Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una Extraña Cita por Aurora Execution

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes no me pertencen, son de Masami Kurumada.

Placebo ni su música me pertenecen.

Notas del capitulo:

Amo Placebo, y esta canción siempre la imagine para ellos dos.

- ¿Estas seguro de esto? No creo que Camus sea de los que van a esos lugares, o por lo menos nunca, desde que lo conozco, lo he visto en alguna actividad de esas – Aioria comentaba con son de burla, pero también algo preocupado, las ideas de una “cita perfecta” de parte de Milo, eran algo… estrafalarias.

 

- Exactamente por eso ¡Imagínate la sorpresa! Ya sé que Camus es un poco… soso, pero él aprecia todo lo que hago – Milo hablaba todo ilusionado, desde que comenzaron a salir, había planeado una salida como esta. Ya que sus citas se limitaban hasta el momento, de alguna cena en Acuario o Escorpio, alguna charla… y una intensa sesión de besos que dejaban al griego al borde del estallido.

 

Y no es que Milo se sintiera desconforme con todo aquello, a fin de cuentas tenía lo que más quería y había deseado desde niño; el amor del galo, el amor del frío, parco y altruista Camus. Y no era poca cosa, Milo fue descubriendo facetas en el Acuariano que le sorprendieron y gratificaron enormemente, nadie, nunca, podría imaginarse lo cálido y amoroso que es Camus, cuando deja caer toda la barrera de entereza que posee la mayoría del tiempo, nadie, excepto Milo, y eso, lo enamora cada día un poco más.

 

- Pues a mi me sigue pareciendo una locura, debes ir despacio bicho, Camus esta acostumbrado a la soledad de Siberia, a la familiaridad del Santuario – Aioria hizo una pausa, tomándose el mentón en forma pensativa, después se echo a reír – Aunque pensándolo bien, daría lo que fuera para verle la cara, cuando este rodeado de gente que no conoce, todos sudados y saltando como desquiciados ¡Si! ¡Ya le veo la cara de horror y como congela uno por uno a todos! – Aioria no podía contener la risa, sujetaba su vientre, la imagen de Camus en el campo de un recital con tanta gente a su alrededor, lo divertía a sobremanera.

 

Milo se sintió ofendido por la risa ¿Qué tenía de malo ir a un recital de vez en cuando? No es que ellos sean asiduos a salir y llevar una vida muy normal, pero desde que la Tierra estaba en calma, las misiones y las actividades de Santos habían disminuido, teniendo mucho más tiempo para ellos. Incluso Shion se tomaba unos días para él… Athena igual ¿Por qué, entonces, ellos no harían lo mismo?

Y si, era cierto, Camus podría congelarle el bonito trasero que poseía, al llevarlo a unos de esos lugares, pero Milo se sentía esperanzado, a fin de cuentas una relación es mitad y mitad, dar y recibir, y hasta ahora él solo había dado y obedecido, ya era hora que su amado mago de los hielos lo acompañara a alguna actividad que él disfrutara.

Milo amaba la música, era un legado más que su maestro le había dado, incluso en los ratos libres, le había enseñado a tocar la guitarra, actividad que había dejado un tanto relegada de joven, con tanto trabajo en el Santuario, por aquella época. Pero bueno, esa es otra historia.

 

- ¡Ya veras gato sucio! Camus llegara a apreciar nuestra cita – Se defendió.

 

- No quiero tener que pedirle a Dohko que te saque del ataúd de hielo – Siguió burlándose, el de mirada esmeralda.

 

- Es imposible hablar contigo, vengo a contarte algo importante y lo único que haces es burlarte… Esta noche Camus y yo tendremos la mejor cita ¡Es una promesa!

 

- ¡Ya! Deja el melodrama, tienes mi apoyo… a propósito ¿Qué quieres que haga? – Milo se ruborizo un poco.

 

- Hee... Bueno, que me prestes dinero… lo que sucede es que, me gaste todo en las entradas y alquilar un auto, y no quiero tener que pedirle a Camus, la cita fue mi idea, yo quiero agasajarlo, no podría permitir que gaste nada – Definitivamente ser Santo no era sinónimo de riqueza. Aioria le sonrió franco.

