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Doce Veces Después de Hades por Aurora Execution

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Notas del capitulo:

Géminis siempre jugó a ser Dios.


Kanon


...Él se concideré el hombre más feliz...

Para Kanon las cosas nunca le fueron fáciles. Durante su niñez no entendía porque su maestro trataba de ocultarlo de cualquiera que pasara por donde se encontraban, llegando a entrenarlo a parte de su hermano. No fue sino tiempo después que entendió la verdad.

Después de recibir la devastadora noticia, se sumió en un odio profundo hacia Athena y la humanidad, destruyendo todo a su paso, cometiendo crímenes indecibles, llorando cual niño perdido, maldiciendo su suerte.

Lo había planeado todo con atroz decisión, llevaría a Saga a la perdición, matarían a todos, se convertirían en amos y señores del mundo, y luego lo mataría a él para quedarse con todo. Se convenció de que ese era su destino, los Dioses le habían dado el poder, y él no lo desaprovecharía.

Pero el raciocinio de Saga aún estaba del lado del bien.

Aquel último golpe en la nuca lo había adormecido, cuando fue dueño de sus facultades nuevamente, se encontró encerrado en la cárcel de roca, pero sonrió de igual manera, antes de que Saga se retirara, él pudo ver a su maldad aflorar…

Ese cosmos… Puro, magno, lleno de bondad… Se preguntaba una y otra vez ¿Por qué lo sentía? ¿A quien pertenecía?

 

**

 

 

Allí, en el fondo del mar, siendo un falso General Marino, la vio… Inconsciente en brazos del Emperador Poseidón, frágil, una niña, una mujer, de piel de porcelana…

Ese cosmos volvía a aparecer, le pertenecía a Athena, ya no había dudas, era hermoso y le susurraba que ella le perdonaba, que lo quería a su lado, luchando para el bien, que no perdió nunca las esperanzas para con él y que volviera a la superficie… con ella.

La observó una vez más, antes de que el fondo del mar y todo el Templo del Emperador de los Mares sucumbieran… Su corazón se estremeció, ella lo observaba, y le sonreía… Hermosa.

Y tal y como Athena se lo pidió, él regresó. Lucharía a su lado y la protegería de todo mal, no permitiría que nada ni nadie la lastime, no a su Diosa… No a SU mujer…

 

—Gracias por regresar, te estuve esperando todo este tiempo—dijo Saori apenas lo vio de pie junto a ella.

 

Kanon hincó una rodilla en señal de respeto.

 

—No podía dejarla sola, no con la Guerra Santa a punto de estallar, quiero protegerte, mi vida te pertenece Athena, mi alma y mi corazón son suyos…

 

—Kanon…—Ella se acercó, él seguía arrodillado, la Diosa se inclinó para tomar su rostro entre sus manos—Gracias…

 

El gemelo se estremeció ante el suave contacto.

 

—Athena… Es una falta de respeto lo que siento, no debería amarla, no como hombre…

 

—No es falta de respeto si el sentimiento es mutuo…

 

—Aparte de ser una Diosa, es apenas una joven, yo… yo…

 

—Kanon—tomó la mano del Géminis y la colocó en su pecho, a la altura de su corazón, Kanon enfrentó la oscura y pura mirada de Saori—También soy humana, y tengo sentimientos, y estos te corresponden, pero ahora ve, protege tu Templo, no mueras, y regresa a mí.

 

Rozó los labios de Kanon, y éste se marchó.

 

El escozor del veneno en sus venas… El fulgor de la Explosión de Galaxias… La sonrisa de Athena…

 

**

 

 

—Saga, al convertirte en el nuevo Patriarca, cederás tu Armadura a Kanon—habló la Diosa.

 

—Si, será un honor.

 

—Kanon…—Athena lo observó con su mirada brillante— ¿Estás de acuerdo? —Kanon caminó hasta ubicarse frente a ella, no olvidó el protocolo y reverenció.

 

—Portaré la Armadura con orgullo, protegiendo el Santuario, la casa de Géminis y sobre todo, protegiéndola a usted, Athena como mi Diosa pero—tomó su mano—Protegiéndola a usted Saori Kido, como mi mujer.

 

De repente la Sala Patriarcal se estremeció con el bullicio y la indignación de todos los presentes ¿Acaso Kanon osaba insinuarse a la Diosa? ¡Era inaudito!

 

—¡Silencio! —ordenó Athena, todos callaron—Kanon, gracias por regresar a mí—Le dijo con dulzura, luego observó a todos los Dorados azorados, pero fue Kanon quien tomó la palabra.

 

—No sé que están pensando…—Saga lo interrumpió.

 

—¡Que eres un inconsciente! Athena tan sólo tiene catorce años ¡Kanon tú la doblas en edad!

 

—Si piensan que podría faltarle el respeto, están muy equivocados, me enfrentaré al mismísimo Zeus si es necesario por su amor y la respetaré hasta que ella sea mayor de edad, para por fin desposarla, pero hasta ese entonces sólo seré su Santo protector—Todos quedaron mudos e inevitablemente posaron sus miradas en la Diosa.

 

—Soy Athena, su Diosa, amo este mundo y sus habitantes, los amo a cada uno de ustedes mis queridos Santos de la Esperanza, pero también soy Saori Kido… Sé que deben haberse preguntado ¿Por qué aun me encuentro aquí? La Tierra ya está en paz, y mi lugar es el Olimpo… Si me encuentro aun aquí, es por amor al mundo y mis Santos… Pero sobre todas las cosas, es por amor a Kanon.

 

Ojos incrédulos, sentimientos encontrados, era su Diosa… Pero no dejaba de ser tan sólo una joven más… Kanon volvió a hincarse frente a Saori.

 

—Athena… Saori Kido, yo Kanon de Géminis juro por mi vida protegerte y amarte hasta que mi alma sea reclamada nuevamente, y aun así seguiré velando por usted… ¿Desea ser mi esposa?

 

—Si Kanon, acepto ser tu esposa, y ofrecerte mi corazón y mi amor eterno—Él beso la mano, y tímidamente, los aplausos se sintieron. Esa era la realidad, y los demás Santos tendrían que aprender a convivir con ella.

 

Y dos años después, se habían acostumbrado a ello. Kanon era el hombre más feliz sobre la faz de la Tierra, así se proclamaba y así lo sentía, era paciente, si tendría que esperar toda la vida por ella, lo haría. Tan sólo estando a su lado y sentirse correspondido era suficiente para no pedir más.

Él gozaba del perdón de sus compañeros, del amor de Athena, el cariño de su hermano, y de la Armadura de Géminis.

Kanon era el hombre más feliz sobre la faz de la Tierra…

Notas finales:

Gracias por leer :)


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