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Malos entendidos por ARTHEMIS

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Notas del fanfic:

No hay casi nada de esta parejita, asi que aqui estoy, por si gustan leer.

ADVERTENCIA:Tobi tendra una acctitud madura.

Notas del capitulo:

*w*

Observo por décima vez su reflejo, alació con la mano el mechón rubio que caía sobre su ojo derecho. No le quedaba bien. Desato la goma y nuevamente tomo el cepillo del tocador. Su cabello seguía enredado, lo alació hasta poder pasar las fibras del dorado peine por este. Lo recogía en una media coleta entera. Seguía sin verse bien. Desato nuevamente la gomita, cuanto un suspiro lo alerto.

 

-          Juro que si vuelvo a verte hacer eso te rapare -  El moreno recostado en el marco de la puerta le sonrio tristemente.

-          ¡Pues ven a ayudarme! – Deidara estaba de un humor que ni el mismo se aguantaba, Itachi lo sabía, por eso procuro mantenerse al margen, sin embargo eso ya era mucho. El cabello rubio no parecía haber sido mojado, si no mal recordaba hacia dos horas que Deidara se bañara, seguía oliendo a su esencia de vainilla, pero ahora su cabello estaba completamente seco y lacio.

-          Bien – se acercó a la silla donde descansaba el rubio. Arrebato el cepillo de manos de su amigo y comenzó por alaciar nuevamente el dorado cabello.

-          ¿Sabes hacerlo? – El pelinegro sonrio mientras tiraba un poco del cabello del otro – Tengo una sobrina, por si no recuerdas.

-          Y Sasori igual – el moreno sonrio ante el nombre de su pareja.

-          La tiene – cuando sintió el cabello lo suficiente peinado tomo la goma de manos de su amigo – Mas de una ocasión me ha tocado cuidar niñas, tuve que aprender  - Tomo la una porción de cabello hasta mandarlo adelante, Deidara no sería Deidara sin su característico mechos cubriendo su rostro – Confía en mi -  recogió solo la mitad de cabello libre pasándolo a su mano derecha – Además, pienso que te veías fabuloso desde el primer peinado.

Las mejillas del menor se encendieron, no podía negar que en algún momento había considerado al pelinegro sexy y guapo, inclusive llego a pensar que le gustaba, pero todo quedó en un gustar cuando conocía a su ahora cita. Además, Itachi había quedado prendido de su amigo pelirrojo.

 

-          ¿Qué piensas? – Observo el peinado que le hizo el mayor, recordaba haberlo usado tiempo atrás – La primera vez que te vio fue peinado de esta forma – le guiño un ojo mientras el menor volvía a adquirir un pigmento rojo en sus delicadas mejillas.

-          Me gusta –

-          Falta algo – Se puso de frente al rubio hasta tomar su abundante mechón, lo peino un poco hasta mandarlo tras su oreja. Coloco un pequeño broche rojo en este - ¿Te gusta? – El menor asintió – Sasori me ayudo a escogerlo.

-          Gracias.

 

Ambos se sentaron en la amplia cama del mayor, Deidara e Itachi Vivian juntos desde un año atrás. Cuando Deidara regreso con la carrera terminada de Paris, tras resolver el enamoramiento platónico ambos quedaron como grandes amigos. El pelinegro observaba cada gesto de Deidara, quería saber cuándo el rubio lo soltaría.

-          Vamos, dilo – animo al indeciso rubio que le sonrio –

-          ¿Cómo era el? – Itachi se lo esperaba.

-          ¿Físicamente?

-          En todo.

-          Su cabello era tan peculiar como el de su hermano, no rebasaba sus hombros, pero ciertamente era hermoso y brillante, sus ojos eran de un bello morado, ¿Difícil de creer? Si quieres entenderlo mejor, en apariencia era como un Suigetsu más grande.

-          Oh

-          Asi es, pero en personalidad era alguien admirable, jamas lo vi retroceder al tomar una decisión, siempre sabia que hacer o decir, y nuevamente se asemejaba a Sigetsu al ser divertido y alegre, pero igual tenía un temperamento de temer.

-          Suena como alguien fantástico.

-          Lo era, recuerdo a Mangetsu con mucho cariño, fue un gran amigo.

-          Por eso ..

