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Un chico gay con fetiches extraños por aleii

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Notas del capitulo:

Alooo alooo

aqui esta el siguiente cap, 

espero no haber tardado mucho!

Por cierto, muchas gracias a todos los que leen

mi historia y a los que comentan, de verdad que

se los agradesco de todo corazón!

Y bueno, bonita noche y bonito fin de semana!

 

5-Querida Natalia

-Y entonces ¿acaricio tu pezón?

-Si

-¿Estás seguro de que estamos hablando del mismo Julián?

Afirme

-¿El rubio huraño, mal encarado, egoísta, alzado, mujeriego?

-Sí-repetí

-No me lo creo… enserio que no… es… imposible-suspiro Natalia, sin alejar sus ojos de los míos

-Ya…-¿Qué más podía decir? ¡Ni yo mismo me lo terminaba de creer! Y eso que ya estaba por terminar la semana; había tenido tiempo suficiente para procesar todo pero…

-Oye, ¿enserio no me estas echando choro?-insistió la castaña, poniendo expresión de duda-yo sé que tú amas a ese idiota con locura, así que igual en una de esas, no sé, andabas viajado o algo así… porque… de verdad que es… ¡es imposible!-exclamó, haciendo que algunas personas que se encontraban a nuestro alrededor, se giraran a mirarnos con curiosidad.

Y no quería que media escuela terminara enterándose de lo que había pasado.

-Tampoco soy un loco, que se imagina cosas ¿ok?-mascullé, cruzándome de brazos, sintiéndome totalmente indignado con la poca confianza que Natalia me tenía-y bueno, en todo caso, da igual si me lo imagine o no, porque Julián no me ha hablado desde entonces

-Ya lo sé, es bastante obvio, antes se acercaba todo el tiempo solo para fastidiar-gruño la castaña, frunciendo la boca-¿y ya intentaste hablar con él sobre el tema?

-No, además aunque me acercara para tener una “agradable” charla, ¿Qué le diría?

-Podrías decirle algo como: “Oye tú, sí, el rubio mal encarado, el que siempre trae expresión molesta, dime… ¿Por qué demonios me dejaste a medias en los vestidores?”-dijo, intentando imitar de pésima forma la voz masculina, pero luego, al ver la cara de pocos amigos que me cargaba, soltarse a reír como una loca, mientras yo, continuaba observándola fijamente, intentando trasmitirle todas las malas vibras posibles.

-Bien, ¿ya paso tu momento de histeria?-mascullé, lanzándole una mirada asesina

-Ya, ya, perdona… ¡tienes que relajarte! ¿Sí?, mira hasta ahora no he visto nada malo en todo lo que me has contado, ok, te liaste con Julián por un breve momento, ¿y luego? ¿Cuál es problema? ¿Acaso no era esa una de tus más grandes fantasías?

-Pues sí, todo es perfecto y de color rosa, solo que hay un pequeño detalle, bueno aparte de que unos idiotas se enteraron de mi fascinación por la ropa interior, y eso es que ¡Julián no me habla!, es más, ¡me ignora! ¡Me evita todo el tiempo!, si eso para ti es que no hay ningún problema, entonces bien, no hay ningún problema-refunfuñe, sacando todo mi coraje, incluso la castaña se había quedado con la boca semi abierta y los ojos como ciervo asustado.

-Wow… sí que estas de mal humor-comento, pasados unos segundos-está bien, nada es perfecto, y está claro que el idiota de Julián no solo es un idiota, sino también un cobarde, porque si te está evitando es porque le da miedo enfrentarse a lo que sucedió entre ustedes, lo cual me parece bastante patético ya que solo te toqueteo el pecho un rato

-En realidad…-intervine, notando como bajaba el volumen de mi voz

-¡Oh, y no pienses en defenderlo ahora!-exclamó, señalándome acusatoriamente con su dedo-¡que el tipo es patético! ¡Y no lo niegues!

-Es que…-insistí, esperando que en esta ocasión me dejara hablar

-¡Lo que tienes que hacer es parártele enfrente, tomarlo de los hombros, y decirle que necesitan hablar!, digo, ustedes son casi primos, casi familia, y en algún momento van a tener que enfrentarse el uno al otro y…

-¡Natalia!-grite, intentando parar su tremendo rollo por un momento

-¡¿Qué?!-grito ella también, mirándome enojada

-¡Es que no solo paso eso!-exclamé

-¿¡¡QUE!!? –Grito nuevamente, mirándome estupefacta-podrías haberlo dicho antes, ¿no lo crees?-y nuevamente bajo el volumen de su voz, al notar como las personas a nuestro alrededor, cada vez parecían más atraídas con nuestra charla. Ya había sabido yo desde el primer momento que no era buena idea hablar con Natalia de un tema tan delicado en la cafetería de la escuela. Ella era pésima en eso de ser discreta. Y mis queridos compañeros eran fans del chisme escolar. Y eso era una muy mala combinación.

-Bueno, sí, pequeño detalle que pase por alto-murmuré, bajando la mirada

-¿Entonces no solo te toqueteo el pecho?

