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No me olvides... por YumeSoma

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Notas del fanfic:

Se que soy un asco en el resumen, tenía 2 años sin escribir nada así.

Los personajes pertenecen a Eiichirō Oda...

"Te escribo esta carta pues no se cual es la mejor manera de decirte esto.  
Perdona si te cause daño en todo este tiempo a tu lado pero créeme nunca ha sido mi intención el dejarte, el abandonarte.  
Law, discúlpame por dejarte esta noche...  
No quiero ver de nuevo tus ojos llenos de lagrimas, esa expresión tan indefensa pues te he hecho daño. 
Discúlpame Trafalgar. 

Te amo... 
 
Eustass Kid" 

   

Al terminar de leer la carta; sentí como mi mundo se caía sobre mis hombros, aquel peso me hizo caer y llorar. Él se había ido, me dejaba; y yo nada podía hacer, era tarde pues no le volvería a ver, no podría volverle a ver. Él estaba equivocado, nunca me había lastimado. 

Tome mis cosas y salí corriendo de mi departamento, afuera de este me esperaba mi coche; subí en este rápidamente aun con las lagrimas cayendo por mis mejillas... ¡No le dejaría ir!  
Conducí como loco, y en mas de una ocasión casi choco pero eso no me importaba, ocupaba ver a mi pelirrojo; detuve el auto afuera de su casa y pude notar como estaban ahí todos nuestros conocidos, al verme todos corrieron hacia mi. 

-Trafalgar... -escuche la voz de un rubio, sin duda era Killer-ya que fue el primero en estar al lado del auto. 
-Killer-ya ¿Dónde esta Eustass-ya? -cuestione en un susurro apenas audible para aquel hombre. 
-No lo se... Todos hemos venido a buscarlo -guardo silencio unos segundos y luego me saco del auto casi arrastrando- Pensé que lo encontraría aquí, después de aquel mensaje...  Supuse que le vería aquí. 

Mi mente se quedo en blanco, todo me resultaba extraño ¿Mensaje? ¿A cada uno de nuestros amigos les había dejado uno?  
Las lagrimas comenzaron a surcar mis mejillas nuevamente; él se estaba despidiendo de todos; las lagrimas gruesas que salían de mis ojos morían en mi cuello aunque alguna que otra se perdía en mis labios dándome ese sabor salado. 

-Trafalgar... -Escuche a mis amigos mencionar mi nombre, sentí como algo se rompía dentro de mi cuando Killer me atrapo entre sus brazos. 
-Law-chan... -Escuche la voz de mi mejor amigo, el cual se unió al abrazo. 

Killer-ya y Penguin-ya eran nuestros mejores amigos, ellos eran los únicos que sabían de mi relación con Eustass Kid; pues ellos fueron los que ocasionaron que aquello sucediera. Los demás desconocían eso. 

-Law ¿Qué esta pasando? -preguntaron Robin-ya y Nami-ya, que me miraban de manera seria. No sabia que responder a eso, aquellos chicos; fuera de Killer y Penguin; me miraban intrigados, recordé que nunca les dijimos que salíamos, ellos tenían la estúpida idea de que aquel pelirrojo y yo nos odiábamos. 

-Kiddy -murmuro el pequeño mono que hasta ahora se había permanecido en total silencio, nuestras miradas fueron hacia el; mi corazón se rompió al verle llorar pero sin bajar la cabeza ni un momento se acerco a la puerta, golpeándola con fuerza y llamando a gritos al mecánico. -¡Kid sal de ahí! ¡Cabronazo te estoy hablando!. 

Aquellas palabras no tenían respuesta, todos nos quedamos en silencio y por un momento recordé que tenia llave de aquella morada, entre empujones quite a todos de mi camino y con desesperación abrí la puerta entrando de golpe. Corrí como si de un loco se tratara, me resbale varias veces pero eso no me freno ni un poco, a gatas logre subir la escalera que daba al segundo piso. Abrí la puerta de su habitación de golpe y ahí encontré algo que me hizo llorar como si de un niño se tratara. 

Escuche los pasos de mis amigos por toda la casa, no sabia si buscaban a Eustass-ya o a mi pero era claro que ya sabían cual seria su dirección; sentí cuando se detuvieron justo atrás de mi. Escuche un gruñido por parte de Killer, un ligero sollozo proveniente de las chicas y de los demás se escuchaban unos constantes jadeos. 