-          ¿Suigetsu y Sasuke? Si, ellos se conocieron después de que visitara tantas veces la mansión Uchiha.

-          El iba ..

-          ¿Por mí? No, solo en ocasiones lo hacía, pero la mayoría del tiempo no iba a visitarme a mi.

-          Ya veo

-          Deidara ¿Dónde está Deidara?

-          ¿A qué te refieres? – Sin desearlo nuevamente su característica personalidad salió a la luz,

-          A eso, a que deseo ver al Deidara explosivo que si te metes con el es capaz de mandarte al hospital de un golpe, el que con su muletilla es tierno y a la vez de temer, el seguro.

-          Muérete Uchicha.

-          Mientras yo muero tu ve a tu cita.

 

El rubio se fijó en el reloj, 5:40, se suponía se verían a las 6:00, salio corriendo de la habitación y bajo cuidadosamente las escaleras, no llegaría en veinte minutos. Maldito Hidan que había chocado su auto.

 

-          ¡Señor Deidara! – Giro el rostro al ser llamado, ese era el chofer de la familia Uchiha, sonrio de lado.

-          ¿Ya sabes dónde es? – El empleado solo asintió.

 

De camino al restaurante Deidara le mando un mensaje de agradecimiento como el solo podía hacer, al más grande estilo Tsundere.

Gracias Idiota.

 

Fue lo único que escribió antes de guardar su teléfono en el bolsillo de pantalón, la cena seria relajada pero no por eso dejaba de ser elegante. Bajo del lujoso auto luciendo un caro corte italiano, el saco de tan solo dos botones acentuaba su estilizada cintura y realzaba su mediana estatura, bajo de este la camisa color vino hacia juego con el prendedor regalado por el moreno.. El caro pantalón forraba sus delgadas e infinitas piernas, y los modernos y elegantes zapatos terminaban su vestimenta.

 

Te ves genial. Esas habían sido las palabras de Itachi, ojala  el pelinegro pensara igual. Entro al establecimiento, el recepcionista en turno lo escolto amablemente hasta la mesa donde ya lo espera Tobi.

 

-          ¡Deidara! – la alegría tan característica lo golpeo al corazón. Bombeo tanta sangre que llego a pensar que era mas de lo que podía soportar. El caro traje asentaba su formado y marcado cuerpo

-          O-obito – el mayor le sonrio. Obito Uchiha, primo mayor de Itachi. La primera impresión no fue la mejor. Recordaba haberlo visto en la exposición de esculturas en Paris, todo marchaba viento en popa hasta que un imbécil destruyo el recinto, Deidara lo golpeo, grito con tanta fuerza sin saber que era mayor. Después tuvo un fiel Tobi –Como se había presentado – siguiendole en compensación a su error. Cuando regreso a su natal Japón y reencontró a Itachi y la familia Uchiha igualmente reconoció a Tobi.

-          ¿Obito? Recuerda, para ti soy Tobi.

-          Lo que digas idiota – el mayor sonrio, la actitud de Deidara le fascinaba.

-          Me gusta – el mayor acaricio el prendedor del rubio que se sonrojo.

-          Igual a mi, Itachi me lo ha regalado – al escuchar el nombre de su primo aparto la mano con molestia.

-          Ya veo – Itachi, Itachi, parecía que Deidara solo reconocía a Itachi.

-          Sasori le ayudo a escogerlo.

-          Umh –

 

Cenaron en total silencio, el menor no  entendía el porqué, después de mencionar al Uchiha menor Obito se había portado como un idiota a sus intentos de entablar conversación. Comieron en total silencio los platillos. El postre estaba por llegar al igual que el límite de su paciencia y todo paso en cámara lenta. De pie a su mesa Suigetsu Hozuki  los saludaba con su peculiar sonrisa, y aun lado de este un replica en mayor Si quieres entenderlo mejor, en apariencia era como un Suigetsu más grande. Las palabras de Itachi lo golpearon al ver al acompañante de Suigetsu.

 

-          Deidara- San, Obito-San – Estaba tan perplejo que no contesto más que con una forzada sonrisa.

-          Suigetsu- fijo la mirada en el mayor, este en ningún momento miro al pequeño Hozuki, su mirada se dirigía al otro hombre – Mangetsu – el mundo se derrumbó para Deidara.

