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Cuestión de Verlo. por DelPacifico

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Notas del capitulo:

PACIFISTA ON.


AL FIN HE TERMINADO MI PROYECTO ALIS EL "NÉMESIS". Oh dios, no saben cuanto sudor y lágrimas me ha costado terminar ese proyecto. Solo me resta la exposición del próximo mes. Lo bueno es que ya puedo subir todo lo que tenía pendiente, como este capítulo.

Como siempre les pido honorables disculpas por no poder hacerlo. Pero el proyecto me tenía estresada hasta no poder.

Quiero agradecer sus hermosos reviews como siempre. Me suben el ánimo como no tienen idea. Y estoy completamente feliz porque me he topado con una nueva seguidora del fic.

OS AMO UN MONTÓN.

Desde ahora que me encuentro más libre las actualizaciones serán cada fin de semana. 

Ahora sobre el capítulo.

La primera parte cuenta como un SPIN OFF del capitulo cuatro. A este capítulo lo llamo punto de quiebre por la simple razón que es aquí donde algunos se comienzan a cuestionar sobre la atracción hacia Sawamura, aunque ellos mismos no lo sepan. 

 

 

Autor/a: DelPacifico.

Disclaimer: Ace of Diamond no me pertenece, esta grandiosa obra pernetece a Yuji Terajima.

 

 

 

 

Cuestión de Verlo

All/Sawamura

 

 

 

 

 

 

 

Tetsuya exhaló pausado e inhaló lentamente después.

 

Encontrándose en un estado mental apto para enfrentarse a sí mismo y, más aún al problema que lo aquejaba, prosiguió. Dio vuelta a la manilla que sostenía el último rato indeciso e hizo acto de presencia en el salón de clases. Como cada mañana, ya siendo prácticamente una costumbre adherida a su rutina, fue cordialmente recibido por la mánager del Seidou, quien era también su compañera de clases. Devolvió el saludo de forma cortés pero escueto, recibiendo a cambio risas.

 

– Tetsu-san. – nombro ella. Yuki elevó una ceja intrigado, sinceramente más por la risa que por nada. – Deberías soltarte.

 

La mueca siguiente que demostró ante su comentario debió ser particularmente graciosa pues de nuevo ella rió. No se sintió ni remotamente enfadado, esa no era una risa de burla, se atrevía a pensar que solo era una mera risa de diversión, una muy inocente.

 

– Me refiero. – prosiguió ella cuando abandonó su posición “risueña”. – Estás muy tenso, Tetsu-san.

 

Prefirió por su propia salud mental no responder, dedicando un simple monosílabo. Fuera del béisbol no era la persona más sociable del mundo. No es que fuera particularmente conversador con sus compañeros o rivales pero, su mutismo se hacía más notorio fuera del campo de juego. Tetsuya no lo haría a propósito, jamás, podría decirse que era una costumbre adquirida desde joven. No solía prestarle la suficiente atención a sus relaciones interpersonales, el béisbol lo fue todo desde pequeño e indudablemente el béisbol lo era todo aún.

 

Si esa era su motivación, ¿Por qué sentía un escozor digno de un mentiroso apuñalar su garganta? Efectivamente no era propio de su persona, porque él no mentía. No sobre el béisbol al menos, y no una mentira lo suficientemente grave que ameritara la visita de su consciencia, apuñalándole despiadada.

 

– Yo. – un nuevo saludo, este cubierto por un tinte más casual detuvo su marcha tranquila hasta su asiento. – Tetsu.

 

Asintió levemente, devolviendo el saludo silencioso. No era normal en su persona actuar de esa forma poco educada –porque consideraba a ese saludo de todo menos cordial–, más en ese momento no conseguía articular una oración decente. No cuando su garganta parecía comprimirse a sí misma.

 

¿Cuál era exactamente el motivo por el cuál ahora no solo su garganta si no su corazón lo traicionaba?

 

– Todos sentados. – apuntó el maestro imponen te haciendo acto de presencia en el salón. – Bien, continuemos con la página veintitrés. – anunció. – Isashiki léenos la primera parte del poema.

 

– Ossu.

 

Tetsuya cerró los ojos sintiendo como el pupitre detrás de él se movía ligeramente contra el respaldo de su silla, todo por la simple acción de levantarse.

 

Mientras estés a mi lado, todo estará bien porque contigo, la vida tiene color y sentido.

 

Presión, presión, presión.

 

Te amo, fuiste la primera persona a la que amé y serás la última.

 

Estrujar, comprimir.

 

– E-eso es todo. – Yuki abrió sus ojos sin voltearse, observado al frente. Podría jurar percibir en el tono de voz de Jun cierto toque de nerviosismo, o bien podría imaginarlo. Esos días de todos modos no estaba siendo él mismo.

 

– Ah. – musitó el maestro, desprendiendo de forma casi agresiva a Tetsuya de ese mundo donde él mismo se había encerrado sin saberlo. – Bien, entonces para la próxima clase quiero que lean la siguiente página.

 

La clase pareció continuar, pero al encontrarse en su propio espacio-tiempo difícilmente se percató de ello. Necesitaba seriamente hacerse evaluar, no era normal sentir tal opresión en el pecho. Distraído como se encontraba tardó un par de segundos en percatarse del tacto que se afirmaba sobre su hombro izquierdo.

