Autor/a: DelPacifico.
Disclaimer: Ace of Diamond no me pertenece, esta grandiosa obra pernetece a Yuji Terajima.
Cuestión de Verlo.
All/Sawamura.
El equipo titular del Seidou se encontraba, actualmente, reunido en la cafetería, discutiendo con el entrenador la estrategia para el próximo enfrentamiento.
Todos, se encontraban concentrados en las palabras del, como afirmaba Sawamura, el “boss”. Incluso el anteriormente nombrado hacía un esfuerzo, uno increíble, por mantener el hilo de la charla.
Próximos los veinte minutos la reunión finalizó, dejando a los jugadores pensativos y por supuestos cargados con el espíritu de la victoria.
Algunos, completamente ajenos a las circunstancias, estaban aburridos.
Véase, Miyuki.
Todo el equipo, sean titulares o no, podrían afirmar que no había situación más preocupante y potencialmente peligrosa que un Miyuki aburrido y en busca de entretenimiento; entretenimiento que sería obtenido a costa de sus propios compañeros.
Permanecieron ahí incluso cuando el jefe se fue, dando a Kazuya la oportunidad perfecta para deshacerse de la amarga y nada divertida sensación que lo abrumaba.
Esperó su oportunidad y la tomó precisamente cuando el más escandaloso de los de primer año se retiró a quien sabe dónde.
Casualmente se acercó hasta donde residían Furuya y Haruichi compartiendo sus opiniones, o más bien Haruichi compartiendo su opinión mientras que Satoru, seguramente, pensaba en subir al bullpen a practicar un poco más su lanzamiento.
Rodeó los hombros de ambos novatos, todo esto bajo la mirada sombría de un Ryosuke que no parecía muy animado con la idea de que alguien como él estuviese cerca de su hermano menor, entonces con un tono que pretendía ser jovial y discreto, les habló.
– Han visto a Sawamura desnudo. – afirmó con un tono que era de todo menos bajo. – ¿Cómo es?
El Kominato boqueó un par de veces, avergonzado.
Kazuya sintió que ahora pagaba su deuda con Ryo-san dejándole ver el estado en que su hermanito se encontraba, no dudaba que estuviese sacando una foto o dos.
No alcanzaba a comprender ese complejo de hermano mayor, menos cuando en el equipo existían personas más interesantes, como Eijun por ejemplo.
– ¿Te interesa? – cuestionó Furuya para sorpresa de los que oían. La verdad es que no oían hablar al nombrado más que para el béisbol y sus constantes peleas con Sawamura. – ¿Por qué no lo ves por tu cuenta?
Algo le decía al de lentes que aunque eso sonase como una invitación era una clara muestra de su superioridad ante su cercanía con Eijun.
El mocoso obsesionado con lanzar le estaba desafiando, y no solo a él, porque interesados por el gritón de Sawamura eran bastantes, más de los que le gustaría que existieran de hecho.
– ¿Puedo? – inquirió fingiendo sorpresa. – Ya que su guardián me ha dado el permiso no desaprovecharé esta grandiosa oportunidad. – exclamó con obvio tinte de burla.
No perdería ante Furuya.
Volteó a ver desde el rabillo a los demás, quienes sabía estaban oyendo, mucho menos perdería ante ellos, Eijun era suyo.
Como si eligiera el peor momento para entrar a escena, donde los rayos saltaban desde los ojos de los combatientes, Sawamura entró casualmente a la cafetería.
– ¡Chicos! – gritó, como siempre exigiendo inconscientemente ser el centro de toda la atención, aunque igualmente lo era sin estar presente. – El boss dijo que esta noche nadie ocupara los baños ya que parece ser que hay una fuga.
Las miradas se agudizaron.
Eijun se posicionó detrás del marco de la puerta.
– ¡¿Q-quieren pelea?!
Suspiraron pesadamente, primer día perdido.