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Un chico gay con fetiches extraños por aleii

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Notas del capitulo:

Alooo, aqui esta el siguiente cap!

Espero que les guste mucho!

Saludos a todos!

Y gracias por sus comentarios!

6-Plan perfecto

-Que sexy-murmuró Alex, deslizando lentamente su lengua por su labio inferior-ya te estoy imaginando-sus azules ojos no se separaban de los míos y por un segundo me sentí acalorado. Tosí ligeramente, intentando aliviar la tensión, al tiempo que desviaba mi rostro hacía abajo, concentrándome en el sándwich vegetariano que había preparado mi hermana en la mañana.

-Julián caerá rendido a sus pies-afirmó Natalia, mostrando una sonrisa maliciosa

-Bueno, aún no he dicho que lo voy a hacer-dije inseguro, sintiendo como dos pares de ojos se posaban sobre mí.

Mi castaña amiga se había pasado una semana entera dándole vueltas al tema de Julián. Pensando una y otra vez en lo que podría hacer para volver a “atraparlo”. Y en el transcurso de ese tiempo, yo me fui sumiendo poco a poco en la completa resignación. Para mí, ya todo estaba acabado.

Al comenzar el lunes, el rubio ni siquiera se había dignado en dirigirme una mirada, mucho menos me había saludado. Antes, por lo menos tenía la dignidad de hacerlo, pero ahora no merecía ni eso. Así que comencé a preguntarme que tanto valía la pena continuar sintiendo algo por él.

Mi orgullo ya estaba por los suelos, y la verdad es que no quería que lo siguiera aplastando con cada desplante de su parte, comenzaba a cansarme, y estaba seguro de que en el momento en que me decidiera a olvidarlo, olvidarlo de verdad, podría dejar atrás todo este drama.

Así que justo cuando estaba por anunciarle a Natalia mi decisión, ella saltó sobre mi totalmente emocionada, anunciando que tenía el plan perfecto para que Julián volviera a caer en mis redes. Sabía que ella había puesto verdadero empeño en pensar en una opción para mí, y que si le soltaba de sopetón que yo ya no quería nada con el rubio, me terminaría mandando por un tubo.

Y pensándolo bien, su plan era bastante divertido, alocado y hasta erótico. Pero de decirlo a hacerlo había una gran brecha, y no sabía que tan bien resultarían las cosas.

-¿Qué?-preguntó Natalia con total tranquilidad, pero por la forma en que me estaba observando sabía que estaba por lanzarse sobre mí

-Sí, bueno, suena estupendo todo lo que dijiste, pero… estamos hablando de Julián, ¿estas segura de que va a funcionar?

La castaña soltó un gran suspiro.

-Dile algo Alex-masculló, mirando al pelinegro

Este me miro con una media sonrisa

-Bueno, si usaras ese plan conmigo, créeme que no me resistiría-comentó

Un leve escalofrío me recorrió. Ver directamente a los ojos de Alex me hacía recordar a Julián, solo un poco. Aquel brillo al fondo de estos me hacía saber que me deseaba, y enserio. No como el idiota del rubio. Alex solía ser muy directo con la persona que le gustaba, y esta vez no era diferente. Por más amigos que fuéramos, si a él se le metía una idea en la cabeza, insistía a toda costa hasta que esta se cumplía.

Para mi mala suerte, yo era su nuevo capricho. Y todo porque hace poco había terminado con Mariela, su ex novia.

-Tú eres diferente, así que no vale tú opinión-sentencié, tragando saliva, y alejando una vez más la mirada

-¿Diferente?-preguntó, fingiendo estar indignado

-Yo te gusto, así que es diferente-señale

-Bueno, ahorita no estamos hablando de si Alex quiere o no quiere contigo, aquí el punto es que conquistes a Julián, y creo que mi plan es a prueba de todo. Lo primero es seducirlo, así que en caso de que veas que no hay ninguna reacción por su parte, puedes desechar todo lo demás-afirmó con seguridad Natalia, lanzándome una mirada desafiante-sabes que no te pondría a hacer algo inútil Fer

-Pfff-refunfuñe, cruzándome de brazos

Y no era el único haciendo pucheros. Alex tenía una expresión malhumorada y cargada de fastidio. Últimamente, cuando le había entrado el gusto por mí, Natalia y yo solíamos ignorarlo o pasar por alto sus insinuaciones. Así que seguramente se encontraba cansado de nuestra actitud hacía él.

-Y tú, pervertido, ya deja en paz a Fernando-amenazó la castaña, mirándolo amenazante-¿de cuándo acá te entraron tantas ganas de meterte con él?-preguntó, señalándome, como si no fuera obvio de quién estaba hablando.

