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Esa tarta de frambuesas con canela... por Onelia

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Notas del fanfic:

JAJAJAJA. los personajes de harry potter le perteneces a J.K.Rowling babies xD pero la historia a continuacion es todita mia:3 acabada de escribir a por horas (xD no tanto ya que las palabras salieron solitas)

 

Notas del capitulo:

Espero les guste dejen rever (enserio dejen revew me tome horas en esto quiero saber que les parecio:3

 

 

 

enjoy!

    Los aburridos días que paso en Hogwarts son extenuantes, todo es tan “normal” que me enferma. Esta rutina monótona me tiene harto. ¿Y como no es de esperarse? Tengo una novia que me aburre, la amaba pero estoy cansado de lo mismo, no hace nada diferente y es demasiado “inocente”. Y aunque es una pervertida de primera, jamás me llamo la atención tocarla, o manosearla. Ya que después de tantos años sigue con la idea de que debe hacerse cuando se case etc. Y no puedo simplemente dejarla, se vería mal, prefiero conservar mis apariencias y pretender. Ya que todos en Hogwarts tienen la mala tendencia de crear rumores hasta de lo más simple. Cosa que desprecio de este lugar. Pero hay una cosa que me saca de todos estos embrollos y malos ratos y que me hace sentir que toco las nubes. Los postres muggle, son tan simples, tan ricos. Las tartas de fresas, frambuesas, uvas, dios como me vuelven loco. Con una simple taza de café y un pedazo bien hecho alegran mis días. Soy algo glotón para los postres, no puedo evitarlo, mi madre amaba hacerlos para mí desde que tengo memoria. Y es que en particular me gustan los de frambuesas, esas tartas son un pedacillo de cielo en mi boca. Solo de pensarlo se me hace la boca agua, imaginar como la tibia fruta se mezcla en mi boca y baja mi garganta dándome esa sensación de satisfacción que tanto me atrae de ellas. Y doy gracias a los mil dioses que el Profesor Riddle da clases de cocina en Hogwarts. Se centra más en los postres cosa que más perfecta no ha podido ser. Y aunque para serles honesto es mi clase favorita todos mis amigos piensan que es la clase más estúpida aparte de la clase de adivinación de la Profesora Trilowney. Por ello finjo que no me gusta pero en realidad me encanta. Todo tipo de postres a elección por la mayoría son enseñados a preparar diariamente. Postres de todos los rincones del mundo. Tartas (pies), flanes, quesitos, arroz con leche, entre muchos otros. Cuando mencionan la palabra postre me hago un desmadre y rápido tengo ánimos de ir al gran comedor como Crabb y Goyle a devorar postres, pero debo mantener mi compostura y por supuesto mi imagen ante todo. Soy un Malfoy pero no puedo evitarlo es gracioso que una persona como yo tenga una adicción como esta.

    Como de costumbre tomábamos la clase del Profesor Riddle todas las mañanas a primera hora lo cual era una bendición, luego de desayunar un postre, ¡Dios! Los de Slytherin no cocinábamos con los Griffindor y estábamos en lados totalmente opuestos del aula, concentrándonos en nuestro trabajo.

    Cuando toco irnos me había escusado para ir al baño y al regresar al aula no había nadie, lo cual no me sorprendió de hecho. Pero un olor dulce me llamaba la atención, y aunque el aula en si olía a puro manjar exquisito de todo sabor glorioso pero este es un intenso olor a frambuesas con canela, cosa que me llevo la vista derechito a una tarta recién hecha por un Griffindor. Como note que nadie vino a por ella yo me abalance a ella y corte un pequeño pedazo. ¡Dios me ha llevado a la gloria divina el maldito que haya hecho esta tarta de frambuesas con ese toque de canela! Con cada probada a aquel pedazo me sentía en el éxtasis y me atrevo a decir que era mejor que sexo con Zeus dios griego del rayo. No tenía manera de explicarlo, hacer una tarta de frambuesa con canela era difícil de encontrar hecha tan bien. Aunque normalmente la he visto hecha con vainilla. Necesito encontrar quien la hizo. A la mierda si era un Griffindor lo amaría por siempre, hombre o mujer me casaría con él y me hago doncel y le doy mil hijos. No sé de dónde saco este tipo de pensamientos pero así me pongo cuando como postre. Mire la tarta y en un abrir y cerrar de ojos me la devore entera, tenía ganas de golpearme la cabeza de lo buena que estuvo. Me atrevo a decir que mejor que la de mi madre lo cual si ella supiera lo que pienso heriría su orgullo pero era cierto.

    Me levante de mi asiento y vi a mi profesor detrás mío sonriendo algo extrañado de que aun siguiera allí.

  -Malfoy, puedo ver que te gustan los postres. Y yo que pensaba que creías que mi clase era estúpida.- Abrí mis ojos con sorpresa no me lo esperaba allí.- y te comiste la tarta de frambuesas de un Griffindor que la olvido aquí. Iba a buscarla porque la había olvidado en el aula pero he llegado tarde al parecer.