-Eustass Kid, eres un cabrón -Pronuncio su mejor amigo, aguantando las lagrimas y acercándose al bulto sobre la cama.  
Todos le siguieron pero yo seguía en el marco de la puerta, Kid ya se había ido. 

Mugiwara-ya se acerco a mi y me tomo de la mano llevándome hasta la cama que era de mi pareja, me sentó sobre ella mientras todos veían que era lo que hacia bulto en la cama. Tomaron las cajas que estaban encima, aunque había una mas grande aun lado de la cama; por supuesto era la mas grande aparte de que en esta se veía claramente mi nombre. 

-¿Por qué Kid nos ha dejado esto? -menciono el mas pequeño del grupo, aun me sorprendía el hecho de que fuera tan unido a nosotros cuando varios le sacábamos como 4 años o mas.  

-Chopper... -Susurre y lo tome entre mis brazos, le apreté fuerte contra mi pecho. El era uno de los pocos con los que realmente tenia bastante confianza. 

Sentí las miradas de mis amigos, nunca creyeron verme tan afectado por aquella partida pero así era, el pequeño acariciaba mi cabello tratando de tranquilizarme mientras Robin y Nami se unian a nuestro abrazo. 

-Torao... ¿Qué debemos de hacer con las cajas? -Me cuestiono Mugiwara-ya mientras tomaba la que tenia su nombre, levante la mirada y me encontré con sus enormes y llorosos ojos.  

-Hagan lo que quieran con ellas, a mi no me deberías de pregunta Luffy... -Me sentí extraño al llamarle así después de tantos años de conocerle. -Se las ha dejado a ustedes. 

Escuche como el cocinero tragaba fuerte y abría la caja con su nombre, encontrándose con una pequeña carta y varias cosas que le podrían servir para seguir con sus estudios y otras cosas de su agrado como varias cajetillas de cigarros. 

Cada uno al ver lo que contenía la caja de Sanji, empezaron a abrir las suyas. En la de Robin-ya se apreciaban bastantes libros de historia, la chica sonrió con felicidad. En la de estafadora se podrían apreciar libros de geografía y cosas de dibujo, en la de pequeño y el narizón mentiroso habían libros de cuentos, y juguetes para niños aunque en la de Chopper se podría apreciar algunas cosas de medicina. Cada uno abrió su caja encontrando todo aquello que les gustaba, pero yo me quede parado frente a la mía. 

-Vamos chicos... -dijo Killer tratando de sacarlos de aquella habitación, pues seguían esperando a que yo abriera la mía.  

Me quede mirándola como un idiota ¿Qué hay adentro? ¿Por qué es mas grande? Aquellas preguntas invadían mi mente. Me arme de valor y me subí sobre la cama para poder alcanzarle. Pase mis manos por la tapa abriéndola lentamente. "Por favor, Kid se tu..." Las lagrimas cayeron de nuevo por mis mejillas al ver que adentro había un enorme oso blanco, lo saque de la caja y lo mire, aquello había roto mi corazón. 

La caja cayo y pude escuchar algo dentro de esta, me baje de la cama dejando al oso de lado y mire en la caja habían otras cosas entre ellas un cofre pequeño. Le saque y me encontré con varias cosas un tanto interesante. Entre ellas había un enorme álbum de fotos, donde estábamos desde niños junto con Killer y Penguin, otras mas con Luffy y Ace; habían montones de fotos y en las ultimas solo salíamos el y yo, abrazados, besándonos... Amándonos. 

Sentí las lagrimas caer nuevamente, ahí se encontraban cada una de las fotos que nos hicimos, nuestra primera cita, nuestro primer beso... Abrace el álbum contra mi pecho y mire en aquel cofre otras cosas, entre ellas un collar que parecía ser la mitad de un corazón, un llavero de un gato asustado; eso me hice soltar una pequeña risa. Las cosas que habían ahí me hicieron recordar cada momento vivido junto a él. Pero había algo en el fondo que llamo completamente mi atención, una carta y una pequeña cajita.  
Toma la carta entre mis manos y la abrí, empezando a leerla en voz alta. 

"Querido Trafalgar... 

Se que cuando leas esto, tal vez te encuentres molesto conmigo o a lo mejor triste pero realmente no quiero que te encuentres feliz por el hecho de que me fuera... Por que yo no estoy feliz por irme de tu lado. 

Law yo te amo y quiero que no abras la pequeña caja negra hasta que nos volvamos a ver, confió en ti y la dejare en tus manos... Pero si te llegas a enamorar de alguien en mi ausencia te pido tires esto a la basura esto. No serviría de nada que la cuidaras. 
 
