Tome una hilera de la droga que me había llegado hoy y la aspire por mi nariz, aquella ansiedad, miedo, tristeza, todo se desvaneció es por eso que cada día era más dependiente de esta porquería, desde hace un par de meses era lo que me aliviaba.
-¿Cómo estás? –pregunto Kyungsoo mientras caminábamos por el parque. Llevaba un pantalón negro y un suéter tejido color gris, de un tiempo a la fecha comenzó a amar el negro. No lo culpo, lo hace verse irresistible.
-Bien –dije algo serio mientras sobaba mi brazo, fue algo inconsciente pero fue tarde cuando reaccione porque él ya tenía su mirada en mi brazo.
-¿Qué te hizo ahora? –tomo mi brazo y alzo la manga de mi suéter dejando descubierto un enorme moretón y algunas raspadas.
-No es nada –dije caminando más rápido y bajando la manga. Odiaba que me dejara expuesto en público. Es como si de pronto gritara “Mírenlo, sufre de abuso”
-¿Cómo un moretón de ese tamaño no va a hacer nada? Jongin tienes que denunciarlo –dijo tratando de tomar el ritmo de mi caminar.
-Soo no puedo, es mi papá –deje de caminar para mirarlo seriamente, esta platica se repetía cada semana, pero él jamás me entendía.
-Va a terminar por matarte, entiende –tomo mi mano- entonces yo no podré hacer nada más por ti.
-Claro que no, Soo es mi papá el no llegaría a ese extremo –apreté su agarre y suspire- estaré bien solo prométeme que no harás nada en su contra, por favor él es lo único que tengo ahora.
-Está bien, pero tu novio debería protegerte un poco más –soltó mi mano y comenzó a caminar por la vereda.
-Él no sabe de esto –alce mis hombros.
-Debería… se supone que para eso está, para protegerte, no solo son besos –rodeo los ojos.
-Sé que no te agrada…-me interrumpió antes de que terminara
-No me agrada, nunca me agradara, es un rufián ¿no te das cuenta? Seguro es de esos que se drogan o asaltan, no quiero eso para ti -seguí caminando pensando en lo que acababa de decir, era una pena pero Soo no se equivocaba con mi novio, de todas formas lo necesitaba para seguir obteniendo droga.
-Deja de criticarlo Kyungsoo.
-Es que… ¡sé que puedo ser… -no término la frase, abrió un poco sus ojos y me di media vuelta para verlo.
-¿Puedes ser que, Kyungsoo? –lo miraba, aun podía ver sus ojos cafés con la poca luz que quedaba del atardecer. Tardó en responder pero al final lo hizo.
-Yo puedo ser alguien mejor para ti, tal vez yo no sea fuerte como Kris pero sé que puedo protegerte de muchas maneras, puedo amarte mucho más de lo que él lo hace… he visto cómo te mira… como si fueras un objeto y yo lo hago distinto, eres mi mejor amigo la persona que conozco desde pequeño, hemos llorado y reído juntos –me confesó, mientras se acercaba a mí- pero tú jamás lo has notado, y yo pensé que estaba bien con eso pero mi vida se va deteriorando cada vez que te veo con él.
La distancia que nos separaba era muy pequeña que podía sentir el resoplido de su respiración agitada, no pude decir nada, no sabía que decir. Desde hacía años que tenía sentimientos por Kyungsoo… él me tomo de la mejilla para que acercara mi cara a la de él y unió sus labios con los míos, su beso fue tierno, suave y delicado, muy diferentes a los de Kris. Hubo un momento en que me perdí, sus caricias estaban tocando más allá de mi piel, podía sentir el aire que movía el cabello de Soo, podía sentir todo eso y más.
-Te quiero para mí –dijo cuándo se separó de mi- Déjame salvarte de esto.
Me levante de mi cama de un golpe, estaba completamente empapado de sudor, la droga que había probado hace unos minutos atrás me había ocasionado de nuevo esa estúpida alucinación.
-Debo dejar de pensar en mi mejor amigo de esa forma –me repetía en un susurro. Mi puerta fue golpeada varias veces y me pare rápidamente a abrirla.
-¡¿Cuántas veces te he dicho que no le pongas seguro a la puerta?! –grito mi padre con su mano alzada.
-Lo siento papá –dije miedoso a que me golpeara.
-Si lo vuelves a hacer te juro que no me detendré Jongin –me saco de mi cuarto a jalones- ¡limpia la casa, está hecha un asco!
Soy preso de mi casa, mi padre y de mi propio cuerpo ahora que soy dependiente de la droga, nadie podía salvarme, el único que me ayudaba a sonreír aunque fuera unos momentos era mi mejor amigo Kyungsoo, él siempre ha estado para mí, aunque mis ojos lo veían como algo más.
A veces quería confesarle lo que pasaba con mi padre y que me había metido en las drogas, pero después pensaba con claridad, nunca dejaría que lo supiese, no quería que lidiara con un drogadicto…