Mangetsu Hozuki fue el primer amor de Tobi/Obito Uchiha, un amor que jamás pudo olvidar, según las palabras de Izuna Uchiha. Mangetsu había terminado dos años de relación para seguir sus estudios en Alemania, después de eso era cuando el cambio sobrevino en Obito, creando la personalidad distante y despreocupada de Tobi.

-          Cuanto tiempo Obito – la sonrisa del peliblanco mayor era realmente alegre, casi tanto como la de su acompañante – No esperaba verte tan pronto.

-          Me alegro de verte Mangetsu – en mundo pareció reducirse a tan solo ellos dos, Deidara sentía que tanto el cómo Suigetsu salía sobrando en esa platica.

-          ¡Me largo! – No quiso sonar tan enojado, sin embargo su voz salió sin permiso. Tomo el celular que mantuvo asentado en la mesa y abandono el lugar, busco con la mirada al chofer de Itachi.

 

-          Nos vamos – el empleado asintió al joven rubio. Ambos subieron al auto del Uchiha.

 

-          ¡Deidara! – Obito caminaba a zancadas hasta el - ¡Deidara espera!

 

-          ¡Nos vamos te dije!

 

-          ¡Espera maldita sea! – El empleado sintió temor - ¡Abre la maldita puerta si sabes lo que te conviene! – el chofer abrió la puerta del menor que lo vio con odio.

 

-          ¡Déjame maldita sea! – el rubio pataleaba para ser soltado por el pelinegro - ¡Que me sueltes te digo!

 

-          ¡Calla, ya has llamado suficientes miradas! – Camino hasta su propio auto donde lo tiro al asiento de copiloto – Me vas a decir porque saliste de esa forma.

 

-          Estaba aburrido y ya había cenado ¿Tenía razón para quedarme?

 

-          ¿El hecho que estabas e un cita conmigo?

 

-          Para buena cita – el rubio giro su rostro al paisaje de su ventana, no deseaba un espacio tan reducido con el causante de su molestia. Maldecía por lo bajo cuando su celular sonó, ese tono. - ¡Itachi! Oh, no interrumpes nada, por supuesto, ¡Claro que …! – El mayor arrebato el celular para arrojarlo a la carretera - ¡¿Eres idiota?! ¡Estaba hablando con

 

-          ¡¿Itachi?! ¡Claro que me di cuenta, toda tu vida gira en torno a mi primo, respétame un poco y al menor en nuestra cita olvida tu obsesión.

 

-          ¿Respetarte? ¿Te das cuenta de lo que dices? Tu eras el que se comía con los ojos a su adorado Mangetsu, ya regreso de Alemania, deberías ir tras él, y ahora regrésame a mi casa, necesito ver a Itachi – el tosco frenar del mayor habría lastimado a Deidara de no ser por su cinturón -  ¡Eres im-b

 

-          Jamás en tu vida, vuelvas a mencionar a Itachi delante mío – los ojos de Obito se veían como los de un animal lastimado – Ni a Mangetsu, no se qué te habrán contado, esa relación se terminó hace mucho, y no porque se fuera a Alemania – cayo al menor – él  y yo continuamos la relación a larga distancia, pero terminamos un año atrás, cuando visite un museo en Paris – los ojos de Deidara se agrandaron – después tuve que regresar a Japón, creí que jamás volvería ver al tipo que casi me molió a golpes, cuando llegue me encontré con que este era amigo muy cercano de mi primo.

 

-          Itachi y yo no somos nada.

 

-          Te gusta

 

-          Lo hace – Obito sintió una punzada al corazón, una cosa era pensarlo y otra oírla del menor – Como lo hace Sasuke o Izuna-San , los Uchiha tienen buenos genes. Pero además, Itachi es novio de mi mejor amigo, jamás podría verlo como más que un guapo hermano mayor.

 

-           Mangetsu ya no es nada.

 

-          …-

 

-          Deidara. Me gustas – Lo siguiente que noto fueron los carnosos labios del Uchiha sobre los suyos. Los labios de este encajaban tan bien con los suyos como había imaginado, la lengua contraria se filtró por su cavidad bucal, podía sentir el ligero sabor a menta del mayor, quería más, quería embriagarse de este.

 

-          Por favor – el mayor sonrio de lado. Retomo el volante, el cuerpo le quemaba, mas valía llegar a su casa antes de que desnudara e hiciera suyo al rubio en el auto.

