2 años atrás
-Bueno amor, cuidate mucho mi niña por favor… - me decia mi mamá con cariño, mientras me ayudaba a arreglar las cosas para la pijama en la casa de Caroline.
Yo la conocía desde hace un tiempo, pero nunca nos juntamos tanto como lo hicimos al quedar las dos en la misma sección. Tenía un gran sentido del humor, uno del que no se escucha todos los días, pero del que nunca te cansa de oír aun asi. Una sonrisa de las que contagian, junto a unos ojos café que te registran por dentro sin permiso. Era mi mejor amiga…
-Tranquila mamá, todo irá bien, confía en mi.
Confía en mi…
Confía en mi, un precio caro ante la inocencia.
Llegué al apartamento de Caroline, raramente su casa huele tan peculiar. Una mezcla hogareña con comida exquisita, pero al entrar al cuarto de ella, todo desaparece y se percibe el olor a pintura, óleo y una caja de colores recién abierta del paquete.
Si, Caroline siempre es y ha sido una artista desde que la conozco.
-Lindo cuarto -dije con una sonrisa, era rosado claro junto a unos todos negros, con muchos posters en las paredes de bandas punk/rock. Dejé mi mochila y me senté en la cama.
-Gracias, Mary… Mucha gente no entra acá. solo personas eh… especiales -lo dijo viéndome de reojo. Reí, se que ella es muy penosa, demasiado como para que muchos crean que se la pasa haciendo pijamadas…
“¿Por qué me escogiste a mi?...”
-Pues, espero que la pasemos bien -
Ella se sentó al frente mío, mirándome, o como me gusta llamar, “registrandome”. Nuestra amistad molaba. Era muy genial según recordaba, nos la pasabamos hablando, riendo y soltando uno que otro cumplido. Lo clásico. Pero habia algo… Algo que se que llegaría más lejos de lo que creí.
-Bueno, sabes que siempre contigo la pasare bien… -acercó su mano a la mia. La tomé con temor, con inocencia… Con… Con amor.
Su mano siempre esta fria. Húmeda. Como la de una niña antes de pasar a exponer. La estruje, simplemente, deseaba calentarla… Era mi amiga, haría todo por ella, pero algo en mi me decía que no todo eso era certero. Había algo más que yo, a propósito, ignoraba.
Pero… Miré un poco más abajo, de su mano pasé a su muñeca… Allí…
Justamente allí.
Sentía como el pecho se me iba en un gimoteo. Se fuerte, Mary, tan solo observa.
Y así hice.
Debajo de unas pequeñas vendas se reflejaba el corte del dolor. Unas cuantas líneas color carmín que hacían una prioridad en mí.
Si, Caroline se autolesionaba. Y yo no permitiría eso.
Subí rápido la mirada, disimuladamente, vi como ella tenía una leve lágrima saliendo de sus ojos.
-Caroline… -susurré, sequé su lágrima con mi mano, mientras ella bajaba la cabeza.
-Estoy bien… -tan solo eso, esas dos palabras que tanto odio al no ser ciertas, que ocultan todo un motivo.
Hubo un breve silencio. Las dos nos perdimos viendonos. Hablando sin decir palabras, tan solo con los ojos.
No sé como le entendía, pero solo queria estar para ella.
“Terminé dando mi vida por tí…”
La noche cayó, nos pusimos cada una la pijama y colocamos música. Recuerdo que fue una mezcla extraña entre Green day, Linkin Park, Lana del Rey, My Chemical Romance y otras bandas de igual género.
Estábamos de pié, echando broma acerca del colegio, las bandas y otro tipo de cosas.
-Sabes que tienes talento para lo que haces -le dije con una sonrisa, ella nunca reconoce que es increíble con las pinturas.
-No lo sé, no me convence.
Perfeccionistas, los entiendo completamente.
-Bueno pues, si no te convence, ¿por qué te emocionas tanto al mostrarme una de ellas…?
Se sonrojó, bajando la mirada y riendo de vergüenza. No lo niego, es tan tierna cuando hace eso.
-Porque eres tú, Mary -me lo dijo como si fuera algo tan obvio de ver. Resoplé, tumbandola en la cama mientras reía.
-Me abochornas. No creí ser un juez de pinturas profesional -reí encima de ella. Tomó ventaja de que estuviera desprevenida y ella terminó encima de mí.
-Algo así, te aseguro -dijo en un tono casi audible.
Otra vez… Un silencio entre las dos. Perdidas en tan solo vernos ¿Desde cuándo hacemos esto? ¿Es normal que siendo amigas sienta estas cosas por ti?
Seguiría pensando, si no hubiese advertido que su cabeza bajaba hacia la mia, mirando mis labios fijamente. Centímetro por centímetro, sentía su respiración en mi cara. Me sujetaba con fuerza. Abrió los labios de par en par…
No… No pude. No ahora…
-Caroline… - voltee el rostro rápidamente. Una cobardía en mi se apoderó, mientras me levantaba de la cama. Ella se paró junto a mi, avergonzada.
-Lo siento… No quería.. no creí… -se quedaba corta en cada frase. No pude evitar sentirme mal por arruinar tal momento.
-¿Qué quieres de mi? -le pregunté fijamente.
Ella colocó los brazos por detrás de su delgado cuerpo, mirándome tímida, aspiró aire, y me dijo dos cosas que nunca olvidaré. Su tono de voz se quedó en mi memoria después de eso, sus ojos siempre los recordaré así.
Escuché, paciente.
-Tú… tú me gustas, Mary, -me lo dijo en tono tan bajo que creí por un momento que era mi mente. Pero no, allí estaba ella, esperando una respuesta de mí. Mirándome suplicante y emocionada… Mi mente se fué por un momento.
“¿Por qué, de todos, me elegiste a mi? … ¿Seré suficiente?”