Autor/a: DelPacifico.
Disclaimer: Ace of Diamond no me pertenece, esta grandiosa obra pernetece a Yuji Terajima.
Cuestión de Verlo.
All/Sawamura.
¿Quién lo había iniciado?
Nadie lo sabía a ciencia cierta, solo podían alegar que esa persona, o era un genio, o un completo morboso.
Las redes sociales eran en verdad útiles, no solo podían ser una forma de comunicación entre conocidos y desconocidos, también podían informarse sobre ciertos eventos en la vida de otras personas. No es que fueran cotillas, personas como ellos –que estaban ocupados con el béisbol, muchas gracias–, no le prestaban especial atención. Claro, todo cambió tan pronto apareció una comunidad privada dedicada al cien a Sawamura Eijun. Debían agradecer a Kami-sama el hecho de que Eijun no tenía una cuenta en Facebook, de lo contrario se aterraría al notar que tenía una página oficial, particularmente si este se fijaba en que los miembros eran conocidos, rivales y más perverso aún, compañeros de equipo.
Incluso los de tercer año, los correctos hombres que jamás quebrantarían las normas –véase Tanba, Chris y Tetsu– estaban hasta el cuello metidos con esa página.
Era una vergonzosa faceta ciertamente, una falta total al espacio personal de Sawamura. Igualmente ninguno abandonaba dicha página, a pesar del carácter poco ético de esta, la razón era completamente válida y a la vez bastante simple.
La persona, sea quien sea, que dirigía dicha página. Un administrador con una cuenta falsa, sin foto de perfil y cero amistades. Parecía admitir únicamente a jugadores de béisbol, pues todos los miembros eran exclusivamente de ese círculo, el número rara vez variaba y solo lo hacía cuando algún jugador ingresaba.
La explicación para que los jugadores titulares del Seidou estuviesen inmiscuidos en esa página era la gran cantidad de información que allí estaba reunida sobre Eijun, desde su cumpleaños hasta su comida favorita, incluso nombre de sus padres y dirección de casa. Todo esto les parecería terriblemente escalofriante e incluso demandarían la página si no existieran las fotos.
Si lo veían lógicamente la mayoría de ellas eran tomadas directamente en los entrenamientos o incluso clases. Eso solo podía atribuirse a una cosa, el administrador era un jugador del Seidou, uno de ellos era el acosador personal de Sawamura.
Por supuesto se enfurecieron, por supuesto exigieron que el cobarde se diera a conocer, por supuesto que no hicieron absolutamente nada a pesar de tantas palabras.
Con el tiempo y el silencio que guardaba el autor de dicha página las cosas fueron calmándose hasta quedar completamente frías, ya nadie hacía mención de la página o de su contenido.
Incluso Chris quien estaba preocupado por Eijun dejó de hacerlo al tiempo de darse cuenta lo inútil que era, siendo miembro de la página por si las cosas se ponían feas, y si le preguntaran a otro miembro respondería exactamente igual, solo monitoreaban las acciones de ese bastardo. En su mente, como consuelo a su falta de preocupación, se decían que si este subiera algún contenido inadecuado que pudiese afectar a Eijun lo encontrarían, y le harían algo peor que una de las llaves de Kuramochi.
Con el pasar del tiempo ese sentido de protección se volvió una excusa, y todos sin excepción revisaban de vez en cuando el contenido, solo para sonreír con ternura o diversión cuando encontraban alguna foto como Sawamura durmiendo en los descansos.
*Click*
Miyuki sonrió, de nuevo una fotografía perfecta.
La guardó y minutos después la subió a la comunidad desde su teléfono y cuando estuvo en internet se aseguró de borrarla, sería un problema si alguno de sus compañeros revisara su teléfono y por casualidad se topase con la fotografía. Eso lo delataría completamente.
Kazuya no era estúpido. Sabía perfectamente que estaba jugando con fuego al crear dicha página. Además no le era algo difícil de manejar, las únicas amenazas eran Ryosuke o Chris, los demás no llegarían a esa conclusión, no tan rápido como los otros dos al menos.
