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Juntos en la Oscuridad. por Mizuki Nozomi

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Notas del capitulo:

Lo se lo se, perdón por la demora y mi desaparición sin aviso alguno (ni a face me e conectado T-T), soy un asco de persona TT~TT waaa!

De verdad lo siento por la espera, pero justo ahora no estoy bien de salud y aparte estoy pasando por un momento de depresión pues murió uno de mis perros :( alguien lo enveneno y no pude hacer nada, fue muy triste y me afecto mucho.

Bueno...la verdad es que no se me ocurre que mas decir, no me lo tomen a mal ñ.ñ, no soy una insensible pero mi modo de superar las cosas es ignorándolas(lo repito, soy un asco de persona), así que dejare de lado mas explicaciones.

Espero no decepcionar a nadie con este cap :)

un agradecimiento especial a:

-Demon Witch

-Alice-sama

-HolasoyYaoista

por sus lindos reviews!! ^^

igual les agradesco a todas las personas que siguen este fic (aunque no dejen review ¬¬ xD)

Sin mas que decir, las/los dejo leer ^^

JUNTOS EN LA OSCURIDAD

CAPITULO 3

-----------------Pov Ciel-----------------------------

-Te propongo un trato –dijo colocando un dedo bajo mi barbilla permitiéndome sentir lo fría  que era su piel.

Tras aquellas palabras, el silencio se hizo presente. Solo se escuchaba mi irregular respiración y el insistente sonido de las llamas.

-¿Estoy soñando? –Me pregunte mentalmente – ¿me he vuelto loco?

El demonio frente a mí me tomo por la barbilla con un poco de fuerza pero sin hacerme daño.

-¿Me escuchaste? –pregunto divertido acercando un poco más su rostro al mío.

Un escalofrió recorrió mi cuerpo haciéndome estremecer hasta los huesos. Esto era tan irreal; una parte de mi aún se negaba a aceptar lo que estaba sucediendo, pero otra me instaba a hacerlo, me decía que luchara por sobrevivir, pero ¿Qué podía hacer? Seguro solo era cuestión de tiempo para que aquel ser que me tenía hipnotizado me matara...aunque, ¿a que se refería con un trato? ¿Qué quería? ¿Qué podía tener yo que un ser como él quisiera? Con aquellas preguntas rondando en mi cabeza me esforcé por permanecer lo más conscientemente posible, él esperaba una respuesta, y si dándosela tenía la más mínima probabilidad de vivir o al menos de no morir de forma tan violenta como mis antiguos captores, se la daría. 

 Tragando grueso asentí con lentitud.

-… ¿A…qué te refieres con “un trato”? –pregunte desviado el rostro para librarme del agarre que mantenía en mi mentón, mas apenas hice eso, una mano tras mi nuca me obligo a  encararlo nuevamente. Mis ojos se abrieron como platos debido a la acción. Esta vez su rostro estaba más cerca del mío, a escasos centímetros, dejándome ver sus ojos que me miraban con enfado. Su aliento chocaba contra mi rostro, era frio, muy frio, me ponía la piel de gallina.

-Mírame cuando te hablo –ordeno antes de fijar su mirada en un punto detrás de mí para después hacer una mueca de desagrado.

-Así que eres tu…-susurro. De alguna forma supe que no se refería a mí.  Tras algunos segundos regreso su mirada a mí –No hay mucho tiempo.

Un miedo irracional envolvió mi cuerpo poco a poco.

-Tu padre sigue con vida –murmuro el azabache dedicándome una sonrisa que exhibía aun mas sus filosos dientes.

-¿¡que!? –Exclame  con el corazón a mil y tratando de levántame –pero…

-No queda mucho tiempo –repitió apretando el agarre en  mi barbilla, indicándome que me callara y me mantuviera quieto. A regañadientes obedecí.

-El ser que provoco todo viene para acá y a menos que quieras morir y dejar morir a tu padre, quiero que me escuches, ¿entendido? –prosiguió.

Sintiendo como la sangre se helaba en mis venas me limite a asentir, con una actitud tan sumisa que sentí asco de mí mismo.

Los ojos del demonio brillaron color rosa brillante y con las negras pupilas en una línea delgada, provocando que instintivamente mi cuerpo se tensara.

-….¿Que….que es lo que quieres? –susurre sintiendo mis ojos escocer.

-Quiero tu alma… –suspiro soltando mi barbilla y comenzando a acariciar mi mejilla con suavidad.

Con el corazón a mil sentí que el aire se hacía más pesado, me costaba llenar mis pulmones de tan vital elemento.