-De un tiempo para acá-contesto, mostrando una enorme sonrisa-supongo que me hace falta tener sexo

-Puedes tener sexo con quién tú quieras-mascullé molestó

-Lo sé, pero no conozco a nadie que use ropa interior tan sexy como tú

Al escuchar aquello, me fue imposible no girar mi rostro hacía él, mirándolo sorprendido, ¿Cómo podía decir esas cosas con tanta soltura? ¿Y porque yo había sido tan idiota como para contarle algo tan íntimo?

-No me veas así, solo digo la verdad-afirmo, guiñándome un ojo

Me sentía completamente indignado. Indignado, y fastidiado, porque… en el fondo tenía razón. Yo tampoco conocía a nadie tan extraño.

-Bueno, cualquier chica podría complacerte usando ropa interior sexy-dijo Natalia, entrando de pronto a la conversación, defendiéndome-no es necesario que te portes como todo un acosador con Fer

-Las chicas son aburridas-masculló

-Oye, yo no soy aburrida-refunfuño la castaña, jalando del cabello de Alex

-¡Hey!, tú no eres una chica normal-aseguró

-Bueno, eso es cierto

-Eres igual de pervertida que yo

-Ni como negarlo

Divertido, continúe observando como Alex y Natalia se llenaban de halagos durante el resto del receso. Y mientras me dedicaba a mirarlos hacer tonterías, me perdí por un momento en Julián. ¡Sí, ya era algo inevitable! Si las cosas de verdad funcionaban, según el plan de Nat, entonces, para este fin de semana, yo volvería a enredarme con el rubio.

La verdad, es que no sabía si eso era algo bueno o malo.

Si volvía a pasar algo entre nosotros, ¿sería capaz de superarlo? ¿De dejarlo atrás? ¿Podría fingir que nunca me había enrollado con mi primo?

Me sentía como un depravado. Yo, enamorado de mi primo, deseoso de volver a sentir sus labios sobre mi cuello, de escuchar sus leves gemidos, de sentir la dureza de su erección entre mis nalgas.

Oh Dios, ya estaba más que perdido.

 

 

 

Enserio que pensaba que no iba funcionar. Ahora que me encontraba aquí, en este lugar, justo en la casa de Julián, sentía como todo mi cuerpo se encontraba inmóvil, ignorando cualquier orden que mi cerebro pudiera darle. Mis piernas estaban hechas de gelatina, y toda la seguridad que había sentido en casa de Natalia, lugar en el que había estado antes de llegar aquí, se había evaporado por completo.

Estaba terriblemente asustado.

Exhale profundamente, y aferré mis manos a la bolsa que llevaba. Luego, toque el timbre.

-¡Ya, niños, que llevó prisa!-escuche como gritaba la tía Gaby desde el otro lado de la puerta-¡tienen cinco minutos!-luego, se escuchó un leve alboroto, un sonido similar a cosas que se caían, y unos pasos corriendo, hasta que por fin todo quedo en completo silencio. Fue entonces que me abrieron.

Era Armando, que como siempre, me miraba con el ceño fruncido.

-Hola-saludé, sonriendo

-Pasa-murmuró, haciéndose a un lado

Ya dentro de la casa me encontré con un completo caos. Mi tía corría de un lado a otro, intentando vestir a uno de los niños, mientras que el otro, comía de un enorme plato de fideos, ensuciando su cara de tomate. ¡Dios, en que lío me había metido! Cuando la tía Gaby me había propuesto pagarme, a cambio de que cuidara un par de horas a Manuel;  en lo que ella, Armando y Víctor iban juntos a una fiesta infantil, me pareció lo mejor del mundo. No solo podría aprovechar ese tiempo para estar a solas con Julián, sino que además de todo ganaría dinero. Pero ahora, que veía el caos del lugar, comenzaba a arrepentirme

Y al mirar de reojo a Armando, por su expresión, pude darme cuenta que pensaba igual que yo.

-Ya llegó Fernando-anunció este, intentando llamar la atención de la tía, pero esta nos pasó por alto y continuo persiguiendo al pequeño Víctor-odio las fiestas infantiles-refunfuño entre dientes, para luego encogerse de hombros

Al final, termine caminando hasta el comedor, donde se encontraba mi primo Manuel, todavía llenando su cara de crema y fideos. Me senté a su lado, esperando que él no me ignorara.

-¡Fer! ¿Qué haces aquí?-preguntó, mirándome con sorpresa

-Vengo a cuidarte-conteste sonriéndole

Este, a diferencia de Armando, me devolvió la sonrisa

-¿Enserio?

Afirmé

-Pensé que me cuidaría Julián

-Oh… él… bueno… vendrá más tarde, supongo

-¡Ya veo! ¡Qué bien! ¡Podremos desvelarnos juntos, viendo películas de terror!