  -Oh, enserio lo lamento- dije sarcástico y el comenzó a reír.- por cierto ¿Quién la hizo?

  -Eso no te lo diré- dijo con una sonrisa pícara en los labios y sus ojos azules me miraban travieso, sabiendo lo intrigado que me encontraba por saber.- voy a salir de viaje y no volveré hasta que te gradúes de Hogwarts para que te tome tiempo encontrarlo.

  -Es un chico- sonreí triunfante pero él no dejaba su expresión picaresca desaparecer de su rostro por mi sarcasmo. O por mis afirmaciones que me daban aire de triunfador arrogante.

  -Cierto, pero yo me voy hoy así que te deseo suerte.- me dedico una sonrisa maliciosa, sabiendo muy bien que comencé a desesperarme, me desnudaba con la mirada el muy maldito. Yo que amaba su clase y jamás le he jodído la vida y el muy singado me hace esta mierda. Y se me va lo vulgar de lo molesto que me sentía. Y sin más agarre mis cosas y me fui. Y pude escucharlo reír burlón a lo lejos y me fui a mi siguiente clase.

 

 

    Y como lo había dicho, el Profesor Riddle, se fue de viaje y no volvería en varios años lo cual no solo arruino mis días sino que mi oportunidad de encontrar al Griffindor quien había preparado aquel exquisito manjar. Y tan absorto estaba de mis pensamientos y molestias que choque con más ni menos Potter, un chico que apenas conozco que por alguna razón no soporto. Y en un abrir y cerrar de ojos estaba encima de él, notando que él se hallaba completamente sonrojado y avergonzado. No me levante, me le quede mirando por unos largos minutos, grabando sus ojos verdes en mi mente. Y cuando reaccione me salí de encima de él. No dije mucho solo extendí mi mano para ayudarlo. Para los Griffindor no era de esperarse pero mis amigos sabían lo gentil y buen educado que puedo ser con cualquiera cuando estoy en una situación vergonzosa como esa. El extrañado estrecho mi mano y lo ayude a levantarse, pude notar la firmeza en sus manos y lo ásperas que eran, bastante masculinas, comparadas con las mías yo parecía muñeca de porcelana blanca. No lo solté volví a perderme en sus ojos y cuando él se dio cuenta de lo vergonzosa la situación soltó mi mano.

  -Gracias- dijo el un poco dudoso, seguramente pensando que le diría algo frio o cruel, pero no paso. Sonreí cálidamente, no podía evitarlo el tenia buena vibra que hacía sentirme relajado no importa lo mal que me cayera. Nunca lo trate tan áspero como suelo ser con otros, aunque lo he hecho por apariencias. ¿Pero que ganaba con un enemigo más a las alturas en las que ya estábamos? Antes era divertido ya que era un juego infantil. Pero no tenía sentido jugar más. Este año he sido más ligero con todos cosa que han dejado sorprendidos a muchos causando muchos rumores sin importancia o sentido.

  -No te preocupes, no prestaba atención por donde pasaba, disculpa- dije con respeto pero su amigo Ron – que siempre me sacaba de mis casillas – Se metió en medio y me encaro con cara de molestia y me mantuve neutro ante él.

  -¿acaso te burlas Malfoy?- ¿para qué me burlaría? Lo mire hecho un poema y comencé a reírme.

  -No Ron- lo llame por el nombre para dejarle claro que hablaba enserio, el hizo silencio bastante sorprendido, jamás lo había llamado por el nombre.- Hoy estaba de buen humor pero alguien lo arruino.- al parecer pensó que hablaba de ellos y cuando iba a replicar continúe hablando deteniéndolo en el acto.- pero, no quiero pelearles, de hecho. Bastante preocupado estoy como para confrontaciones. Solo dejémoslo así, nada paso de acuerdo. Son los últimos dos años en Hogwarts, es mejor pasarlos tranquilos y seguir adelante. Lo más probable ustedes no me vean más y como yo a ustedes así que porque dejar esto del odio a un lado y mejor recordarnos como uno más en el mismo curso que nosotros. Así son menos dolores de cabeza para mí y para ustedes ¿de acuerdo?- El pelirrojo estaba sonrojado notablemente. Yo pose mi mano en su hombro como reconforte y me fui sin decir más.

 

 

    Me quede pensando en los ojos de aquel moreno con el que había chocado hace unos días. No podía sacármelos de la cabeza. No sabía ya que era más bello, si comer un postre o los ojos de Harry Potter (N/A: hagan de cuenta que la marca de Harry en la frente es que se cayó de pequeño y se golpeó la cabeza xD) Harry era bastante atractivo, de hecho me atrevería a decir que es “sexy”. Jamás lo había considerado, atreverme a mirar a un Griffindor, sabiendo que si quisiera un hombre hay muchos Slytherin que están para chuparse los dedos. Y aunque eventualmente no tiene mucho sentido ya que tengo novia no está de más deleitarse con la mirada y darse pasó a que la “imaginación” de a flote a gusto, no tiene de malo. Nadie sabría, así que no le doy mucha importancia. En todo caso no es que vaya yo a enamorarme locamente de alguien que apenas conozco. Además Harry Potter es un buen partido, puede conseguir a cualquier chica o chico fácilmente. Es un mago bastante poderoso así que no creo tenga problema de ser exitoso y tenga pareja sin problemas.

