- Es Amor Kou – dije mientras nuevamente posaba sus labios sobre los míos, sus manos se aferraron a mi cara y mi marcha dio hasta que llegamos a mi cama donde él estaba tendido con usa sonrisa que estremecía mi mundo, nuevamente lo bese sus manos jugaron un poco con mi cabello y luego bajo por mi cuello hasta que las sumergió dentro de mi camisa navegando en mi abdomen bajo hasta el cierre del pantalón y le aleje un poco , lo mire con duda el afirmo a lo que entendí que era el momento de recordarle quienes fuimos, quite mi camisa y el la suya, nuevamente nos besamos hasta que nuestros cuerpos se calentaron lo suficiente para saber que era tiempo de actuar, el timbre sonó ambos lo ignoramos, luego no móvil sonó seguido de el de él , en nuestro momento solo había tiempo para él y para mí pero el timbre no paraba, me detuve.
- Sigue- negué.
-
- Hay que abrir, puede ser importante.
Tome nuevamente la camisa y la puse en su lugar acomode un poco el cabello mientras él también se arreglaba un poco, en el trayecto de mi habitación a la sala regule la respiración abrí y una brisa helada nuevamente inverno mi cuerpo, Lee expresaba dolor y furia a la vez, sus ojos se perdieron más allá de mi cuerpo gire a él, él tenía su celular en manos, al verla sonrió.
- Estaba por llamarte. – dijo caminando a ella.
- No importa ya estoy aquí, solo quería confirmarte que el vuelo sale a las 8:00 de la mañana, no llegues tarde. – el afirmo ambos seguían hay frente a frente como la primera vez ignorando mi existencia, fruncí el ceño y me marche al balcón, luego recapacite, no teníamos viaje de banda ni nada por el estilo, gire en busca de ellos y estaban en la puerta del balcón nuevamente agarrado de manos.
- Aoi, vine a decirte que mañana me voy al extranjero con Natsuki – ella sonrió complacida, torcí mis ojos de su vista y mire las luces de los grandes edificios.
- ¿Cuándo regresas? – pregunte, pero los segundos pasaron y un suspiro del rompió el silencio.
- Aoi. – dijo ahogado, mire a él con atención, sabía que luego de esa noche todo cambiaria para siempre.
- ¿Cuándo regresas? – Repetí.
- Probablemente no regrese, lo siento Shiroyama- su cuerpo giro, lo vi alejarse lo vi marcharse, y una vez más en la soledad de mi apartamento confirmaba lo antes dicho, él estaba mejor sin mis recuerdos, no derrame lagrima alguna, ya ellas se habían acabado con todo lo antes, Uruha se iba de mi vida, se iba para siempre a hacer una vida mejor, a empezar de cero.
Eran las 5 de la tarde había llegado de un largo día de ensayos con los chicos restantes habían pasado 2 años desde que uruha se había ido, los demás hicieron sus vidas sin algún arrepentimiento, Reita y Ruki parecían adolecentes recién enamorados, Kai había al fin concretado una relación solidad y no dudaba que por su mente pasaran los planes de boda, por mi parte me dedique a lo de siempre, la banda, la salida con mis amigos y a pensar en lo que pudo ser y no será nunca más..
(Sonido del timbre)
- Maldita sea jamás podre descasar.
Me levante como estaba eche un corto vistazo solo los bóxer y la camisilla arregle el cabello y Salí a la sala, mire eran las 9 de la mañana bostece mientras abría la puerta, una chica hizo abrir mis ojos y cerrar la puerta inmediatamente, mi corazón palpitaba a mil por segundo, frote mis ojos y fui al espejo que estaba en la sala mire mi aspecto muy mal por su puesto , el timbre nuevamente sonó, corrí a mi habitación, me puse el pantalón que tenía el día anterior y la camisa peine mi cabello ligeramente, volví a la puerta, la chica estaba apoyada en la pared con la mirada abajo, llevaba un short de Jean y un buzo con algún estampado que ignore , un gorro para protegeré del frio y se veía las tirantes de un bolso oculto por su cuerpo y parte de su cabello.
- ¿Puedo ayudarte? – dije aclarando intermitente la garganta ella dio dos pasos juguetonamente frente a mí y afirmo.
- ¿Eres Aoi?
- Supongo, ¿Quién eres y que quieres?
- Soy Emily - dijo sonriente, una sonrisa que iluminaba el pasillo y había logrado que yo intentara dibujar una en mi pero ¿Quién era ella?
- ¿Te conozco?
- Si, solía trabajar para ustedes, pero no por eso estoy aquí, ayer Akane te entrego unos papeles pero no eran para ti, ¿podrías regresármelos?
- ¿Papeles? Supongo que están en la mesa entre por favor.
Marche a buscar los papeles, no los veía en la mesa, que entre al pasillo para ir a mi habitación antes vi como entraba insegura y tímida a mi sala observaba cada detalle y luego se sentaba en el sofá, negué mientras reía, era una chica enérgica se notaba por como hablaba y quizás agradable, su sonrisa era hermosa no había duda, al entrar los visualice en la cómoda los tome entre las mano y Salí.
- Aquí están.
Ella se levantó de golpe y sonrió, los pase a su mano he hizo 2 reverencias rápidas.
- Muchas gracias.
Ella dio me dio la espalda para ir a la puerta, sabía que si ella pasaba la puerta no la vería nunca más, pero al final temía, al final tenía dudas ¿era acertado lo que hacía?
- Emily – dije con voz un poco alta, ella se detuvo y giro.
- Dígame Aoi- San
- ¿Tienes mucho trabajo ahora en la tarde?
Ella negó efusiva.
- Hoy es mi día libre, pero quise hacerle el favor a Akane, ella es una gran amiga.
- ¿Saben el café Moon? – ella afirmo.- Te parece bien a las 5: 30 P.m.
- De acuerdo.
Volvió a girar y se marchó, una vez la puerta estaba cerrada agarre mi cabeza y me tire en el sofá-
- ¿Qué mierda estoy haciendo? – grite.
Era estúpido pensar que iba a olvidar ese dolor que aún se mantenía en mi pecho, pero estaba claro, ella había logrado hacerme sentir vivo solo sonriendo, una sensación que había olvidado desde la última vez.
El reloj marco las 5:20 iba en el auto camino a la Cafetería solo faltaba una cuadra, visualice el parqueadero y me detuve en el único sitio desocupado, baje y mientras caminaba a la entrada mi teléfono sonaba sin descaso, un número desconocido no preste atención, luego de la 3 llamada decidí contestar antes de atender la vi, quizás un poco más tímida que antes, quizás un poco más atractiva que antes.
- ¿Aoi? – decía la voz al otro lado del teléfono, una voz familiar pero olvidada, cuando mis sentidos buscaron entre los recursos, mis piernas perdieron el sostén de ellas, extendí mi mano a un muro cercano para evitar caer, era imposible volver a escuchar esa voz luego de tantos años de silencio.