 

- Si que ese francés bonito te tiene bien enamorado, nunca me imagine verte ruborizado, te prestare lo que necesites, todo sea por el amor – Milo lo observo con suspicacia.

 

- Un momento… ¿Acaso el gran Aioria de Leo esta enamorado? – El ateniense se ruborizo hasta el infinito – ¡Ajá! Con que esas tenemos… ¿No pensabas contarme? Vamos ¿Quién es?

 

- Milo… se te hace tarde para tu cita, todavía debes cambiarte, o iras con esa ropa toda sudada – Efectivamente estaba sucio y con ropa de entrenamiento, ya que hacia escasa hora, habían finalizado el entrenamiento con Aioria.

 

- ¡Ah no! No me voy hasta que me cuentes… larga, desembucha, gato, ¿que no soy tu mejor amigo? – Dijo en un mohín ofendido.

 

- No, mi mejor amigo es justamente tu novio – se rio el León – Pero si tanto quieres saber… Digamos que para verlo, solo debo subir un Templo más… – Sonrió más tontamente, luego se despidió dejando de piedra al Escorpión.

 

Milo se alegró de escuchar eso, Shaka era buen amigo suyo, y bien conocido eran sus sentimientos hacia Aioria… Pero…

 

- ¡¿COMO ES ESO DE QUE YO NO SOY TU MEJOR AMIGO, SINO CAMUS?! – Le grito, pero el León ya había desaparecido – ¡Bah! Ya me las pagara… ¿Pagara?... AIORIA… ¡EL DINERO! – Salió corriendo tras él.

*

*

*

 

- Ésta, no, ésta…no... Ésta si… ¡No! – Azul, roja, blanca, amarrilla, hasta rosa. Ninguna camisa le parecía la correcta, si bien se trataba de un recital, también se trataba de una cita importante, Milo, el todopoderoso Milo, se sentía aterrado, nervioso. Se miraba en el espejo de cuerpo completo que poseía, unos jean oscuros, unas zapatillas “Chuck Taylor” de cuero negras, solo faltaba la camisa. Suspiro.

 

- Si por mi fuera te llevaría así, pero eso sería una masacre – La voz varonil y suave de Camus lo hizo erizar ¿Cómo es que había entrado sin siquiera sentirlo?

 

- ¿Una masacre? – Inquirió, girándose para encontrar el sereno y perfecto rostro del Acuariano. Camus torció sus labios sonriendo. Milo lo observó, llevaba una camisa con mangas hasta mitad de brazo, color borgoña, con cuello en V. unos jeans negros, y zapatos también negro. Bellísimo.

 

- Si, porque acabaría con todos los que osaran observarte… – Milo tuvo que reír, Camus tenía cada ocurrencia – Usa esta – Le entrego una de las camisas negras, que parecía, se había escapado de su escrutinio.

 

- Gracias – Dijo poniéndosela – ¿Estas listo? Esta noche será inolvidable, ya lo veras – Su entusiasmo le ponía los pelos de punta a Camus.

 

- No me has querido decir a donde vamos.

 

- A Atenas, alquile un auto – Camus enarco una de sus cejas.

 

- ¿Y allá…?

 

- Es una sorpresa – Le interrumpió – Mientras el rubio terminaba de vestirse, Camus no le quitaba la vista de encima, su novio era perfecto, llevaba en su sangre toda la herencia espartana, y ese cabello… esos ojos... ¡Ese cuerpo de escandalo! Se sintió acalorado, y Milo se dio cuenta – Que no te de pena – Dijo sonriendo con picardía – todo esto es tuyo.

 

- Eres un… – Desvió su vista hacia un costado – Vamos, se hace tarde ¿No?

 

- Estamos en hora, ya estoy listo – Ambos se sonrieron, Milo alegremente, Camus, algo preocupado.