    Sonreí ante mis absurdos pensamientos y me fui a comer al comedor, volviendo a la intriga de saber quién era aquel Griffindor que creo el postre. Y eso me mantenía inquieto.

 

 

    Una vez pasaron meses sin saber nada me di por vencido en buscar. Me hice la idea de que fue solo el Profesor y que se dio paso a jugar conmigo y caí. Y luego los años pasaron, graduándome finalmente de Hogwarts, dándome paso libre para terminar con Pansy quien no estuvo tan afectada de hecho lo que fue un alivio a mi conciencia. Me hice medimago y en mi trabajo todo me iba de maravilla.

   Un día fui por una taza de café a una cafetería común muggle en Londres. Pedí mi capuchino echándole ojo al menú notando los postres. Pedí uno de frambuesa como de costumbre cada tarde luego del trabajo. Y al probarlo note que no era el mismo. Tenía canela, y los viejos recuerdos de la escuela cruzaron mi mente, haciendo paso a aquel vacío con el que me había quedado al rendirme en mi búsqueda. La nostalgia se hizo presente. Esta tarta no era solo una tarta de frambuesa con canela. Era exactamente la misma como si me encontrara en el aula del profesor devorándomela como hace casi tres años. Y fue un vuelco en mi pecho que me hizo girar con solo haber probado una vez el postre. Y la camarera se me acerco preocupada.

  -¿No le gusta señor?- me pregunto con un tono preocupado en la voz.

  -Oh no, está muy delicioso. Es que hace años probé algo similar y me sorprendí de la similitud al sabor. Puedo preguntar, ¿por qué cambio el sabor tan repentinamente?- La chica me sonrió amablemente.

  -Es que ayer contratamos a un nuevo cocinero, quien prepara los postres- Draco asintió algo interesado.

  -¿puede decirme como luce?- la chica me volvió a sonreír con gentileza.

  -Es un joven de como su edad, con espejuelos y ojos verdes de cabello oscuro- y ahí fue cuando me di cuenta de quién era. Era Potter.

  -¿Harry Potter?- ella se sorprendió y asintió con la cabeza- fue conmigo a la escuela- aclare para que no estuviera confusa.

  -¿Quiere que lo traiga?- Sonreí amenamente contento por la propuesta.

  -Sera un placer.- ella se retiró alegremente, y yo no me sentí más contento. Lo encontré y estuvo bajo mis narices, tropezándose conmigo casi todo el tiempo en la escuela luego de ponerme a buscar. Mire el cielo fuera de la ventana y con una sonrisa ensanchada negué con la cabeza hacia el universo como si le pudiera decir lo travieso que era por hacerme ver como tonto. Harry estuvo observándome negar con la cabeza en una sonrisa e inocentemente se acercó a mí para poder mirar a través de la ventana para entender mi expresión, pero se confundió más aun al ver solo cielo azul. Yo lo mire y choque con sus ojos, estaba cerca de mí, no tanto como para sentir su aliento sobre mí pero lo bastante como para sentir el sonrojo apoderarse de mi rostro violentamente.

  -Que sorpresa encontrarte aquí.- me dijo el aun de pie y alejándose de mi rostro con un poco de vergüenza.

  -Siéntate Harry no voy a comerte- pude notar su leve conmoción y sonrojo al escucharme decir su nombre. Por lo cual no estaba acostumbrado y yo también, pero el odio era cosa del pasado por lo que no fue tan incómodo decir su nombre. De hecho al hacerlo sentía mi pecho libre sin tenciones e incomodidades pasadas. Él se sentó agradecido de no tener que estar de pie, pude notar en su rostro su cansancio y me reí un poco.

  -¿Por qué te ríes?- dijo con un pucherito que lo hacía lucir un tanto infantil, y comencé a reírme un poco, claro tratando de no ofenderlo.

  -nada hombre, solo que se te nota cansado- el dejo escapar un suspiro cansado y con eso confirmo mi punto y luego se estiro. Yo lo observe a detalle algo entretenido por su manera de actuar. Nunca había conversado más de dos minutos con él a menos que fuese a base de insultos así que verlo actuar “casual” me hacía sentir más cómodo.

  -Tengo dos trabajos, este en las tardes y las noches y el de auror por el día y es agotador- dijo volviendo a hacer un puchero infantilmente y recostándose de sus manos y sonreí.

  -¿Y eso por qué?- le dije interesado y el me miro cambiando su semblante a uno más serio.