Moví la cabeza, negando

-¡Oh dios mío! ¿No me digas que…?

-¡NO!, tampoco es para tanto, digo, estamos hablando de Julián-dije, interrumpiendo el hilo de sus pensamientos pervertidos

-Ya me estaba imaginando lo peor…

-Tienes una mente muy cochina-señale

-Lo sé, pero bueno, entonces ¿Qué más paso entre ustedes?

-Pues… en realidad…

Podía recordarlo a la perfección. Y no era solo por el hecho de que solo habían pasado cuatro días desde ese encuentro, no, podrían haber pasados 40 años, y yo tendría tan presente ese momento en mi memoria como ahora.

Porque algo como eso jamás se podría olvidar, sobre todo teniendo en cuenta que había estado esperando cerca de 3 años.

Aún podía recordar con toda claridad el calor de sus dedos, la suavidad de estos, y la forma en que sus ojos me miraron…

 

FLASHBACK

“Un suspiro escapo de mi boca, volviendo las cosas, si se podía, un poco más eróticas.

-No me lo puedo creer…-susurró, tocando mi pezón en círculos-quiero ver la parte de abajo

Sus dedos tomaron el borde del pantalón, jalando de elástico, y tirando hacía abajo. Todo con suma lentitud, provocando que mi pulso se acelerara de manera dramática.

Solo los bajo un poco, unos cuantos centímetros, dejando que se asomara el encaje rosa por sobre estos. Pero con eso basto para que mi vergüenza aumentara. Sin poder evitarlo cubrí mi rostro, sintiendo como unas cálidas lágrimas bajan por mis mejillas.

No entendía que estaba haciendo Julián. Y me encontraba atrapado entre la excitación que sentía y la pena que me embargaba. Mis emociones se amontonaban una contra otra, impidiéndome pensar con claridad, simplemente obedeciendo a las órdenes del rubio, sin rechistar, como si no hubiera opción alguna.

-Shhh shhh-comenzó a susurrar Julián, intentando alejar las manos de mi rostro-¿Por qué lloras?-preguntó, de una manera tan dulce, y delicada, como jamás me había hablado a mí, que me tomo totalmente por sorpresa.

-No te entiendo, ¿Por qué haces esto?-pregunté con voz temblorosa

-¿Sabes lo bien que te ves con ropa interior femenina?-susurró en voz muy baja, pegando sus labios contra mi oído, provocando que diera un respingo-así que por favor, deja de llorar-y entonces, tomo de mis manos, logrando alejarlas de mi rostro, bajándolas lentamente, colocándolas sobre mis piernas.

En realidad no me había dado una respuesta clara, pero por el momento con eso bastaba.

Lentamente, alce mi rostro hasta el suyo, topándome con sus obscuros e intensos ojos. Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza, y me sentí cohibido, podía recordar que tenía la playera levantada hasta la barbilla, y mi pantalón se encontraba a mitad de mi trasero, y todo eso, frente de Julián.

Pero si había algo que me detenía de cubrirme, era aquel brillo que relucía en su mirada. Podía notar lo excitado que estaba.

Y eso solo lograba ponerme más nervioso. ¿Ahora que seguía?

-¿Puedo?-preguntó de pronto Julián, rompiendo aquel tenso momento

Moví la cabeza, afirmando, aun cuando no tenía ni puta idea de que estaba por hacer. Simplemente me dedique a observarlo, esperando…

Su mano se acercó nuevamente hasta el brassiere, y con suma delicadeza, rozo una de las copas, con total detenimiento, como si nunca antes hubiera visto una, entonces, sus dedos tiraron de esta, dejando a la vista mi pezón.

Trague saliva, volviendo a notarme algo inquieto.

Julián soltó un suspiro, y entonces comenzó a tocarlo, lentamente, moviendo su dedo en círculos, provocándome escalofríos por todo el cuerpo. Poco a poco, ya entrados un poco más en confianza, repitió el mismo proceso con el otro pezón, logrando endurecerlo, mientras yo, cada vez me perdía más y más.

Tanto, que en algún punto el rubio se había movido, quedando detrás, con mi espalda recargada sobre su pecho; y todo sin que yo me diera cuenta. Me encontraba por completo a su merced, Julián podía pedirme que me pusiera a cuatro patas y moviera mi trasero para él, y yo lo haría.

Con cada caricia de su parte, me ponía más sensible, cada centímetro de mi piel parecía pedir un poco más… unos leves quejidos escaparon de mis labios, mientras Julián comenzaba a besar mi cuello, mordiéndolo y succionándolo, como si quisiera volverme loco. Era como si conociera mis puntos más sensibles.

Pronto, comencé a sentir la urgencia de sentirlo dentro, y en un acto instintivo, moví mis caderas.

-Ahhh…-lo escuche gemir levemente

Una vez más moví mis caderas, sintiendo como su erección rozaba contra mi trasero de manera placentera.

-Hazlo de nuevo-suspiro Julián contra mi oído, volviendo con su tarea de mordisquear y besar mi cuello.