Solo te pido que no me odies, ni me olvides... Yo soy tuyo y tu eres mío. 

Nunca dejare de amarte, eres la única persona que puede hacer que mi corazón se detenga y a la vez que empiece a latir con emoción. 

Te amo enano. 

Eustass Kid." 

////En la cocina////  

-Killer -refunfuñaba un pequeño pelinegro mientras trataba de quitar al mencionado de la puerta. 
-No te dejare pasar, entiende es mejor dejarle un rato solo... -Suspiro con cansancio el rubio viendo que el enano no se quitaba de su camino. 
-Killer-san... ¿Por qué te preocupas tanto por dejar a solas a Law? -Cuestiono la gata ladrona al chico. 
-No diré nada, si el no quiere decir nada, no diré nada y esa es mi respuesta -se sentó frente a la puerta impidiéndoles salir de la cocina. 

Una pelinegra soltó una pequeña risa, era de esperarse que ella se diera cuenta de lo que pasa con sus amigos, se limito a preparar un poco de té mientras el ojeroso se dignaba a abajar.  Algunos miraban extrañados aquella escena y se preguntaban el porque del llanto de Law desde que había llegado. Aunque conocían a esos dos no sabían mucho de cuando salían o no les encontraban. Mas de uno ato los propios cabos y se daban cuenta en este caso solo dos personas se dieron cuenta de aquello, el marimo y el cocinero.  

-No me lo hubiera imaginado -dijo el chico con ceja en espiral, mientras encendía su cigarrillo. 
-Me sorprende que no me hubiera dado cuenta antes -musito el peliverde mientras veía a la nada. 

Sin mucho que decir, el silencio reino aquel lugar; hasta que el celular del rubio mayor comenzó a sonar. Este trago grueso al escuchar aquella canción que había asignado perfectamente al pelirrojo, miro la pantalla dudoso pero contesto. 

-¿Por qué? -Pregunto el rubio mientras aguantaba las ganas de llorar. 
-Killer, amigo me alegra escucharte -contesto el otro un tanto divertido por la forma de ser su compañero. 
-Te hice una pregunta... ¿Por qué te has ido? -Rectifico el ojiazul molesto.  
-Viejo, se que ha sido estúpido de mi parte el irme sin explicar nada y créeme que volveré, solo cuida de él, no quiero que le pase nada -La voz del pelirrojo comenzó a entre cortarse debido al llanto.  
-Lo hare pero quiero una explicación. -Escucho como su amigo le daba las gracias y cortaba la llamada. 

Todos lo miraron buscando una respuesta, el rubio se levanto y empezó a caminar fuera de la cocina para buscar al moreno que se encontraba abrazando al enorme oso.  
Al verlo sonrió con cierta ternura, era difícil ver a aquel chico sádico mostrándose tan tierno frente a los demás, aunque claro acababa de verlo llorar junto a todos su amigos. 

-Kid me ha pedido que te cuide... -susurro el rubio para su amigo. 
-¿Kid? ¿Hablaste con él? -la voz del ojeroso se escuchaba titubeante. 
-Si, he hablado con el, me ha pedido que te cuide... Trafalgar el dijo que volverá -susurro el chico mientras veía las lagrimas caer nuevamente por las mejillas del moreno. 

El morocho se levanto buscando desesperadamente su celular, encontrándolo en el bolsillo trasero de su pantalón. Lo tomo entre sus temblorosas manos y decidió marcar aquel numero. Se mordía el labio inferior mientras empezaba a caminar por toda la casa esperando que su pareja respondiera. Sonaba y el pelinegro se ponía peor, llego a la cocina y miro a todos ahí; Killer le seguía despacio; contesto el teléfono y el pelinegro empezó a respirar dificultosamente. 

-Eustass Kid... -pronuncio el ojeroso tratando de no romper en llanto nuevamente.  
-Trafalgar Law -respondió el otro, soltando una pequeña risa. -No sabia si responder tu llamada...- 
-Eres un imbécil, idiota... ¿Cómo puedes? -Mascullo Trafalgar mientras le gruñía molesto. 
-Trafalgar, tranquilízate, espero hayas leído la carta de obsequio... Y lo entiendas -Interrumpió el pelirrojo. 
-La he leído pero no lo comprendo... ¿Por qué te vas? ¿Por qué me dejas? -Se escuchaba sollozar al cirujano pero no había demasiado en aquellas palabras. 
-Trafalgar... Te amo, perdona enano me tengo que ir -pronuncio el pelirrojo. 
-Kid, no cuelgues... Kid yo también te amo... -Logro escuchar una pequeña risa del contrario antes de que colgara. 