  -Mis padres dicen que debo ganarme el dinero solo y cuando sea “exitoso” me dejaran usar mi herencia y bla, bla, bla- hizo un puchero frunciendo el ceño, y no podía evitar mirarlo con una mezcla de diversión y ternura que él pudo notar, sonrojándose.- ¿Bueno y para que pedís que hablemos?- recordé el porqué de mandarlo a llamar y sonreí algo sonrojado.

  -hace tres años, ¿Tu dejaste una tarta de frambuesa en el salón del Profesor Riddle?- el miro el techo con la mirada perdida haciendo memoria. Era una expresión como la de un niño y cada vez me enternecía más. No podía evitarlo, no sabía que alguien al que odie podría llegar a verlo de esta manera solo por un postre. Aunque en el fondo sabía que era más que eso, solo que era un poco orgulloso como para admitirlo internamente.

  -Creo que sí, el profesor me dijo que el que lo comió me buscaba y luego cuando me intrigue y pregunte desapareció de la faz de la tierra dejándome con la duda el muy zángano.- me reí divertido ya que el Profesor me había hecho lo mismo.- pero, ¿Cómo lo sabes?- sonreí ante lo despistado que era.

  -Me lo comí yo. Te busque dos años sabes. Y estuviste en mi cara todo este tiempo.- él se sorprendió y luego me dedico una sonrisa, entre satisfactoria pero un tanto decepcionado o dudoso, no pude descifrarlo muy bien.

  -debió haberte gustado, me dijo que te lo devoraste.- me sonroje de golpe y él se comenzó a reír picaresco y con una expresión divertida por mi reacción.- Cruce mis brazos y piernas irritándome porque me sentí un tanto burlado y el comenzó a reír mas alto por mis pucheros. Le sonreí y el me miro contento con aire arrogante.

  -Si lo que quieres es satisfacer tu orgullo pues fíjate que sí, que me encanto la maldita tarta esa.- El comenzó a reírse nuevamente pero más bajo, y le sonreí- dejare mi orgullo de lado un momento para decirte que fue el mejor que he probado y por eso te llame, ya que supongo tu hiciste el que comí hoy- el asintió contento y orgulloso consigo mismo que causo cierta satisfacción verlo así.

  -Destino- dijo el sonriente y yo asentí, y aunque no fui criado creyendo en ello, no podía evitar considerarlo, mera casualidad no pudo ser.

  -Bueno Harry, ¿y como te va en el amor? Dije dejando de sonreír un poco suponiendo tenia pareja y el pareció algo ido.

  -nah, las mujeres son muy exigentes Draco, Ginny no me daba espacio para estar con mis amigos, le hizo creer a Ron que yo quería quitarle a Hermione cuando ella es como mi hermana-madre y casi pierdo su amistad y le dije a la niñata esa que no se me acercara. De hecho a Ron le encantó la idea.- comenzó a reír recordando cosas de las que no tenía ni idea.- Así que estoy ausente de el “amor” por ahora aunque solo son las mujeres que son irritantes.

  -Tienes razón- Dije risueño y el continuo hablándome.

  -No y lo peor es su sexualidad dios santo. Ellas quieren cuando uno está cansado del trabajo o no tiene ánimos y cuando uno quiere ellas no y es algo así irritante. Si sigo así muero virgen lo juro- Me sorprendí, no pensaba que era virgen aun.

  -¿Eres Virgen?- dije algo titubeante y el sonrió un poco apenado por descuidar sus palabras.

  -S…si- se rasco la nuca nervioso y le dedique una sonrisa que ni yo pude identificar.

  -No te preocupes, Pansy me hizo monje en el tiempo que estuve con ella. Pero solo lo hice una vez con alguien y estaba algo borracho- me reí recordando piezas de aquello- así que no se ni quien fue. Solo sé que fue hombre, y que yo el pasivo no fui- me reí con un semblante orgulloso y él se sonrojo.- no te apenes podéis dar rienda suelta a tu imaginación no tengo problema con ello.- Sonreí recordando los momentos en que lo imaginaba a él en ciertas formas un tanto morbosas cuando solía tener las hormonas revueltas. Oh dios, era un joven necesitado de sexo en aquellos días que el solo mínimo recuerdo me causaba reír un poco alto.

  -Oh creedme, imaginar ya es costumbre- se sonrojo un poco y yo deje de reír mirándolo.

  -¿A qué te refieres?- el desvió la mirada y negó con la cabeza apenado, decidí no obligarlo a decir algo incómodo, ya que sabía lo que se sentía.

  -¿Y porque tus tartas de frambuesa tienen canela?- el miro la mesa un poco rojo aun y yo lo miraba confundido.

  -creo que es algo que me reservare.- dijo algo apenado y yo aguante su mano sin pesar muy bien antes de hacerlo, enserio quería saber. Lo mire suplicante y el miro mi mano aguantando la suya. Lo note, hasta yo me sonroje y aparte la mano junto con mi mirada.