Reí, pensando en la película que Natalia me había entregado por la mañana. “Todo es parte del plan, el chiste es que luzca natural”, recordaba sus palabras a la perfección. Pero yo nunca había sido bueno mintiendo, o actuando… en realidad era pésimo, así que no sabía que tan “natural” me saldrían las cosas. Eso, si me atrevía a hacerlas.

-Claro, claro-dije, pasando mi mano por su cabello

 

 

 

Dos horas y media después, Manuel se encontraba en su cama, completamente dormido. Me fascinaba ver con qué facilidad podían quedarse dormidos los niños. Y la verdad es que eso, de alguna forma, me facilitaba las cosas con Julián. Bueno, si es que pensaba regresar a la casa.

Quizás, al enterarse de que yo me encontraba cuidando a Manuel, él había decidido pasar la tarde en otro lugar. En realidad, ahora que lo pensaba con calma, eso debía ser lo más probable. Digo, en todo caso, él me estaba evitando a toda costa.

Suspire, comenzando a darme cuenta de las miles de fallas del plan de Natalia. Si no estaba Julián, era imposible que funcionara.

Pero la castaña de verdad que se había ilusionado con todo, aún podía recordar su rostro por la mañana, cuando me había entregado el DVD.

“-Lo que Julián y tu necesitan, es algo de sexo-afirmó

-¿Eh?-dije, mirándola sorprendido

-Deberías ver tu cara-sonrió-no hablo de ustedes dos, sino de esto-dijo, poniéndose de pie, alcanzando algo del estante de libros. Al volver a la cama, me entregó un DVD; en la caratula había dos tipos sobre una cama, besándose con lujuria.

-¿Qué es esto?-pregunté, evitando reírme-¿porno?

Tome la película, dándole vuelta, encontrándome en la parte posterior un collage de traseros, penes erectos, y semen por doquier. Bueno, era claro que era porno.

-¿”Juegos de seducción”? ¿Hablas enserio?-me burlé

-¿Qué?-preguntó inocentemente- ¿No te gusta ver porno?

-¿Esto es parte del plan?-dije sonriendo

-Sí-afirmó, mordiéndose el labio inferior-¿no te apetece verla? Es de mis favoritas”

De verdad que tenía amigos extraños. Al menos, Natalia no se podía quejar de que no lo había intentado, pero faltaban menos de dos horas para que regresaran mis tíos, y lo más obvio es que Julián no iba regresar. Así que ya no había nada que hacer.

Pero recordar la portada de la película, me hizo sentir algo excitado.

Lo mínimo que podía hacer por la castaña, era disfrutar de su película favorita. Así que, luego de pensármelo unos minutos, me decidí a ponerla. ¿Dónde?, en el cuarto de Julián. De esa forma, las cosas serían mucho más emocionantes.

El dormitorio del rubio constaba de una cama matrimonial, una televisión con reproductor de DVD y un enorme poster de una chica rubia de grandes pechos, justo sobre la puerta. Al verla, podía corroborar que mis sospechas eran ciertas. Julián, nunca jamás podría fijarse en un hombre. Tristemente, eso me incluía.

Pero dejando de lado mis tristezas, encendí el televisor y metí el disco en el reproductor. Cuando las imágenes aparecieron en la pantalla, yo ya me encontraba sobre la cama.

La película trataba sobre dos chicos que se encontraban en una fiesta. Ambos eran bastante guapos, y tenían buen cuerpo. Luego de un par de miradas insinuadoras entre ellos, se dirigieron hasta una de las habitaciones de la casa, y comenzaron a tener sexo. A ellos, se les sumaron dos curiosos que los observaban desde el baño, los cuales también empezaron a follar como si de eso dependiera su vida.

Lo cierto, es que no era la mejor trama del mundo, ni tampoco la mejor porno que había visto, pero pronto la erección comenzó a dolerme dentro de los pantalones. Ante tal situación, me pregunté qué tan malo sería masturbarme en la cama de Julián. Él solo pensarlo me hacía sentir como un completo pervertido. Pero la escena me atraía bastante.

Así que sin darle muchos rodeos, comencé a masturbarme, evitando a toda costa gemir muy alto. Lo que menos quería era que Manuel me encontrara en esta vergonzosa situación. Por lo que comencé a morder mis labios, evitando hacer ruido, pero siendo inevitable que se me escapara uno que otro suspiro.

-Ejem…-de pronto, un carraspeo me sacó abruptamente de aquel placer en el cual me había sumido.

Lentamente gire mi rostro, encontrándome con la intensa mirada de Julián. Al verlo, de pie en la entrada de su habitación, observándome detenidamente, sentí que me paralizaba. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí?