Sus amigos veían atónitos aquella escena, realmente no pensaban que entre el ojeroso y el pelirrojo hubiera algo mas que una simple amistad. 
Y asi pasaron los días, incluso meses y un par de años. 

Todos los días el pelinegro iba a la casa de su pareja para ver si había vuelto pero eso empezó a cambiar cuando este comenzó a trabajar. Empezó a ir un día si y un día no y de pronto cambio a una vez a la semana e incluso paso varios meses sin poner un solo pie en la vivienda. 

 
Se había estado olvidando de su pelirrojo cada vez que el tiempo avanzaba, y fue cuando se dio cuenta. Tenia un par de meses saliendo con otro chico, mas grande que el y  en su mente paso aquel enorme oso; busco la carta que le había dejado junto a la pequeña caja. Busco entre sus cosas y encontró lo que estaba buscando, le miro con tristeza. Le había prometido no abrirla hasta que el volviera pero había prometido que si dejaba de sentir algo por el chico de ojos ambas la tiraría sin abrirla.  
Sus ojos se humedecieron como años atrás, tenia mas de 4 años sin ver a su pareja; se sentó en el piso mirando los objetos que estaban frente a él.  

-¿Y si se  ha olvidado de mi?  ¿Y si no vuelve como dijo? -Miro a un pequeño perro entraba a su habitación y se recostaba a su lado, el era bepo. 
-Trafalgar... ¿Vienes o no? -Es escucho una gruesa voz, sabia quien era pero realmente quería pensar en todo aquello. 
-No Smoker-ya, he recordado que tengo algo importante que hacer -Suspiro cansado mirando el piso, por una extraña razón no quería ver a su actual pareja. 
-Esta bien, nos quedaremos en casa... Les avisare a los demás -Respondió el peliblanco al ver al chico tan tranquilo. 
-No, yo ocupo salir... Ve tu con ellos, seguro te esperan. -Sentencio el moreno, levantando su culo del piso y aquellas pequeñas cosita. 

Le dio una mirada al oso frente a el y sonrió, su corazón seguía pidiendo a gritos el roce del mecánico.  
-Eustass-ya, nunca te olvidare -musito para si mismo mientras abrazaba al oso. 
El mayor solo le miraba confundido pero le dejo pasar cuando este estuvo a su lado. 
-Smoker-ya... Esto se termino, lo siento -pronuncio el otro al salir de su habitación y dirigirse lo mas rápido posible a su auto. 

El mayor sonrió, saliendo después de el con sus cosas en la mano, le miro divertido al pelinegro quien le dirigió una mirada confundida. 

-Nunca has dejado de amar a ese demonio rojo, Trafalgar tu nunca cambias -le grito entre risas a lo que el otro atino a sonreí y asentir con su cabeza. -Bien, pero le diré a los chicos que fuiste a buscar a Kid... 

Y así se fue el pelinegro de su casa, tenia la esperanza de volverse a encontrar con su amado, nunca le había dejado de amar. 
Condujo por unos minutos hasta llegar a la casa de Eustass, entro como si nada hubiera pasado. 

-¿Eustass Kid? -el moreno preguntaba por aquel sujeto enorme. 

 

///En otro lado/// 

Los chicos se habían reunido y reían ante lo que les dijo su viejo amigo Smoker, el ojeroso termino con el para buscar a su demonio, todos sonreían con ternura. En especial cierto rubio que saco su celular y mando un mensaje.  

-Esto se pondrá interesante -soltó Killer al mirar aquella pequeña pantalla. 

Las miradas de duda se hicieron presentes pero su pequeño castaño le miro divertido, pues el también sabia lo que tramaba el mayor. 

-Una gran sorpresa diría yo... -Respondió Penguin entre risas. 

A los pocos minutos escucharon un jadeo y un constante timbre, estos se preocuparon al escuchar unos ligeros gruñidos de molestia; el peliblanco se levanto molesto y abrió la puerta soltando un par de maldiciones, al ver quien era el que estaba frente a el comenzó a reír. 
-Vaya, vaya... Hasta que te dignas a aparecer Eustass -Saludo el oficial de policía mientras soltaba el humo que provenía de sus puros. 
-Humitos... Espero no le pusieras ni una mano encima a Trafalgar porque te mato -Bramo el recién llegado, llamando la atención de sus amigos.  
-¿Kiddy? -Gruño el monito mientras se tiraba sobre el, dándole un gran abrazo, el otro se limito a corresponder aquello y soltando una carcajada estruendosa. 
-Mira que están todos, Killer me lo hubieras dicho antes -El pelirrojo les regalo una sonrisa a cada uno que estaba ahí pero un pelinegro le dio un gran golpe y empezó a refunfuñar. 
-¿Quién te crees para hacer eso? ¿Creíste divertido irte sin decirnos nada? -El pelinegro que lo molía a golpes era nada menos que Portgas D. Ace; parecía estar realmente molesto. 

