡DEMONIO! ¡Te matare! ¿Me escuchas? ¡Lo juro por mi vida!-

Hiccup aún se encontraba atado al poste, y había sido testigo del ataque del dragón de escamas negras y el arrebato del general, para su suerte ninguno de los ataques había parado a donde el estaba pero las llamas a su alrededor cerca de él eran tan fuertes que lo sofocaban, solo a él le podían pasar estas cosas, secuestrado, golpeado, atado, y en el mismo campamento donde lo tenían como rehén un dragón ataca ni pasado medio día de llegar.

Observo al dragón surcar los cielos con cierta gracia y habilidad que le provocaba admiración y miedo, era la primera vez que veía a uno como él, ya que en sus tierras también había dragones, y algunas veces hubo enfrentamientos contra ellos, pero en estas épocas las mayores preocupaciones eran de los ejércitos enemigos y sobrevivir a ellos.

Al menos este dragón le estaba causándole problemas a sus captores y le estaba agradecido en sus adentros, aunque también temía que su furia al final también se extendiera a su persona.

Había tratado de soltar las cuerdas que lo mantenían atado pero era inútil, esta sería una oportunidad perfecta para escabullirse e huir pero las cuerdas se lo impedían.

El ataque en realidad fue rápido, aunque pareció durar más tiempo, cuando vio su obra ante sus ojos, todo el campamento incendiado, se sintió satisfecho y se fue, regresaría luego, ya les había dado una pequeña probada de lo que era capaz de hacer, había plantado la semilla del miedo, y cuando regresara finalizaría el trabajo.

El monstruo se fue pero el fuego se quedó, y los soldados tenían que hacer frente a esta fuerza destructiva, no podían desperdiciar sus provisiones de agua así que utilizaron tierra y gruesas telas para sofocar las llamas, fue un proceso que duro y cansado que se extendió por algunas horas.

Los hombres estaban cansados, algunos incluso sufrieron leves quemaduras, y no se diga de todo lo que se perdió a pesar de su rápida reacción al actuar, todo por ese maldito demonio de escamas negras como la misma noche.

Una brillante estrategia del supuesto demonio que la mayoría no podía ver por la rabia que les causaba el ataque.

-Maldita creatura salida del averno- seguía maldiciendo el general, todo iba tan bien y llevaba ese maldito demonio para estropearlo.

Aparte de los ejércitos rebeldes también se tenían que preocupar de este tipo de creatura en esta guerra, y los dragones eran una de las más poderosas de las que se podían enfrentar, escamas gruesas, dientes filosos, músculos potentes, y si no fuera suficiente, la mayoría de ellos volaba y escupían fuego, además de que algunos se les atribuían cualidades mágicas misteriosas, y quizás la mayor razón por la que se mantenían así era porque su soberano era él mismo un ancestral dragón, entre menos se supieran de los secretos de estos, aliados o enemigos, menos debilidades le encontrarían y cualquier intento asesinato terminaba en fracaso, por algo había gobernado por tantos años, generaciones, décadas, siglos.

Dentro de las tropas también se incluían ejércitos de dragones al servicio del soberano, pero estos se mantenían cerca de su soberano, algunos decían para su protección, otros decían que era para que la misma Muerte los mantuviera vigilados, se corría un rumor suave de que temía la fuerza de su propio ejército de dragones, pero nadie era lo suficientemente valiente o estúpido para hacer caso a esos rumores, y tentar a los “fieles” dragones a que atentaran contra su líder.

Dragones, dragones, dragones, los odiaba, y quizás también les tenia envidia, tanta fuerza en creaturas sin cerebro en su opinión, a excepción de su líder, y a este también le odiaba en cierta medida.

Antes, mucho antes, él también tuvo un pedazo de vida antes de darse cuenta de la verdad, que en este mundo hay oscuridad y si no te sometías a ella perdías, que si no cambiabas para este lado de la guerra morías y sufrías carencias, esa era la verdad, fue la misma Muerte que se lo enseño.

-Cof cof cof-

-Silencio, trato de pensar-

-Es el prisionero señor, al parecer inhalo algo de humo-

El prisionero, el herrero, ¡pero claro!

Había visto esto como una catástrofe y en realidad era una muy valiosa oportunidad, oh seguramente un demonio le estaba sonriendo ahora mismo, y no era el Furia Nocturna.

-Traigan mi baúl, más les vale que no se haya incendiado bola de ineptos-

Ese catalejo no había sido la única cosa que había recolectado de los campo de batalla de las provisiones de los ejércitos rebeldes, había conseguido otras cosas muy interesantes, y seguramente también mucho más útiles para estos casos.

A Hiccup uno de los soldados había tenido la decencia de desatarlo y llevarlo a un lugar más seguro para su persona cuando las llamas se habían extendido demasiado cerca de él, aparte de haber inhalado algo de humo, cansado y mareado, no tenía mayores percances de este incidente, ya estaba acostumbrado al calor del fuego extremo debido a su trabajo en la forja, no desfallecería tan fácilmente por un incendio como este, aunque en estos momentos le caería muy bien una jarra de agua, preferiblemente más limpia de la que le habían dado hace unas horas.

-Traigan al joven herrero- dijo el comandante una vez que tenía frente a él el baúl que había pedido.

Tras esta orden Hiccup fue arrastrado frente su presencia, ¿Qué era lo que ahora quería ese sujeto? Lo sabría en unos momentos.

-Herrero, pondremos a prueba de nuevo tu capacidad-

-¿Qué es lo que tienes en mente?-

-Esto- abrió el baúl y dejo que viera lo que había dentro, otra creación de las suyas pero igualmente desarmada y rota.

Hiccup lo reconocía como una de sus más recientes creaciones, realmente no había hecho muchos de estos, los había creado como una opción alternativa a las catapultas, menos pesadas, más fáciles de transportar y cargar, no tan destructiva, pero con mayor grado de precisión y más fácil de apuntar, temía por los hombres y el destino que tuvieron los hombres que lo tuvieron en posesión antes de que este lo tuviera en su baúl como vil trofeo.

Era como el conejo atrapado en la guarida de lobo, ¿Cómo sobrevive la presa al depredador?

-¿Qué quieres?-

-Repáralo antes del anochecer-

-¡¿Qué?!-

-Lo que has escuchado-

-Esto no es tan simple, necesito más tiempo, herramientas, no lo puedo ensamblar así como así- se quejó el chico de ojos verdes, sabía que podría enfurecer más de lo debido a su interlocutor si seguía hablándole de esa manera, pero no se detendría por eso.

-Repararas esto antes del anochecer, te daré herramientas, fállame y yo mismo te cortare tu otra pierna, ¡¿Entendido?!- le grito mientras lo sujetaba de la ropa y lo sacudía.

Con todo en su contra, con peligros a su alrededor, cualquiera puede perder la esperanza, cualquiera podría darse por vencido, pero por algo la presa puede sobrevivir tanto tiempo.

-Entendido- Hiccup acepto con voz que sonaba derrotada, ya se imaginaba para que querría su invención, un intento para derribar al dragón que seguramente regresaría más tarde.

Esta era la oportunidad de desquitarse con ese demonio.

Esta también era la oportunidad que Hiccup había estado esperando.

La presa sobrevive siendo más astuta que el cazador.

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