-Así que te gusta el porno-dijo, pasados unos segundos. Sus ojos, que hasta hace un momento estaban clavados sobre mi rostro, se giraron hacía la pantalla. No hacía falta mirarla, los gemidos y ruidos de la película dejaban poco a la imaginación. Sabía exactamente lo que estaba viendo Julián.

-Yo…-comencé a balbucear, sintiéndome completamente avergonzado-esto…

-¿Sabes Fernando? Hasta ahora no me había dado cuenta de lo pervertido que eres-aseguró, entrando por completo a la habitación, cerrando la puerta a sus espaldas. Sus ojos me miraban desafiantes, intimidándome-y tampoco sabía lo mucho que te gustaba yo, ¡mira que masturbarte en mi habitación!

Noté como mi boca se abría por la sorpresa, ¿él sabía? ¡SABÍA! ¿Desde cuándo?, intente decir algo, cualquier cosa, pero me encontraba completamente en blanco. No podía más que mirarlo boquiabierto, esperando a que mi cerebro reaccionara en algún momento.

-Pero… tampoco me parece del todo desagradable…-continuo avanzando en mi dirección. Sus manos se recargaron sobre el colchón, hundiéndolo hacia el centro.

Y mientras tanto, yo continuaba completamente inmóvil.

-Entonces, ¿piensas continuar con eso?-preguntó, señalando mi cierre abierto-¿o quieres que te ayude?

-Yo…-¡vaya! ¡Por fin hablaba!

-¿O prefieres mirar?

En ese momento, sentí como mi respiración se detenía. ¿Hablaba enserio?

Sin ningún reparo, se sentó sobre la cama, a solo unos centímetros de donde me encontraba, y con toda naturalidad, bajo su bragueta y comenzó a masturbarse. Lo hacía lenta y suavemente, presionando con la mano toda su extensión. Julián tenía la cabeza apoyada sobre la cabecera, exponiendo su cuello y la línea de su garganta. Además, se encontraba acalorado, sudoroso y gemía débilmente. Algunos mechones de su cabello caían sobre su frente, cubriendo sus ojos.

Yo sabía, que no debía mirarlo. Que tendría que aprovechar la ocasión para escapar del momento incómodo, pero mis ojos insistían en volver una y otra vez a él. Y mi erección se volvía más dolorosa con cada minuto que pasaba, así que me toque suavemente por encima de la ropa interior para aliviar algo de tensión, sin poder atreverme a hacer algo más.

Él, por otra parte, parecía no tener ningún reparo, y continuaba acariciando su miembro, subiendo su pulgar hasta su glande, rodeándolo y volviendo a bajar.

Presa de un incontrolable impulso, y sin poder resistir más, me incliné sobre su regazo, apartando sus manos de su erección y aprisione su glande entre mis labios, lamiéndolo. Por un instante, espere a que me rechazara, que me hiciera a un lado y me dijera lo repulsivo que le parecía todo esto, pero sus manos se posaron sobre mi nuca y empujaron hacía abajo, profundizando su pene dentro de mi boca. Chupé su miembro con voracidad, disfrutado del momento, concentrándome en lamer el glande, excitándome cada vez más con sus gemidos.

Con mi mano libre, tire del pantalón hacía abajo, dejando mi trasero descubierto. Al menos una de la parte del plan de Natalia debía suceder.

-No puedo creerlo…-suspiro Julián-traes una tanga de encaje

No sabía si el rubio miraba la televisión o me prestaba atención a mí, pero con lentitud, hice hacía un lado la braga, y comencé a introducir mis dedos entre mis nalgas, moviéndolos en círculos.

-Ahhh-Julián gimió con fuerza, tirando de mi cabello

Su miembro palpitaba dentro de mi boca y la presione contra mi paladar, en ese momento el rubio comenzó a eyacular, llenando mi boca de semen. Ya había hecho esto antes, así que simplemente lo trague, limpiando los restos que habían quedado sobre mis labios y barbilla.

Luego, nos quedamos callados un instante, normalizando nuestra respiración.  A medida que pasaban los minutos, todo mi pudor, y mis reparos volvieron de repente, volviendo inevitable mirar a Julián. Ahora, es cuando comenzaba a arrepentirme.

-Lo siento-balbuceé-yo no quería…

Sus ojos, que hasta ahora me habían estado evitando, se posaron sobre mi rostro.

-No pasa nada-aseguró

-Pero…

-Me lo he pasado muy bien, así que realmente no me importaría repetirlo-afirmó, sonriendo

-¿Qué?

-Además, ahora sé que ver porno te pone muy cachondo-se burló, soltando una risita


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