Kid no se defendió, sabia que lo tenia merecido y se dejo golpear, sacando la sorpresa de muchos, el ambarino no era una personaje que permitiera que le tocaran, pero eran sus amigos desde la infancia, solo se limito a reír y decir lo siento. 

-¿Ya viste a Law-sensei? -pregunto el pequeño estudiante de medicina mientras lo veía desde atrás de las chicas. 
-¿Law? -Se tenso el pelirrojo al pensar en el moreno, negó suavemente y los miro con cara de suplica. -Quiero pedirles un favor...- 

Sus amigos lo miraron extrañado y empezaron a negar con la cabeza, después de lo que había pasado, temían que les pidiera que le dijera al moreno que no le dijeran que lo vieron, temían ver como desaparecía de nuevo el moreno por unos meses. 

-No es nada malo, necesito que me ayuden a verlo -Soltó el ambarino tratando de calmar a sus amigos; como si pudiera leer sus pensamientos. Miro al albino y con cara de fastidio se inclino hacia el. -Se que tienes llaves del departamento de Law, te ruego que me des esas llaves. 

Nadie sabia reaccionar ante aquello, el pelirrojo suplicaba por las llaves y le miraba con una expresión tan tierna que saco una sonrisa tierna a las chicas y un par de suspiros a sus mejores amigos. 

-¿Quién lo pensaría? -Soltó el chico con peinado de piña mientras abrazaba a su pecoso con ternura. - El salvaje demonio Eustass Kid esta rogando.- 
-Haría cualquier cosa por Trafalgar -El mencionado lo miro con una cara de pocos amigos pero desvió la mirada con sorpresa al ver unas llaves frente suyo. 
-Aquí están, solamente te pido que tengas cuidado con Bepo al entrar, no es muy amigable con los desconocidos -Dio una calada mas a sus puros y de una manera divertida le soltó el humo en la casa. 
-¿Bepo? Bueno da igual, necesito que hagan venir al enano acá, yo iré a su casa... -Suspiro intranquilo y les miro agradecido. -Por favor. 

El castaño saco su celular y se dispuso a marcar el numero de su mejor, Kid aun no se iba cuando escucho la voz de Trafalgar en el artefacto ese. 

-Penguin-ya -La voz del moreno le hizo sonreír, no había cambiado ni un poco aquella sensual voz. 
-Law-chan ¿Por qué no has venido? Me prometiste que hoy saldrías con nosotros y no me pongas ninguna excusa mas. -El joven tiritaba del miedo, cualquiera que le diera ordenes al ojeroso temía por su vida. 
-Estoy un poco ocupado en este momento... -Se escuchaba suspirar al mayor con algo de cansancio. 

El cabello de antorcha le quito el celular al pequeño; soltando un suspiro le menciono al chico del otro lado de la línea: 
-Seguro que te la pasas bien, revisando mi casa con la esperanza de encontrarme ¿No? -Soltó una carcajada, al escuchar como se caía algo, era mas que obvio que el móvil del ojeroso había caído al piso. 
-¡Eustass-ya! -Fue el ultimo grito que se escucho antes de colgar. 

Le devolvió el teléfono al castaño, hizo una pequeña reverencia y salió del lugar como si no hubiera mañana. Pero a los minutos de su partida el ojeroso llego con una gran sonrisa y entro a la casa de golpe buscando en cara rincón a su amado. 

-Se fue nuevamente -pronuncio el peliverde soltando una risa al ver el tic nervioso del cirujano. 
-¿Me están jodiendo? -Las lagrimas comenzaban a picar de nuevo en sus orbes grises. 
-Tranquilo, Torao el dijo que iría a tu ca... -Varias manos callaron la boca de Mugiwara dejando con desconcierto al moreno. 
-¿A mi casa? -Cuestiono el recién llegado, a punto de salir corriendo pero una gran mano le detuvo con fuerza. 
-No creas que te dejamos matarlo tan pronto... -Aquella voz pertenecía al cejas de sushi, que lo sostenía con fuerza. 