-¿Co…cómo? –pregunte como pude, respirando por la boca con desesperación.

-Quiero que te conviertas en mi sirviente –explico dejándome estático - a cambio, salvare tu vida, y  al parecer, también la de tu padre. ¿Qué dices?

Aturdido y con una sensación de vértigo por sus palabras, baje la mirada tratando de concentrarme en cualquier cosa para mantenerme consiente; sentía que en cualquier momento desfallecería. ¿De verdad estaba pasando esto?

Con el cuerpo temblándome por el frio, la incertidumbre y el miedo, regrese mi vista a mi interlocutor, mirándolo de pies a cabeza con lentitud, atreviéndome a hacerlo con más detenimiento que la primera vez, desde sus zapatos con tacón de aguja, su ropa negra y ajustada, la espada clavada en el suelo al lado suyo y en la que mantenía apoyada su mano libre, sus uñas negras y brillantes. Cuando llegue a su rostro volví a perderme en aquella mirada carmesí, tan penetrante que me robaba el aliento, sus ojos eran enmarcados por abundantes pestañas largas y negras; su cabello azabache con un peinado extravagante pero que se veía…bien; sus labios eran delgados y estaban curvados en una sonrisa que me helaba la sangre. Detrás de él, sus alas negras y abundantes en plumaje, se agitaron ligeramente, haciéndome dar un respingo.

Con una lentitud inquietante el demonio dejo de acaricia mi mejilla con aquel tacto tan suave como el de una pluma que hacía que una corriente eléctrica recorriera mi espina haciéndome sentir incómodo, y paso a tomar entre sus dedos un mechón de mi cabello para acomodarlo detrás de mí oreja, para después, colocar su mano en torno a mi cuello con un poco de presión.

Mi corazón se aceleró al borde de la taquicardia.

-El tiempo se termina –susurro endureciendo la mirada al tiempo que la presión se intensificaba poco a poco –decide ahora.

-…ah…yo… –balbucee sin saber que decir, todo me daba vueltas.

¿Qué debía decir? ¿Y si me estaba mintiendo? ¿Qué pasaría conmigo? ¿Y con mi padre? ¿De verdad seguía con vida? Esas y  mil preguntas más se aglomeraban en mi cabeza aturdiéndome cada vez más y más.

-Ciel, reacciona, concéntrate, analiza las cosas –me ordene mentalmente. ¿Por qué quería mi alma? O más bien ¿Por qué me quería como sirviente? Yo era “un conde”- por así decirlo - no le servía de nada, y eso era algo que seguro él sabía ¿entonces porque aun así me quería?

Dándome una bofetada mental me obligue a volver en mí. Este hombre esperaba una respuesta….y aunque no quisiera, tenía que darla, teniendo la esperanza de que lo que estaba por hacer era lo correcto…aunque no para mí.

-yo…aceptare, pero…con una condición. –susurre derrotado pero mirándolo lo más fríamente posible

---------------------Pov. Sebastian ----------------------------

Sin poder evitarlo solté una pequeña risilla. ¿Con quién creía que estaba hablando este mocoso? ¿De verdad creía que podía condicionarme a mí, a un demonio?

Irritado, apreté con un poco más de fuerza su cuello.  Sus ojos se volvieron acuosos debido a las lágrimas que pugnaban con salir, y sin embargo, su mirada se mantenía altiva y orgullosa.

-por favor –susurro con voz estrangulada y un gesto de dolor, paralizándome al instante.  Mi mano se negaba a continuar ejerciendo presión sobre su pequeño cuello. Soltando un bufido, libere el agarre.  El menor me miro sorprendido. En sus grandes ojos vi reflejado el mío, que estaba descolocado en una mueca de disgusto.

-Bien. ¿Qué es? –pregunte cediendo a su petición, sintiendo que “él” estaba cada vez más y más cerca.

-…quiero que algo como esto no se vuelva a repetir jamás –susurro apretando los dientes –quiero que mi padre este a salvo…solo eso.

Ladeando la cabeza, y cerrando los ojos unos instantes para después abrirlos, asentí  pasando mi mano por uno de sus costados, rompiendo de un tirón la soga que aprisionaba sus manos. El menor emitió un pequeño gemido mas no hizo movimiento alguno hasta que retire mi mano. Con un movimiento un tanto brusco llevo las suyas a los costados, apoyándolas en el césped. Con ojos confundidos y el ceño fruncido, me indico que aun esperaba mi respuesta.