  -Puedes confiar en mi- volví a mirarlo dedicándole una sonrisa y el negó con la cabeza- Vamos Harry, ¿Qué tan malo puede ser?- el me miro a los ojos y me sentí paralizado, su mirada era intensa, llena de angustia y temor a que yo reaccionara mal. Podía leérselo en la mirada y cuando se dio cuenta de ello la desvió.

  -Porque- se detuvo buscando como decirlo- tu hueles a canela- frunció el ceño molesto consigo mismo y yo me sorprendí, tanto que comencé a oler mi ropa. No percibía ningún olor caneloso y el comenzó a reírse por mis acciones las cuales trate de mantenérselas discretas sin mucho resultado.- bueno olías a canela. Almenos en la escuela.- mire mis manos pensativo, era cierto Pansy le decía que le gustaba mi olor a canela. Y lo mire sorprendido. ¿Cómo lo había notado?

  -¿Cómo lo notaste? Digo la única vez que comencé a tenerte cera era cuando comenzamos a tropezarnos, pero eso fue luego de yo probar aquella tarta- el rio divertido y yo lo mire un poco confundido.

  -No, un día en primer año tú nos acusaste y nos pusieron un castigo junto a ti y Ron y Hermione y debíamos ir con Hagrid al bosque prohibido. ¿Recuerdas?- asentí recordando aquello pero no del todo.- tal vez no recuerdas que no parabas de sostenerme asustado y nos caímos. Mi punto es Draco que siempre has olido a canela. No pude evitar olvidar ese olor. Lo cual era una razón para no querer estar ni cerca de ti.

  -te enloquezco- afirme juguetonamente y él se sonrojo y negó rápidamente con la cabeza y me reí.- vale, vale. ¿Pero eso que tiene que ver con la tarta de frambuesas? Digo, originalmente se hacen con vainilla- el asintió sabiendo ese detalle y me dio una sonrisa.

  -mi tarta favorita es esa de hecho- abrí mis ojos cual platos por la sorpresa.- y me gusta con canela.- dijo sonriendo mirando la mesa sonrojado. Yo no sabía que decir. Nos gustaba lo mismo. Cuan arrepentido me siento ahora de no ser su amigo antes.

  -Lo siento tanto Harry.- dije triste mirando fijamente mi plato vacío y sentí su mirada sobre mi sorprendido, me sentí culpable y triste de momento, fruncí el ceño molestándome conmigo mismo, tratando de conservar la postura.

  -¿Por qué te disculpas?- Lo mire un poco triste y a él se le contagio, haciendo borrar su sonrisa de su cara.

  -Por no ser tú amigo antes. Puedo ver lo inmaduro que fui al…

  -No, nada de eso- me interrumpió sonriendo- estoy agradecido. Ha sido mejor así Draco. Ya que ahora cuando menos me lo espero me encuentro con alguien que me entiende, un amigo y eso me anima. No te entristezcas. Tú mismo lo dijiste en sexto curso. Que era mejor recordarnos como otros más y no enemigos. Ese día, al ser gentil conmigo me hizo sentir tranquilo. Y muchas Gracias.- Sonreí contento, luchando porque mis lágrimas debido a la nostalgia no salieran- déjales rienda suelta, no los aguantes.- me dijo y negué.

  -Soy un Malfoy, los Malfoy debemos conservar y portar bien las apariencias- dije riéndome un poco secando las lágrimas que salieron sin permiso de mis platinados ojos y el sonrió. Pero aun así me sentí triste.- Harry, aun así me habría gustado saber que podías ser mi amigo antes. Cuanto me habría gustado pasearme por los pasillos hablándote como ahora.- él se puso triste, pude sentirlo pero su rostro decía otra cosa con aquella sonrisa.

  -nunca es tarde- dijo feliz y yo lo mire confundido.- nunca es tarde para sentir lo que se pudo antes sin suceder. Lo que tu mente ha imaginado sin sentido y ahora te preguntas si una vez pudo ser posible.- dijo mirando hacia afuera apreciando el día caer- Hay tanto que quise hacer Draco. Cosas que nunca me explique y jamás pensé posibles. Que quise hacer estando en Hogwarts, pero una rivalidad sin sentido lo impidió.- Mire hacia afuera, observando los tonos naranjas rosas rojizos y violetas que se asomaban desde el horizonte.- Pero son solo imaginaciones sin sentido.

  -No eres el único que imagina Harry Potter- Lo mire y el me devolvió la mirada sorprendido. Entendí perfectamente a lo que se refería, sé que hablaba sobre mí. Yo imaginaba también, y no eran cosas simples.- créeme. No eres el único que tuvo fantasías algo…

  -Morbosas, pervertidas- dijo riendo completando mis palabras y me reí asintiendo.- Si tuvieras la oportunidad, ¿Lo harías?- me sorprendí un poco pero era algo que me pregunte mucho.

  -Muchas veces sin cansarme Harry James Potter- me miro perplejo, creo que no tenía idea de que sabía todo su nombre. Y por mi respuesta se sonrojo bastante.- sabes que verte jugar Quiditch es algo bastante excitante- Y el desvió la mirada apenado.