Lograron atar al moreno en una silla, mientras este pataleaba y literalmente hacia berrinche por verle. Gimoteaba mientras sus lagrimas adornaban sus mejillas, gritaba con fuerza lo mucho que los odiaba al enterarse que Penguin y Killer se habían visto en varias ocasiones con chico mecánico, haciendo que todos les gritaran y rieran al ver las expresiones tan infantiles del sádico.  
Después un rato se había calmado pero seguía con la misma expresión de berrinche en su rostro, un sonido le saco de aquella vista al ver como el rubio llamaba por teléfono y reía contándole lo que había visto de parte del moreno. 
-Te juro que tenemos video de este momento, si lo miras te morirás de ternura, ha estado haciendo pucheros y llorando -Se escuchaba la risa de Killer mientras se sacaba las lagrimas que le había provocado las carcajadas. 

Minutos después se encontraba desatado y todos le miraron la expresión de puedes irte. A lo cual no dudo y se fue un poco mas tranquilo. 
Llego al edificio donde encontraba su departamento y en el estacionamiento vio la motocicleta del pelirrojo, solo una risa y empezó a correr subiendo las escaleras como si estuviera huyendo de algo o de alguien, entro a su casa y se encontró a Bepo en la sala junto a un pelirrojo que miraba la televisión como si fuera lo mas normal del mundo. 

-Bienvenido a casa -El pelirrojo le miro con ternura al ver la cara aun de sorpresa del moreno. 
-Eustass-ya -Susurro mientras se acercaba a grandes zancadas y se tiraba sobre el, sollozando se oculto entre los brazos del menor que lo mantuvo aprisionado contra su pecho. 
-¿Me extrañaste? -pregunto el mecánico al ver las mejillas sonrojadas y un poco mojadas por las lagrimas. -Porque yo a ti... Te extrañe demasiado.- 

El moreno asintió pues no se le entendía muy bien debido a respiración jadeante por llorar como un niño. Ambos se miraron con ternura y amor, poco a poco la distancia entre los dos se borro, pues unieron sus labios en cálido y dulce beso. 
Al separarse ambos se veían sonrojados y con una sonrisa en sus rostros. 

-Trafalgar... Te amo -Confeso el menor al ver la expresión tan tierna que tenia el moreno. 
-Yo también Te amo, Eustass-ya -contesto el ojigris mientras desviaba la mirada avergonzado. 
Ambos se levantaron del sofá por el hecho de que el menor lo había jalado para pararse, lo tomo de la mano y lo llevo hasta la habitación. 
Se miraron interrogantes aunque Kid empezó a reír al ver aquel enorme oso aun lado de los estantes del moreno. 

-Al parecer te gusto demasiado... -El menor tomo por la cintura a su pareja mientras le dedicaba una pequeña sonrisa. 
-Me lo dio la persona que mas amo ¿Cómo no gustarme? -El moreno hacia un pequeño puchero pero se soltó del agarre del pálido y lo miro divertido mientras buscaba la pequeña caja negra. - Siempre he querido saber que es esto.- 

El ambarino se sonrojo y tomo la caja entre sus manos, recordó cuando había comprado aquel objeto y se dedico a hincarse ante el otro; mostrándole la cajita y tomo su mano. 

-Trafalgar Law... ¿Te casarías conmigo? -Pregunto el pelirrojo abriendo la caja mostrándole un anillo al otro. 

El pelinegro se abalanzó sobre su amado, llenado su pálido rostro de besos a la vez que le respondía que si, ya se había imaginado que era eso pero realmente no esperaba que el pelirrojo le pidiera casarse con él. 
Un ultimo beso se dieron y se miraron sonrojados, el moreno se dejo caer sobre el quedando los dos tendidos en el piso mientras buscaban de nuevo con desesperación los labios ajenos fundiéndose en un beso tan especial para ambos. 
Sus miradas se encontraron y sonrieron de una manera tan dulce mientras se volvían a besar con tranquilidad. 
El menor afirmo a su moreno, tratando se sentarse y así fue. Lo tenia abrazado mientras se seguían besando de esa manera tan tierna. 

En aquella habitación se podría observar como el calor comenzaba a aumentar a medida que la intensidad de los besos se subía. Kid mordió ligeramente el labio inferior del moreno haciendo que este le diera permiso para jugar con su lengua. 
Pasaron varios minutos de los intensos besos y jugueteos con sus lengua, sus pulmones les exigían oxigeno, y sin mas se separaron dejando un pequeño hilo de saliva uniendo sus labios. 