El motivo por el cual había creado esa página era razonable, necesitaba saber quiénes eran sus rivales. Aunque al principio ingresaran y se unieran solo por curiosidad, los peligrosos eran los que se mantenían, pues ellos a pesar de la naturaleza poco ortodoxa de ese sitio eran los que verdaderamente iban detrás de Sawamura.
Mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más.
Observó la lista de miembros, mirando de forma despectiva la foto de perfil de Mei, si no fuera porque necesitaba mantenerlo vigilado lo hubiese eliminado al momento de arruinar las cosas la noche anterior.
“Sawamura tendrá una cita con Todoroki Raichi”
Era estúpido, no debió publicar aquello.
“Lo hará en…”
Incluso había dejado la dirección, muy mala decisión.
.
Sawamura estaba furioso.
Jamás creyó ser capaz de enojarse con tantas personas al mismo tiempo, menos de la noche para la mañana, literalmente.
Después de que ese rubio yankee se atravesara en su camino e iniciara una pelea con Raichi, por supuesto que este pelearía, de la nada salió el pitcher de tercer año ¿Sanada? Si así se llamaba, el senpai de Raichi, se involucró en la pelea, aparentemente defendiendo a su kohai. Sawamura confundido intervino colocándose en medio del yankee y Sanada, recibiendo así un puñetazo por parte de ambos. Había sido tan fuerte que las mejillas le ardían aún, las tenía completamente inflamadas.
Ahí fue cuando todo dejó de tener sentido para él. Sus senpai y Furuya, habían salido de los arbustos, metiéndose en la pelea y reclamando algo que Sawamura no entendió a causa de los golpes. Recuerda que Chris lo atendió en compañía de Tetsu, mientras los otros hacían yan-ken-po todo para decidir quién golpearía a esos dos primero.
Después de ser echados del local, un golpeado Raichi fue en compañía de Sanada, mientras que el yankee desconocido había desaparecido y él permaneció con sus compañeros del Seidou.
Todo era calma y tranquilidad hasta que cierta pregunta abandonó sus labios.
– Ustedes. – murmuró captando de inmediato la atención de sus acompañantes. – ¿Qué hacían ahí?
Incluso Tanba sudó frío ante esa pregunta. Atinaron a mirarse entre sí en busca de una excusa, solo era Sawamura con cualquier mentira todo estaría bien, ¿cierto?
Miyuki se adelantó dispuesto a ofrecer un discurso convincente hasta que Eijun volvió a tomar la palabra.
– ¿Me estaban siguiendo?
¿El golpe lo había hecho más perceptivo o algo? ¡Si era así estaban más que jodidos!
El silencio prácticamente fue respuesta suficiente.
– ¡Me estaban siguiendo! – bramó. – ¿Por qué?
Kami, Sawamura los había descubierto.
– E-eso verás…
– ¡¿No confían en mí?!
– Sawamura. – advirtió Tetsu. – Tu voz.
Eso solo pareció enfurecer más a Eijun. De alguna manera se sentía traicionado, los miembros de su equipo no confiaban en él, lo trataban como a un niño.
– ¡Eso es…! – la sola idea de no ser tratado como un igual le fastidiaba. Sabía que aún le faltaba mucho en el béisbol, pero no era un niñito indefenso. – ¡Acoso!
Y así fue como todos los titulares se quedaron de piedra, incluso Ryosuke, escuchar la palabra acoso de los labios de Sawamura era increíble, raro, de cierta forma doloroso, sobretodo porque tenía razón.
Sawamura creyendo, inocentemente, que se trataba de una nueva forma de molestarlo por parte del equipo, se fue enojado esa noche, dejando a sus compañeros y con ellos sentimientos encontrados, mayormente vergüenza colectiva por ser regañados por Eijun.
El pitcher no les dirigió la palabra a ninguno el día siguiente, excepto a Haruichi este no había estado presente, manteniendo una mirada brava cuando alguno de ellos se le acercaba. Le molestaba la idea de que ellos creyeran que no sabía cuidarse en las calles, no necesitaba una niñera ni nada, era lo suficientemente apto para ver por sí mismo.
Aferró sus manos con fuerza a la llanta que llevaba alrededor de su cuerpo mientras corría, necesitaba quitarse esos sentimientos negativos de alguna manera. Siendo la persona que era no podía pensar en otra cosa que no fuera entrenar, así distraía su mente.