 

Mientras el auto avanzaba, conversaban de sus actividades en el día, y de alguna que otra cosa sin importancia, Milo esquivaba ávidamente referirse al lugar donde tendrían su cita, y a Camus esto le daba cada vez más mala espina, su novio era impredecible, y temía por lo que estuviera pensando y planeando… Pero se veía tan contento…

A medida que se iban acercando a un lugar que parecía un anfiteatro, muy moderno, por cierto, Camus comenzó a observar que mucha ¡Demasiada! Gente circulaba por los alrededores y que había una larga fila de hombre y mujeres de los más variados estilos, Camus se horrorizó cuando supo donde estaban, y a que iban.

 

- ¡¿Milo me trajiste a un concierto?! – Grito enfurruñado, y espantado.

 

- Así es, mon amour, hoy disfrutaremos de un lindo recital de una de mis bandas favoritas, Placebo.

 

- ¡¿QUE?! – El pelirrojo estaba cada vez mas escandalizado – Milo, pon en marcha este vehículo de nuevo, nos marchamos – Dijo autoritario, pero Milo solo sonreía.

 

- No, tú y yo bajaremos, haremos fila y entraremos a disfrutar de la música.

 

- Estas loco… Bien sabes que esto no me agrada – Camus fruncía el ceño, si se podía más.

 

- ¡Vamos Camus! ¿Qué tiene de malo? Es solo una noche, ¿por tan solo unas horas no puedes olvidar tu postura rígida y disfrutar de una velada distinta? Hazlo por mí… – Milo le beso la mejilla, después las manos, y puso su mejor carita de niño huérfano.

 

- Éstas me las pagas bicho tramposo… lo hare por ti, pero no pretendas que disfrute – Descendió del auto dándole un ligero portazo, camino directo a la fila, sin siquiera esperar a Milo, este suspiro, y cerrando con llave y alarma al auto, le dio alcance.

 

El Terra Vibe de Atenas se llenaba poco a poco de la gran masa de gente que concurría a ver al grupo Británico.

Llegado su turno, fueron requisados por seguridad primero, después entregando las entradas, ingresaron.

 

Camus caminaba rígido, observando hacia todos lados, buscando un lugar despejado para ubicarse, lejos, muy lejos, del escenario. Su novio se dio cuenta y con una sonrisa de oreja a oreja lo tomo de la mano y caminaron, mezclándose entre jóvenes y no tan jóvenes.

 

- Quiero ver el show de cerca.

 

- Milo, no tientes a la suerte, ya estamos aquí por tu capricho, vamos a un costado, aquí nos pueden empujar, además… – Milo tuvo que reír a carcajadas.

 

- ¿Empujar? ¡Camus, con solo elevar un poco tu cosmos harás volar a todos aquí! Deja de poner excusas tontas y relájate ¡Ya comienza! – Grito Milo tan alto como pudo, pues la algarabía de las personas, aumentó cuando Molko y compañía salían al escenario.

 

Camus comenzó a sentirse asfixiado entre tanto estrujones, la gente corría, gritaba, saltaba y coreaba al grito de – ¡Placebo, Placebo! – y él inmóvil donde estaba era empujado, jalado y pisoteado de todas partes. El rojo en su rostro aumentó, por la rabia, sintió odio hacia su novio ¿Es que acaso no lo conocía en lo más mínimo? De todas las cosas tontas que Milo pudo haber planeado, esta era por mucho, la peor. Debería replantearse la situación de su relación en este momento, si Milo comenzaba con esto ¿Qué otras cosas lo obligaría a hacer? ¡No podía permitírselo!

Iba a reclamarle cuando lo vio, como un mortal más, sin preocupaciones, ni rango al cual respetar. Como si no fuera una persona con poder extraordinario, y al que todos aquí le debían la vida de alguna manera. Saltaba, Camus no prestaba atención al escenario, solo a su novio, solo a él, con el cabello alborotado, más todavía, con la mirada brillante, cantaba ¡Milo estaba cantando! No le soltaba la mano, y a su mano libre la agitaba enérgicamente mientras seguía saltando, Milo era la viva imagen de la felicidad, y Camus entendió porque hacía todo lo que hacía por él, porque se dejaba arrastrar a tantas locuras y travesuras, como cuando eran aprendices, todo era por verlo feliz, todo era por él. Toda la furia que sintió, se le desvaneció cuando el griego volteo a observarlo con aquellas enormes y perfectas turquesas, que tenia por ojos, y del cual rebosaba un amor inaudito, un amor hacia él.