-Eustass-ya... Te necesitaba tanto -musito el ojigris mientras se acurrucaba en aquellos brazos y sentía como el otro acariciaba su cabello. 

El mencionado apretó un poco mas el agarre, tomando por sorpresa al pelinegro cuando lo levanto en brazos y lo tiro con cuidado sobre la cama. Le dedico una sonrisa lasciva y se tiro sobre el devorando la piel del moreno haciendo que este se estremeciera y retorciera debajo de él; aquellas caricias comenzaban a enloquecer al mayor. Mordía su cuello, acariciaba sus mejillas, tocaba su cuerpo por encima de la estorbosa tela que los mantenía alejados. 
El moreno no se quedo atrás pues comenzó a quitarle aquella estúpida camisa que no dejaba sentir en su totalidad a su amado, mientras ambos se desnudaban con violencia por la necesidad de sentir aquel cuerpo que llenara de calor, su desesperación demasiada; el amor que se tenían y la falta que le hacia sentir el uno al otro era bastante asfixiante.  
El pelirrojo tomo las manos de Law y las puso sobre su cabeza, mientras las ataba con su camiseta, le sonrió con cierta lujuria y un poco de fervor. Trafalgar empezó a tiritas un poco avergonzado a sentir aquella mirada sobre y la sonrisa tan espeluznante del chico pues no era la primera vez que le miraba de aquella manera que parecía que lo devoraba con tan solo una ojeada a su torneado y tatuado cuerpo. Sentía como recorría con suavidad su piel con aquellas manos para luego sentir los labios del menor sobre su morena piel, dándole pequeñas mordidas y lamidas en el proceso. Se detuvo sobre sus pezones; acariciando uno con los dedos mientras del otro tiraba con sus dientes aunque lo hacia con suavidad el mayor no paraba de gimotear por aquellas sensaciones tan placenteras, los jadeos se hicieron presentes cuando sintio la mano de su pareja sobre la tela de su pantalón haciendo que se estremeciera y empezara a forcejear las manos para soltarse. Inútilmente, le miro con carita tierna haciendo que un gran sonrojo se apoderada de la cara de ambarino; este solo se dedico a terminar de desnudarlo y bajando repartiendo besos desde sus labios hasta la pelvis del mayor, con un ligero movimiento de muñeca empezó a escuchar los gemidos del moreno; pues había comenzado a masturbarle de manera lenta y suave, esperando que el otro disfrutase tanto como el lo hacia al verle de esa manera tan vulnerable.  
Tomo el miembro palpitante del pelinegro entre ambas manos y bajo hasta el, dándole pequeñas lamidas en el glande haciendo que el moreno se sonrojada de sobre manera; viéndolo bien recordó cuando fui su primera vez; el moreno mantenía los ojos cerrados pues no podía hacer mucho, las manos atadas sobre su cabeza, el pelirrojo atacando su erección, aparte se sentía nervioso por varias razones, había olvidado lo estupendo que se sentía aquello. El menor recorría el miembro de su ahora prometido con la lengua, desde la base hasta la punta haciendo que a su compañero le recorriera una carga eléctrica por todo su cuerpo haciendo que se estremeciera. 
El menor tomo la erección de su pareja y le dedico una ultima mirada pervertida antes de engullir el miembro del chico haciéndole gemir de sobremanera; succionando y mordiendo suavemente sentía como aquel moreno se estremecía y sentir la piel erizarse ante aquellas acciones que solo hacían que se pusiera mas duro, lo sacaba un poco para darle un lametón con cierta inocencia y lo volvía a introducir de golpea en su cavidad bucal; arrancando grandes gemidos y alguno que otro gruñido por parte de su pareja. Pasaron algunos minutos en aquella labor bastaron para que el moreno se corriera en la boca de su amado; al hacerlo se pudo dar cuenta de que aquello había sido demasiado para el contrario pues tosió un poco mientras por la comisura de sus labios se podría ver cayendo un poco de aquel liquido espeso, el pelirrojo le brindo una sonrisa con picardía mientras terminaba de lamer sus labios y tragarse todo aquello. 
-Delicioso... -Gruño haciendo que el otro se sorprendiera y siguiera jaloneándose con mas fuerza que antes, pues aquello le había causado una gran vergüenza y le miraba como si fuera un cachorro regañado.  