-De acuerdo. Me comprometo a que tu padre estará a salvo de ahora en adelante. –Exclame tendiéndole la mano – ¿Aceptas el trato?

Relajando su rostro por el alivio, el azulino levanto poco a poco su mano derecha, dejándola a solo unos centímetros de la mía.

-Si –contesto estrechando su pequeña y delicada mano con la mía. Su expresión paso a ser una de nerviosismo.

-Perfecto. Ahora, si me permites, marcare lo que me pertenece –sonreí soltando su mano y con rapidez, colocando mi derecha- en la que estaba el sello -sobre uno de sus ojos, y mi izquierda detrás de su cabeza, impidiendo que se alejara. Escuche su corazón acelerarse.

-Esto te dolerá –avise haciendo presión. El sello en mi mano que me representaba brillo con fuerza.

-¡AHHHH! –grito el menor colocando ambas manos sobre mi brazo, tratando de alejarlo sin éxito. Su ojo visible estaba cerrado con fuerza, varias lágrimas salían de él. Su boca estaba retorcida en un rictus de dolor. Debajo de mi mano la sangre empezó a brotar, justo en el momento en el que el menor caía inconsciente.

-Listo –sonreí quitando la mano de su ojo- que se mantenía cerrado y manchado de sangre- y pegando su cuerpo al mío  -ahora me perteneces.

Sin decir más, recosté al menor en el suelo. Su rostro mantenía un gesto de dolor, su frente estaba perlada de sudor y sangre.

-¿Qué has hecho Sebastian? –me pregunte a mí mismo girándome hacia la mansión.  

-Si tanto te gusto el alma de ese niño ¿Por qué lo convertiste en tu sirviente? ¿Por qué?–pregunto una vocecilla en mi cabeza, haciéndome enfadar por no saber con exactitud la respuesta.

-No es solo su alma lo que me gusta, es algo más…solo…quiero a ese niño. Quiero tenerlo conmigo. –pensé confundido dedicándole una última mirada a mi nuevo sirviente, sintiéndome extrañamente…feliz, como un niño con juguete nuevo.

Enfadado por mi confusión y debilidad volví mi vista a la mansión. Ya era hora de terminar con esto.

Levantando una mano, chasque los dedos. El fuego se apagó al instante, dejando todo  en la oscuridad de las sombras creadas por  las nubes y la luna.

-Te estoy esperando, sal de ahí –murmure mirando la entrada, impaciente.

-¿Ya tienes tiempo para mí? –dijo un hombre de cabellera y traje blanco saliendo con tranquilidad por  la entrada. Con pasos lentos se acercó a mi posición desplegando con lentitud unas alas grandes y blancas detrás de su espalda. Se detuvo a 5 metros de mí.

-Ash Landers –escupí a modo de saludo y mostrando los dientes. Si bien, lo que menos quería era batirme a duelo con un ángel, si no quedaba de otra, no planeaba echarme para atrás.

- Eres…Sebastian Michaelis –reconoció levantando una ceja – es honor que un demonio de tu…categoría, como tu conozca mi nombre.

-“El ángel de la reina”, hay muchos rumores sobre ti haya abajo –dije pasando de largo su tono sarcástico.

-mph…ya veo –mascullo molesto - Pasemos a otro tema.

-Adelante –concedí cruzándome de brazos, después de todo, quería saber algo, y si para eso tenía que soportar al maldito ser alado frente a mí, tenía que conformarme y hacer alarde de mi paciencia.

-¿Por qué has hecho eso? –pregunto dirigiéndole una mirada recelosa al pequeño detrás mío.

-Eso es algo que no te incumbe –respondí  entre dientes, sorprendiéndome a mí mismo por mi reacción. –mi turno, ¿porque hiciste esto? –pregunte a mi vez indicándole con un gesto a que me refería. – ¿te aburriste de ser el titiritero de la que estos humanos llaman reina?

-jajaja –rio ignorando mi falta de respuesta a su pregunta –veras, esta familia ha sido un dolor de cabeza para mi desde hace ya algún tiempo. Arruinan mis planes. La reina es manipulable, pero los Phantomhive son como una base para ella. Me canse de tratar de convencerla de destruir a toda la escoria de esta ciudad, de matarlos a todos. Ella cree que mientras exista su perro guardián, el equilibrio de su país será duradero.

-Así que por eso trataste de eliminar al conde –farfulle rodando los ojos

-No solo por eso, a decir verdad, mi plan se arruino desde hace ya un tiempo  –suspiro volviendo su mirada fría – algunos ángeles han sido enviados para capturarme, así que ya no puedo permanecer más tiempo como “subordinado de la reina”. Que mis planes se arruinaran fue culpa de Vincent Phantomhive, todo es su culpa, él lo arruino todo.