  -¿A si? Imagínate a mí, verte caminar con tal elegancia- Me sonroje un poco, sonriendo.

  -¿Qué es lo que sientes?- lo mire a los ojos y él se levantó y extendió su mano.

  -Ven vamos a caminar- me levante aguantando su mano dudoso y no la soltó, mientras salía de conmigo de la cafetería, fuimos a un lugar apartado y aparecimos en Hogwarts. No habían estudiantes eran vacaciones, nada había cambiado, me sentí tan nostálgico. Yo estuve en cada rincón de esos jardines. En las habitaciones, las aulas. Cuanto deseaba ser estudiante una vez más.

  -Oh Harry…- el me soltó la mano rojo y se sentó en la fuente de la entrada principal

  -Dime Draco ¿Qué sientes tú?- Lo mire y me acerque a él casi lloroso. En comparación de mi casa, Hogwarts había sido mi hogar desde pequeño, donde crecí y me hice el hombre que soy. Tenías tantas ganas de…

  -Quiero besarte, dios Harry Potter, quiero besarte hasta quedarme sin pulmones. Aquí. En Hogwarts, mi hogar.- Sentí mis lágrimas caer descontroladamente y él se levantó y me dio un abrazo. Uno al que correspondí sin pensarlo dos veces. Tantos años sintiendo cosas que no me sabía explicar, imaginando. Sin saber que me estaba dando rienda suelta a sentir algo que al paso de los años sabría que sería. Esto, era esto. Salir de la rutina Monótona y darme cuenta, abrir los ojos. Porque el universo, el destino tiene las cosas tan bien meditadas. Y nosotros nos enredamos cuando la respuesta siempre ha estado frente a nosotros, rogando por que le seamos correspondidos. Y no me di cuenta. De que quien tiene más en común conmigo ha sido mi enemigo, mi conocido, amigo y ahora un poquillo mas.- ¿desde cuándo me esperas Harry?- Lo mire a los ojos y él se apeno sonrojado.

  -ocho años, ocho años desde aquel día en el bosque prohibido- eso era lo único que necesitaba oír. Para darme cuenta cuanto lo había hecho esperar algo que la sabia probablemente no sucedería. Y después de hoy, Dios después de un postre. Lo que puede hacer una simple pieza de Tarta, simples roces en los pasillos, o peleas absurdas. Tanto el como yo hemos sentido esto por tanto tiempo y yo nunca me di cuenta. Oh cuan idiota me sentí.

  -Se acabó la espera Harry.- Lo bese, necesitaba besarlo, saber si esto era como todos dicen que es. Lleno de mariposas o cosas por el estilo, como si fuera irreal, y así se sentía. Se sentía tan irreal e increíble que no quería parar de besarlo. Acaricie su cabello, el cual siempre estuvo despeinado y revuelto, y sentía que me abrazaba de la cintura con cariño. No quería detenerme pero el oxígeno se me hizo necesario y lo mire a los ojos, sus espejuelos estaban tan empañados que tuve que quitarlos y limpiarlos para poder mirar sus bellos ojos verdes. Como aquel día hace casi tres años, me perdí una vez en su mirada. Su rostro y aspecto no cambio nada. Aun parecía aquel joven de 17 años y no el de 20 frente a mi.- no sé cómo te me has hecho tan necesario sin darme cuenta.

  -Siempre me pregunto lo mismo.- me dijo riendo un poco. Volví a besarlo, esta vez un beso lleno de algo más que sentimiento. Abrí paso haciendo que mi lengua probara la suya. Sabia a aquel postre que tanto me enloquecía, y lo hacía aún más apetecible, necesitaba comerme su boca, besarlo hasta que me cansara y desgastara cada centímetro de sus labios, jamás supe que sería dar un beso así, lleno de necesidad por él. Como si lo hubiera extrañado una vida, y mordí su labio superior haciendo que el dejara escapar un suspiro inocente y no pude evitar sonreír.- Draco, no sabes cuánto yo…

  -Shhh, calla mi bello Harry, no hables. No hace falta.-acaricie su mejilla haciendo silencio, dejando que nuestras miradas lo dijesen todo sin palabra que fuese necesaria. Sus ojos eran tan puros, llenos de inocencia. Era increíble en un hombre de 20 años ser tan tímido y su carácter medio infantil me mataba de la ternura, ojala me hubiera dado cuenta más temprano. Pero aun así no me arrepiento de haberlo hecho ahora, pudo haber sido más tarde.

  -Draco…- escondió su rostro entre mi clavícula derecha y mi cuello y me abrazo fuerte- te…

  -Lo sé- le interrumpí, deduciendo lo que el diría.- Yo también Harry. Créeme.- el miro mi rostro y me beso con un beso casto y puro, lento y seguro. Y al separarse me miro nuevamente.- cuantas ganas tengo de comerme tu boca.- dije sonrojándolo de golpe, cosa que se me hizo exquisita.