El pelirrojo llevo tres dedos a la boca del moreno que lo veía avergonzado pero empezó a lamerlos lentamente mientras cerraba sus ojos tratando de convencerse por lo que iba a pasar en unos minutos mas. 
Al sentir sus dedos lo suficiente húmedos los saco de la boca de Law, llevándolos lentamente a la entrada del moreno para comenzar a prepararlo. El primer dedo solo le causo un poco de molestias y al sentir como aumentaba la cantidad empezó a dolerle, dando pequeños gemidos ahogas contra las palmas de sus manos. Al tener sus dos dedos dentro de el comenzó a moverlos en forma circular y como si fueran tijeras, arrancándole un par de suspiros al tatuado. Y así fue preparándolo hasta que escucho como gemía al embestirlo lentamente con sus tres dedos. 
Saco aquellos de la entrada del pelinegro, se acomodo entre sus piernas y le miro con ternura, puesto el moreno tenia la cara sonrojada y con unas lagrimas en los ojos debido a la excitación que sentía pero mas que eso deseaba sentirse de aquel enorme demonio rojo. 

-Hazlo de una vez -mascullo el mayor tratando de hacerse el indiferente, pero su voz denotaba el deseo que sentía. 

El otro asintió con la cabeza, tomo su miembro y lo dirigió a aquel lugar entro de manera lenta para no hacerle daño. Escucho los bramidos del mayor y empezó a reír por la mueca tan tierna que tenia, miro a su amado acercándose un poco para besarle para tratar de relajarlo, pues se sentía bastante apretado dentro de él, le sonrió y se acerco a su oído diciéndole unas palabras que dejaron al otro atónito y mas avergonzado que antes; soltó las manos del pelinegro y le miro divertido pues el otro hacia un puchero tan infantil.  
Al sentir como su novio movía un poco sus caderas; el menor lo tomo entre sus brazos empezando el vaivén de manera lenta y calmada ya que no quería lastimar a su pareja; se sentía culpable al ver las lagrimas caer por las mejillas de ojigris. A medida de que sentir como el otro le enterraba las uñas en sus brazos y espalda aumentaba el ritmo de sus estocadas; logrando darle en aquel punto que le volvía loco y lo hacia gemir aunque tratara de ahogar sus gemidos contra las palmas de sus manos no le servían de nada ya que el otro hacia mas intentas aquellas embestidas para hacerlo gritar de placer, lo logro. Pronto sintió como el otro se acercaba al tan ansiado orgasmo; dándole un poco de atención a la olvidada hombría del chico empezó a masturbarlo nuevamente, la vista que tenia debajo de el era bastante fuerte para si. El moreno tiritaba de placer mientras se aferraba con fuerza a las sabanas hasta romperlas con sus uñas; el miembro palpitante que tenia en su mano derecha mientras la siniestra tomaba por la cadera al otro marcando un vaivén preciso y delicioso para ambos; el mayor tenia los ojos entrecerrados pero se podría observar aquellos ojos platinos inundados de placer y deseo mientras algunas lagrimas surcaban aquel rostro tan perfecto ya que aquella situación le hacia sentir en el cielo pero también en el infierno pues era demasiado precioso para que fuera real; su boca adornada por una sonrisa sincera y tímida le hacia ver tan infantil y tan excitante para el pelirrojo, de aquellos labios salían literalmente gritos de placer. Ambos llegaron a ese preciado orgasmo que los dejo suspendidos en su mundo pues el mayor se corrió tanto en la mano del menor como en el vientre de ambos; arrastrando al otro junto con el pues cuando aquella sensación se libero el otro se vio obligado a ceder ante las contracciones sobre su miembro. 
Ambos se miraron avergonzado después de aquella batalla que habían librado en la gran cama del ojeroso, el otro apoyo las manos en las rasgadas sabanas mientras intentaba relajar su respiración y veía al otro jadear mientras su sonrisa parecía un poco mas dulce. Al sentirse de nuevo en la normalidad, el mecánico salió del cuerpo de su cirujano haciendo que el otro gruñera en el proceso. 

Y así había concluido aquel reencuentro, lo siguiente fue bastante normal pues habían terminado exhaustos después de aquello, se colocaron tan solo en una posición mas cómoda y se tiraron a dormir, el moreno estaba sobre el pecho del menor mientras este le abrazaba por la cintura con un poco de suavidad para no molestarle.

Notas finales:

Cof, cof... se que ha sido feo ;-; solo queria compartirlo con ustedes. Lamento mi redacción del asco uvu

 

Bye, bye


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