 

– Esto. – musitó la persona sentada a su lado, lucía cohibida. – ¿Podrías pasarme la goma? – preguntó. – Cayó a un lado de tu pie.

 

Yuki siendo la persona cortés que era, como todo ejemplar capitán de equipo debía ser, accedió y después de sostener brevemente la goma con sus dedos se la entregó a su dueña, aceptando en silencio su agradecimiento.

 

– Tetsuya-san. – habló de nuevo ella. El capitán no quería ser descortés pero la verdad no se encontraba de ánimos de conversar en medio de una clase, aunque no es que le prestara mucha atención de todos modos. – ¿Quieres…? – y solo hasta ese instante es que el imponente bateador creía en la salvación de la campana al último momento. – Ah, no es nada, mejor pregunto a otra persona.

 

Desistió de tomar su bento pues ahora tendrían una plática con el entrenador los miembros del tercer año. Era necesario ya que el próximo partido se estaba acercando.

 

Se puso de pie dispuesto a irse, y solo se detuvo cuando a medio paso de su pupitre se percató de que Isashiki no estaba moviéndose un milímetro de su asiento. Además de sentirse curioso por esa actitud también le molestó en parte, tenían una charla como había mencionado. Lentamente se posicionó lo suficientemente cerca para ser escuchado claramente.

 

– Jun. – murmuró. – Esas palabras, ¿iban dirigidas para alguien en especial?

 

Era completamente inapropiado preguntarlo, lo era de muchas formas y en varios niveles. Los intereses amorosos de sus compañeros de equipo realmente no le incumbían, la pregunta solo surgió como mero reflejo.

 

– Che. – oyó perfectamente como Jun chasqueaba la lengua dado a la cercanía. – Tetsu, no bromees conmigo. – le dijo aparentemente de malhumor, ¿lo habría provocado él? – Solo estaba leyendo.

 

Yuki a pesar de saber que el otro se encontraba mintiendo descaradamente, y no solo reconocía su mentira por el hecho de que estaba levemente sonrojado, si no por los años de conocerse, se sintió parcialmente feliz. El motivo no le importaba, no indagaría, no por el momento.

 

– Ya veo. – musitó cubriendo el hecho de encontrarse aliviado. – Vamos, el entrenador ha dicho que quería hablar con los de tercer año. Desconfiar de sus palabras no implicaba que fuera a presentar un reclamo, no era esa clase de persona.

 

Caminaron en silencio, sin dirigirse ni la más mínima mirada. No le era extraño, estaba acostumbrado a rodearse de personas y no decir palabra alguna, aunque debía admitir le extrañaba no recibir alguna.

 

– Sonó muy convincente. – argumentó después de la reunión con el entrenador. Nuevamente estaban ellos dos solos en los pasillos. Probablemente aún llegaría a tiempo para degustar rápidamente su bento.

 

Jun no respondió y de nuevo se sumergieron en un profundo silencio.

 

 

.

 

 

Ryosuke por primera ocasión, muy probablemente desde su nacimiento, se había quedado repentinamente sin palabras.

 

Durante el almuerzo había decidido tomar lugar junto a su adorable hermano menor, Haruichi. Encontrándose las prácticas de por medio era virtualmente imposible estar juntos y tener una plática amena, sin embargo estando ambos en el instituto eso difería. No importaba la diferencia de años, podían platicar sin ser interrumpidos. Mientras cantaba alegremente para sí mismo se encaminaba hasta los salones de primer año. Ahí se encontró con la escena de un Sawamura siendo acosado por Miyuki.

 

Observó de reojo como por el mismo pasillo se acercaba Chris, probablemente con la intención de encontrarse con Sawamura. Aunque todo su cuerpo suplicaba quedarse a contemplar el posible tifón de intereses desatarse, decidió que ese día lo dedicaría a su hermanito.

 

Preguntó por él, eligiendo a uno de primer año que solía ver en su compañía y este le respondió que se marchó tan pronto sonó la campana, aunque desconocía a donde iba. Asintió y sin agradecer por la información se retiró, oyendo a lo lejos los gritos de Sawamura, probablemente emocionado de ver a su amado Chris-senpai en su salón.

 

Divagó un par de minutos hasta que logró dar con la cabellera rosa, similar a la suya, rodeada del verde pasto del jardín de la institución. Sonriendo malicioso se encaminó hasta él y tomó sus hombros en un intento de espantarlo, sin embargo murió en intento pues su hermano no respondió favorablemente.

 

– Haruichi. – llamó al menor. Rodeó por el hombro al menor con ambos brazos y se inclinó hasta poder ver su rostro, sorprendiéndose al notar un rastro de lágrimas descender por las mejillas de su hermano. – ¿Pasó algo? –cuestionó, un poco más calmado de lo que verdaderamente estaba.

 

– Aniki. – murmuró. – Yo… yo…

 

Ryosuke ni siquiera se sintió irritado, como estaría comúnmente, si otra persona andaba con rodeos. Haruichi era la excepción a toda regla. Le daría su tiempo, estaba seguro de que su hermano respondería cuando se sintiera listo para ello.

 

– Creo… – musitó. – Que he sido rechazado, aniki. 

 

Notas finales:

Como siempre acepto todo lo que tengan, criticas, cartas de amor, carta de odio, sugerencias, lo que quieran. 

PACIFISTA OFF.


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