 

Pronto el ambiente cambio, las personas ya no saltaban y desde el escenario comenzó una melodía lenta, tan atrapante, que llego a los oídos y cada uno de los poros de Camus, se fijo por primera vez en la banda, cuando Milo se coloco detrás de él, y lo tomo por la cintura, apoyando su rostro sobre su hombro… y comenzó a cantar… Junto al muchacho del escenario, pero Milo, comenzó a cantar para él…

 

Strange infatuation seems to grace the evening tide. I'll take it by your side

(Extraño encaprichamiento, parece embellecer la marea del amanecer. Lo asumiré a tu lado)

 

Such imagination seems to help the feeling slide I'll take it by your side

(Tal imaginación parece ayudar a que corra el sentimiento. Lo asumiré a tu lado)

 

Instant correlation sucks and breeds a pack of lies I'll take it by your side

(La instantánea correlación absorbe y genera un montón de mentiras. Lo asumiré a tu lado)

 

Over saturation curls the skin and tans the hide I'll take it by your side

(La sobresaturación eriza la piel y curte el cuero. Lo asumiré a tu lado)

 

Camus sintió un escalofrió recorrerle el cuerpo… Esa letra… Sintió como Milo sujetaba con más fuerza su cintura y besaba su cuello, amándolo con ternura en cada rozamiento de sus labios sobre su piel.

 

Tick tock, tick tock, tick tock

Tick tick, tick, tick, tick tock

 

I'm unclean, a libertine And every time you vent your spleen

I seem to lose the power of speech Your slippin' slowly from my reach

You grow me like an evergreen You never see the lonely me at all

 

(Soy un impuro, un libertino y cada vez que descargas tu furia,

parezco perder la capacidad de hablar. Te estas deslizando lentamente de mi alcance.

Tú me haces crecer como un árbol de hoja perenne. Nunca has llegado a ver mi lado solitario)

 

I (Yo)

 

Take the plan, spin it sideways I fall (Cojo el plan y le hago dar vueltas)

 

I Fall (Yo, caigo)

 

Without you, I'm nothing (Sin tí, soy nada)

 

- Esa canción me acompaño en muchas noches de soledad cuando tú habías muerto… – Le susurro, confesándole Milo al oído, Cuando le dio un beso en la mejilla la sintió húmeda y salada. Camus estaba llorando – ¿Por qué lloras? – Le pregunto algo preocupado, dándole vuelta para quedar frente a frente.

 

Without you, I'm nothing at all (Sin ti no soy nada en lo absoluto...)

 

- Te amo… gracias por traerme, gracias por ser como eres, Milo… Gracias por estar a mi lado…

 

Milo sonrió y se fundió con él en un beso apasionado, pero lleno de amor, que importaban los demás ¡Que los vieran! Que envidien tanta felicidad. Lo apretó más contra sí, mientras los brazos de su galo le rodeaban el cuello.

 

La música seguiría, y ellos disfrutarían de toda la velada, Camus relajado se permitió decirse a si mismo, que la música no estaba mal, y que de ahora en más, será un poco más flexible a estas clases de salidas y actividades, todo para ver a Milo sonreír.

 

Al finalizar el concierto, y después de haber tenido una pequeña cena en un restaurant ateniense, regresaron al Santuario, felices, de la mano y no escatimando besos y abrazos, total a esas horas, la mayoría dormía. Se detuvieron a la entrada de Escorpio.

 

- Camus… ¿Quieres quedarte conmigo a dormir? – Sonrojado el francés asintió. 

Milo tomo su mano y se dirigieron al interior de la habitación del griego, donde Milo le demostraría que la música también la pueden interpretar ellos, la más básica y la más bella melodía transmitida a través de besos, gemidos y el más sublime grito de amor… Pero aquella será otra historia que contar.

Notas finales:

Muchas gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).