Autor/a: DelPacifico.
Disclaimer: Ace of Diamond no me pertenece, esta grandiosa obra pernetece a Yuji Terajima.
Cuestión de Verlo.
All/Sawamura.
Furuya chasqueó la lengua.
Había cometido una estupidez total, porque no encontraba otra forma de explicar la forma tan sencilla en que cedió ante las provocaciones de Miyuki, debió pensar antes de responder.
Si lo pensaba, con cierta molestia cabe a destacar, había ofrecido al cátcher y el resto del equipo prácticamente en bandeja de plata la oportunidad de intimar más allá de lo permitido con el ruidoso Sawamura.
Estaba molesto consigo mismo, por ello tan pronto Eijun apareció declarando, para su propio bienestar emocional, que las duchas no podrían ser usadas en el día debido a un problema –el que no le interesaba mucho pero igualmente agradecía–, se alivió honestamente.
Comprendía perfectamente los sentimientos de los demás, además de la emoción de ver a Sawamura tal como vino al mundo, pero simplemente no podía librarse de ese nudo incómodo ubicado en su garganta.
No sabía, más por no querer indagar que por cualquier otra cosa, si lo que sentía era amor, querer o simplemente una atracción física, una tan desbordante que tenía y en verdad tenía que despertar cada mañana un poco más temprano que el resto para evitar que notasen cierto problema ubicado a la altura de su entrepierna luego de un no muy decente sueño con el despistado pitcher como protagonista.
Aun así estaba inquieto.
¿Y cómo no estarlo verdaderamente?
Eijun era, y lo sería siempre a su parecer, la reencarnación humana de la inocencia y despiste.
No sabría identificar las intenciones de cualquiera de ellos sino hasta que uno apareciera, se lo dijera y terminaran en una escena no apta para todo el público.
Suspiró, con un poco de suerte a la mañana siguiente ocurriría un incidente que evitara el uso del baño.
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Ryosuke Kominato sonrió.
Gracias a la estrategia de Miyuki las cosas serían muy interesantes.
Esa mañana aún estaban arreglando los daños del baño y contaba como un, literalmente, out para el equipo de Seido.
Pensó que no tendría diversión esa mañana debido al incidente, más al ver a sus compañeros de equipo en el comedor tan distraídos y metidos en sus asuntos supo que había subestimado el potencial de Sawamura para influir en sus compañeros.
El nombrado se encontraba en una mesa cercana a la suya con el resto del equipo del primer año, no distinguía de que hablaban exactamente pero si oía los constantes gritos de Eijun y los reclamos de sus compañeros por ser tan molesto a esas horas.
Ahora fijó su vista a su derecha, en sus compañeros.
Llevó un poco de arroz a su boca, necesitaba ocuparse para no sonreír con genuina burla, y es que los presentes eran muy y demasiado obvios.
El capitán del Seido siempre tan recto, incluso él, no podía evitar mirar cada tanto en dirección a la mesa del primer año, si Ryosuke no fuese tan observador no lo habría notado, daba crédito a los años en compañía en los que había aprendido a leer a sus peculiares compañeros.
Al lado del capitán un muy obvio Jun miraba con el entrecejo fruncido a Sawamura, el Kominato mayor se preguntó si este si quiera se molestaba en disimular, el efecto era casi nulo, debería recomendar unas clases de actuación tal vez.
Masuko no se limitaba solo a comer en esta ocasión, aunque este no estaba interesado en Sawamura, según sus confiables y secretas fuentes, si no que miraba a los demás reunidos en esa mesa, parecía preocupado.
Discretamente dirigió su vista hasta el frente donde estaban los últimos integrantes de la mesa.
El ace y asistente del equipo respectivamente.
Tanba miraba reacio al joven pitcher, apartaba la mirada, la dirigía a su comida, una pausa y después repetía este ciclo.
Por otro lado y más interesante aún según su juicio estaba Chris, este parecía abstraído en su propio mundo imaginario donde “quien sabe que” era proyectado, los lapsus en que miraba a Sawamura eran breves y de vuelta a su mundo imaginario, le pareció bastante reflexivo.
Ryo sonrió de nuevo, los días venideros serían casi tan interesantes como un partido de béisbol.
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Una práctica más finalizaba ese día.
Todos se encontraban muertos, cansados, sus cuerpos les exigían además de comida un muy merecido descanso.
El entrenamiento de ese día había sido particularmente espartano, dio inicio con un partido de práctica entre los de primero y segundo unidos en contra del tercer año, un resultado no satisfactorio y peleas que produjeron aún más entrenamiento.
Kataoka les había dado un menú individual, parecía ser que uno de los objetivos antes del siguiente partido era reforzar a cada jugador, aumentar el nivel de destreza.
Los agotados miembros del equipo solo podían seguir de pie gracias a la, para nada noble, misión de cometer su cumplido, ver a Sawamura Eijun.
Con una motivación como esa no podían caer rendidos aún, tenían que hacerlo ahora, con la impredecible personalidad del pitcher cualquier incidente menor podía ser una verdadera tormenta en cuestión de nada.
Y eso fue exactamente lo que sucedió, raramente no del mismo Sawamura.
– Sawamura. – llamó Tesshin. – Te quedas, necesitamos hablar del plan de juego.
Varios pares de ojos se abrieron más de lo permitido.
¡El mismo entrenador les estaba saboteando!
– ¡Sí! – gritó un entusiasmado Eijun ajeno a la situación. – ¡Si, boss!
Ahora sintiéndose con la moral baja y sus cuerpos destrozados solo podían coordinarse entre ellos y negarse a continuar por ese día, habría un día siguiente y otro después de ese.
Además el entrenador no podía estar haciéndolo a posta.
¿Verdad?
Kataoka suspiró, por ese día había salvado al despistado pitcher de ese extraño juego que había salido de las retorcidas mentes de sus jugadores.
Esperaba ser capaz de evitarlo un poco más, de lo contrario tendría que soportar algunas peleas internas y todo por culpa del pitcher que ahora mismo le insistía con ojos brillantes lanzar un poco más.