  -Puedes hacer mas- abrí mis ojos enormemente, me imagine a Harry bajo mío, haciéndolo temblar de placer, haciéndolo entumecer, me recordó a los días en los que lleno de hormonas me imaginaba verlo gemir mi nombre o yo el de él y el solo hecho de imaginarlo nuevamente, estando en Hogwarts una vez más, me hacía sentir como un chico de 17 lleno de hormonas. Sentí las corriente de excitación correr mi columna vertebral y mordí mi labio.

  -¿Conmigo? ¿Estás seguro de que tu virginidad me la quieres dar a mi Harry?- el solo asintió muy sonrojado.- ¿quieres venir a mi casa?

  -¿Cuán grande es?- lo mire confundido- no me gustan los lugares grandes estando solo- bajo la mirada y se la subí con cariño.

  -Pues a la tuya…- sonreí maliciosamente lo que provoco que él se sonrojara más aun- mientras menos espacio mejor.- mordí su labio y aparecimos allí, era tan pequeño el lugar, con una cama para una sola persona que juzgando su tamaño apenas cabía el en ella.- tus padres se toman esto muy enserio- dije divertido y el hizo un puchero.

  -es muy pequeño aquí- me reí alto y lo acerque a mí.

  -Esto es solo tu cuarto ¿verdad? porque si es toda la casa me muero.- dije riéndome y el comenzó a reír conmigo divertido.

  -solo el cuarto, solo el cuarto, -dijo divertido y luego mi expresión cambio, lo tenía muy cerca y sin pensarlo dos veces lo bese con pasión y lujuria. El acarició mi cabello despeinándolo, y lo acorrale contra la pared frotándome un poco con él, sintiendo como el calor y la excitación se hacía presente en mi cuerpo y en el de él. Se quitó sus espejuelos y el tiró a un lado sin importarles y me volvió a besar.

    Bese su cuello y lo mordí, dejando que mis manos se colaran dentro de su camisa, comenzando a acariciar sus pezones con mis dedos, pellizcándolos de vez en cuando, escuchándolo suspirar mi nombre levemente. Escucharlo así me volvía loco, mis pensamientos se perdían en un mar de excitación y solo con las ganas de hacerlo mío y solo mío, me llenaban los sentidos que no me daba mucho que razonar. Le quite la camisa desesperadamente y el desabotono mi chaleco, y luego quito mi corbata. Lo veía desabotonar mi camisa lentamente, y yo no podía parar de mirar sus músculos, era tan fuerte. Ese cuerpo pertenecía a un chico tan inocente como el que era difícil de creer que era virgen, relamí mis labios y mordí mi inferior gustoso de la vista y cuando él se deshizo de mi camisa le bese el cuello escuchándolo suspirar.

    Lo mire a los ojos y mire sus pantalones notando una erección en ellos, y sonreí malicioso y lo encamine a la cama bajándole los pantalones y cuando estuvo desnudo ante mí no pude más que disfrutar de la vista. Sin mencionar su pene erecto entre las piernas, palpitante, demandando que le tocaras y me arrodille bajo la borrosa vista de Harry quien busco a tienta sus espejuelos ansioso de ver bien lo que me proponía hacer. Y cuando los encontró y se los puso pase mi lengua por su miembro desde la base sacándole un delicioso sonoro gemido de esos labios que estaban color carmesí de tanto besarlos y morderlos. Él estaba tan sonrojado, sentado en la cama mientras yo lamia su miembro entero. Nunca había hecho esto, no que yo recuerde claro, pero este día, esta noche. No la olvidaría por nada del mundo. Me metí su pene en la boca y lo chupe subiendo y bajando lentamente escuchándolo gemir puras cosas sin sentidos. El alzo sus caderas y comenzó a acelerar el ritmo. Yo lamí, chupe y masturbe su pene. Y cuando me detuve escuche gruñidos de queja. Y yo me puse de pie comenzando a desabotonar mis pantalones, los cuales ya hasta me dolía tenerlos por la prepotente erección entre mis piernas, clamando alguna caricia. Él se mordía el labio mientras yo desabotonaba lentamente torturándolo. El suspiro desesperado y cuando baje completamente mis pantalones y el bóxer es se sonrojo por completo y su mirada se nubló y prácticamente me tiro a la cama rozando su pene contra el mío. Y al sentir el contacto le dio continuidad llevándome a la locura. Me estaba dominado, él era fuerte y me encantaba tenerlo encima.

  -¡Oh Harry!- grite extasiado por tanto placer. El rugió con fuerza y mordió mi cuello haciéndome gritar aún más. Terminaría yo siendo el follado aquí. Ambos de esa manera éramos vírgenes por igual. Y si, lo quería dentro. Muy dentro de mí.