-¿por qué no lo mataste? –inquirí  entrecerrando los ojos. –tuviste el tiempo suficiente, pero no lo hiciste, ¿Por qué?

El ángel embozo una sonrisa.

-Buena pregunta –exclamo acomodándose un mechón de cabello– tienes razón, pude haberlo hecho pero se me ocurrió algo mejor. Justo cuando iba a matarlo pensé que eso sería demasiado fácil, no habría mucho dolor incluso si lo torturaba,  ¿Qué podía hacer? La respuesta me la dio él mismo cuando comente casualmente que seguro su hijo ya debía estar muerto; grito su nombre con tal desesperación que me sorprendió. Seguro que igual lo oíste, algo me dice que ya estabas cerca para ese momento. Imagina que será de él si lo hago ver como muere su hijo frente a sus ojos de la forma más dolorosamente posible y sin que él no pueda hacer nada. Querrá morir, y para ese momento yo le are el favor de sacarlo de toda su miseria.

El ángel soltó una carcajada con  las alas agitándose por la emoción. Mi paciencia amenazo con terminarse.

-Pero ahora –continúo recobrando la compostura y mirándome con seriedad –tus estas arruinando mis planes. Has complicado mis planes.  Aunque en parte agradezco que llegaras,  de lo contrario el niño estaría muerto. Lo que ahora debo hacer es quitártelo.

Mis ojos brillaron en señal de advertencia.

-Este niño me pertenece. –sise levantado mi espada y apuntándole con ella.

-El tiempo será el que diga eso, Michaelis –respondió agitando las alas con más rapidez, elevándose poco a poco del suelo. –hasta entonces.

Sin decir más, el ángel se alejó con rapidez, perdiéndose entre los árboles.

-En lo que te has metido Michaelis –me dije volteando a mirar al azulino, quien inconsciente en el suelo era ajeno a lo que acababa de suceder.

Con lentitud me agache para tomarlo en brazos, teniendo cuidado de no lastimarlo más de lo que ya estaba. Inconscientemente, el niño se acurruco en mi pecho son dejar de apretar los labios en señal de dolor. Sentí mi pecho calentarse, haciéndome sentir bien…pero extraño. Nunca antes lo había sentido.

Suspirando acerque mi rostro a la cabeza del menor, aspirando el tenue olor a sangre, sudor y… ¿chocolate?

Dedicándole una última mirada al niño en mis brazos, me adentre con él en la mansión.  

Con parsimonia me dirigí hacia donde sentía la presencia del conde. A mi paso, me encargue de arreglar la mayor parte de la mansión, reduciendo considerablemente los daños hechos por el fuego, y salvando algunas cosas que me parecían importantes.

-Creo que esto bastara –murmure mirando a mi alrededor, asegurándome de dejar algunas paredes, habitaciones y demás trivialidades en mal estado para justificar el incendio.

Una vez frente a la habitación donde se encontraba el conde, sin miramientos me adentre en ella, encontrando aquel hombre amarrado en una silla completamente inconsciente, con la ropa rasgada y manchada de sangre.

-Así que tú eres el conde Vincent Phantomhive –comente mirándolo con detenimiento, notando el parecido que tenía con su hijo, a quien yo mantenía acurrucado en mi pecho.

Una vez más mira al niño en mis brazos. Si, era muy parecido a su padre, pero tenía algo más, era…un poco diferente, independientemente del físico. Algo en este niño me tenía encantado.

El sonido de carruajes acercarse me saco de mis cavilaciones, haciéndome bufar.

Caminando hacia uno de los sillones con el menor en brazos, cambie mi vestuario por uno más adecuado para la situación al igual que mi apariencia.

Recostando al menor en el sillon, regrese al lado de Vincent, desatándolo y llevándolo al otro sofa. Colocando una mano sobre su hombro, cure con dificultad las heridas causadas por el ángel, hasta donde me fue posible sin debilitarme tanto.

-Debo preparar todo –comente  saliendo de la habitación, pues en cuanto mi sirviente despertara, lo llevaría a su nuevo hogar.

FIN DEL CAPITULO 3

 

Notas finales:

¿Y bien? Que les pareció? Lamento si me quedo medio flojo pero es lo que mi cabeza puede hacer por ahora.

Esta vez les juro que tratare de actualizar esta misma semana.

Muchas gracias por leer ^^

Merezco review?

Besos y abrazos!


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