 

 

 

 

 

 

 

-          Deidara - atrajo el cuerpo del oji azul, el cual solo dejo hacer por este, poco a poco y con recelo disolvieron el abrazo para caminar hasta la suave cama que le había preparado, ambos cuerpos sobre esta, el mayor abrazaba de forma protectora a su pequeño, esos cabellos seguían siendo tan suaves.

 

El menor lo regreso a la realidad con un tierno y suave roce que a medida que avanzaba se hacía apasionado y necesitado, un cuerpo que por tanto tiempo vieron pero que ahora tomaba un nuevo sentido, el mayor sin ninguna objeción tomo las formada caderas haciéndolo sentar sobre sus piernas, entre besos y caricias la ropa fue abandonando sus formados y sensuales cuerpos, recorrieron con las vista toda esa sensual imagen ofrecida, con esto ya no había marcha atrás y ninguno la deseaba.

Beso salvajemente sus finos labios, los cuales se abrían recibiendo su lengua gustosa, esa cavidad tan húmeda  que desde ahora tan solo el probaría, apartando los labios de los contrarios llego hasta el níveo  cuello que se presentaba tentador a sus ojos,

-          A~ah- la lengua del Uchiha comenzaba a jugar en su cuello, más exactamente recibía unas placenteras mordidas, cada gemido era un deleite que se encargaría nadie más tuviera la dicha de escuchar, teniendo por buena señal aquellos dulces gemidos tomo valor en si mismo, lentamente  guio su mano a la prominente erección del menor- O-Obito – El mencionado ataco con maestría su punto erógeno, le hizo gemir tan fuerte que sintió miedo de desgarrar su garganta. Sentir como succionaban y mordisqueaban uno de sus pezones, mientras el otro tan solo era pellizcado , haciendo una mancuerna excitante – Ba-bas-basta -  jalo al de pelo negro pidiendo piedad, la cual no fue concedida, - A-a-ahh– arqueo las espalda ante aquellas sensaciones que se intensificaban cada vez más, el líquido pre-seminal se hacía presente en ambas anatomías.

 

Tomo los brazos del oji azul para hacerlo sentarse, levanto sus caderas sin mayor problema, sus finas y torneadas piernas ahora le rodeaban la cadera cuidado comenzó a dilatar su estrecha entrada, con besos por todo su cuerpo trataba de calmar el dolor que se reflejaba  en el rostro de  amado, Levantando una vez más la delicada cadera que poseía el blondo adentro la punta de su miembro el cual desde hacía rato hacinaba sentir el calor del menor.

 Deidara con un beso y movimiento de caderas le señalo al mayor que podía proseguir. Rápidas y certeras embestidas eran propinadas, todas logrando gemidos guturales, sabia como tocar el punto G de su amante, propiciando para ambos un gran placer.

 

El  rubio escondió el rostro entre el cuello del mayor, realmente todo le estaba gustando, sobre todo por ser el  quien le hacía todo aquello, aun con su erección entre ambos, El moreno  la tomo para masturbarlo, a medida que el ritmo de las estocadas aumentaba del mismo modo aumentaba la felación, Como era de esperarse ante aquellas sensaciones cedió al orgasmo, su blanca sustancia baño sus vientres, contrayendo sus paredes logro aprisionar más el erecto pene que ante aquella sensación dejo salir su semen , bañando y marcando al menor como suyo. Aun tomándolo en brazos atrajo el cuerpo desnudo para depositarlo sobre su pecho, recostándose acaricio los suaves risos.

 

 

Despertó horas más tarde sintiendo el cuerpo adolorido, aun asi una gran sonrisa se formó en su rostro. Tomo una camisa gris que llegaba hasta sus muslos y camino al sofá cercano. Obito había sido un idiota al tirar su celular.

-          ¿Qué haces? – se sobresaltó al escuchar la voz del otro.

-          Necesito hablar

-          ¿Con Itachi?

-          Espero y no te moleste

-          Después de eso – llego hasta el menor y lo sentó en sus piernas – por supuesto que no. Deidara le sonrio. Tomo el teléfono y marco el número de Itachi, después de tres tonos contesto.

Notas finales:

Gracias por leer, espero sus comentarios y criticas.


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