  -¡Draco!- grito mi nombre extasiado de placer y se acercó a mi oído- no te follare- lo mire algo sorprendido sintiéndolo acariciarse contra mí, me sentí un poco decepcionado y él se modio el labio- voy a hacerte el amor, que es muy diferente.- Sentí como me quería correr. No podía contestarle, me correría pero se detuvo y me moleste bastante. Rugiendo demandante de que siguiera y el llevo mi pene a su boca y se movió rápidamente. Eso basto para descarrilarme, perder la cordura de una puta vez y moví mis caderas más rápido que antes y me corrí en su boca gritando su nombre a todo pulmón. Y el trago mi esencia como pudo y me beso con pasión. Lo acosté en la cama. Lo quería dentro de una vez. Y se dio cuenta y se sentó abriendo mis nalgas para poder sentarme en su pene que se hallaba erecto. Lo aguante manteniéndolo firme y lo hice entrar y un dolor horrible que jamás sentí recorrió mi cuerpo, era punzante y ahogue un grito de dolor y el me detuvo esperando a que me acostumbrara a la intromisión.

  -¡Carajo Harry! ¡Tú maldito pene es enorme!- el comenzó a reírse y mordió y lamio mi cuello excitándome. Más aún.

  -de hecho no. Tu ano es pequeño, me aprieta tan rico Draco- me sonroje ante aquello, me desquicio aún más la cordura y baje enterrando su erecto pene dentro de mí con fuerza y grite de cierto dolor mezclado con placer. El me dio una que otra nalgada- ah, travieso. No quiero que te lastimes.

  -No me importa, te quería dentro ya…- le dije sonrojado y comencé a mover mis caderas sin importar el dolor que sentía, me encantaba, era como ninguna otra sensación en el mundo. Ni el mejor postre del mundo se comparaba a esto. Ni la tarta de Harry se comparaba. Tenerlo dentro mientras besaba esa boca con sabor a frambuesas y canela me enloquecía. Quería que me lo hiciera duro.- ¡Duro Harry!- le ordene cegado de placer y el me acostó comenzando a moverse desquiciadamente dentro de mí, hecho una de mis piernas hacia atrás pegándola a mi pecho y la otra en su hombro comenzando a envestirme con más fuerza y rapidez. Penetraciones endemoniadas que hacían mi cuerpo temblar de placer, no podía parar de gritar su nombre con fuerza. La cama comenzaba a rechinar apenas aguantando el peso de ambos.

  -Mi… mi cama Aahh- Él se preocupaba por su cama y a mí que me valía mierda si se partía en cinco.

  -Olvídate de la cama Harry.

  -Quiero romperla haciéndote el amor- se movió con más fuerza, cambiándome de posición. Ahora me hallaba en cuatro patas y él me embestía por detrás sin piedad. Yo no suspiraba ni gemía, oh no, a duras penas podía hasta gritar, ya que las embestidas de Harry me dejaban casi sin aire en los pulmones. Y más que el muy maldito tenia  duradera resistencia, no se corría no importa cuán rápido o duro se moviera.

  -¡Ah Harry! ¿C…Cuando te Aahh te corres? –dije dificultosamente y el mordió el lóbulo de mi oreja, podía sentir el placer en su voz y la lujuria en sus ojos cegados.

  -Vamos a amanecer haciendo el amor, no hay apuros- comenzó a masturbarme al notar mi pene erecto y me puso sobre mi  costado derecho y me alzo una pierna y se movió lenta pero profundamente dentro de mí, mientras me masturbaba de la misma manera.- sin prisa.- eche mi cabeza hacia atrás cegado. Quería duro. Agarre su mano y me moví más rápido deseoso.

  -¡Duro Harry! ¡No vallas despacio que me desespero!- rugí con furia y lo lanza bajo mío y me senté en su pene moviéndome con fuerza, y rapidez, causándome espasmos de placer por todo el cuerpo. Cuando teme el control pude sentir su desesperación por correrse dentro de mí y lo bese con pasión, y amor. Me separe sin aire y me acerqué a su oído sin  detenerme- termina de hacerme tuyo Harry. Córrete dentro de mí. Por favor Harry. No lo soporto más.- el volvió a dejarme bajo el dominándome y comenzó a moverse mucho más rápido y duro de lo que hizo, logrando que las patas de la cama rompieran haciéndonos caer si salir de ella por suerte y se corrió dentro de mí, haciéndome llagar una vez más al éxtasis y me corrí en nuestros estómagos. El cayó encima de mí temblando de pies a cabeza y yo podía parar de temblar tampoco y lo mire a los ojos.- Harry te amo.

  -Draco… no dejare que te vallas de mi lado nunca.- sonreí con ternura y le acaricie la mejilla.

  -Jamás me iré Harry.- el salió de mi con cuidado se aferró a mi durmiéndose.

 

    Jamás dejare que algo me separe de Harry. Estuve mucho odiándolo, creo que es tiempo de que me dé el lujo de amarlo sin restricciones. Y lo haría.

Notas finales:

Espero les haya gustado este oneshot que resulto largo como habia planeado me h esmerado mucho.

 

dejen rvew y si quieren mas digan a ver si me lo pienso en darle continuacion ;3

 

 

Gracias po leer!!!:3


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