Así que continúe moviéndome, invitándolo a hacer lo mismo, hasta que pronto nos vimos envueltos en un vaivén de placer. Ambos comenzamos a gemir, excitados, mientras nuestras caricias se volvían más intensas, sus manos se deslizaban por mi cuerpo, bajando y quemando mi piel.”

 

-¡¿Y entonces?!-exclamó con urgencia Natalia, jalando de mi camisa

-Pues nada…-mascullé, zafándome de sus fuertes garras, mirándola molesto

-¡¿Cómo que nada?! ¿Y luego de que sus y excitados calientes cuerpos pidieran más? ¿Qué hicieron?

-Nada, te lo acabo de decir

-¿Cómo? ¿¡¡Te dejo a medias!!?-grito, volviendo a llamar la atención de los demás, por tercera ocasión-¡No es cierto! ¡Yo lo mato! ¡Dime que tú si lo mataste! ¿Cómo demonios se le ocurre dejar las cosas así? ¿Entonces que paso?

-Pues sí, lo que sucedió es que Julián salió de aquel trance en el que había estado, me empujo, se me quedo mirando como si hubiera estado a punto de violarlo, y luego se fue-mascullé, frunciendo la boca. Sí, yo también había sentido ganas de matarlo, pero instantes después, ya que en el momento en que el rubio me había apartado, yo me había sentido tan humillado, y tan avergonzado, que me había sido imposible decirle algo.

Había pisoteado por completo mi orgullo.

-¡NO!-exclamó, mirándome indignada-¡No me digas que de verdad eso hizo!

-Lo juro

-¿Acaso esta idiota? ¡Es un maldito imbécil ese rubio! ¿Cómo se atreve a dejarte así? ¿Acaso no tiene corazón?-preguntó furiosa la castaña, apretando sus manos en unos pequeños puños. Si ya de por si le caía mal Julián, no quería imaginar que haría la próxima vez que nos lo encontráramos.

Quizás le soltaría un puñetazo. O eso esperaba.

-Bueno, igual y él si andaba viajado ¿no?-pregunté, intentando restarle importancia

Recordar ese momento, aquel final a nuestro breve momento erótico, siempre hacía que mi ánimo terminara por los suelos. Y para terminar de empeorar las cosas, estaba el hecho de que ese idiota me evitaba. Así que solo me quedaba pensar dos cosas: que me odiaba, y que le daba asco.

Digo, él era el súper macho, el gran mujeriego, y de pronto, ¿terminaba enrollándose con un hombre? ¿Un hombre que era su primo?

Bueno, era claro que quería huir de ese breve desliz.

-¡Ya, anda, no te me desanimes!-exclamó Natalia, rodeándome con sus pequeños brazos-no pasa nada, solo tenemos que pensar en un plan

-¿En un plan?-pregunté, girándome hacía ella de golpe, ¿de que hablaba? ¿Acaso no era ahora el momento en el cual me consolaba y me proponía salir a tomar para ahogar mis penas?

-Pues sí, por lo que me contaste, y debo decir que fuiste muy gráfico…

-¡A la próxima no te platico nada!-me quejé, mirándola enojado

-¡Hey!, nadie dijo que me estaba quejando, ya sabes que a mí me encanta escuchar los detalles escabrosos, pero bueno, volviendo al punto, yo creo que tú le atraes a Julián

-Ahora si estás loca

-¡No, no, no! Hablo totalmente enserio, yo de verdad pienso que solo es cuestión de que ese rubio vuelva a caer, tenemos que buscar el momento adecuado y ¡ZAZ!, entonces te lanzas sobre él con tu poder erótico y lo atrapas

-Enserio ¿segura que dormiste lo suficiente?-insistí, mirándola impávido, ¡de verdad que había perdido un foco!, ¡como que usar mi poder erótico! ¿Acaso no había escuchado la parte donde le decía que Julián me evitaba? ¿Qué huía de mí al verme?

Aunque en realidad debía decir que lo hacía de una manera muy sutil. Incluso el muy bastardo me saludaba por las mañanas, en los breves momento en que solíamos encontrábamos, para luego, ¡bum!, desaparecer del lugar.

-Tu cállate… solo tengo que pensar y ya… pronto volverás a tener a Julián entre tus brazos

-¿Y quién dijo que quería volver a estar entre sus brazos?

-Ahórrate tus mentiras poco creíbles-refunfuño, mirándome con expresión de: “esa nadie te la cree”-ya verás cómo se me ocurre algo

-Claro, claro-susurré, dándole totalmente el avión a la pequeña castaña.

Mi amiga a veces podía desvariar y salirse de la realidad. Era claro que las cosas entre el rubio y yo jamás podrían volver a la normalidad, jamás podrían arreglarse, y la verdad es que por mi estaba bien. Prefería cortar el rollo desde ahora, a que las cosas entre nosotros se complicaran todavía más. Yo no estaba hecho para los dramas románticos.

Prefería darme por vencido, y dejar las cosas como estaban.

Quizás, dentro de algún tiempo, podría volver a mirarlo a los ojos, y simplemente ver a un amigo. O en todo caso, a un querido primo. 


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